viernes, 1 de agosto de 2014

La Primera Guerra Mundial fue provocada por el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria



Este año se celebra una efeméride muy importante en Europa, en cuanto a confrontaciones bélicas se refiere. Se cumplen cien años del comienzo de la Primera Guerra Mundial (I War World). Por ello, las editoriales nos inundan con libros dedicados a la guerra; algunos nuevas síntesis históricas, mientras otros son reediciones de obras clásicas de notable éxito.

Puesto que resulta muy complicado abarcar tanta literatura por las personas profanas en la materia, voy a realizar un pequeño homenaje a esta efeméride realizando este artículo y aclarando, entre otras causas, las razones que llevaron a la barbarie bélica de 1914.

Generalmente se suele indicar que el atentado sobre el archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, el 28 de junio de 1914, fue el detonante que provocó el comienzo de la guerra. Mi opinión no es esa precisamente pues, más que detonante, yo lo llamaría excusa.


El conocimiento de la IWW en España es bastante precario y nunca ha interesado a los historiadores españoles en demasía, razón por la cual toda la información sobre este conflicto ha venido del exterior. En concreto de la historiografía anglosajona, razón por la cual tenemos la idea, solo cierta a medias, de que Alemania fue la culpable de la guerra y que Inglaterra se vio abocada a una guerra que no deseaba, o que la contribución inglesa fue determinante para la victoria.

La Primera Guerra Mundial fue una locura. La imagen lo demuestra.


Hoy día se tiende a realizar un estudio más global de la contienda, valorando la actitud de países como Italia, Rusia o los países balcánicos, cuya contribución no fue tan marginal como nos habían contado hasta hace poco. No obstante, el predominio anglosajón en el conocimiento de esta guerra en España todavía es apabullante. De todos los libros que podemos adquirir sobre esta guerra en España, un 80% son de autores ingleses o estadounidenses.

La denominación de IWW mundial, personalmente, no me gusta. Esta denominación viene muy bien para explicar la IIWW, con la cual está directamente relacionada. Pues una de las causas que llevaron a la IIWW fueron las cláusulas abusivas que impusieron los vencedores de la IWW en el Tratado de Versalles.

Ahora bien, clasificar a la Gran Guerra europea que tratamos como la “primera” nos lleva a inferir que anteriormente todo era un remanso de paz. Y lo cierto es que las diversas naciones llevaban muchos años pugnando por hacerse “un sitio bajo el sol”. La IWW (seguiremos utilizando esta denominación por el gran éxito que tiene) fue consecuencia de la rivalidad de las potencias y, como veremos, poco tuvo que ver un atentado concreto.

La primera problemática que debemos solventar es colocar la fecha del comienzo de la guerra. Las posiciones no son unánimes al respecto. Dejando a un lado los antecedentes más lejanos, que los hubo, en las semanas anteriores a la guerra la historiografía tradicional ha puesto el relieve en el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria. A causa de él, el 28 de julio de 1914, el Imperio de Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia. Y esa suele ser la fecha que se suele tomar como el inicio de la Gran Guerra.

No obstante, yo no creo que en ese momento la guerra fuera inevitable. De nuevo, la historiografía tradicional nos ha contado que el complejo sistema de alianzas llevó a inmiscuirse a todos los estados en la guerra. Rusia movilizó sus tropas en apoyo a Serbia. Alemania apoyó a Austria-Hungría. Francia a Rusia. Inglaterra a Francia.

En mi opinión la verdadera IWW comenzó el día 1 de agosto de 1914, momento en el que Alemania declara la guerra a Rusia. Fue ese día en el que el Imperio alemán de Guillermo II decidió aprovechar la excusa de la agresión de Austria-Hungría, y la consiguiente movilización de tropas rusas en la frontera, para comenzar una guerra de conquista. Y ello lo podemos ver en la declaración de guerra a Francia el día 3 de agosto de 1914 y su inicial plan de ataque (plan Schlieffen).

Podemos conjeturar sobre si el causante final del conflicto fue Austria-Hungría, por iniciar un conflicto con Serbia, en el cual sabía que intervendría Rusia. O podemos acusar a Rusia, por no sólo movilizar tropas contra Austria-Hungría, sino también contra Alemania, aliado de Austria-Hungría, adelantándose a los acontecimientos.

Pero en mi opinión Alemania tenía la llave para decidir si el conflicto debía dirimirse en un ámbito local o mundial. Y teniendo sobre la mesa todas las cartas, decidió iniciar una guerra total. Las palabras de Guillermo II analizando la situación en aquellos momentos son elocuentes. El 30 de julio de 1914 escribió:

...Porque yo ya no tengo ninguna duda de que Inglaterra, Rusia y Francia han acordado entre ellos, sabiendo que nuestras obligaciones en los tratados nos obligan a apoyar a Austria, usar el conflicto entre Austria y Serbia como pretexto para librar una guerra de aniquilación contra nosotros... Nuestro dilema sobre mantener la fe con el anciano y honorable Emperador ha sido aprovechado para crear una situación que le da a Inglaterra la excusa que ha estado buscando para aniquilarnos con una falsa apariencia de justicia, con el pretexto de ayudar a Francia y de mantener la conocida Balanza de Poder en Europa, es decir, enfrentando en nuestra contra todos los estados europeos para su propio beneficio.”

La clásica excusa de la tenaza contra Alemania ya está bastante superada. El análisis de Guillermo II era equivocado pues, en su mano, tenía la posibilidad de renegociar esos tratados de amistad y ayuda entre potencias. A nadie interesaba el conflicto en Serbia, salvo a Rusia y a Austria-Hungría, quienes pugnaba por controlar aquellos territorios bajo su influencia. Y ello nos lleva nuevamente al detonante del conflicto, la excusa que todos utilizaron para enfrentarse.

El atentado contra el archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, por sí solo, no hubiera provocado ninguna guerra. No era la primera vez que era asesinado un príncipe o un ministro por un extranjero. Según podemos leer en la obra de Sebastian Haffner: “El 5 de julio de 1914, en una conversación entre ambos, el presidente francés Poincaré recordó al embajador austríaco en París que su antecesor, Carnot, había sido asesinado recientemente por un italiano, a raíz de lo cual el gobierno francés se limitó a ofrecer protección policial a las autoridades y negocios italianos en París”.

Es más, el gobierno Serbio no sólo no estaba detrás del atentado, sino que estaba horrorizado ante el grupo radical que lo había llevado a cabo. El gobierno Serbio era el más consciente de las apetencias austríacas por aquellos territorios y que cualquier excusa como esa podía ser utilizada para recibir una agresión por su parte.

Además, el príncipe no se trataba precisamente de un sucesor anhelado en el Imperio de Austria-Hungría. De hecho, era un defensor de los derechos de los eslavos, por lo que el atentado fue de lo más incongruente, salvo que los terroristas quisieran la guerra.

Y lo más importante de todo, su asesinato no causó ninguna hecatombe internacional. De hecho, la mayoría de presidentes gubernamentales siguieron haciendo su vida habitual. La mayoría estaban de veraneo: el káiser de crucero por el mar del Norte o el presidente francés Poincaré por el Báltico.

La decisión de tomar este atentado como una excusa para generar una guerra partió de Alemania. Según Haffner, la decisión se tomó el 5 de julio de 1914 en Potsdam. Sólo decidiendo Alemania ir a una guerra total puede entenderse que no apoyara diplomáticamente la resolución del conflicto de forma local, como se había estado realizando hasta entonces.

Pero aunque el plan Alemán parecía ser bélico, no se trataba de un plan tan suicida como el que finalmente ocurrió. En su mente no estaba enfrentarse a Rusia, Francia e Inglaterra simultáneamente. Al contrario, confiaba en la neutralidad inglesa. Aunque los británicos no deseaban una salida de Rusia al Mediterráneo, no se embarcarían en una contienda militar por los territorios balcánicos. Alemania vio en el atentado de Sarajevo el pretexto perfecto para reventar la entente que en aquellos momentos unía a Rusia, Francia e Inglaterra entre sí por acuerdos múltiples.

Y su idea era acertada, pues los pactos entre Inglaterra y Rusia nunca fueron demasiado estrechos. De hecho, aunque Inglaterra veía a Alemania como el principal rival industrial en el continente y Alemania, a su vez, pretendían competir con el poderío naval inglés, ambos países se habían acercado en los últimos años.

