domingo, 23 de junio de 2024

Una escapada dominguera cerca de Madrid (XXXIV): Covarrubias

 


Hoy os propongo viajar un poco más lejos de lo que os tengo acostumbrados. A la comarca del río Arlanza, en Burgos. Una zona que nos retrotrae a los orígenes de Castilla, al medievo, a las construcciones tradicionales en adobe y madera, a las calles empedradas laberínticas y a la buena comida en asadores.

 


Vamos a visitar uno de los que dicen es el pueblo más bonito de Burgos y uno de los más encantadores de España. Una de esas pequeñas joyas que esconde Castilla La Vieja. ¿Os animáis?

 

¿Dónde está Covarrubias?

 

Covarrubias es una pequeña localidad burgalesa pegada al río Arlanza que se encuentra unas dos horas y media de Madrid. Lo más rápido es tomar la A-1 hasta Lerma y luego desviarnos por la BU-904. Se trata de un viaje un poco más largo de lo que os tengo acostumbrados, pero os aseguro que merece mucho la pena.

 

 

¿Dónde aparcar en Covarrubias?

 

Mi consejo es dejar el coche fuera del casco antiguo de esta localidad. Un buen lugar es en el aparcamiento situado enfrente de la Puerta Real, pues resulta el mejor lugar para empezar el recorrido.

 

En caso de encontrarlo todo ocupado tenéis posibilidad de aparcar en las calles de los alrededores (Calle las Eras). Aunque se trata de un pueblo muy turístico, sólo tendréis algún problema su visitáis la localidad en fiestas o en algún fin de semana señalado.

 

Breves notas históricas

 

El pasado de esta localidad burgalesa es amplio y notorio. Se han encontrado pruebas de habitabilidad de la zona desde el Paleolítico. Y cuando llegaron a la Península los romanos, esta tierra era habitada por la tribu celtibérica de los Turmódigos, los cuales terminaron romanizados.

 

En torno al actual templo de Santo Tomás se ha encontrado un ara votiva en honor al dios Júpiter y, ya en época visigoda, se cree que allí se levantaba la primitiva iglesia de San Cosme y san Damián levantada por Chindasvinto. Por tanto, ese lugar era un centro de culto religioso importante.

 

Todo ello quedó arrasado por la invasión de los árabes en el año 737. Resulta curioso indicar que el nombre de Covarrubias se piensa que procedería de la expresión árabe Al Kobba (Al, quiere decir la y Kobba, torre) junto a rubio (rubio es rojo en castellano antiguo), haciendo referencia a la torre de aspecto rojizo de la localidad.

 

Covarrubias no volvería a renacer hasta el siglo X, momento en el que se vuelve a poblar la localidad por los cristianos que van ganando terreno. Aquí se asientan los sucesores del conde de Lara y, para el 972, la localidad pasa a ser propiedad del conde García Fernández. Su pretensión, fundando el infantado de Covarrubias, convierte a esta villa en un importante centro religioso, cultural y económico del condado.

 

El momento de mayor esplendor lo encontraremos entre los siglos XV-XVI. Durante el siglo XV se reedifica la iglesia de Santo Tomás y la nueva colegiata, mostrando la riqueza del gótico burgalés. En el siglo XVI se añade el claustro sustituyendo al románico anterior. A mediados de siglo se restaura el palacio Fernán González y unos años más tarde se comienza la construcción del Archivo del Adelantamiento de Castilla, creado por una orden de Felipe II. La prosperidad de la villa hace que surja una clase acomodada de clérigos e hidalgos.

 

No obstante, a finales del siglo XVI una mortal epidemia que asoló toda España dejó gravemente tocada a la población de Covarrubias, la cual entraría en un declive imparable durante los siguientes siglos.

 

Inicio del recorrido por Covarrubias

 

Como os indiqué antes, vamos a empezar nuestra ruta por una de las entradas al casco antiguo más impresionantes, la Puerta Real.

 

Antes de acceder voy a pedir que os fijéis en un pequeño altar situado en esa plaza. Es el Santuario dedicado a la Virgen de la Cereza, uno de los productos gastronómicos por los que se conoce esta localidad.

 


En la misma plaza se encuentra también el Cruceiro gótico. Estos elementos arquitectónicos sustituían la tradición pagana de época romana consistente en erigir una figura del dios Jano como protector de puertas y cruces de caminos. Era el dios bifronte del cambio del año y, por tanto, de los lugares que son, a la vez, entrada y salida. Los cristianos sustituyeron la imagen del dios por una cruz, símbolo máximo de la devoción católica. Como antiguos hombres del medievo, inclinemos la cabeza ante ella, en señal de sumisión, y prosigamos nuestro recorrido esperando un buen trayecto.

