La ciudad italiana de Génova es, turísticamente
hablando, una ciudad bastante desconocida. No suele encontrarse en los primeros
puestos a la hora de visitar ciudades italianas y su única afluencia
mayoritaria proviene, como antaño, del mar. Diariamente atracan en su puerto
numerosos cruceros que desembarcan cientos de turistas con poco tiempo para
descubrir tan bella ciudad.
Dada esta particular idiosincrasia turística voy a
realizar la descripción de la ciudad para todos aquellos que disponen de un
solo día para recorrer esta preciosa ciudad. Y esa descripción se basa en mi
experiencia personal, pues yo también visité la ciudad de pasada, como una
salida extra desde Turín. Os intentaré abrir el gusanillo para dedicarle algo
más de tiempo a esta preciosa ciudad, contenedora de grandes sorpresas. Mi
recorrido comenzará desde la estación Piazza Príncipe. ¿Os animáis a seguirme?
Desde Turín tenéis trenes cada hora hacia Génova y el
trayecto viene durando unas dos horas. En mi caso decidí no madrugar mucho y
llegar a Génova a las 10:30H. Lo primero que encontraréis al salir de la
estación de tren es la Pizza Acquaverde con su monumento a Cristóbal Colón.
Recordemos que estamos en la más que probable ciudad natal del famoso navegante
descubiertos de América.
Tomemos la elegante Vía Balbi, que data del siglo XVII, y dejémonos sorprender por la
fascinante arquitectura que atesora Génova. En esta calle vamos a encontrarnos
los primeros palacios dignos de mención: El Palazzo Stefano Balbi (Palazzo Reale), el Palazzo Francesco María
Balbi Piovera o el Palazzo Balbi Senarega. El primero es uno de los edificios
históricos más importantes de la ciudad y bien merece una visita si tenéis
tiempo (cosa que yo no tuve). En 1824 fue residencia oficial de los Saboya, lo
que nos adelanta la suntuosa decoración que posee y los bellos jardines que dan
al puerto. Además alberga en su interior la Galleria
di Palazzo Reale, con obras pictóricas de artistas genoveses del siglo XVII
además de otros artistas foráneos como Luca Giordano o Anton Van Dyck. También
podremos admirar una colección de esculturas, bellos frescos y muebles
originales de la época.
La Piazza della Nunziata resulta inconfundible gracias
a la fachada clásica de la Basílica
della Santssima Annunziata del Vastato. Os sorprenderá su altura, sus
lujosos arcos sostenidos por columnas clásicas y los frescos de la bóveda
central.
Es hora de dejar los palacios y bajar hacia el puerto,
pues Génova es una ciudad que no se entiende sin su relación marítima. Para ver
el mar tomaremos la Via delle Fontane, la cual nos llevará directos a una de
las dársenas del puerto. Justo al final de la calle nos encontraremos la denominada
Porta dei Vacca. Se levantó en 1155
para defender la ciudad antelas amenazas del emperador Federico Barbarrossa que
pretendía el homenaje y tributos de los municipios. Génova estaba bastante de
acuerdo en cuanto a fidelidad pero no sobre las gabelas. La ciudad se movilizó
contra el emperador y según la tradición levantó las murallas en tan solo ocho
días. Aquellas, por la parte del mar, terminaban en esta puerta fortificada.
Una poderosa embarcación atraerá inmediatamente
nuestro interés. Se trata del Galeón
Neptuno, una fiel réplica de un galeón español del siglo XVII que fue
utilizado en la película Piratas de
Roman Polansky. Si os gusta conocer los entresijos de la vida en la cubierta de
una nave de guerra seguro que os fascinará su interior. Dispuesto como decorado
de una película, hará las delicias de los más pequeños si viajáis con niños.
Sigamos recorriendo la parte más turística del Puerto
Antiguo de Génova. La decadencia que podemos intuir en la ciudad, viendo sus
edificios dañados por el tiempo y el salitre, no debe engañarnos sobre este
puerto. Antaño peligroso rival de la también italiana Venecia, hoy día es el
segundo en importancia en el Mediterráneo, sólo superado por Marsella. La
brisa, las gaviotas y la animada vida del puerto nos acompañarán en nuestro
recorrido, en el cual descubriremos varios puntos en los cuales entretenernos,
según nuestros gustos personales.
El Acuario de
Génova es el segundo más grande de Europa y su sola visita bien merece
acercarse hasta Génova. Ahora bien, si sólo tenéis un día su visita
condicionará todo lo demás. Descubrir todos sus atractivos os llevará un mínimo
de tres horas.
