Dormimos estupendamente (9
horas del tirón) y por la mañana teníamos fuerzas suficientes para comernos el
mundo entero. Hasta Portomarín quedaban unos 5 Km., los cuales fueron
sencillos hasta la entrada a la ciudad, pues se debe bajar una empinada cuesta
abajo. Nosotros tuvimos que hacerla de espaldas, mitad para reservar fuerzas,
mitad por necesidad absoluta.
Portomarín tiene una iglesia
similar a la Seo de Lisboa, aunque en pequeño. San Nicolás de Portomarín es un
auténtico templo-fortaleza, el cual perteneció a la Orden de San Juán de
Jerusalén. Como curiosidad os comentaré que el templo fue trasladado a su
ubicación actual, piedra a piedra, debido al embalse de Belesar. Me hubiera
gustado verla en su interior, pero tan temprano estaba cerrada y no íbamos a
retrasarnos en nuestro recorrido. Tras ver una pequeña ermita por fuera y
comprar unos donuts de chocolate para el camino seguimos nuestro trayecto
atravesando el río Miño por un puente metálico.
Portomarín |
Los siguientes kilómetros los
hicimos decentemente manteniendo una media de 3,5 Km. /hora. Teniendo en
cuenta las condiciones que traíamos era una media muy decente. La subida por el
monte de San Antonio, tras salir de Portomarín no es muy dura, apenas un
kilómetro, y luego el camino transcurre bastante llano. Fuimos pasando aldeas
(Gonzar, Hospital…) y caminando junto a la carretera por boscosos parajes.
Hasta Ligonde (llevaríamos entonces unos 21 Km. realizados) llegamos con las fuerzas aún
intactas, pero a partir de aquí fue un suplicio. Pasamos algo más de 5 Km. de bajada pura y dura,
soportándola gracias a que el camino estaba en muy buen estado. Si hasta ahora
habíamos ido adelantando peregrinos, ahora nos tocaba dejar paso a los demás,
pues más que andar nos medio arrastrábamos.
Llegamos a Palas de Rei a las
16:00h, totalmente exhaustos. El albergue municipal es relativamente nuevo y
volveríamos a dormir acompañados por algo más de medio centenar de peregrinos.
Tras dejar nuestras cosas sentimos desfallecer. Teníamos que comer algo rápido
y nos arrastramos como unos auténticos zombis a la cazza de algún bar.
Comimos en un restaurante
cercano viendo perder a España contra Suiza 1-0 en nuestro partido inaugural.
Si en ese momento me dicen que España sería finalmente la campeona del mundo
del Mundial de Futbol de Sudáfrica no lo hubiera creído.
Después nos aseamos, hicimos
la colada y mi mujer se acercó a un puesto de la cruz roja para que la curaran
las ampollas. La vendaron los pies y la advirtieron que realizara una etapa
corta al día siguiente.
Hoy habíamos recuperado los
kilómetros que no pudimos hacer la etapa anterior, pero el coste había sido muy
alto. En total debimos recorrer algo más de 30 Km., pero al final dábamos
auténtica lástima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario