Existe en España una curiosa
costumbre relativa a nuestros ojos.
Vamos a la playa y no dudamos
en untarnos de crema protectora todos los rincones de nuestro cuerpo, pero, en
cambio, son muchos los que no usan gafas de sol en la costa. ¡Ni tampoco en la
ciudad!.
Igualmente, muchas personas
jamás comprarían medicamentos fuera de una farmacia, pero no tienen la misma
percepción de producto sanitario al adquirir una gafa de sol fuera de una
óptica.
Respecto a estas últimas,
existe el mito de que cuanto más oscuras sean las lentes, mejor protegerán de
la radiación ultravioleta, como si el color fuera el responsable de filtrar la radiación. Nada
más lejos de la realidad.
¿Quieres adquirir unas buenas
gafas de sol que te protejan totalmente de la radiación ultravioleta?
A continuación te mostraré
los riesgos que se cometen al comprar gafas de sol fuera de los canales de
distribución óptica y el porqué mis gafas graduadas “blancas” me protegen de la
radiación ultravioleta mucho más que tus gafas de sol del “top manta”.
Según el “Libro Blanco de la
Visión en España”, en su edición de 2013, más del 30% de las gafas de sol
que se venden en nuestro país se realiza a través del “top manta”. Es
decir, casi 1 de cada tres gafas de sol adquiridas no protegen adecuadamente a
los usuarios de la radiación ultravioleta. Esto les conllevará, en un futuro,
serios daños oculares y una clara disminución de la calidad de vida en la
vejez, por no contar con los, actualmente famosos, gastos médicos derivados.
Se puede decir que estamos
ante un grave problema de salud pública, cuya única solución pasa por
adoptar dos medidas: prohibir la venta de gafas de sol adquiridas fuera de las
ópticas y/o concienciar a la población para que no las adquieran.
Puesto que va a ser difícil
que un servidor pueda cambiar la legislación actual española, voy a intentar
convencer, con diversos datos científicos, de la necesidad de proteger los ojos
de la radiación ultravioleta en todo momento.
Muchos podréis pensar que,
siendo óptico, tengo algún interés comercial/económico en el asunto. Nada más
lejos de la realidad. Yo
soy un trabajador asalariado que terminará ganando el mismo sueldo a final de
mes, independientemente de las ventas del sector óptico español. Tan sólo
intento cumplir con mi conciencia informando del riesgo real y comprobado de no
protegerse los ojos adecuadamente ante la radiación ultravioleta. Pues aunque
los ópticos no tenemos ningún código hipocrático, como los médicos, nuestro
código deontológico referente a la salud visual de nuestros pacientes nos
obliga a informar adecuadamente a éstos sobre su mejor protección ocular. ¿Y
que mejor medio existe hoy día que Internet para informar al mayor número de
personas?
Según algunos estudios (Transitions UK. Transitions European
Study.2008) sólo el 7% de la población asocia la radiación ultravioleta (UV)
con los problemas oculares. El dato me sorprendió bastante pues existen
numerosas publicaciones sobre el tema, las cuales son muy explícitas al
indicar, sin género de duda, que los ojos están en claro riesgo ante la
radiación ultravioleta.
El problema de las
radiaciones es su efecto acumulativo.
Aunque existen problemas agudos generados por una exposición excesiva a los
rayos UV, como veremos a continuación, los peores son los efectos acumulativos
generados en nuestro organismo. Estos efectos tardan muchos años en aparecer,
pero una vez que lo hacen son irreversibles.
Debido a lo anterior, es
necesario concienciar a las personas del daño que pueden producirse si no se
protegen adecuadamente de los rayos UV. El hecho de no ser conscientes de tal
daño, y el desconocimiento de sus consecuencias, es lo que posibilita la
ignorancia de la mayoría de la población respecto al uso de gafas de sol.
Algunos estarán pensando que
ellos adquirieron unas gafas en el “top manta” y les sirve para mitigar la luz
solar en el verano. ¿Qué problema existe entonces?
Lo primero que debemos
indicar es que una lente coloreada sólo filtra la intensidad luminosa.
Para la protección adecuada ante los rayos UV se necesita una lente tratada
ópticamente. No sirve cualquiera. Por ello antes os indicaba que mis lentes
graduadas “blancas” (transparentes y sin color) me protegen de los rayos UV más
que cualquiera del “top manta”. Muchas lentes graduadas sin color incorporan
protectores a los rayos UV, pues es el material con el que se confecciona la
lente el que sirve de filtro protector.
La falsa sensación de
seguridad con las gafas del “top manta” reside en el hecho de engañar a nuestro
sistema de protección ocular. Nuestro cuerpo reacciona ante un exceso de
luminosidad ambiental, pero no puede discriminar las longitudes de onda de los
rayos UV. Una de las funciones de las gafas de sol, además de protegernos de
los rayos UV, es mitigar el exceso de luminosidad ambiental. Esta última
función puede realizarla cualquier lente oscura. Ahora bien, existe un grave
problema.
