Este año se celebra una
efeméride muy importante en Europa, en cuanto a confrontaciones bélicas se
refiere. Se cumplen cien años del comienzo de la Primera Guerra
Mundial (I War World). Por ello, las editoriales nos inundan
con libros dedicados a la guerra; algunos nuevas síntesis históricas, mientras
otros son reediciones de obras clásicas de notable éxito.
Puesto que resulta muy
complicado abarcar tanta literatura por las personas profanas en la materia,
voy a realizar un pequeño homenaje a esta efeméride realizando este artículo y
aclarando, entre otras causas, las razones que llevaron a la barbarie bélica de
1914.
Generalmente se suele indicar
que el atentado sobre el archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo,
el 28 de junio de 1914, fue el detonante que provocó el comienzo de la guerra. Mi opinión no
es esa precisamente pues, más que detonante, yo lo llamaría excusa.
El conocimiento de la IWW en
España es bastante precario y nunca ha interesado a los historiadores españoles
en demasía, razón por la cual toda la información sobre este conflicto ha
venido del exterior. En concreto de la historiografía anglosajona, razón por la
cual tenemos la idea, solo cierta a medias, de que Alemania fue la culpable de
la guerra y que Inglaterra se vio abocada a una guerra que no deseaba, o que la
contribución inglesa fue determinante para la victoria.
La Primera Guerra Mundial fue una locura. La imagen lo demuestra. |
Hoy día se tiende a realizar
un estudio más global de la contienda, valorando la actitud de países como
Italia, Rusia o los países balcánicos, cuya contribución no fue tan marginal
como nos habían contado hasta hace poco. No obstante, el predominio anglosajón
en el conocimiento de esta guerra en España todavía es apabullante. De todos
los libros que podemos adquirir sobre esta guerra en España, un 80% son de
autores ingleses o estadounidenses.
La denominación de IWW
mundial, personalmente, no me gusta. Esta denominación viene muy bien para
explicar la IIWW, con la cual está directamente relacionada. Pues una de las
causas que llevaron a la IIWW fueron las cláusulas abusivas que impusieron los
vencedores de la IWW en el Tratado de Versalles.
Ahora bien, clasificar a la Gran Guerra europea
que tratamos como la “primera” nos lleva a inferir que anteriormente todo era
un remanso de paz. Y lo cierto es que las diversas naciones llevaban muchos
años pugnando por hacerse “un sitio bajo el sol”. La IWW (seguiremos utilizando
esta denominación por el gran éxito que tiene) fue consecuencia de la rivalidad
de las potencias y, como veremos, poco tuvo que ver un atentado concreto.
La primera problemática que
debemos solventar es colocar la fecha del comienzo de la guerra. Las posiciones
no son unánimes al respecto. Dejando a un lado los antecedentes más lejanos,
que los hubo, en las semanas anteriores a la guerra la historiografía
tradicional ha puesto el relieve en el asesinato del archiduque Francisco
Fernando de Austria. A causa de él, el 28 de julio de 1914, el Imperio de Austria-Hungría
declaró la guerra a Serbia. Y esa suele ser la fecha que se suele tomar como el
inicio de la Gran Guerra.
No obstante, yo no creo que
en ese momento la guerra fuera inevitable. De nuevo, la historiografía
tradicional nos ha contado que el complejo sistema de alianzas llevó a
inmiscuirse a todos los estados en la guerra. Rusia movilizó sus tropas en apoyo a
Serbia. Alemania apoyó a Austria-Hungría. Francia a Rusia. Inglaterra a
Francia.
En mi opinión la verdadera IWW
comenzó el día 1 de agosto de 1914, momento en el que Alemania declara la
guerra a Rusia. Fue ese día en el que el Imperio alemán de Guillermo II decidió
aprovechar la excusa de la agresión de Austria-Hungría, y la consiguiente
movilización de tropas rusas en la frontera, para comenzar una guerra de
conquista. Y ello lo podemos ver en la declaración de guerra a Francia el día 3
de agosto de 1914 y su inicial plan de ataque (plan Schlieffen).
