Hoy os voy a proponer viajar a la
ciudad de Pamplona, capital de Navarra. Una encantadora ciudad, famosa por su
fiesta de los San Fermines y por ser una de las principales paradas del Camino
de Santiago.
Su centro histórico peatonal, lleno de
palacios y edificios históricos seguro que os deslumbrará. Y si a ello añadimos
poder recorrer las calles del itinerario del encierro más famoso del mundo no
creo que sea necesario añadir más excusas para acercarnos un día hasta allí.
¿Os interesa descubrir Pamplona?
Nosotros llegamos a Pamplona
desde Olite, por lo que aparcamos en la parte sur de la ciudad. Os recomiendo
los alrededores de la Avenida Cataluña, cerca de la Universidad. En ese lugar
existe uno de los múltiples aparcamientos disuasorios que podemos usar
para dejar nuestro coche de forma gratuita durante todo el día. Si queréis
dejar el coche más cerca del centro deberéis pagar parking o ticket de zona
azul.
Desde donde aparcamos apenas
andamos 20 minutos para llegar a nuestra primera parada, la Plaza de Toros
de Pamplona. Existe la posibilidad de visitarla por dentro, pero nosotros
no somos tan forofos de la tauromaquia, por lo que nos conformamos con ver su
exterior. También nos acercamos al Monumento al Encierro, en la Calle
Roncesvalles. Se trata de una gran escultura formada por 19 figuras que
homenajea al encierro de San Fermín. Personalmente me hizo especial ilusión
acercarme hasta aquí, pues, aunque no me gustan las corridas de toros, sí soy
un fiel seguidor de los San Fermines (7 de julio).
Desde aquí, a tiro de piedra, se encuentra
la emblemática Plaza del Castillo, una de las postales de Pamplona. Sus
pórticos, su quiosco de música central, su escultura de Carlos III y, por
supuesto, el conjunto maravilloso que conforman los edificios del siglo
XVIII-XIX que la rodean. Entre los más emblemáticos están el Palacio de
Navarra, el Palacio Goyeneche, el hotel La Perla, el teatro Gayarre, el antiguo
Casino y, por supuesto, el Café Iruña, donde una estatua de Ernest Hemingway
nos recuerda que este era uno de sus locales preferidos de la ciudad. Os
recomiendo subir al quiosco y admirar la plaza en sus 360º. Las postales son
preciosas.
Nuestra siguiente parada debería
ser el Plaza del Ayuntamiento. Se trata de un edificio que os sonará
mucho nada más verlo. Ello se debe a que, desde aquí, se lanza el chupinazo que
da comienzo a los San Fermines. La fachada barroca del edificio, con sus
balcones con verjas de hierro y las esculturas alusivas a la Prudencia, la
Justicia (ambas custodiando la entrada principal) y la Fama (en lo alto), son
una belleza. También veréis en esta parte superior a Hércules, por partida
doble, portando su característico garrote.
Si queréis entrar podréis
observar las llaves de la ciudad, unas mazas ceremoniales y el documento
otorgado por Carlos III el noble en 1423 (Privilegio de la Unión).
Desde aquí vamos a dirigirnos, por la
calle Mercaderes, hacia la famosa “curva de Estafeta”, uno de los puntos
singulares del encierro. Nosotros vamos a seguir rectos, pues nuestro objetivo
ya se divisa al final de la calle. Antes de llegar os aconsejo parar en la
famosa Pastelería Beatriz, donde podréis probar los famosos Garroticos
de chocolate.
La Catedral de Pamplona tiene una
sobria fachada neoclásica que imita a un templo griego. Posee dos torres, albergando
una de ellas la Campana María, que con sus 12 toneladas es la segunda más
pesada de España. Esta polémica reforma sustituyó a la deteriorada fachada
románica, lo que provocó que no ha todo el mundo le agradara el cambio (Víctor
Hugo llegó a decir que las torres eran Dos orejas de burro). Fue obra de
Ventura Rodríguez.
