Hace ya algunos años os recomendé visitar
la localidad de Atienza,
en la provincia de Guadalajara. Esta encantadora villa medieval suele visitarse
acompañada de Sigüenza, el verdadero reclamo de esta zona, por lo que ya es
hora de abordar una ciudad que se me había quedado en el tintero.
¿Os apetece descubrir los encantos de
Sigüenza?
¿Cómo
llegar?
Desde Madrid apenas se tarda 1h 30m en
llegar a Sigüenza. Hay que tomar la autovía A-2 dirección Zaragoza y desviarnos
en el kilómetro 104 para tomar la CM-1101. Desde este punto apenas nos separan
25 Km.
¿Dónde
aparcar?
Uno de los aciertos de Sigüenza es el de
no penalizar el turismo con los famosos parquímetros. En toda la ciudad puedes
aparcar sin restricciones, aunque las mejores opciones son las que se
encuentran próximas a los lugares turísticos.
Un buen lugar de aparcamiento puede ser la
zona del Castillo, pues además de junto a su explanada existe un parking
disuasorio a su espalda, al final de la calle Valencia.
No obstante, aunque se tiene que dar un
poco más de vuelta, yo prefiero aparcar en el parking junto a la Catedral, en
la misma Puerta del Toril.
¿Qué
ver?
Vamos a empezar por la Plaza Mayor de Sigüenza, un lugar precioso donde se une la fachada de la Catedral, el Ayuntamiento y un conjunto
de edificios con soportales muy fotogénicos.
Se trata de una plaza renacentista que
buscaba la majestuosidad, aunque los edificios que la componen fueron alzados
en diferentes estilos arquitectónicos. Ello provoca que nos encontremos una
singular y atractiva mezcolanza que va a ser uno de los sellos de identidad
propios de esta localidad.
El edificio con soportales que cubre todo
un lateral era el antiguo edificio de la
Tesorería del Cardenal Mendoza, muy reformado debido al incendio que lo
devastó en 1975. Justo frente a la Catedral se alza el Ayuntamiento, que mantiene la doble hilera de arcos y una galería
superior. Y cerrando la Plaza por un lateral tenemos la parte del imponente crucero
de la Catedral, la llamada Puerta del
Mercado, caracterizada por el rosetón gótico, la portada neoclásica y la
torre románica denominada del Gallo, la cual nos remonta a los belicosos
inicios de la Reconquista cristiana de esta zona. En efecto, esta torre era una
atalaya militar que servía para enviar señales al Castillo.
Esta plaza, diseñada por el Cardenal
Mendoza en el siglo XV, pretendía ofrecer a la ciudad un nuevo lugar donde
celebrar el mercado semanal, así como otras fiestas populares. Todo ello a los
pies de la Catedral, pues la influencia de la iglesia en esta villa siempre fue
intensa.
Donde antaño se cobijaban de la lluvia los
mercaderes que vendían en la plaza hoy los turistas pueden acercarse a comer en
los mesones que allí se ubican.
La Catedral
de Santa María la Mayor es, sin duda, el monumento estrella de Sigüenza. Y
no podemos dejar de visitarla teniéndola tan cerca.
Su construcción data del año 1124 y se la
debemos al obispo Bernardo de Agén, quién conquistó la ciudad a los almorávides
ese mismo año o el anterior (los documentos no son claros al respecto). Este
obispo guerrero perteneciente a la orden de Cluny comenzó la construcción en estilo románico cisterciense.
Este estilo de frontera es lo que le da al
templo un aspecto de fortificación evidente en las dos torres almenadas (otrora
elementos de la muralla) de la fachada
principal, la oeste. Aquí
tenemos tres puertas de estilo románico,
con sus característicos arcos de medio punto y arquivoltas sencillas sostenidas
por capiteles con motivos vegetales. Incluso el rosetón es románico, así como
los macizos contrafuertes que enmarcan la puerta central, denominada del
Perdón. Lo que no es románico es el añadido superior de esta puerta, un
medallón barroco que muestra, en bajorrelieve, La imposición de la casulla a
San Ildefonso. Este elemento nos avisa de la enorme mezcolanza de estilos que
contiene esta Catedral, pues en su dilatado periodo constructivo los diferentes
obispos construyeron según la moda imperante en cada siglo.
Lo anterior lo notamos al entrar, pues el
gótico hace acto de presencia en la sobrecogedora altura de la nave central (28
metros) o en las bóvedas ojivales de crucería, obra del cardenal Mendoza.
