Algunos peregrinos salen de
Arzúa con la intención de llegar a Santiago. Son 40 Km. los que separan ambas
localidades. Tal vez, personas con buena preparación física pudieran hacer tal
recorrido dignamente. Pero ese no era nuestro caso. En esta ocasión no nos
dejamos influir por las fuerzas renovadas de la mañana y decidimos parar a
mitad de trayecto donde pudiéramos.
Salimos de Arzúa a las 6:00
a.m. con bastantes molestias. En mi caso me mataban las rodillas, pues debía
tener una tendinitis como mínimo. Mi mujer estaba peor. A las ampollas en los
pies unía el dolor de rodilla, de cadera y malestar general muscular, tal vez
síntoma de que estaba empezando un catarro. A pesar de todo, quien cojea y da
más pena, la menos externamente, soy yo. Eso es lo que hemos deducido tras los
comentarios que nos hacen todos aquellos peregrinos que nos adelantan.
Como será la cosa que en una
pronunciada bajada un amable peregrino, Antonio de Murcia me dijo que se
llamaba, me regaló una rodillera al verme tan fastidiado. Al principio no noté
mucho la ayuda, pero con el transcurrir del tiempo si noté cierta mejoría.
Luego, en Santiago, no tuve ocasión de devolvérsela, tal como quedamos, pero
aún la guardo con cariño y espero tener la ocasión de devolverla en algún
momento, sino a él, a algún peregrino tan necesitado como yo estaba entonces.
Hoy teníamos decidido hacer
una etapa “blanda” pues no podíamos llegar tan matados como lo habíamos hecho
ayer y antesdeayer… Tampoco deseábamos volver a cocernos de calor y como
nuestro ritmo era lento (3,5
Km. /hora en el mejor de los tramos) madrugar era
fundamental.
La salida de Arzúa supone
bajar mucho, con lo que las rodillas se resienten. Es una etapa por la que
apenas atraviesas aldeas y que posee muchos tramos feos, junto a la carretera. Los
cruces de ésta tampoco son muy sencillos y tienen cierto riesgo. Nosotros hubo
un punto en el que nos perdimos y tuvimos que preguntar a una lugareña para
volver al Camino.
Primero pensamos parar en el
albergue de Santa Irene, pero llegamos allí demasiado temprano (10:30h) y
resultó estar muy aislado. Como estábamos con fuerzas decidimos andar otra hora
y llegar a Pedrouzo. Por primera vez tal decisión fue todo un acierto.
Una peregrina alicantina, la
cual nos acompañó un rato, nos dijo de un albergue que estaba muy bien pero que
tenía todo reservado. Había que llegar antes de las 12:00h para coger las camas
que no reservaban por teléfono.
Apretamos el paso y a las
11:45h estábamos en la puerta del albergue, siendo los primeros junto con la alicantina. Este
albergue estaba realmente bien. Habitaciones con 10 literas, baños sumamente
limpios, tendedero amplio, lavaderos cómodos y lo más importante: ¡dormimos con
sábanas de hilo por primera vez desde que iniciamos el Camino! Aprender a
valorar estas pequeñas cosas de la vida es una de las muchas cosas que te
enseña el Camino.
Por primera vez pasamos un
día como Dios manda. A las 13:15h ya estábamos aseados y con la colada
realizada, por lo que pudimos comer a una hora decente y de forma relajada. Los
menús de peregrino deben tener una tarifa plana de 10€ en todo el Camino, pero en esta ocasión nos pusimos
hasta arriba. Con tanto tiempo nos dio lugar para charlar con otros peregrinos,
jugar a las cartas y hasta echarnos la siesta. Hoy, por fin, disfrutamos de un día
plácido.
Parroquia de Santa Eulalia del arca (Pedrouzo) |
En total habíamos andado 18 Km. a los que hay que
sumar otros 3 Km.
que recorrimos visitando aquél pueblo. Fue un parada ideal para recuperar
totalmente nuestras fuerzas.
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