Inglaterra entraría en guerra ante un ataque a Francia. Tal vez, si era atacada Rusia. Pero no por un conflicto entre Serbia y Austria, donde Rusia metía las narices. El 29 de julio de 1914 el canciller alemán Bethmann Hollweg negociaba la neutralidad inglesa con el embajador de aquél país. Los alemanes daban bastantes garantías respecto a Francia, auténtico aliado inglés por el que estaría dispuesto a todo. Los planes alemanes parecían ir por el buen camino el día 30 de julio si tenemos en cuenta el relato de Churchill, ministro de Marina por aquél entonces:

 La mayor parte del gabinete estaba a favor de la paz. Al menos tres cuartas partes de sus miembros estaban decididos a no dejarse arrastrar hacia ningún conflicto europeo a menos que la propia Inglaterra fuese atacada, cosa que no era muy probable. Primero, confiaban en que entre Austria y Serbia la sangre no llegara al río; segundo, de no ser así esperaban que Rusia no interviniese; tercero, si Rusia intervenía, confiaban en que Alemania se mantuviese al margen; cuarto, si Alemania sí que atacaba a Rusia, esperaban que al menos Francia y Alemania se neutralizaran mutuamente sin necesidad de combatir; pero, si Alemania atacaba a Francia, creían que al menos no lo haría a través de Bélgica y, de hacerlo, al menos sin que hubiese resistencia por parte belga… Había por tanto seis o siete posturas distintas. Todas eran discutibles, pero no había ninguna prueba para rebatirlas… salvo la que proporcionasen los acontecimientos

Por tanto, en contra de los pensamientos de Guillermo II que hemos reproducido arriba, los pactos entre Inglaterra y Francia y entre Inglaterra y Rusia estaban totalmente rotos el día 1 de agosto de 1914. Inglaterra no entraría en guerra salvo para apoyar una agresión a Francia. Y ésta se produjo no sólo directamente por Alemania, sino ocupando además el territorio neutral de Bélgica. En esas condiciones, Inglaterra no podía mirar hacia otro lado.

¿Por qué decidió Alemania implicar a Inglaterra después de todo el esfuerzo diplomático realizado en contra de esa idea? Según Haffner, por el simple hecho de tomar las decisiones los militares y no los políticos. Fue el Estado Mayor alemán quién decidió atacar primero Francia, en base a una movilización más lenta por parte de Rusia, eliminarla con el famoso plan Schlieffen, y tener todas las fuerzas disponibles para destruir a los rusos. El problema fue que llevar a cabo este plan suponía la entrada de Inglaterra irremediablemente y eso era algo que, a la larga, no podrían superar. Pero en aquél momento, la posibilidad de una rápida victoria contra Francia y el aniquilamiento de Rusia era demasiado tentadora.

Las razones que tuvieron los militares alemanes para iniciar una guerra a gran escala debemos buscarlas en el periodo anterior a la guerra, un periodo catalogado de paz por muchos. Es cierto que tras el Congreso de Viena (1815) dominó el sentido común en Europa y la posibilidad de una gran guerra parecía haber desaparecido. Es cierto que se vivía en un positivismo muy optimista, donde la sociedad tecnológica lograría que evolucionáramos hacia un futuro de plena felicidad. Es cierto que los políticos de las principales potencias eran pacifistas. Es cierto que las relaciones entre los emperadores europeos eran muy estrechas y hasta familiares. Es cierto que el entrelazamiento económico entre países obligaba al mantenimiento de una paz. Es cierto que en 1907 se creó el Tribunal de la Haya, de común acuerdo, para dirimir los conflictos entre las naciones civilizadas y alejar definitivamente el fantasma de la guerra.

Todo lo anterior es cierto. Pero no podemos olvidar que Europa vivía bajo la máxima si vis pacem, para bellum. Los países vivían una carrera armamentística con objetivo disuasorio. Fue fácil, teniendo tales arsenales, que las ideas de grandeza enturbiaran el pensamiento de algunos ministros o emperadores.

Máxime, teniendo en cuenta la potenciación del nacionalismo entre las potencias europeas. Los alemanes, desde los éxitos de Bismarck, tenían una conciencia de sentirse un pueblo superior. En Rusia destacaba el movimiento pan-eslavista, que pretendía defender los intereses de los “hermanos” eslavos en los Balcanes. En Italia se empieza a tomar conciencia sobre la necesidad moral de liberar a las poblaciones de habla italiana que viven sometidas en el Imperio Austro-Húngaro. El nacionalismo francés defendía la protección de los intereses de Francia respecto a la invasión de influencias extranjeras. En Inglaterra también existía un nacionalismo de similares tintes, donde existía el pensamiento de una superioridad inglesa en base a sus amplios dominios coloniales.

El rasgo definitorio en aquella época era un nacionalismo patrio que tenía el objetivo de no dejarse aplastar por el resto de nacionalismos extranjeros. De hecho, en las disputas nacionalistas balcánicas está la causa inmediata que llevó al conflicto general. Pero en esa peligrosa lucha teórica de preeminencia entre nacionalismos, las disputas económicas no hicieron sino echar más leña al fuego.