Podemos conjeturar sobre si
el causante final del conflicto fue Austria-Hungría, por iniciar un conflicto
con Serbia, en el cual sabía que intervendría Rusia. O podemos acusar a Rusia,
por no sólo movilizar tropas contra Austria-Hungría, sino también contra
Alemania, aliado de Austria-Hungría, adelantándose a los acontecimientos.
Pero en mi opinión Alemania
tenía la llave para decidir si el conflicto debía dirimirse en un ámbito local
o mundial. Y teniendo sobre la mesa todas las cartas, decidió iniciar una
guerra total. Las palabras de Guillermo II analizando la situación en aquellos momentos
son elocuentes. El 30 de julio de 1914 escribió:
“...Porque yo ya no tengo ninguna duda de que Inglaterra, Rusia y
Francia han acordado entre ellos, sabiendo que nuestras obligaciones en los
tratados nos obligan a apoyar a Austria, usar el conflicto entre Austria y
Serbia como pretexto para librar una guerra de aniquilación contra nosotros...
Nuestro dilema sobre mantener la fe con el anciano y honorable Emperador ha
sido aprovechado para crear una situación que le da a Inglaterra la excusa que
ha estado buscando para aniquilarnos con una falsa apariencia de justicia, con
el pretexto de ayudar a Francia y de mantener la conocida Balanza
de Poder en Europa, es decir, enfrentando en nuestra contra todos los estados
europeos para su propio beneficio.”
La clásica excusa de la
tenaza contra Alemania ya está bastante superada. El análisis de Guillermo II
era equivocado pues, en su mano, tenía la posibilidad de renegociar esos
tratados de amistad y ayuda entre potencias. A nadie interesaba el conflicto en
Serbia, salvo a Rusia y a Austria-Hungría, quienes pugnaba por controlar
aquellos territorios bajo su influencia. Y ello nos lleva nuevamente al
detonante del conflicto, la excusa que todos utilizaron para enfrentarse.
El atentado contra el archiduque
Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, por sí solo, no hubiera provocado
ninguna guerra. No era la primera vez que era asesinado un príncipe o un
ministro por un extranjero. Según podemos leer en la obra de Sebastian Haffner:
“El 5 de julio de 1914, en una
conversación entre ambos, el presidente francés Poincaré recordó al embajador
austríaco en París que su antecesor, Carnot, había sido asesinado recientemente
por un italiano, a raíz de lo cual el gobierno francés se limitó a ofrecer
protección policial a las autoridades y negocios italianos en París”.
Es más, el gobierno Serbio no
sólo no estaba detrás del atentado, sino que estaba horrorizado ante el grupo
radical que lo había llevado a cabo. El gobierno Serbio era el más consciente
de las apetencias austríacas por aquellos territorios y que cualquier excusa
como esa podía ser utilizada para recibir una agresión por su parte.
Además, el príncipe no se
trataba precisamente de un sucesor anhelado en el Imperio de Austria-Hungría.
De hecho, era un defensor de los derechos de los eslavos, por lo que el
atentado fue de lo más incongruente, salvo que los terroristas quisieran la
guerra.
Y lo más importante de todo,
su asesinato no causó ninguna hecatombe internacional. De hecho, la mayoría de
presidentes gubernamentales siguieron haciendo su vida habitual. La mayoría
estaban de veraneo: el káiser de crucero por el mar del Norte o el presidente
francés Poincaré por el Báltico.
La decisión de tomar este
atentado como una excusa para generar una guerra partió de Alemania. Según
Haffner, la decisión se tomó el 5 de julio de 1914 en Potsdam. Sólo decidiendo
Alemania ir a una guerra total puede entenderse que no apoyara diplomáticamente
la resolución del conflicto de forma local, como se había estado realizando hasta
entonces.
Pero aunque el plan Alemán
parecía ser bélico, no se trataba de un plan tan suicida como el que finalmente
ocurrió. En su mente no estaba enfrentarse a Rusia, Francia e Inglaterra
simultáneamente. Al contrario, confiaba en la neutralidad inglesa. Aunque los
británicos no deseaban una salida de Rusia al Mediterráneo, no se embarcarían
en una contienda militar por los territorios balcánicos. Alemania vio en el
atentado de Sarajevo el pretexto perfecto para reventar la entente que en
aquellos momentos unía a Rusia, Francia e Inglaterra entre sí por acuerdos
múltiples.
