Hasta septiembre del año 2013
el conocimiento audiovisual que teníamos de la Segunda Guerra
Mundial estaba bastante condicionado por la visión
norteamericana. Numerosas películas míticas saltan en nuestra mente al
instante: Salvar al soldado Ryan (1998), La lista de Schindler (1993), Doce del
patíbulo (1967), La gran evasión (1963), El puente sobre el río Kwai (1957)…
El nexo común entre todas
ellas es la visión de la guerra desde el lado norteamericano. Los nazis siempre
son los malos y los norteamericanos los buenos. Una simple copia de las
películas del oeste cambiando a los contendientes.
Si hablamos de series
televisivas, Hermanos de Sangre (2001) o The Pacific (2010) son los dos
referentes más conocidos por el gran público, y ambas son producciones
norteamericanas centradas en las peripecias de sus soldados. Por ello, era
necesaria la aportación de una nueva serie que nos ofreciera un punto de vista
distinto de la confrontación bélica. Y, en este sentido, los Hijos del Tercer Reich
(en realidad titulada Unsere Mütter,
unsere Väter, es decir, Nuestras madres, nuestros padres) cumplen
perfectamente ese cometido.
A continuación realizaremos
una crítica histórica de esta miniserie de tres capítulos de producción
alemana.