 


Toca ya admirar la impresionante fachada del Archivo del Adelantamiento de Castilla, edifico que da paso al casco antiguo de la localidad. Aspecto por el que también se conoce como Puerta Real.

 

Este edificio fue construido en 1575, en honor al Doctor Francisco Vallés, médico de Felipe II y oriundo de esta villa. Era conocido como el Divino Vallés, pues lograba aliviar al rey los dolores que le provocaba la enfermedad de la gota que sufría. Sus cuidados tuvieron que ser eficaces, pues este edificio fue un regalo por ellos.

 

Archivo del Adelantamiento de Castilla. Covarrubias.

Artísticamente, indicar que es de estilo herreriano con decoración renacentista. A destacar, el impresionante escudo del monarca, presidiendo la planta superior. Para los avezados en escudos indicaré que, en efecto, no están representadas todas las posesiones de Felipe II. Este escudo estaba planificado para decorar El Escorial, pero al darse cuenta del error, se envió a Covarrubias para engalanar este edificio. Su colocación conllevó tapiar la ventana que allí estaba, rompiendo la simetría renacentista original.

 

Su función como archivo de documentación terminó cuando se trasladaron todos los documentos al Archivo de Simancas. Hoy en día contiene la Oficina de Turismo y una sala de exposiciones dedicada a un museo de libro.

 


Traspasando el arco accedemos al casco antiguo de Covarrubias. Nuestros pasos nos llevarán, casi sin darnos cuenta, a la Plaza Mayor. En el centro neurálgico de la localidad vamos a poder empezar a admirar las bellas casas de adobe enlucidas de blanco y con entramados de madera vistos por las que es famosa la villa.

 

No obstante, el edificio más notable es el Palacio de Fernán González. Cuenta la tradición que este palacio, hoy convertido en sede del ayuntamiento, fue la residencia del primer conde de Castilla. De aquella época queda este arco románico del siglo XII. En su interior existe una sala de exposiciones habilitada en la bodega.

 


Acerquémonos a la fachada del edificio y fijémonos en una de las curiosas papeleras que adornan la ciudad. Se trata de pequeñas réplicas de las casas tradicionales, lo que ofrece un extra añadido de encanto. Veremos varias diseminadas por la localidad.

 

Dejemos el ayuntamiento a nuestra izquierda y subamos por una estrecha calle hasta llegar a la Iglesia de Santo Tomás. La construcción actual data del siglo XV, aunque como comentamos, este fue un lugar sagrado desde hace siglos donde se ubicaron templos anteriores. Del anterior templo del siglo XII sólo se conserva la capilla absidal del lado de la epístola.

 


La entrada, a través de una puerta barroca, se realiza cruzando un amplio atrio que, antiguamente, sirvió como cementerio.

 

Nada más acceder nos encontraremos con una de las joyas del templo, una impresionante escalera palaciega plateresca del siglo XVI. Su finalidad es desconocida pero su belleza incuestionable. Aconsejo detenerse para admirar la decoración, realizada en yesería, con bichas florentinas y el escudo de la tribuna. Una pintura mural de San Cristóbal complementa el conjunto.

 


El retablo mayor data del siglo XVII. De estilo clasicista, fue realizado por Domingo Vallejo y Pedro de Sedano para la Iglesia de San Lesmes de Burgos. En el siglo XVIII se trasladó a este templo sustituyendo al anterior retablo gótico, del que se aprovecharon las imágenes de Santo Tomás, que lo preside, y de San Pedro y San Pablo, que lo flanquean.


 

El púlpito es otra joya renacentista. Data del siglo XVI y fue realizado en piedra policromada. Lo adorna, en el frontal, el escudo de Covarrubias.

 

La única pieza que data del siglo XII es la pila bautismal. De estilo románico, fue el lugar donde se bautizó el médico más famoso de la villa. Del resto del templo destacar la decoración de las numerosas capillas, donde observar tablas flamencas (Capilla de San José), bonitos retablos y hasta una vidriera renacentista que representa la Natividad (Capilla de la Concepción).