Y su idea era acertada, pues
los pactos entre Inglaterra y Rusia nunca fueron demasiado estrechos. De hecho,
aunque Inglaterra veía a Alemania como el principal rival industrial en el
continente y Alemania, a su vez, pretendían competir con el poderío naval
inglés, ambos países se habían acercado en los últimos años.
Inglaterra entraría en guerra
ante un ataque a Francia. Tal vez, si era atacada Rusia. Pero no por un
conflicto entre Serbia y Austria, donde Rusia metía las narices. El 29 de julio
de 1914 el canciller alemán Bethmann Hollweg negociaba la neutralidad inglesa
con el embajador de aquél país. Los alemanes daban bastantes garantías respecto
a Francia, auténtico aliado inglés por el que estaría dispuesto a todo. Los
planes alemanes parecían ir por el buen camino el día 30 de julio si tenemos en
cuenta el relato de Churchill, ministro de Marina por aquél entonces:
“La
mayor parte del gabinete estaba a favor de la paz. Al menos tres cuartas
partes de sus miembros estaban decididos a no dejarse arrastrar hacia ningún
conflicto europeo a menos que la propia Inglaterra fuese atacada, cosa que no era
muy probable. Primero, confiaban en que entre Austria y Serbia la sangre no
llegara al río; segundo, de no ser así esperaban que Rusia no interviniese;
tercero, si Rusia intervenía, confiaban en que Alemania se mantuviese al
margen; cuarto, si Alemania sí que atacaba a Rusia, esperaban que al menos
Francia y Alemania se neutralizaran mutuamente sin necesidad de combatir; pero,
si Alemania atacaba a Francia, creían que al menos no lo haría a través de
Bélgica y, de hacerlo, al menos sin que hubiese resistencia por parte belga…
Había por tanto seis o siete posturas distintas. Todas eran discutibles, pero
no había ninguna prueba para rebatirlas… salvo la que proporcionasen los
acontecimientos”
Por tanto, en contra de los
pensamientos de Guillermo II que hemos reproducido arriba, los pactos entre
Inglaterra y Francia y entre Inglaterra y Rusia estaban totalmente rotos el día
1 de agosto de 1914. Inglaterra no entraría en guerra salvo para apoyar una
agresión a Francia. Y ésta se produjo no sólo directamente por Alemania, sino
ocupando además el territorio neutral de Bélgica. En esas condiciones,
Inglaterra no podía mirar hacia otro lado.
¿Por qué decidió Alemania
implicar a Inglaterra después de todo el esfuerzo diplomático realizado en
contra de esa idea? Según Haffner, por el simple hecho de tomar las decisiones
los militares y no los políticos. Fue el Estado Mayor alemán quién decidió
atacar primero Francia, en base a una movilización más lenta por parte de
Rusia, eliminarla con el famoso plan Schlieffen, y tener todas las fuerzas
disponibles para destruir a los rusos. El problema fue que llevar a cabo este
plan suponía la entrada de Inglaterra irremediablemente y eso era algo que, a
la larga, no podrían superar. Pero en aquél momento, la posibilidad de una
rápida victoria contra Francia y el aniquilamiento de Rusia era demasiado
tentadora.
Las razones que tuvieron los
militares alemanes para iniciar una guerra a gran escala debemos buscarlas en
el periodo anterior a la guerra, un periodo catalogado de paz por muchos. Es
cierto que tras el Congreso de Viena (1815) dominó el sentido común en Europa y
la posibilidad de una gran guerra parecía haber desaparecido. Es cierto que se
vivía en un positivismo muy optimista, donde la sociedad tecnológica lograría
que evolucionáramos hacia un futuro de plena felicidad. Es cierto que los
políticos de las principales potencias eran pacifistas. Es cierto que las
relaciones entre los emperadores europeos eran muy estrechas y hasta
familiares. Es cierto que el entrelazamiento económico entre países obligaba al
mantenimiento de una paz. Es cierto que en 1907 se creó el Tribunal de la Haya,
de común acuerdo, para dirimir los conflictos entre las naciones civilizadas y
alejar definitivamente el fantasma de la guerra.