¿Os habéis fijado que
vuestras pupilas cambian de tamaño según la luminosidad ambiental? De día son
pequeñas, mientras que en la noche son más grandes. Cuando nos colocamos una
gafa de sol engañamos a nuestras pupilas, que aumentan de tamaño para intentar
captar toda la luz posible (sin suficiente luz no podemos ver adecuadamente).
Si nuestros lentes oscuros no poseen un filtro ante los rayos UV adecuado, la
cantidad de radiación que penetrará en nuestros ojos será mucho mayor que si no
nos hubiéramos puesto ninguna gafa de sol. En otras palabras, usar una gafa de
sol sin filtro ante los rayos UV no sólo no nos ayuda, sino que nos perjudica
aún más.
A continuación os dejo un vídeo realizado por nuestros compañeros del colegio de Ópticos de Canarias que demuestra la nula protección de las gafas de sol falsas.
A continuación os dejo un vídeo realizado por nuestros compañeros del colegio de Ópticos de Canarias que demuestra la nula protección de las gafas de sol falsas.
Algunos estaréis pensando ya en cuales son los posibles problemas que pueden generar los rayos UV en nuestros ojos. Os los voy a presentar diferenciando cada estructura ocular:
-
Córnea:
o
La “oftalmía de
las nieves” es un problema ocular agudo causado por la quemadura del epitelio
corneal debido a una excesiva exposición a los rayos UV. Es típica de personas
que visitan la montaña sin protección. Y su enorme dolor permite a las personas
que lo sufren no volver a cometer tal inconsciencia. Si se trata no suele
generar más problemas.
o
La exposición
acumulativa a rayos UV es un factor desencadenante de degeneraciones corneales,
como la queratopatía bullosa (Taylor HR,
West SK, Rosenthal FS, Munoz B, Newland HS, Emmett EA. Corneal changes associated with chro-nic UV
irradiation. Arch Ophthalmol 1989)
o
La radiación UV no solo causa degeneración y muerte celular en el
epitelio, sino que además altera otras capas corneales, como el estroma y el endotelio,
provocando polimegatismo endotelial (Good
GW, Schoessler JP. Chronic solar radiation exposure and endothelial polymegethism. Curr Eye Res 1998)
-
Cámara anterior:
Los niveles de ascorbato se reducen considerablemente tras la exposición a
rayos UV en esta zona del ojo. Recordemos que el ácido ascórbico es un
antioxidante natural protector contra el efecto negativo de los radicales
libres (Tessem, M, Bathen T., Cejkova j.
et al. Effect of UV-A and UV-B
irradiation on the metabolic prolife of aquoes humor in rabbits analysed by 1H
NMR spectroscopy. Invest Ophthalmol Vis Sci, 2005).
-
Conjuntiva:
Mientras que la relación entre rayos UV y pinguécula no está del todo clara, sí
existe una clara relación con el desarrollo del Pterigium (Bueno I, Montés R, España E, Ferrer MT, Díez MT. Evaluación del
pterigion en una población saharahui. Gacetaóptica 1999).
-
Cristalino:
o
Esta lente es
nuestra protección natural ante la radiación UV, en concreto, la radiación
comprendida entre los 295-400 nm. Por tanto, un exceso de radiación generará
problemas acumulativos irremediablemente. Numerosos estudios han puesto en
relación los rayos UV con la aparición temprana de cataratas (Mohan M, Sperduto RD, Angra SK, Milton RC,
Mathur RL, Underwood BA, Jaffery N, Pandya CB, Chhabra VK, Vajpayee RB et al. India-US case-control study of age related cataracts. Arch
Ophthalmol 1989) y (Taylor H., West S., Rosenthal
F. et al. Effect of ultraviolet radiation on cataract formation. New Eng J Med,
1988). De hecho, parece evidente que
las cataratas subcapsulares posteriors y corticales tienen su origen en la
exposición acumulativa a los rayos UV.
o
La acumulación de
radiación UV en nuestro cristalino termina envejeciéndolo antes de tiempo. La
pérdida de su elasticidad natural es la razón por la cual en algunos individuos
aparece la presbicia antes de tiempo (European
Sunglass Association. Sunglass guide. Diciembre 1999)
-
Retina:
o
Aunque gracias al
cristalino la radiación
UV que llega a nuestra retina es reducida, estudios recientes
han demostrado la relación con la aparición de degeneraciones maculares (DMAE)
tempranas ante exposiciones excesivas a los rayos UV. (Tommy S. et al. Sunlight and the
10-year incidente of age-related maculopathy: the Beaver Dam Eye Study. Arch
Ophthalmol. 2004) y (Cruickshanks KJ, Klein R, Klein BE. Sunlight and
age-related macular degeneration. The Beaver Dam Eye Study. Arch Ophthalmol 1993). Recordemos que debido a la alta esperanza de vida
en los países desarrollados la DMAE se ha convertido ya en la principal causa
de ceguera en estos países.
o
También pueden
producirse lesiones térmicas en nuestra retina, destacando la retinopatía solar
(típica tras mirar los eclipses sin protección), aunque en este caso se asocia
más a la radiación infrarroja que a la ultravioleta.