 


Una vez admirado el arte religioso podemos acercarnos a la Antigua Botica del Ldo. Luis Martínez Del Valle. La antigua farmacia de Covarrubias se ubica en una casa tradicional y estuvo funcionando hasta el año 1975. En 1991 sus dueños la reformaron y la habilitaron como una especie de museo, conservando la decoración tradicional de antiguos tarros y estanterías.

 


Al ser de propiedad privada, para visitarla deberéis contactar con los dueños (652 794 629) o llamar a su puerta y probar suerte.

 

Bajemos ahora hacia la conocida como Plaza del Obispo Peña, otro interesante rincón donde admirar casas tradicionales con sus típicos soportales en la planta baja sostenidos por columnas de piedra o madera.

 


Aquí debemos destacar la casa del Obispo Peña, situada en la parte baja de la plaza. Pedro Peña, otro ilustre vecino de Covarrubias, fue arzobispo en Latinoamérica durante el siglo XVI. Su casa palaciega es inconfundible debido al escudo familiar en piedra que preside una esquina. Pero lo curioso es la decoración de cabezas de perros tallados en madera en las vigas que recorren la fachada.


 

Es hora de bajar a la ribera del río Arlanza. Su puente medieval nos está esperando. Desde aquí podemos comenzar un agradable paseo junto al río admirando los restos que quedan de las murallas originales. Apenas se conservan unos metros de la parte sur junto a la Colegiata, debido a que el Dr. Vallés mandó derribarlas para que la localidad tuviera mayor ventilación y combatir la peste que les asolaba.

 


Por el paseo es imposible no admirar el Torreón de Fernán González. Atravesemos la muralla por una pequeña puerta abierta en ella y accedamos a otra de las plazas más bonitas de Covarrubias.

 

El torreón de Fernán González se le conoce también como el de doña Urraca. Cuenta la tradición que en esta torre fue encerrada la Infanta Urraca por su padre, como castigo por haberse enamorado de un pastor y negarse a casarse con el príncipe de León. Aquí moriría, siendo una de las dos historias de amor desdichado que tiene la localidad. La segunda la descubriremos en breve.

 


Este torreón es una obra mozárabe levantada en el siglo X y era parte del sistema defensivo de la villa. Posee base rectangular y se trata de una torre piramidal truncada, con gruesos muros sustentados por recios bloques provenientes deconstrucciones anteriores y unos vistosos matacanes. La puerta se abre en alto, hacia la mitad de la torre y forma un arco de herradura de dovelas desiguales. Consta de cuatro plantas de distintas alturas. Su cubierta de tejas no corresponde con la construcción original, pues la torre fue desmochada en época de los Reyes Católicos. Un castigo ordenado a todos aquellos que apoyaron a Juana la Beltraneja en la guerra civil castellana.

 

Hoy en día, la parte posterior del torreón posee una exposición de armas de asedio de época medieval a tamaño real.

 

En esta plaza se erige el segundo crucero que veremos en la localidad. Y, como edificio señero, la Casa de Doña Sancha. Se trata del máximo exponente de la arquitectura tradicional de la villa. Construida en el siglo XV, posee los típicos elementos de este tipo de edificaciones castellanas medievales: soportal en la planta baja con vigas de madera para protegerse del sol y la lluvia, muros de adobe enlucidos con travesaños de madera vistos y una amplia balconada en la zona superior para aprovechar el sol los días despejados.

 


Cuenta la tradición que en ella vivió la Infanta doña Sancha de Castilla (1116-1157), hija de Doña Urraca y Don Raimundo de Borgoña, conde de Galicia. De ahí su nombre. Posteriormente, debido a su importancia, residieron importantes personajes de la villa, comerciantes y notables.

 

Creo que ya es hora de encaminarnos hacia el monumento más destacado de la localidad, el templo religioso más importante. Pero antes de entrar en el edificio vamos a pararnos en una escultura escondida entre los árboles. Representa a la Princesa Kristina de Noruega, la otra historia triste de amor.

 


La princesa Kristina era hija del rey Haakon IV de Noruega y llegó a nuestro país con el objeto de casarse con el infante Felipe de Castilla, hermano del Rey Alfonso X el Sabio. El matrimonio se concibió, como era habitual en la época, con fines prácticos: establecer relaciones comerciales entre ambos reinos.

 

Que se encuentre en este lugar la escultura de la princesa noruega no es casualidad: el infante Felipe era Arzobispo de Sevilla y abad de la Colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias. No obstante, para casarse, tuvo que abandonar su carrera eclesiástica.