Pero que no os engañe el exterior, pues en
el interior vais a descubrir un magnífico ambiente gótico que os maravillará. la
planta de cruz latina cuenta con tres naves, capillas entre los contrafuertes y
cabecera con capillas que forman la girola, algo típico en los templos donde
acudían peregrinos.
En la nave central se encuentra
el Mausoleo a los Reyes de Navarra Carlos III el Noble y Leonor de
Trastámara, obra de soberbio valor artístico realizada en alabastro por
Johan Lome de Tournai. El conjunto escultórico se completa con 28 figuras de
nobles y alto clero que rodean a los reyes yacentes, sobre una cripta que
guarda restos de monarcas y príncipes enterrados.
Preside el templo la talla de
madera revestida en plata de Santa María la Real. Ante esta virgen románica
del siglo XII, la más antigua de las imágenes marianas conservadas en Navarra,
se coronaban, bautizaban y bendecían los reyes navarros. Otro punto importante
a no perderse es el conocido Cristo de Anchieta, del siglo XVI, situado
nada más entrar a la izquierda.
Pero lo mejor está en el resto de
los edificios que componen el templo. No en vano se trata del complejo
catedralicio más completo que se conserva en España. Sobresaliendo respecto a
los demás está el Claustro Gótico, uno de los mejores ejemplos en su
estilo.
Accedemos al mismo a través de
dos espectaculares puertas: la Preciosa, cuyo nombre deriva del salmo
que los canónigos cantaban al pasar por ella para acceder al dormitorio: «Pretiosa
in conspectu Domini, mors sanctorum eius», y la de Nuestra Señora del
Amparo, cuyo tímpano destaca por el dramatismo que relejan sus personajes
en la Dormición de la Virgen.
Este claustro posee una combinación
magistral de curvas y rectas dominada por las grandes arcadas ojivales y
treboladas, rematadas por pináculos con maineles, decoraciones y tracerías de
gran elegancia. Sus columnas y paredes están decoradas con grafitos que han
sobrevivido a los avatares del tiempo (existen tanto medievales como alusivos a
la Guerra de la Independencia). Entre los lugares que no os podéis perder se
encuentra la Capilla Barbazana, antigua sala capitular y donde está
enterrado el obispo Arnaldo de Barbazán del XIV, bajo una magnífica bóveda y
vigilado por una bella Virgen del Consuelo.
Desde el claustro también tenemos
acceso al Museo Diocesano (ojo a la puerta de entrada que es una maravilla),
donde podremos ver interesantes piezas de arte sacro, como una Virgen realizada
en alabastro y numerosa escultura.
La siguiente parada es el enorme Refectorio
y la cocina. Aquí os voy a pedir que os fijéis en las ménsulas (piezas como
capiteles al inicio de los arcos de las bóvedas), pues descubriréis un bello
trabajo escultórico y que conserva la decoración pictórica natural.
La Biblioteca, la Sacristía o
subir a la torre pasando por la casa del cantero son otros de los atractivos
que podéis realizar en esta amplia visita.
Los Horarios para visitar el templo y el
museo son los siguientes:
Lunes-sábado: de 10:30h a 19:00. Domingo
cerrado.
SUBIDA A LA CAMPANA MARÍA: todos los días
11:15h, previa retirada de número.
WEB: https://www.catedraldepamplona.com/
Uno de los rincones más encantadores de la
ciudad lo encontramos justo en un lateral del templo recién visitado. Me
refiero a la Plazuela de San José. Un conjunto de casas de piedra
típicas del pirineo que nos dan acceso hasta un bonito Mirador que nos permitirá
admirar las montañas y el Río Arga.
Sigamos por la calle Navarrería
hasta su famosa Fuente de Santa Cecilia, cuyo nombre nos recuerda cómo
se llamaba esta plaza en el pasado debido a la existencia de una basílica, hoy
desaparecida, consagrada a esta santa. Se trata de una de las cuatro fuentes
diseñadas por Luis Paret en el siglo XVIII provechando que se traía agua a la
ciudad desde el manantial de Subiza. La imagen de esta fuente ornamental, con
el fondo de las fachadas de colores de los edificios (destacando la fachada
barroca de la casa-palacio del marqués de Rozalejo) es una de las más
emblemáticas de Pamplona.