Para evitar los problemas
oculares anteriores la mejor solución es usar gafas de sol con un filtro a los
rayos UV adecuado. Y estas gafas
deberán ser adquiridas en ópticas, pues es en el único lugar donde se cumplen
los criterios mínimos de seguridad establecidos por la normativa europea EN
1836:2005+A1:2007.
Un interesante estudio
(Calidad óptica de los filtros solares de
gafas comercializadas en establecimientos no sanitarios. Grupo de
Neurocomputación y Neurorobótica de la Universidad Complutense
de Madrid. Gaceta Óptica Nº 483. Julio-Agosto 2013) realizado el año pasado
arrojó interesantes conclusiones sobre las gafas adquiridas fuera de las
ópticas:
-
De un total de
192 gafas analizadas, un 40% presentaban defectos en la esfera, un 45% en el
cilindro y un 57% tenían aberraciones prismáticas.
-
Descartadas las
inválidas, se analizaba el filtro UV resultando aceptable en un 75%. Si bien,
un 20% eran tan oscuras que no servían para conducir.
-
La conclusión
final indicaba que sólo el 10% de las gafas analizadas servían para proteger
nuestra vista adecuadamente tanto en la potencia dióptrica (que será nula por
defecto en una gafa de sol) como en la protección a los rayos UV.
Los problemas asociados tras
usar gafas con los problemas anteriores podemos resumirlos en los siguientes:
-
Las pequeñas
graduaciones de esfera y/o cilindro en las lentes generará una imagen
ligeramente borrosa, indetectable por el usuario (el ojo tiene una enorme
capacidad de adaptación) pero generadora de fatiga ocular a corto plazo y daños
visuales a medio y largo plazo.
-
Las aberraciones
prismáticas si que pueden ser apreciadas por ciertos usuarios con la
sensibilidad suficiente. Son típicos los síntomas de mareo o la inclinación del
suelo. El peligro existe en los casos donde el ojo se adapta y el usuario no
manifiesta inmediatamente estos efectos nocivos sobre su visión. Las principales
consecuencias son alteraciones visuales a medio y largo plazo.
-
Utilizar gafas de
sol excesivamente oscuras (transmisión menor al 8%) provocará imposibilidad
para conducir correctamente en la ciudad y, a largo plazo, fotofobias
inducidas. Existe un nivel de oscurecimiento adecuado para cada época del año.
Para más información pincha aquí.
Un último consejo. La radiación UV nos
afecta durante todo el año. Y aunque nos parezca mentira, en el hemisferio
norte nuestra exposición es alta y constante durante gran parte del año. Un
estudio realizado en Japón (Sasaki H., Y
Sakamoto, C Schnider et al. UV exposure to the Eye as a Function of Solar
altitude. Optom Vis Sci, 2009) comprobó que la mayor exposición a los rayos
UV se produce cuando el sol se encuentra bajo, sobre unos 40 grados y no al
mediodía, pues aquí las cejas nos protegen bastante. Por tanto, la necesidad de
proteger nuestros ojos ante la radiación solar no debe circunscribirse al
verano o a los lugares de playa o nieve. Debe consistir en una protección
diaria y continuada durante todo el año.
Ante toda esta información,
¿seguirás comprando tus gafas de sol fuera de la óptica?
FUENTES:
-
Grupo de
Neurocomputación y Neurorobótica de la Universidad Complutense
de Madrid. “Calidad óptica de los filtros solares de gafas comercializadas en
establecimientos no sanitarios”. Gaceta
Óptica Nº 483. Julio-Agosto 2013. En la red: http://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&ved=0CC8QFjAA&url=http%3A%2F%2Fwww.cnoo.es%2Fdownload.asp%3Ffile%3Dmedia%2Fgaceta%2Fgaceta483%2Fcientifico2.pdf&ei=tL_aUsqSHqe60QWbr4DQDA&usg=AFQjCNF3jBBsTQLGdD3pJiu2O1dUvXpc8w&bvm=bv.59568121,d.bGQ&cad=rja
-
Piñero Llorens,
D., et al. “Criterios para la elección de una protección solar adecuada (I):
Efectos oculares de la radiación solar”. Gaceta
Óptica Nº 343. Noviembre 2000. En la red: http://www.uv.es/~visual/solar.pdf
-
Piñero Llorens,
D., et al. “Criterios para la elección de una protección solar adecuada (II): Protección
solar con lentes oftálmicas”. Gaceta
Óptica Nº 344. Diciembre 2000. En la red: http://www.uv.es/~visual/solar2bDC00.pdf
-
Karen Walsh.
“¿Cuáles son los riesgos? La
radiación UV y la práctica profesional”. Gaceta Óptica Nº 448. Mayo 2010.
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