Las grandes potencias no actuaban en la base de las relaciones internacionales económicas entrelazadas, aunque de forma pública si parecieran hacerlo. En realidad, sus objetivos eran particularistas y tremendamente egoístas: conquista en monopolio de nuevos mercados exteriores, control acceso a materias primas en exclusiva. Esta competencia económica voraz llevó los litigios hacia las colonias, donde repartidos los territorios, la preocupación principal es asentar la influencia económica mediante concesión construcción ferrocarriles o lograr monopolios explotaciones mineras.

Nacionalismo y competencia económica son dos de las claves principales que explican el inicio de la IWW.

El camino hacia el conflicto ha sido trazado muchas veces en los libros de historia:

-         En 1901 Eduardo VII sube al trono inglés y debido a su afinidad hacia Francia se acerca diplomáticamente a este país. Alemania se siente inquieta ante esta alianza.
-         En 1906 tiene lugar la Conferencia de Algeciras, donde Alemania comprobó que el resto de potencias se unían en su contra en la cuestión del dominio colonial sobre Marruecos. Francia y España quedaban como administradoras, aunque seguía existiendo una economía internacional en la zona.
-         En 1907 los alemanes deciden ampliar su plan naval, con el objetivo de lograr zonas de influencia exterior donde colocar sus excedentes de producción industrial. Ante la amenaza de la flota alemana, Inglaterra decide, con la mediación francesa, unirse a Rusia.
-         En 1908 el Imperio Austria-Hungría anexiona Bosnia aprovechándose de la debilidad del Imperio Otomano, el enfermo de Europa. La medida creó tensión en Serbia, imbuida de un fuerte paneslavismo, y en Rusia, que tenía sus ojos en aquella zona para tener salida hacia el Mediterráneo.
-         En 1911 se produjo una situación de gran tensión en Marruecos. Francia, en contra acuerdos de Algeciras, envió tropas al lugar con la excusa de ayudar al sultán marroquí a controlar las rebeliones que se produjeron en su contra. A raiz de ello ocupó Fez. Alemania, que no deseaba perder su influencia en la zona, envió un barco de guerra a Agadir. Aunque la diplomacia solucionó tal problema, cediendo Francia a Alemania ciertos enclaves congoleños y guineanos, los rescoldos no fueron apagados totalmente.
-         En 1912 Serbia, Grecia y Bulgaria se enfrentaron al Imperio Otomano para conseguir la liberación de Macedonia. La gran triunfadora final fue Serbia, apoyada por Rusia.
-         En 1913 tuvo lugar la tercera guerra balcánica, pero las potencias europeas pusieron rápidamente paz.

Como vemos la situación no era idílica antes de 1914. Las potencias europeas luchaban en una especie de Guerra Fría y las razones eran las mismas que siempre, el control económico y colonial respecto a las demás.

Anteriormente indicamos que Alemania tuvo la posibilidad de evitar una guerra a gran escala hasta el último momento. Eso es cierto. Pero sería injusto responsabilizar sólo a Alemania del inicio de la IWW. La actitud de otros países tampoco debe olvidarse.

Inglaterra había visto como Alemania la había superado industrialmente. Sus productos desplazaban a los suyos en el continente y veían con preocupación las ansias alemanas por lograr nuevos mercados coloniales. Inglaterra no estaba dispuesta a perder su imperio marítimo y el mantenimiento de su imperialismo, en contra del alemán, le llevó a pactar y a tomar decisiones contra Alemania en los años anteriores. Por tanto, Inglaterra fue culpable, en parte, al luchar diplomáticamente por evitar que Alemania le arrebatase alguna cuota de poder marítimo o colonial. Ambas potencias, las más fuertes de Europa, sólo podían pactar o enfrentarse. Inglaterra también tuvo la ocasión de elegir la paz con Alemania, pero la defensa de su Imperio se lo impidió. Sus pactos con Francia y Rusia, a las que siempre sometería a su voluntad, no dejaban otra opción a Alemania.

Francia, por su parte, tenía en mente recuperar los territorios de Alsacia y Lorena, perdidos ante Alemania en la guerra franco-prusiana de 1870. Además del revanchismo, a ello unió apetencias por colonias en el Mediterráneo oriental. Por tanto, cuando Alemania quiso asegurar la neutralidad francesa en la recién declarada guerra entre Alemania y Rusia, los franceses contestaron destempladamente. Confiaban en sus defensas y en el ataque en masa hacia los territorios que deseaban recuperar. Al igual que los alemanes, vieron una posibilidad de dar un golpe a sus rivales inmediatos con la excusa del atentado en Sarajevo.