Todo lo anterior es cierto.
Pero no podemos olvidar que Europa vivía bajo la máxima si vis pacem, para bellum. Los países vivían una carrera
armamentística con objetivo disuasorio. Fue fácil, teniendo tales arsenales,
que las ideas de grandeza enturbiaran el pensamiento de algunos ministros o
emperadores.
Máxime, teniendo en cuenta la
potenciación del nacionalismo entre las potencias europeas. Los alemanes, desde
los éxitos de Bismarck, tenían una conciencia de sentirse un pueblo superior.
En Rusia destacaba el movimiento pan-eslavista, que pretendía defender los
intereses de los “hermanos” eslavos en los Balcanes. En Italia se empieza a
tomar conciencia sobre la necesidad moral de liberar a las poblaciones de habla
italiana que viven sometidas en el Imperio Austro-Húngaro. El nacionalismo
francés defendía la protección de los intereses de Francia respecto a la
invasión de influencias extranjeras. En Inglaterra también existía un
nacionalismo de similares tintes, donde existía el pensamiento de una
superioridad inglesa en base a sus amplios dominios coloniales.
El rasgo definitorio en
aquella época era un nacionalismo patrio que tenía el objetivo de no dejarse
aplastar por el resto de nacionalismos extranjeros. De hecho, en las disputas
nacionalistas balcánicas está la causa inmediata que llevó al conflicto
general. Pero en esa peligrosa lucha teórica de preeminencia entre
nacionalismos, las disputas económicas no hicieron sino echar más leña al
fuego.
Las grandes potencias no
actuaban en la base de las relaciones internacionales económicas entrelazadas,
aunque de forma pública si parecieran hacerlo. En realidad, sus objetivos eran
particularistas y tremendamente egoístas: conquista en monopolio de nuevos
mercados exteriores, control acceso a materias primas en exclusiva. Esta
competencia económica voraz llevó los litigios hacia las colonias, donde
repartidos los territorios, la preocupación principal es asentar la influencia
económica mediante concesión construcción ferrocarriles o lograr monopolios
explotaciones mineras.
Nacionalismo y competencia
económica son dos de las claves principales que explican el inicio de la IWW.
El camino hacia el conflicto
ha sido trazado muchas veces en los libros de historia:
-
En 1901 Eduardo
VII sube al trono inglés y debido a su afinidad hacia Francia se acerca
diplomáticamente a este país. Alemania se siente inquieta ante esta alianza.
-
En 1906 tiene
lugar la Conferencia de Algeciras, donde Alemania comprobó que el resto de
potencias se unían en su contra en la cuestión del dominio colonial sobre
Marruecos. Francia y España quedaban como administradoras, aunque seguía
existiendo una economía internacional en la zona.
-
En 1907 los
alemanes deciden ampliar su plan naval, con el objetivo de lograr zonas de
influencia exterior donde colocar sus excedentes de producción industrial. Ante
la amenaza de la flota alemana, Inglaterra decide, con la mediación francesa,
unirse a Rusia.
-
En 1908 el
Imperio Austria-Hungría anexiona Bosnia aprovechándose de la debilidad del
Imperio Otomano, el enfermo de Europa. La medida creó tensión en Serbia,
imbuida de un fuerte paneslavismo, y en Rusia, que tenía sus ojos en aquella
zona para tener salida hacia el Mediterráneo.
-
En 1911 se
produjo una situación de gran tensión en Marruecos. Francia, en contra acuerdos
de Algeciras, envió tropas al lugar con la excusa de ayudar al sultán marroquí
a controlar las rebeliones que se produjeron en su contra. A raiz de ello ocupó
Fez. Alemania, que no deseaba perder su influencia en la zona, envió un barco
de guerra a Agadir. Aunque la diplomacia solucionó tal problema, cediendo
Francia a Alemania ciertos enclaves congoleños y guineanos, los rescoldos no
fueron apagados totalmente.
