Hoy día resulta habitual que al llegar a un paso de
cebra encontremos un rebaje en la acera para que las personas en sillas de
ruedas puedan cruzar la calzada, por ellos mismos, de manera cómoda.
Igualmente, las nuevas estaciones de tren o metro incorporan ascensores y
rampas con los que ayudar al acceso a cualquier persona con alguna minusvalía
física.
Las mejoras anteriores es la pequeña contribución de
nuestra sociedad para ayudar y favorecer la independencia de un colectivo
minoritario que necesita de estas ayudas para su correcta integración social.
¿Acaso los daltónicos, las personas con alteración
en la percepción de los colores, no tienen derecho a facilitarles la vida de
alguna manera? El portugués Miguel Neiva piensa que sí y se ha puesto a
trabajar en ello. ¿Os interesa conocer su aportación?
Yo tengo una alteración leve a la percepción de los
colores (soy deuteranómalo) y, por ello, en este blog he tratado este tema en numerosas entradas. Primero expliqué lo que
significa ser daltónico (aquí),
luego el polémico tema de los filtros para daltónicos (aquí)
e incluso di a conocer los problemas que un jugador de fútbol puede tener si
sufre alteración a los colores (aquí).
Gracias a ello numerosas
personas como yo se han interesado en el asunto y me han consultado y visitado
para obtener alguna solución a su anomalía genética. La prescripción de
filtros específicos es, hasta el momento, la mejor manera de lidiar con esta
deficiencia. Pero, ¿podrían existir otras soluciones?
Miguel
Neiva es un diseñador gráfico portugués que, a pesar de
no ser daltónico, se interesó por las
personas que sufrimos alteraciones en la visión cromática. Su miedo a que
en un futuro pudiera perder la visión de los colores fue su motivación para
intentar proponer algún tipo de solución universal que ayudara a las personas
que ya están sufriendo ese problema.
Cualquier persona que intente profundizar en el tema
del daltonismo se percatará de la dificultad
que poseen las personas daltónicas para poder desempeñar una vida normal.
Según sea el grado de alteración cromática, sus dificultades variarán, desde lo
meramente anecdótico hasta lo verdaderamente limitante profesionalmente.
Como mi afectación es leve, los mayores problemas
que he tenido hasta ahora han sido no poder distinguir la madurez de algunas
frutas, equivocarme al colorear un dibujo con mi hijo si no presto atención o
tener que consultar el color de ciertas prendas de ropa en tiendas con luces
“malintencionadas”.
Ahora bien, personas
con anomalías más fuertes tienen graves problemas para poder distinguir cosas
tan habituales como las luces de un
semáforo, los planos del metro, los colores de las telas o los cables
eléctricos. La confusión entre el verde y el rojo, así como los diferentes
matices es la queja que más manifiestan las personas con anomalías graves.
Puede que si no sufrís alteración en la percepción
de los colores no os hayáis fijado que, cada vez más, nuestra sociedad tiende a una esquematización basada en los colores.
Los planos de metro, la enseñanza en las escuelas con las regletas de
Cuisenaire (aquí
se explican), diferentes etiquetados de todo tipo de productos…
Códigos de colores y significado en pasta dental |
Para una persona con la visión a los colores
alterada distinguir esos patrones de colores es bastante complicado. Y, para un
niño, la enseñanza puede convertirse en un auténtico suplicio si no puede
distinguir los colores que sirven para enseñarle conceptos. Por todo ello, facilitar la vida a estas personas, además
de una mejora sustancial en sus vidas, creo que es un deber social.
De esa opinión es Miguel Neiva, quién logró crear un nuevo lenguaje de símbolos con los que
hacer más sencilla la identificación de los colores. Los tres colores
primarios están representados por una línea diagonal para el amarillo, un
triángulo para el rojo y otro triángulo invertido para el azul, identificando
el resto de colores mezcla con la combinación de los símbolos primarios
anteriores.
Además de lo anterior, su gran aportación social fue lograr que estos nuevos símbolos
accedieran a los espacios públicos. Hoy día podemos encontrarlos en el
metro de Oporto, en hospitales portugueses y hasta en las etiquetas de ropa o
lápices de colores.
Plano del metro de Porto con símbolos para daltónicos |
ejemplo etiquetado prendas de vestir |
Respecto al último ejemplo debemos destacar que la
empresa portuguesa de lápices de colores Viarco, tras la inclusión de este
código, ha logrado exportar sus productos hasta países en los que nunca había
estado presente anteriormente, razón por la cual esta solución puede verse
asociada a una mayor rentabilidad comercial para quién desee implementarla.
Aunque el retorno económico nunca fue el fin perseguido por el inventor del
código, está claro que puede ser una agradable consecuencia para las empresas
que deseen añadirlo a sus productos.
Me despido con las palabras del autor: “No existe cura para el daltonismo y es
responsabilidad de todos crear las condiciones para que el día a día de estas
personas sea accesible para todos”.
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