Durante las fiestas de San
Fermín, algunos extranjeros descerebrados se suben a esta fuente, mientras el
resto les tira vasos y botellas para ponérselo difícil. Luego, cuando están en
lo alto, saltan para que el resto de los amigos los atrapen antes de golpearse
con el suelo. Un riesgo para sus vidas inútil, pues tal tradición no existe,
sino que es una inconsciencia fruto del alcohol.
La visita cultural del día la tenemos en
el cercano Museo de Navarra. Antes pasaremos por el icónico edificio del Archivo
Real y General de Navarra, uno de los edificios más antiguos de la ciudad
(siglo XII) que ha tenido múltiples usos. También os recomendaría, antes de
entrar, recorrer la icónica cuesta de Santo Domingo hasta los corrales
desde donde salen los toros en los encierros, cada día entre el 7 y el 14 de
julio a las 8:00 en punto. Por el camino veréis la hornacina donde se coloca la
imagen de San Fermín a la que cantan los mozos antes de correr delante de los
toros. Yo tuve la sensación de que, en realidad, era mucho más pequeño que
cuando lo veía en la televisión. ¿Os pasó a vosotros lo mismo?
El Museo de Navarra es el lugar
ideal para poder conocer la historia de Navarra. Entre los tesoros que esconde
este museo os voy a destacar unos cuantos que no debéis perderos.
Vamos a comenzar por el inicio de
la visita cronológica: la prehistoria. Lo primero que veremos será el conjunto
de estatuas-estelas protohistóricas (el menhir de Soalar y las estelas
de Turbil y Traibuenas), realizadas entre el Neolítico y la Edad de Hierro. Son
el ejemplo de sociedades de jefatura que colocaban estos monumentos como una
forma de hacer visible su poder sobre cierto territorio. Los bloques
antropomorfos muestran a guerreros, seguramente héroes de esas civilizaciones, en
los que se aprecia que llegaron a realizar la damnattio memoriae con
intención de hacer olvidar su recuerdo.
La visita al resto de las piezas
prehistóricas se encuentra en el sótano. Aquí lo más importante es El Mapa
de Abauntz, datado hacia 9815 a.C. y encontrado en una cueva próxima a
Francia, es una pieza excepcional, considerada el mapa más antiguo de Europa
occidental. Muestra los tempranos logros alcanzados por la humanidad en la
comprensión de la representación espacial. En él se reconocen los accidentes
geográficos del entorno de la cueva en la que se encontró: el monte, el río,
los humedales, pasos y accesos, y grupos de animales que fueron grabados
probablemente con un fin práctico: la caza.
En esta sala también se expone el
impresionante mosaico de Dulcitius. encontrado en la Villa del Ramalete,
cerca de Tudela, nos muestra a su dueño, conocido por la inscripción, en una
actividad de caza y rodeado de formas vegetales.
La pieza anterior nos prepara para la
parte romana, que encontraremos en el primer piso. Aquí voy a destacar el
mosaico romano del Triunfo de Baco procede de la ciudad romana de Andelos y
es uno de los más importantes de Navarra, junto al mosaico de Dulcitius (ya
comentado). El primer mosaico se encuentra incompleto y nos muestra la
figura de un tigre que es fustigado con un látigo por un sátiro. El tema evoca
el regreso triunfal del dios de la India.
Entre las piezas escultóricas destaca La
Estela funeraria de Lerga, realizada en piedra arenisca, señaló la tumba de
un joven representado como un héroe ecuestre. Aún es posible apreciar en la
parte superior las patas y la grupa de un caballo montado por un jinete.
Debajo, dos compañeros soldados, o sacerdotes, enmarcados entre columnas,
portan la urna con las cenizas del difunto. Las inscripciones testimonian la
convivencia del latín y el sustrato lingüístico prerromano, al aparecer nombres
en idioma aquitano o euskera arcaico.