-
En 1912 Serbia,
Grecia y Bulgaria se enfrentaron al Imperio Otomano para conseguir la
liberación de Macedonia. La gran triunfadora final fue Serbia, apoyada por
Rusia.
-
En 1913 tuvo
lugar la tercera guerra balcánica, pero las potencias europeas pusieron
rápidamente paz.
Como vemos la situación no
era idílica antes de 1914. Las potencias europeas luchaban en una especie de
Guerra Fría y las razones eran las mismas que siempre, el control económico y
colonial respecto a las demás.
Anteriormente indicamos que
Alemania tuvo la posibilidad de evitar una guerra a gran escala hasta el último
momento. Eso es cierto. Pero sería injusto responsabilizar sólo a Alemania del
inicio de la IWW. La
actitud de otros países tampoco debe olvidarse.
Inglaterra había visto como
Alemania la había superado industrialmente. Sus productos desplazaban a los
suyos en el continente y veían con preocupación las ansias alemanas por lograr
nuevos mercados coloniales. Inglaterra no estaba dispuesta a perder su imperio
marítimo y el mantenimiento de su imperialismo, en contra del alemán, le llevó
a pactar y a tomar decisiones contra Alemania en los años anteriores. Por
tanto, Inglaterra fue culpable, en parte, al luchar diplomáticamente por evitar
que Alemania le arrebatase alguna cuota de poder marítimo o colonial. Ambas
potencias, las más fuertes de Europa, sólo podían pactar o enfrentarse.
Inglaterra también tuvo la ocasión de elegir la paz con Alemania, pero la
defensa de su Imperio se lo impidió. Sus pactos con Francia y Rusia, a las que
siempre sometería a su voluntad, no dejaban otra opción a Alemania.
Francia, por su parte, tenía
en mente recuperar los territorios de Alsacia y Lorena, perdidos ante Alemania
en la guerra franco-prusiana de 1870. Además del revanchismo, a ello unió
apetencias por colonias en el Mediterráneo oriental. Por tanto, cuando Alemania
quiso asegurar la neutralidad francesa en la recién declarada guerra entre
Alemania y Rusia, los franceses contestaron destempladamente. Confiaban en sus
defensas y en el ataque en masa hacia los territorios que deseaban recuperar.
Al igual que los alemanes, vieron una posibilidad de dar un golpe a sus rivales
inmediatos con la excusa del atentado en Sarajevo.
Rusia no sólo deseaba una
salida al Mediterráneo controlando la zona de los Balcanes, en pugna con
Austria-Hungría, sino que deseaba hacerse con Polonia para ampliar sus
fronteras y tener un Estado-tapón contra Alemania. Algo similar a lo que deseaban
los franceses en Renania.
Austria-Hungría deseaba
ampliar sus fronteras por el ámbito balcánico. Aquí su gran amenaza era Serbia,
que además de su fortaleza contaba con el apoyo incondicional de Rusia. Los
austríacos sabían que la única forma de imponerse era eliminando el
nacionalismo serbio, razón por la cual acusaron al gobierno serbio, sin ninguna
base, de ser el causante del atentado de Sarajevo. Era la excusa que
necesitaban para lograr expandirse.
Alemania, por último,
abandonó la política de Bismarck de aislar a Francia y pactar con Rusia e
Italia. Resultaba difícil ser aliado de Rusia y de Austria-Hungría cuando ambos
pugnaban por los mismos territorios balcánicos. Decidió iniciar la carrera
contra Inglaterra y despreciar la alianza rusa. Sólo con Francia y Rusia de su
lado podría haber competido con Inglaterra con serias opciones de ganar. Pero
para ello tendría que haber contentado a sus socios con ciertas apetencias
territoriales. Puesto que Alemania no estaba dispuesta a devolver Lorena a
Francia ni a pactar con Rusia un posible reparto del Imperio Austria-Hungría,
la ocasión no pudo darse.