Del interior del templo merecen la pena
destacar varios puntos de interés. Aunque con la audioguía que proporciona la entrada vais a poder descubrir cada rincón del templo, este breve resumen de los puntos más importantes seguro que os vendrá muy bien.
Lo primero que nos encontramos al entrar
en el templo es el denominado Trascoro,
un recargado altar barroco inconfundible por sus robustas columnas salomónicas
de color negro. En la hornacina se encuentra la venerada imagen de Nuestra Señora la Mayor, patrona de la
ciudad y muy apreciada por los seguntinos. Hago aquí un inciso para indicar que
este topónimo proviene de la denominación que Plinio el Viejo realizó de esta
ciudad en su Naturalis Historia,
Segontia, ciudad celtíbera perteneciente a los arévacos y que pasó a ser
conquistada por Roma durante la guerra contra Numancia.
Volviendo al templo también es destacable el coro, situado en el centro de la
nave principal. La decoración de la sillería es magnífica y se la debemos al
cardenal Mendoza, cuya silla episcopal es fácilmente reconocible al ser la
única que posee dosel coronado por un pináculo.
Un punto importante es el Altar Mayor, con diferentes escenas de
la vida de Cristo y que se construyó, en estilo manierista, a principios del
siglo XVII por orden del obispo Mateo de Burgos.
Entre las capillas existentes en el templo cabe destacar la de San Pedro, la primera del lado
izquierdo y de estilo plateresco (utilizada cuando yo la visité como zona de oración) o la de la Anunciación,
con su magnífica portada que combina elementos platerescos, mudéjares, góticos
flamígeros e incluso árabes.
Pero dentro de todas las existentes voy a destacar la de Santa
Librada, también llamada Sacristía nueva y que se sitúa en la parte norte
del transepto o nave del crucero. Esta capilla nos recuerda la costumbre
medieval de atesorar reliquias y aquí se halla la de esta santa, traída desde
Aquitania por el obispo Bernardo de Agén. Librada nació junto a sus ocho
hermanas en el siglo I y fue decapitada por convertirse al cristianismo. Su
vida podemos admirarla en diferentes tablas que se muestran en el retablo de la
capilla, configurado como un auténtico arco del triunfo. Sin lugar a dudas esta capilla es la más impresionante de todo el templo y en la que merece la pena recrearse un tiempo observando sus múltiples detalles.
La Catedral posee numerosos sepulcros. En la capilla de la
Anunciación se encuentran los de Fernando
Montemayor y el del obispo Eustaquio Nieto y Martín, ambos en estilo
plateresco y con decoración policromada. Uno destacable por la forma que
adoptan las figuras es el Sepulcro de
Juan González Monjua y Antón González, pues mientras una de las figuras
descansa sobre el sarcófago, el otro se dispuso en ángulo sobre el muro.
Pero si existe un sepulcro famoso en la Catedral
de Sigüenza este es el Sepulcro del
Doncel. La capilla donde lo vamos a encontrar se sitúa en la parte sur del
crucero. Y se trata de una capilla sepulcral familiar, pues aquí se sitúan, en
un mausoleo renacentista, los padres del Doncel, Fernando de Arce (la corona de
laurel indica que murió guerreando) y Catalina de Sosa, y en otro sobre el muro
el de su hermano, Fernando Vázquez de Arce, obispo de Canarias, ya en estilo
plateresco.
Pero los anteriores quedan ensombrecidos
por el sepulcro de Martín Vázquez de Arce, el famosísimo Doncel de Sigüenza. Se
trata de una de las obras cumbre de la escultura funeraria, calificándola el
mismo Ortega y Gasset como “la más bella
escultura fúnebre de España”.
El sepulcro muestra la figura en alabastro
de un joven vestido con armadura y caballero de la Orden de Santiago. Las armas
a su cintura o la figura del león a sus pies (representa la valentía en el
campo de batalla) nos indican que era un guerrero, aunque el artista que lo
recreó nos lo mostrara leyendo apaciblemente un libro.
Lo verdaderamente sublime de la
composición es todo lo que lo aleja del resto de composiciones funerarias,
algunas de las cuales ya hemos visto en el recorrido realizado por el templo.
La muerte, en este caso, aunque protagonista, no aparece en el monumento, sino
que en una sublime paradoja, el Doncel nos muestra, con una volátil sonrisa, un
aspecto de la vida tan cotidiano, hoy en día, como el leer.