Justo a continuación se encuentra El Bigo, una estructura moderna con la que su autor, Renzo Piano,
emulaba los típicos brazos de las grúas del puerto. Posee un mirador en lo alto
desde el cual poder observar Génova a vista de gaviota.
Justo enfrente de esta estructura se encuentra el Palazzo San Giorgio, actualmente la
sede de la Autorità di Sistema Portuale del Mar Ligure Occidentale. De aspecto renacentista
y con interesantes frescos en su fachada, en el pasado fue el ente financiero
de la República genovesa. Según cuenta la tradición es muy posible que en el
siglo XIII fuera la cárcel en la que estuvo preso el célebre Marco Polo, quién
dictó a un compañero de celda su famoso Libro de las Maravillas, Il Milione.
En un edificio próximo se encuentra la oficina de
turismo de Génova, por si deseáis informaros un poco u obtener un mapa de la
ciudad. Dejemos ya el puerto y pasemos de nuevo hacia la ciudad antigua.
Debemos dirigirnos a la boca de metro de San Giorgo, atravesando por debajo la sopralevata,
una avenida elevada que descongestionó el tráfico de Génova pero que marcó
negativamente su imagen desde/hacia el mar.
Un poco más adelante podremos admirar la parte
medieval que conserva la antigua cárcel. En vez de entrar a la ciudad antigua
por un pequeño arco vamos a girar hacia nuestra derecha y tomar la amplia y
comercial Vía de San Lorenzo. Nosotros somos turistas y no invasores dispuestos
al pillaje. Por ello es mejor recorrer la ciudad por anchas calles que por los
estrechos callejones que encontraréis por toda la ciudad. Denominados caruggi, su estrechez permitía defender
mejor la ciudad, pues obligaba al enemigo formar un estrecho frente de batalla.
Ya tendremos tiempo de recorrer muchas de ellas más adelante. Ahora ha llegado
el momento de admirar la magnífica y medieval Catedral de San Lorenzo. Obra maestra del estilo gótico, palpable
en sus escultóricas fachadas, conserva un aire románico por la bicromía negra y
blanca de sus muros. Todo ello, junto a sus leones custodiando la escalinata de
la entrada, la hacen inconfundible. En su esplendoroso interior se mantiene la
bicromía de los muros y no está de más, para quien le guste, visitar su Tesoro.
Entre sus reliquias encontraremos las cenizas de San Juan Bautista, el Sacro
Cantino (Santo Grial), así como importantes ejemplos de arte religioso.
En la vecina Plaza Matteotti vamos a poder admirar el Palazzo Ducale. Este edificio, antigua
residencia del Dux, es el corazón cultural, histórico y monumental de la
ciudad, construido en la época de mayor esplendor del gobierno de la República,
a finales del s. XVI. Tiene un núcleo medieval (mirando la fachada desde Piazza
Matteotti destaca a la izquierda la torre “Grimaldina” de piedra y ladrillos) y
un cuerpo central con dos amplios porticados de finales del s. XVI y principios
del XVII. Se reconstruyó, en el s. XVIII, después de un incendio. Los espacios
interiores de mayor interés artístico son la Capilla y las Salas del “Maggior e del Minor Consiglio”,
profusamente decoradas y pintadas al fresco.
Porta Soprana, Génova |
También sería recomendable entrar en la próxima Iglesia de Gesú, pues guarda algunos
lienzos de Rubens y Guido Reni. Y dejándola a nuestra izquierda tomar la calle
que sube hasta la magnífica Porta
Soprana. Fue construida en 1155 para defender la soberanía de la República
ante Federico Barbarrossa, y pasa por ser una de las edificaciones medievales
más importantes de la ciudad. Su apelativo proviene de una corrupción
lingüística de la palabra Superana, llamada así por estar elevada respecto al
resto de la ciudad. Es posible subir en ellas y divisar la ciudad desde sus
almenas superiores.
En efecto, esta entrada se encontraba en la colina de
Sant'Andrea, razón por la cual, los restos románicos de un claustro que se encuentran a sus pies pertenecían al monasterio de Sant'Andrea. Esta desaparecida
construcción sólo mantiene este bello recinto en el que merece la pena
detenerse para admirar los arcos y capiteles labrados.
Junto a este claustro se encuentra, también fuera de
las murallas, la supuesta Casa de Colón.
Y digo supuesta porque nadie sabe con certeza si fue aquí el lugar en el que
Colón pasó su infancia. Se trata de una pequeña edificación de dos plantas
constreñida entre edificios modernos. Su visita al interior no merece mucho la
pena, pero para gustos los colores.