 

El matrimonio, establecido en Sevilla, duró muy poco. La tradición indica que la princesa murió de pena en el año 1262, tras cuatro años casados, “porque le faltaban el frío de su país, su gente, su pasado, y le sobraban el calor asfixiante del Guadalquivir, la corte castellana y su incierto futuro”.

 

El infante Felipe prometió levantar una capilla en honor a su esposa situada en Covarrubias y erigida en honor a un santo escandinavo llamado San Olav. Pero tal promesa quedaría incumplida por su muerte prematura, con 43 años, en el año 1274. Sus maniobras políticas en contra de su hermano le debieron tener demasiado ocupado para tales promesas. No obstante, tal como os comentaré al final, la princesa noruega terminaría por tener su capilla.

 

La historia de la princesa Kristina de Noruega tuvo gran predicamento en el país escandinavo, donde se recordaba el sacrificio que realizaban las mujeres medievales, cruzando el Atlántico y casándose con desconocidos, en un país lejano, debido a los acuerdos comerciales de los monarcas.

 

Su tumba, como veremos, se encuentra en el interior del templo que ya toca admirar, la Ex Colegiata de San Cosme y San Damián.

 


Este templo, el más importante que podremos visitar en la localidad, data de finales del siglo XV y se asienta sobre los restos de un templo románico y otro visigodo anteriores. De estilo tardogótico, se accede a través de un atrio. En esta fachada occidental destaca el rosetón, con hermosas tracerías de inspiración más mudéjar que gótica, y la torre campanario, de aspecto macizo nos avisa de un templo bastante arcaico en sus formas y decoración. Más bien pareciera de un siglo antes, al menos. Algo apreciable también en las arquivoltas ligeramente apuntadas de la entrada.

 

El interior está configurado con una planta de cruz latina, con tres naves, capillas laterales y crucero, cubiertas por bóvedas de crucería sencilla. La central lleva el clásico nervio espinazo longitudinal, como la catedral de Burgos.

 

El retablo del altar mayor está dedicado a San Cosme y San Damián, dos médicos cristianos conocidos por su habilidad en el ejercicio de su profesión y por su costumbre de prestar servicios desinteresadamente. Sufrieron el martirio en época de Diocleciano, siendo decapitados tras sobrevivir a la tortura y la hoguera. Entre sus milagros se relata el trasplante de una pierna. Si los veis cierto parecido es porque algunas fuentes indican que eran gemelos.

 


Un aspecto destacado son los numerosos sepulcros que posee este templo, pues aquí se encuentran, tanto en la iglesia como en el claustro, los panteones de las familias más ilustres de la villa. Voy a destacar, en el presbiterio, el del conde Fernán González y su esposa Doña Sancha, cuyos restos descansan en un inconfundible sepulcro tardo-romano del s. IV.

 


Otros importantes personajes aquí enterrados son García Alonso de Covarrubias, abad de la colegiata, Urraca García, primera abadesa del monasterio, y la reina Urraca Fernández. Como curiosidad indicar que el sepulcro situado junto a este último indica que contiene los restos de la infanta Sancha Raimúndez, personaje que concedió sus Fueros a la localidad de Covarrubias en el año 1148. Pero los restos de esta infanta se encuentran, realmente, en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León, donde su cadáver, momificado, se conserva incorrupto. ¿Quién descansará aquí entonces?

 

La pila bautismal románica, por la sencillez decorativa que posee, o el órgano del siglo XVII, el más antiguo de Castilla aún en funcionamiento, son también puntos destacables.

 

La visita al interior del templo es libre y gratuita, pero si queremos visitar el claustro y el museo se debe pagar entrada. A ciertas horas, y con un aforo mínimo, el sacristán realiza una visita comentada de estos espacios.

 

En el claustro son varios los puntos de interés. En primer lugar, la simbiosis existente entre el estilo gótico, presente en las arquerías apuntadas con tracería de las ventanas o en la crucería estrellada de las bóvedas, y el estilo renacentista con el que se decoró escultóricamente.

 


De las tumbas existentes es reseñable la de la princesa Kristina de Noruega. Se trata de un sencillo sepulcro gótico de piedra decorado con guirnaldas y una arquería corrida de arcos de medio punto. Junto al sarcófago se encuentra la llamada campana del amor. Si buscas esposo puedes tocarla tres veces y, en menos de un año, verás cumplido tu deseo. O, al menos, eso es lo que cuenta la leyenda.

