Si buscáis en Internet las diferencias entre los
teatros griegos y romanos, en multitud de páginas os contarán diversas
características que diferencian a unos y a otros. El graderío, la parte de la
Orchestra, el sentido religioso… Como en todas las páginas leeréis lo mismo (o
algo muy similar) vuestro cerebro concluirá que todas esas diferencias son
ciertas (por el mero hecho de verlas repetidas numerosas veces).
Pero el problema de Internet (el principal a mi
entender) es precisamente la cantidad infinita de repeticiones que puede tener
una mentira (o una verdad a medias). La copia indiscriminada de documentos de
dudosa credibilidad histórica, repetidos viralmente por numerosos aficionados,
crean una falsa impresión de veracidad en la red. Por ello, dada la magnitud de
desinformación que hoy día contiene
Internet, encontrar la verdad de las cosas resulta una búsqueda muy complicada.
No obstante, obviando al Sr. Google y sus
preferencias de búsqueda, podemos encontrar la verdad. Porque existen muchas
páginas y blogs dedicados a repetirlas y mostrarlas. Y si estás leyendo esto
hoy es tu día de suerte, pues estas en uno de esos pequeños reductos que
intentan evitar, como Asterix y Obelix, la conquista del Imperio de la
mediocridad.
A continuación os mostraré las verdaderas
diferencias entre los teatros romanos y griegos. Y lo haré haciendo un repaso a
los principales restos de teatros romanos que conservamos en España. Un 2x1 que
os servirá para realizar unas visitas culturales mucho más amenas.
¿Os animáis?