Y, por supuesto, la pieza estrella del
museo, El togado de Pompelo. Se trata de una excepcional pieza
escultórica en bronce del siglo II que formaba parte de la decoración
escultórica del foro romano (fue descubierta en la Navarrería). Su importancia
radica en ser una de las dos únicas esculturas de bronce de un togado completo
localizadas hasta ahora en España.
De la sección medieval, repartida entre
esta planta y la siguiente, destacaré los capiteles románicos de la antigua
catedral de Pamplona. Y, entre ellos sobresale el llamado Capitel de Job.
Narra la historia de Job. Tallado casi como un altorrelieve en piedra caliza,
presenta escenas de la vida del personaje, ajustándose al texto bíblico con
sentido narrativo y naturalismo. Obra de gran calidad, muestra cómo el artista
medieval conocía la escultura clásica, habiéndose identificado la fuente de
inspiración para algunas escenas, como el dolor de Job al conocer la muerte de
sus hijas e hijos, en un sarcófago romano que acoge la representación del mito
de Medea. Forma ciclo con el cercano capitel de la Providencia divina. Ambos
constituyen un caso único en el Románico español.
La Arqueta de Leyre
es una magnífica arca realizada en marfil en los talleres de Medinat-al-Zahara
(Córdoba), durante el Califato Omeya. En su exuberante decoración encontramos
motivos animales y vegetales junto a otros dedicados a las figuras humanas
recreando escenas de la corte, algo verdaderamente sorprendente en el mundo
islámico. Sus inscripciones permiten conocer datos tan importantes como la
fecha de su realización, su autoría: Maestro Faray y sus discípulos, o su
destinatario: el hijo de Almanzor.
La Pasión de Cristo
es una de las muestras de pintura medieval más importantes de Europa. Fue
realizada por Juan Oliver, pintor de origen francés afincado en Pamplona, para
el refectorio de la Catedral pamplonica. La escena muestra el tema de la Pasión
de Cristo a modo de gran retablo con la escena principal del Calvario en el
centro. Las posturas y actitudes de los personajes muestran el patetismo y
expresivismo propios del estilo gótico, narrado con gran belleza. Una
inscripción, escudos y jóvenes tocando instrumentos contextualizan la obra.
En esta sección medieval vamos a descubrir
numerosa pintura y escultura románica y gótica. Así como la inclusión de piezas
modernas (inserta en la exposición temporal otras liturgias), donde me llamó la
atención una piedad invertida, donde Jesús sostiene a María.
De la parte barroca destacaría, ya en la
tercera planta, los retratos pictóricos. Y, en concfreto, El retrato del
Marqués de San Adrián, una joyita desconocida que pasa por ser uno de los
mejores retratos realizados por Goya. Se trata del retrato de José M.ª Magallón
y Armendáriz, quien aparece como un caballero altanero y simpático, amante de
la caza y la lectura. Con pose elegante, destaca sobre un fondo que acentúa la
expresión de su rostro, con lo que Goya consigue un retrato psicológico,
captando su personalidad en el gesto y la mirada. La excepcional calidad de la
obra se observa también en la representación de los materiales, particularmente
en el carácter aterciopelado del pantalón. No puedo resistirme a mostraros
también la actualización de la obra al siglo XXI.
Horarios: de martes a sábado: 09:30 a
14:00 h. y 17:00 a 19:00 h. Domingos y festivos: 11:00 a 14:00 h.
WEB: https://www.navarra.es/es/web/museo-de-navarra/
Tras comer y reponer fuerzas en alguno de
los múltiples lugares que podemos encontrar en el centro, vamos a terminar el
día realizando unas visitas relajadas. Si queréis comer rico y barato os
recomiendo un par de lugares. Para los amantes de los bocadillos tradicionales
no existe mejor lugar que Bar Casa Jesús Mari, en la calle San Agustín,
21, junto a la Plaza de Toros. Y para los amantes de las tortillas os
recomiendo El Mesón de la Tortilla, donde probar pinchos de tortillas
variadas o elegir comer un rico y variado menú del día. Se encuentra cerca del
Museo de Navarra, en la calle Navarrería 12.