 


En este claustro también os aconsejo deteneos a admirar el lapidario, con numerosas piezas escultóricas procedentes del anterior templo románico. Columnas y capiteles con variada decoración, tanto vegetal como animal, nos recuerdan la riqueza de este tipo de construcciones medievales.

 


Por último, el museo del templo ocupa cuatro salas de un lateral del claustro, destacando el precioso artesonado mudéjar de su sala capitular. Entre las numerosas e importantes piezas que atesora destacaría el extraordinario tríptico de la Adoración de los Magos del Maestro de Covarrubias Gil de Siloé, de clara influencia flamenca, tallado a finales del siglo XV en madera de roble dorada y policromada. En la escena se muestran ya los actuales tres reyes magos, representando las tres razas conocidas en la época, blanca europea, amarilla asiática y negra africana, y, simbólicamente, las tres edades del hombre: juventud, madurez y tercera edad.

 


También es una maravilla la Virgen del libro, una pintura flamenca de extraordinario valor con numerosos detalles en los que entretenerse, cada uno con su especial simbología.

 


El museo expone diversas piezas de arte sacro, tales como diversas imágenes de santos y vírgenes, capiteles, documentos, ropajes y ornamentos litúrgicos.



 

Destacar también, por lo truculento del asunto, la tabla titulada Milagro en el Banquete de Santo Tomás Apóstol. En ella vemos que un perro trae a la mesa de un banquete la mano de un maestresala que había golpeado a Santo Tomás por haberse negado a comer. A continuación, vemos la decapitación del santo y, en otro cuadro de esa primera sala, el milagro de los santos Cosme y Damián, los primeros en realizar un trasplante de pierna, la cual obtuvieron de un esclavo negro. El resultado final era mejorable.

 


¿Qué ver en los alrededores de Covarrubias?

 

Puede que Covarrubias os quede pequeño y deseéis alargar vuestra visita o estancia para admirar un poco más lo alrededores. Estas son mis propuestas si deseáis pasar todo un gran fin de semana por la zona del Arlanza.

 

La ermita de San Olav se encuentra a escasos 3 kilómetros de la localidad. El camino de arena no es apto para todos los vehículos, por lo que llegar hasta allí supone un pequeño reto.

 


En el año 211 se logró cumplir la promesa que le hizo el infante Felipe de Castilla a su esposa Kristina de Noruega de erigir un templo en honor a este santo escandinavo patrono de Noruega. La petición de la princesa está recogida en la Saga del Rey Håkon Håkonsson: “El miércoles de ceniza se prometieron don Felipe y la princesa. El primer deseo que ella expresó a don Felipe fue que mandara construir una iglesia en honor al santo rey Olav, a lo cual consintió el infante con la mejor voluntad”. Tuvo que esperar 753 años.

 

El aspecto de este templo, realizado en madera y acero laminado, es sorprendente tanto en su forma como en su contenido. Algo que se buscó expresamente para resaltar su carácter exótico. Sin duda, si una palabra lo define, es la de peculiar.

 

Para entrar debemos atravesar un porche de madera, descubriendo un interior austero en decoración y donde se otorgó toda la importancia a la luminosidad que penetra a través de las vigas de madera.

 

En su interior, cuya función es doble, tanto capilla como sala de exposiciones, vamos a poder conocer más profundamente tanto la vida de la princesa Kristina como la de este famoso santo noruego. De este último, por ejemplo, descubriremos que estuvo en España hacia el año 1016, asolando las costas asturianas y gallegas, para, finalmente, llegar hasta el estrecho de Gibraltar. Allí fue cuando tuvo un extraño sueño donde Odín le habló: “Vuelve a tu tierra y serás Rey Perpetuo de Noruega”.

 

En su regreso fue bautizado en Normandía y como rey unificó, por primera vez, todo el país. Pero su poder centralizado y basado en el cristianismo no fue visto con buenos ojos por numerosos nobles, quienes conspiraron junto al rey danés, el Gran Canuto, que había puestos sus ojos sobre Noruega. Olav tuvo que huir y refugiarse en Kiev junto a su cuñado el gran duque Jaroslav. En 1030, Olav volvió a Noruega para reclamar el trono. La batalla decisiva tuvo lugar en Stiklestad, el 29 de julio, siendo su ejército derrotado definitivamente. Olav cayó en combate y su cuerpo fue enterrado en un lugar cercano a donde actualmente se encuentra la catedral de Nidaros.