Como suele decir un dicho
español: “Todos la mataron y ella sola se murió”.
Las apetencias económicas de
las potencias europeas fue, en última instancia, lo que provocó la IWW. Ésta
hubiera empezado en 1914 o en 1915 o en 1916. El atentado de Sarajevo fue una
excusa propicia. Podía haber sido cualquier otra. En el momento en el que las
potencias europeas decidieron enfrentarse entre sí y ahogar el avance de las
economías de sus rivales, la guerra militar, iniciada la económica, sólo era
cuestión de tiempo.
Gavrilo Princip, el autor de los disparos en el atentado de Sarajevo, cuando se le
preguntó por lo remordimientos al haber iniciado una guerra de tamaña magnitud,
dijo: “Si no lo hubiera hecho, Alemania
hubiera encontrado otra excusa”. En sus palabras vemos lo que todos
sospechamos, el uso político de un acontecimiento que debía haberse resuelto a
nivel local.
Tras terminar la guerra, los
diferentes Estados se culpabilizaron entre sí sobre la causa original que llevó
a tanta barbarie. Y para defenderse de acusaciones mutuas publicaron diferentes
documentos diplomáticos secretos que no dejaban en buen lugar a ninguna de
ellas.
Si Inglaterra y Francia se
quejaban de haber sido obligadas a luchar en una guerra no deseada, provocada
por la inconsciencia alemana o rusa, los soviéticos contestaban publicando los
tratados secretos que mostraban el reparto territorial, pactado con el zar
ruso, sobre el Imperio de Austria-Hungría y el Imperio Otomano (“Una parte
de la verdad de la guerra. Los tratados secretos
(1914-1917”)).
Estos acuerdos “imperialistas” dejaban en evidencia a unas potencias
preocupadas, supuestamente, por preservar la paz y defender los derechos de las
naciones más pequeñas.
Alemania fue señalada, por
las potencias victoriosas, como el causante final de la contienda; y así se
dejó por escrito en el Tratado de Versalles (cláusulas culpabilidad de la
guerra). Por ello, los alemanes también iniciaron el camino de publicar
archivos diplomáticos que repartieran culpabilidades. Es la llamada Grosse Politik. En ella los alemanes defendieron que en
1914 fueron atacados por el resto de potencias, lo que invalidaba moralmente
los tratados de paz firmados. Por supuesto, ingleses, franceses o italianos se
defendieron publicando obras donde se defendían sus puntos de vista sobre el
origen del conflicto.
No
merece la pena alargarse en esta cuestión, pues ninguno de los contendientes
fue inocente totalmente. Cada uno tuvo su parte de responsabilidad, aunque en
algunos casos fue más visible y directa que en otros.
Lo
que si fue evidente y no deja ninguna duda al respecto es el hecho de que la
IWW tuvo un impacto tremendo sobre la población europea. Dejando a un lado el
impacto psicológico de tales acontecimientos, imposible de cifrar
estadísticamente, quiero terminar el artículo mostrando las cifras oficiales de
muertos que dejó la
contienda. Este es el mejor ejemplo de lo que no debe nunca
volver nunca a repetirse. Quizás los políticos y militares que decidieron
entrar en la IIWW no contaban con ellos o los ignoraron. No me cabe en la
cabeza otra explicación para repetir esta barbarie.