Volvamos a entrar a la ciudad por Porta Soprana y
demos una vuelta por la parte antigua de la urbe, entre estrechos callejones y
con el bello campanario de la Iglesia de
San Donato como faro. Estas iglesia es una de las más antiguas de la ciudad
y, su campanario octogonal, todo un símbolo de Génova.
Desde aquí es muy sencillo volver hacia la Plaza
Matteotti, tomando estrechos callejones que desemboquen en Sallita Pollaiuoli.
Pero antes de entrar nuevamente en la plaza os recomiendo girar hacia la
izquierda en Via di Canneto II Lungo y visitar un pequeño local de comida de
pasta riquísima. Se llama Raviolevia. El local es pequeño, se come con
cubiertos de plástico, pero la pasta es excelente y te la preparan en el
momento. No existe posibilidad de postre, pero así tenemos una buena excusa
para probar el famoso gelato genovés en cualquier otro lugar.
Repuestas las fuerzas es hora de ir hacia la plaza
principal de Génova, Piazza Ferrari.
Una buena opción es atravesando el Palazzo Ducale, pues podremos admirar el
patio interior de este edificio. Aunque no es la plaza más grande de la ciudad
su amplitud os desconcertará. La fuente central está dedicada a Luigi Raffaele
de Ferrari, aristócrata genovés del siglo XIX cuya importancia reside en haber
sido uno de los impulsores del sistema ferroviario europeo y, para los
genoveses, en haberse convertido en su más importante mecenas. La Plaza
contiene increíbles edificios, como El Teatro Carlo Felice, la parte trasera
del Palazzo Ducale, el Palazzo della Nuova Borsa, el edificio de la Regione
Liguria (de estilo modernista, como el de la Bolsa).
Desde este centro neurálgico podemos realizar diversas
rutas. Por los bajos del Teatro llegaremos a la Galleria Mazzini, inconfundible con su bóveda metálica acristalada
de finales del s. XIX. También podemos acercarnos al Ponte Monumental en Via XX Settembre, junto al cual se
levanta, escondida a la vista y muy escueta, la milenaria iglesia de Santo
Stefano, lugar en el cual pudo bautizarse Cristobal Colón. Via XX Settembre,
que une De Ferrari y la zona de Brignole, es la vía comercial principal de la
ciudad, flanqueada por espléndidos edificios de finales del s. XIX y principios
del XX y llena de tiendas en los amplios soportales que posee.
Volvamos hacia Piazza Ferrari y llevemos nuestros pasos
ahora hacia Via Garibaldi, una delicia del Renacimiento. Aunque os voy a
proponer una pequeña desviación. Es necesario despedirse de la Génova Medieval
y ningún lugar es mejor para hacerlo que la encantadora Piazza de San Matteo. Para ello es necesario tomar uno de los más
evocadores caruggi genoveses. Tanto
la plaza como la Iglesia tienen ese encanto medieval tan difícil de explicar
con palabras.
Via
Garibaldi, la antigua “Strada Nuova” del s. XVI, es todo un
escaparate de los tesoros de la ciudad. Posee suntuosos palacios llamados de
los “Rolli”, unas espléndidas mansiones que la nobleza ponía a disposición de
la República para acoger reyes y dignatarios. Los “Rolli” fueron declarados
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006 y son una evocadora imagen de
la potencia económica y financiera alcanzada por la ciudad en los s. XVI y
XVII.
Entre ellos, Palazzo Tursi, Palazzo Rosso y Palazzo
Bianco hoy son museos. Los “Museos
de Strada Nuova” (como se llaman los tres palacios reunidos en un único
y acorde itinerario expositivo) constituyen un patrimonio artístico
extraordinario. La ocasión que visité Génova yo decidí entrar en ellos tanto
por mi gusto por las pinacotecas como porque estaba chispeando.
Comencé visitando el Palazzo Rosso, situado justo enfrente de la taquilla. Se trata de
una de las pinacotecas más importantes de la ciudad, pues contiene la colección
de la familia Brignole-Sale, con obras de artistas genoveses como Bernardo
Strozzi o Gregorio de Ferrari, italianos como Guido Reni, Paolo Veronese,
Mattia Preti o Guercino y europeos tales como Van Dyck o Albrecht Dürer. Aunque
no posee obras que podamos llamar “maestras” (por ser muy conocidas por el gran
público), si resultan muy interesantes si os gusta el arte pictórico religioso
y de época renacentista y barroca.
Además del contenido, el palacio también es importante
por su continente. Las amplias salas y los magníficos frescos que decoran sus
techos son una delicia. Destacaré, por ejemplo, la bóveda de Giovanni Andrea
Carlone dedicada a Mercurio y las Artes Liberales.