 

Este templo se convertiría, poco después, en un importante lugar de peregrinación en el medievo, pues pronto se atribuyeron a los restos de Olav diversos milagros.

 

Unos pocos kilómetros más allá de la capilla anterior descubriremos las ruinas del Monasterio de San Pedro de Arlanza. Fundado en el año 912 por el padre de Fernán González, está considerado como la "Cuna de Castilla" y uno de los cenobios más impresionantes que tuvo la Castilla condal. Hoy en día, ante la dejadez de las instituciones para reformar el lugar, debemos conformarnos con pasear entre los restos de la espectacular iglesia románica, admirar el arranque de los gigantescos pilares que sostuvieron sus naves, los tres ábsides semicirculares, la torre, así como las dependencias monacales y los dos claustros.

 


En el primero se levanta un árbol impresionante de gran altura, un pinsapo de 30 metros, plantado en 1840, tras la desamortización de Mendizábal que llevaría el lugar a la ruina, y que fue traído desde Andalucía. Juan Pablo Mañueco le dedicó un bonito poema en el año 2016. También debéis fijaros aquí en unas cadenas que cuelgan del tejado y bajan hasta unas piedras colocadas en el suelo, en las cuatro esquinas. Fue un invento para que el agua no estropeara la piedra y pudiera recogerse en la fuente.

 


El segundo claustro, de mayores dimensiones y estilo herreriano, nos abre camino tanto hacia la iglesia como, subiendo unas escaleras, hacia la sacristía, donde destaca una impresionante cúpula sobre trompas con casetones en forma de concha.

 

El único arte que aún podremos admirar será el existente en los capiteles que aún se conservan, pues diversos expolios trasladaron el resto de sus joyas: la portada de la iglesia fue trasladada al Museo Arqueológico Nacional en 1895; el sepulcro de los condes de Castilla Fernán González y Sancha se encuentra en Covarrubias, mientras que otro sepulcro románico de gran belleza, que la tradición dice haber pertenecido a Mudarra, puede verse en la catedral de Burgos; sus valiosos frescos pueblan las paredes de museos tan alejados como el Museo Nacional de Arte de Cataluña o el Museo Metropolitano de Nueva York.

 


A pesar de ello, caminar entre estos restos no deja de ser una maravilla que nos transportará a la tranquilidad de aquellos monasterios benedictinos alejados del mundanal ruido.

 

Lerma es otra de esas localidades burgalesas con un especial encanto. Asociada al famoso Duque de Lerma, valido de Felipe III, posee un interesante casco urbano donde destaca el actual Parador Nacional (Palacio Ducal), la Iglesia Colegial de San Pedro Apóstol, el pasadizo utilizado por el monarca y su valido acudir a misa (entre otras cosas) sin ser vistos o el Arco de la Cárcel, imponente entrada al casco antiguo.

 


Territorio Artlanza es un curioso lugar ubicado entre Covarrubias y Lerma, en la población de Quintanilla del Agua. Se trata del sueño del escultor local Félix Yáñez, quién levantó en solitario todo un pueblo típico castellano utilizando materiales reciclados. Su particularidad es que recrea construcciones y una decoración antigua que seguro gustará a los más mayores, por recordarles su infancia, y a los más pequeños, por pasear y entrar en las casas de este curioso museo a tamaño natural. Más o menos en una hora habrás recorrido el lugar.


 

El Desfiladero de La Yecla se encuentra camino del monasterio de Silos. Se trata de una profunda y estrecha garganta creada por el arroyo del Cauce, que tras millones de años de erosión ha excavado las entrañas de las Peñas de Cervera, en cuyas peñas reinan los buitres leonados, alimoches y águilas reales. El fondo de este estrecho cañón puede visitarse gracias a la instalación de unas cómodas rampas y pasarelas. El trayecto apenas supone medio kilómetro y es interesante admirar el curso del agua y sus pequeñas cascadas y sumideros.

 


El Monasterio de Silos es otro lugar próximo que merece mucho la pena recorrer. Además de tener la ocasión de escuchar el famoso canto gregoriano, si por algo se conoce a este lugar es por su claustro románico lleno de un trabajo escultórico de especial belleza. No en vano está considerado una de las cumbres del arte cristiano medieval europeo. A destacar la única columna torsa, cuatro columnas entrelazadas que realmente parecen tres debido a un curioso efecto visual, y los capiteles románicos, realmente bellos y con una variada decoración vegetal y animal.

 

 


 Hasta la próxima

 

 

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