Paises
|
Movilizados
|
Muertos
|
Heridos
|
Prisioneros
Desaparecidos |
Total de bajas
|
% de bajas sobre
los movilizados |
Entente
|
42,188,810
|
5,152,115
|
12,831,004
|
4,121,090
|
22,104,209
|
52.3
|
Rusia
|
12,000,000
|
1,700,000
|
4,950,000
|
2,500,000
|
9,150,000
|
76.3
|
Francia
|
8,410,000
|
1,357,800
|
4,266,000
|
537,000
|
6,160,800
|
76.3
|
Imperio Británico
|
8,904,467
|
908,371
|
2,090,212
|
191,652
|
3,190,235
|
35.8
|
Italia
|
5,615,000
|
650,000
|
947,000
|
600,000
|
2,197,000
|
39.1
|
Estados Unidos
|
4,355,000
|
126,000
|
234,300
|
4,500
|
364,800
|
8.2
|
Japón
|
800,000
|
300
|
907
|
3
|
1,210
|
0.2
|
Rumania
|
750,000
|
335,706
|
120,000
|
80,000
|
535,706
|
71.4
|
Serbia
|
707,343
|
45,000
|
133,148
|
152,958
|
331,106
|
46.8
|
Bélgica
|
267,000
|
13,716
|
44,686
|
34,659
|
93,061
|
34.9
|
Grecia
|
230,000
|
5,000
|
21,000
|
1,000
|
17,000
|
11.7
|
Portugal
|
100,000
|
7,222
|
13,751
|
12,318
|
33,291
|
33.3
|
Montenegro
|
50,000
|
3,000
|
10,000
|
7,000
|
20,000
|
40.0
|
Imperios
Centrales |
22,850,000
|
3,386,200
|
8,388,448
|
3,629,829
|
15,404,477
|
67.4
|
Alemania
|
11,000,000
|
1,773,7000
|
4,216,058
|
1,152,800
|
7,142,558
|
64.9
|
Austria-Hungria
|
7,800,000
|
1,200,000
|
3,620,000
|
2,200,000
|
7,020,000
|
90.0
|
Turquía
|
2,850,000
|
325,000
|
400,000
|
250,000
|
975,000
|
34.2
|
Bulgaria
|
1,200,000
|
87,500
|
152,390
|
27,029
|
266,919
|
22.2
|
Total de los
dos bandos |
65,038,810
|
8,538,315
|
21,219,452
|
7,750,919
|
37,508,686
|
57.6
|
FUENTES:
·
Los tratados secretos y las verdaderas causas de la Primera Guerra Mundial
·
«¡No me hable usted de la Guerra!» por
Enric Ucelay-Da Cal. http://www.revistadelibros.com/articulos/no-me-hable-usted-de-la-guerra
·
EL COSTE HUMANO DE LA
GRAN GUERRA. http://clio.rediris.es/udidactica/IGM/tablas.htm
·
What Really Caused World War
1? http://www.threeworldwars.com/world-war-1/ww1.htm (inglés). http://www.sinparadigmas.com/dos/WW1.htm
(castellano)
·
Gilbert, Martin: La Primera Guerra Mundial. La Esfera de los
libros. 2004.
·
Montero Díaz ,
J. y Corazón González, L.:
Historia del mundo contemporáneo. EDITEX.
·
Renouvin, Pierre:
La crisis europea y la Primera Guerra Mundial. Madrid. Akal. 1990.
·
Haffner,
Sebastian: Los siete pecados capitales
del imperio alemán durante la Primera Guerra Mundial (1964).
Holiwis
ResponderEliminarMuy buena felicidades
ResponderEliminarHola. Muchas gracias por leer y comentar.
EliminarMe alegro que te gustara.
Un saludo.
felicidades gracias x referencias
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier.
EliminarUn saludo
la guerra tuvo un solo motivo: el ferrocarril berlin-bagdad.
ResponderEliminarel escenario era parecido al que hoy antecede a la III GM y en este caso el conflicto principal es el gasoducto.
Gracias por comentar.
EliminarPones sobre la mesa un interesante punto de vista.
Sin duda los motivos económicos fueron un importante condicionante, aunque no podemos simplificar la cuestión tanto.
Para Rusia e Inglaterra el tren podía suponer una importante merma económica en su zona de influencia, pero no fue ni la única razón, ni la más importante, por la que se lanzaron a la guerra.
Un saludo
no se supone que cuentes a los heridos como bajas
ResponderEliminarHola, gracias por comentar.
EliminarLos heridos se cuentan como bajas porque, en la mayoría de los casos, no pueden volver a luchar en el frente.
En el caso de esta guerra el uso de armas químicas y de nueva artillería provocó, junto a los rudimentarios medios sanitarios, un enorme número de heridos graves que quedaron lisiados e inútiles para el combate.
Saludos