Rusia no sólo deseaba una salida al Mediterráneo controlando la zona de los Balcanes, en pugna con Austria-Hungría, sino que deseaba hacerse con Polonia para ampliar sus fronteras y tener un Estado-tapón contra Alemania. Algo similar a lo que deseaban los franceses en Renania.

Austria-Hungría deseaba ampliar sus fronteras por el ámbito balcánico. Aquí su gran amenaza era Serbia, que además de su fortaleza contaba con el apoyo incondicional de Rusia. Los austríacos sabían que la única forma de imponerse era eliminando el nacionalismo serbio, razón por la cual acusaron al gobierno serbio, sin ninguna base, de ser el causante del atentado de Sarajevo. Era la excusa que necesitaban para lograr expandirse.

Alemania, por último, abandonó la política de Bismarck de aislar a Francia y pactar con Rusia e Italia. Resultaba difícil ser aliado de Rusia y de Austria-Hungría cuando ambos pugnaban por los mismos territorios balcánicos. Decidió iniciar la carrera contra Inglaterra y despreciar la alianza rusa. Sólo con Francia y Rusia de su lado podría haber competido con Inglaterra con serias opciones de ganar. Pero para ello tendría que haber contentado a sus socios con ciertas apetencias territoriales. Puesto que Alemania no estaba dispuesta a devolver Lorena a Francia ni a pactar con Rusia un posible reparto del Imperio Austria-Hungría, la ocasión no pudo darse.

Como suele decir un dicho español: “Todos la mataron y ella sola se murió”.

Las apetencias económicas de las potencias europeas fue, en última instancia, lo que provocó la IWW. Ésta hubiera empezado en 1914 o en 1915 o en 1916. El atentado de Sarajevo fue una excusa propicia. Podía haber sido cualquier otra. En el momento en el que las potencias europeas decidieron enfrentarse entre sí y ahogar el avance de las economías de sus rivales, la guerra militar, iniciada la económica, sólo era cuestión de tiempo.

Gavrilo Princip, el autor de los disparos en el atentado de Sarajevo, cuando se le preguntó por lo remordimientos al haber iniciado una guerra de tamaña magnitud, dijo: Si no lo hubiera hecho, Alemania hubiera encontrado otra excusa”. En sus palabras vemos lo que todos sospechamos, el uso político de un acontecimiento que debía haberse resuelto a nivel local.

Tras terminar la guerra, los diferentes Estados se culpabilizaron entre sí sobre la causa original que llevó a tanta barbarie. Y para defenderse de acusaciones mutuas publicaron diferentes documentos diplomáticos secretos que no dejaban en buen lugar a ninguna de ellas.

Si Inglaterra y Francia se quejaban de haber sido obligadas a luchar en una guerra no deseada, provocada por la inconsciencia alemana o rusa, los soviéticos contestaban publicando los tratados secretos que mostraban el reparto territorial, pactado con el zar ruso, sobre el Imperio de Austria-Hungría y el Imperio Otomano (“Una parte de la verdad de la guerra. Los tratados secretos (1914-1917”)). Estos acuerdos “imperialistas” dejaban en evidencia a unas potencias preocupadas, supuestamente, por preservar la paz y defender los derechos de las naciones más pequeñas.

Alemania fue señalada, por las potencias victoriosas, como el causante final de la contienda; y así se dejó por escrito en el Tratado de Versalles (cláusulas culpabilidad de la guerra). Por ello, los alemanes también iniciaron el camino de publicar archivos diplomáticos que repartieran culpabilidades. Es la llamada Grosse Politik. En ella los alemanes defendieron que en 1914 fueron atacados por el resto de potencias, lo que invalidaba moralmente los tratados de paz firmados. Por supuesto, ingleses, franceses o italianos se defendieron publicando obras donde se defendían sus puntos de vista sobre el origen del conflicto.

No merece la pena alargarse en esta cuestión, pues ninguno de los contendientes fue inocente totalmente. Cada uno tuvo su parte de responsabilidad, aunque en algunos casos fue más visible y directa que en otros.