Volvamos hasta la Plaza del Ayuntamiento. Justo
enfrente se levanta la Iglesia de San Saturnino. Muchos son los que
desconocen que este santo originario de Toulouse, primer evangelizador de la
ciudad en el siglo III es el patrón de Pamplona (29 de noviembre). Cerca de la
entrada de la iglesia está el pozo donde San Saturnino bautizó a los primeros
cristianos de Pamplona, entre ellos a Fermín, posteriormente convertido en el
primer obispo de Pamplona (en la intersección de la calle Mayor y la calle
Jarauta).
Este pequeño templo, con el aspecto
exterior de una fortaleza, se ubica en el antiguo tramo amurallado de la
ciudad, junto a una de sus puertas de acceso. En el exterior destacan sus dos
torres de época medieval, una de ellas coronada con un gallo. El interior, con
una sola nave, resulta espectacular para el visitante por la mezcla de estilo
gótico y barroco en la capilla adosada (sí es una capilla aunque no lo parezca).
No perderse las imágenes de San Saturnino y de la Virgen del Camino, patrona de
la ciudad.
La entrada es gratuita, y los horarios los
siguientes: lunes-viernes: 9:30-12:30 y 18:00-20:00. Sábados-Domingos:
10:00-13:30 y 17:30-20:00.
Para ver la famosa imagen de San Fermín
debemos recorrer la Calle Mayor hasta la Iglesia de San Lorenzo. Antes
pasaremos por el deslumbrante palacio de Ezpeleta, con su característica
fachada barroca y su puerta llena de esculturas. Está iglesia tiene en la
capilla neoclásica de San Fermín su principal atractivo. Se encuentra nada más
entrar a la derecha, y sobre el altar, se yergue la venerada reliquia del
Santo, una talla de medio cuerpo realizada en madera policromada y guarnecida
en plata que data de fines del siglo XV. Su semblante es oscuro, lo que puede
ser debido a que originariamente fuera negro o a que el humo de las velas lo
haya oscurecido… De ahí, que al Santo se le haya atribuido también el
calificativo de morenico. La imagen de San Fermín, patrón de Navarra
junto a San Francisco Javier, es un busto-relicario de madera policromada,
bañada en tonos plateados con una esmerada decoración floral, que no suele
estar a la vista ya que el Santo está cubierto por su capote rojo y dorado. El
famoso capotico al que rezan los mozos para evitar cogidas en el encierro.
La entrada es gratuita y el horario es el
siguiente: De lunes a sábado, de 8:30 a 12:30 y de 17:30 a 20:00. Domingos y
festivos, de 8:30 a 13:45 y de 17:30 a 20:00.
Desde aquí podemos acceder a dos zonas
verdes de la ciudad con gran encanto: los jardines de la Taconera, con
la famosa Taberna Vienés, y la Ciudadela, una fortaleza del siglo XVI
con forma pentagonal que hoy día podemos recorrer en un bonito paseo. Suelen
existir exposiciones temporales a visitar en los edificios del interior.
Y si aún os queda algo de tiempo os
aconsejaría acercaros hasta el Parque Yamaguchi, un parque diseñado por
paisajistas japoneses para celebrar el hermanamiento de Pamplona con la ciudad
japonesa de este mismo nombre. En Francia he visitado varios jardines japoneses
y siempre intento acceder a uno de ellos para poder admirar con calma sus
rincones. Aunque debo confesar que están mucho mejor los jardines de este tipo que
vi en Toulouse
y Nantes,
no deja de ser un buen lugar para relajarse después de un día tan ajetreado y
finalizarlo tomando un helado.
Creo que este es un final original a
nuestro intenso día en Pamplona. Espero que os gustara. Hasta la próxima.
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