Existe la posibilidad de subir a la azotea del
edificio y poder observar unas bellas vistas de la ciudad y el puerto. Eso sí,
a través de una estrecha escalera.
El Palazzo
Bianco se encuentra en el lado opuesto de la calle. De nuevo vamos a
encontrarnos con una hermosa pinacoteca, la más importante de Liguria, que
muestra obras de entre los siglos XV-XVIII de artistas tan conocidos como
Rubens, Van Dyck, Memling o David. Como españoles destacan Zurbarán y Murillo.
Por supuesto, la presencia de aristas italianos sigue siendo fundamental,
destacando Lippi, Procaccini y Caravaggio, así como de genoveses tales como
Cambiaso, Strozzi, Fiasella, Piola o Magnasco. En este caso, el recorrido
expositivo concluye admirando la bella escultura de Canova, Maddalena Penitente.
Por último, el Palazzo
Tursi, con el que conectaremos directamente desde el anterior sin necesidad
de salir a la calle, está dedicado a museo de monedas, cerámica y mobiliario de
la época. Se trata de una de las residencias privadas más grandiosas de Génova,
por lo que admirar sus jardines, escalinatas o salones también forma parte
integrante de la visita. No obstante, lo más sorprendente de este museo serán
las salas dedicadas a Paganini (1782-1840). En una de ellas podremos admirar el
Stradivarius Guarnieri con el que el famoso violinista realizaba sus asombrosas
composiciones. Tal era su destreza, que le apodaron el Violinista del Diablo. Y este violín en concreto era el preferido
de Paganini, al que incluso le puso una denominación: il mio cannone violino (mi violín cañón), por la potencia y la
robustez de su sonido. En la misma sala se encuentra una colección de
artefactos que pertenecieron en vida a Paganini, tales como el estuche, el
último juego de cuerdas que utilizó, diversas cartas y, frente a su violín, en
una urna similar a la del Cannone, la
copia construida por Vuillaume y que fuera propiedad de su alumno Camilo
Sivori.
Ya es hora de volver a la estación, pues estaremos
cansados de recorrer una ciudad tan bella y evocadora. Ahora bien, no podéis
pensar que este recorrido, con ser completo, os sirve para tachar esta urbe en
vuestra lista personal. Génova esconde múltiples encantos que aconsejan dedicarle
unos cuantos días más. Algunos de ellos son los siguientes:
La terraza de
Belvedere, a la que se accede en el ascensor Liberty (desde Piazza del
Portello), posee unas magníficas vistas del casco antiguo y de todo el puerto.
La
Lanterna, faro histórico y símbolo de la ciudad, situado al
final del puerto.
El Palazzo del
Príncipe Doria. Edificio renacentista único en Italia, sus habitaciones
interiores nos muestran la riqueza que llegó a tener esta familia. Delante de la villa, los
jardines bajan hacia el mar destacando, en el centro, la Fuente de Neptuno.
Un paseo en
barco por el puerto. En cosa de una hora podremos disfrutar, desde el mar,
del fascinante panorama que ofrece Génova.
El Museo de
Arte Oriental Chiossone, el más importante en su género en toda Europa.
El Museo del
Mar Galata. Gran museo de cinco plantas dedicado a la historia marítima. Lo
mejor son las réplicas de los navíos, las áreas interactivas y la posibilidad,
con un suplemento, de poder visitar el interior de un submarino.
El Arco de la
Victoria. Imponente estructura arquitectónica situada en la plaza del mismo
nombre y que, hoy día, es un centro de ocio característico de la ciudad. La
plaza está rodeada de lugares de interés, tales como el Liceo Classico Statale
D’Oria o la Scalinata del Milite Ignoto, en la cual podremos admirar un jardín
con tres carabelas realizadas con flores que representan el primer viaje de
Colón a América.
Museos
del Parque de Nervi. En los parques de Nervi surge el polo
museológico dedicado al arte de los s. XIX y XX, formado por la Galería de Arte
Moderno, las colecciones Raccolte Frugone (pinturas finales siglo XIX) y
Wolfson (artes decorativas) y el Museo Giannettino Luxoro (residencia señorial
de principios del siglo XX.
El Cementerio
Monumental de Staglieno, un museo al aire libre y uno de los más bellos de
Europa en su género.
Boccadasse.
Característico barrio marinero con su pequeña playa (de pago), sus barcas
llamadas “gozzi” y sus casas con los colores típicos de Liguria.
Espero que os gustara este día en Génova.
Si deseáis tener más información sobre esta ciudad os
recomiendo visitar su web oficial de turismo: http://www.visitgenoa.it/es/iat
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