Lo que si fue evidente y no deja ninguna duda al respecto es el hecho de que la IWW tuvo un impacto tremendo sobre la población europea. Dejando a un lado el impacto psicológico de tales acontecimientos, imposible de cifrar estadísticamente, quiero terminar el artículo mostrando las cifras oficiales de muertos que dejó la contienda. Este es el mejor ejemplo de lo que no debe nunca volver nunca a repetirse. Quizás los políticos y militares que decidieron entrar en la IIWW no contaban con ellos o los ignoraron. No me cabe en la cabeza otra explicación para repetir esta barbarie.

Paises
Movilizados
Muertos
Heridos
Prisioneros
Desaparecidos
Total de bajas
% de bajas sobre
los movilizados
Entente
42,188,810
5,152,115
12,831,004
4,121,090
22,104,209
52.3
Rusia
12,000,000
1,700,000
4,950,000
2,500,000
9,150,000
76.3
Francia
8,410,000
1,357,800
4,266,000
537,000
6,160,800
76.3
Imperio Británico
8,904,467
908,371
2,090,212
191,652
3,190,235
35.8
Italia
5,615,000
650,000
947,000
600,000
2,197,000
39.1
Estados Unidos
4,355,000
126,000
234,300
4,500
364,800
8.2
Japón
800,000
300
907
3
1,210
0.2
Rumania
750,000
335,706
120,000
80,000
535,706
71.4
Serbia
707,343
45,000
133,148
152,958
331,106
46.8
Bélgica
267,000
13,716
44,686
34,659
93,061
34.9
Grecia
230,000
5,000
21,000
1,000
17,000
11.7
Portugal
100,000
7,222
13,751
12,318
33,291
33.3
Montenegro
50,000
3,000
10,000
7,000
20,000
40.0
 Imperios
Centrales
22,850,000
3,386,200
8,388,448
3,629,829
15,404,477
67.4
Alemania
11,000,000
1,773,7000
4,216,058
1,152,800
7,142,558
64.9
Austria-Hungria
7,800,000
1,200,000
3,620,000
2,200,000
7,020,000
90.0
Turquía
2,850,000
325,000
400,000
250,000
975,000
34.2
Bulgaria
1,200,000
87,500
152,390
27,029
266,919
22.2
Total de los
dos bandos
65,038,810
8,538,315
21,219,452
7,750,919
37,508,686
57.6



FUENTES:

·        Los tratados secretos y las verdaderas causas de la Primera Guerra Mundial

·        «¡No me hable usted de la Guerra!» por Enric Ucelay-Da Cal. http://www.revistadelibros.com/articulos/no-me-hable-usted-de-la-guerra

·        LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL 1914-1918 http://clio.rediris.es/udidactica/IGM/antecedentes.htm

·        EL COSTE HUMANO DE LA GRAN GUERRA. http://clio.rediris.es/udidactica/IGM/tablas.htm

·        What Really Caused World War 1? http://www.threeworldwars.com/world-war-1/ww1.htm (inglés). http://www.sinparadigmas.com/dos/WW1.htm (castellano)
·        Gilbert, Martin: La Primera Guerra Mundial. La Esfera de los libros. 2004.

·        Montero Díaz , J. y Corazón González, L.: Historia del mundo contemporáneo. EDITEX.

·        Renouvin, Pierre: La crisis europea y la Primera Guerra Mundial. Madrid. Akal. 1990.

·        Haffner, Sebastian: Los siete pecados capitales del imperio alemán durante la Primera Guerra Mundial (1964).



9 comentarios:

  1. Muy buena felicidades

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    1. Hola. Muchas gracias por leer y comentar.

      Me alegro que te gustara.

      Un saludo.

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  2. la guerra tuvo un solo motivo: el ferrocarril berlin-bagdad.
    el escenario era parecido al que hoy antecede a la III GM y en este caso el conflicto principal es el gasoducto.

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    1. Gracias por comentar.
      Pones sobre la mesa un interesante punto de vista.
      Sin duda los motivos económicos fueron un importante condicionante, aunque no podemos simplificar la cuestión tanto.
      Para Rusia e Inglaterra el tren podía suponer una importante merma económica en su zona de influencia, pero no fue ni la única razón, ni la más importante, por la que se lanzaron a la guerra.
      Un saludo

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  3. no se supone que cuentes a los heridos como bajas

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    1. Hola, gracias por comentar.
      Los heridos se cuentan como bajas porque, en la mayoría de los casos, no pueden volver a luchar en el frente.
      En el caso de esta guerra el uso de armas químicas y de nueva artillería provocó, junto a los rudimentarios medios sanitarios, un enorme número de heridos graves que quedaron lisiados e inútiles para el combate.
      Saludos

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