Nada en la imagen nos hace imaginar que el
protagonista muriera luchando en una batalla, pero así lo indica la inscripción
de la hornacina inferior. Tal vez por ello también se la conoce a esta
escultura como la de las mentiras. En primer lugar no se trata de ningún
doncel, pues así se denominaban a los jóvenes de entre 12 y 16 años cuyas
familias estaban compuestas por hidalgos o caballeros cercanos a la nobleza. Y
Vázquez de Arce murió con 25 años en un campo de batalla en Granada, hacia
1486. La confusión proviene de la descripción del sepulcro que realizó Unamuno,
el cual añadió esta palabra para adornar románticamente el texto.
En segundo lugar, se desprende de la
imagen que el protagonista era una guerrero que combinaba el arte de las armas
con el de las letras. Pero nada más cierto. En verdad, lo lógico es que
estuviera leyendo un libro de rezos, algo adecuado en espera de la
resurrección.
Y, por último, aunque se asocia
indeleblemente a Sigüenza, ni nació en esta localidad ni pasó aquí los escasos
años de su vida.
No debemos marcharnos de la Catedral sin
dar una vuelta por la Girola y acceder a la Sacristía Mayor, también conocida como de las cabezas. Su nombre
proviene a la decoración de la bóveda de esta capilla, formada por casetones en
los que se esculpieron 304 cabezas de gran tamaño que forman un increíble
catálogo de rostros del siglo XVI de todos los escalafones sociales. En la anexa Capilla del Espítitu Santo vamos a descubrir numerosas reliquias guardadas en sus respectivos relicarios.
Por último, el claustro, del siglo XVI, posee unas bellas bóvedas de crucería
góticas y escudos policromados que merece la pena admirar de manera relajada,
tal como harían los monjes de épocas pretéritas.
Salgamos ya de la Catedral. Para los que
no tuvieran suficiente con el arte sacro que acabamos de admirar existe la
posibilidad de visitar el Museo
Diocesano, situado en un palacete justo enfrente de la Catedral. Se trata
de un pequeño museo que atesora todo el arte religioso entre el siglo XII-XX, destacando por sus ejemplares de escultura o las maquetas de la Catedral en sus diferentes fases constructivas. Con la entrada de la Catedral se tiene acceso a este museo de manera gratuita.
Volvamos el resto a la Plaza Mayor y
esperemos a nuestros amigos más culturales tomando un café en alguno de los
restaurantes que se esconden en los soportales. Desde aquí vamos a tomar la calle Mayor, sin duda una de las más
importantes de la ciudad y llena de comercios. Su subida nos va a llevar al
otro monumento por el que es famosa Sigüenza, su castillo, aunque también merece la pena mirar hacia atrás y ver la preciosaa vista de la Catedral enmarcada entre edificios.
En lo más alto de la calle Mayor se alza
un imponente castillo que ha mantenido bajo su cobijo a la localidad durante
los últimos quince siglos. Aquí construyeron fortalezas los romanos y los
visigodos, aunque fueron los árabes, cuando dominaban estas tierras, los que
crearon una impresionante alcazaba. Lo que vemos hoy en día, no obstante,
corresponde más bien a las remodelaciones realizadas a partir de la conquista
cristiana de Sigüenza. Fue durante años residencia de los obispos seguntinos,
quienes le dieron la forma actual. Su esplendor estuvo en los siglos XV y XVI,
momento en el cual se alzaron su par de torres gemelas.
Las guerras del siglo XIX así como el
bombardeo durante la Guerra Civil (era sede de la Guardia Civil) deterioraron
mucho este edificio. Gracias a su remodelación en los años setenta del siglo
pasado, que lo reconstruyó fielmente y le otorgó un nuevo uso, como Parador
Nacional, hoy podemos admirar una excelente fortificación que nos recuerda el
lugar de frontera que antaño tuvo Sigüenza.
La vista del Castillo, al subir por la
calle Mayor, desmerece un poco. Justo delante, en la explanada, se extiende un
práctico aparcamiento que le quita todo el encanto medieval. Por ello os
recomiendo dar una vuelta al recinto y ver su estampa desde un lateral, libre
de cualquier elemento moderno.
Al ser un Parador Nacional su visita
interior está restringida, aunque es posible entrar a los patios y a algún
salón donde admirar la exquisita decoración con que se han reformado.
Para adentrarnos en la Sigüenza más
medieval debemos dirigirnos a la calle
Travesaña Alta. Llegar a ella desde el Castillo es muy sencillo: bajamos la
calle Mayor y nos desviamos hacia ella un poco antes de llegar a la portada de la Iglesia de Santiago, un magnífico
ejemplo de portada románica abocinada con arquivoltas y capiteles labrados.
Esta calle debe su nombre a que atravesaba
perpendicularmente (respecto al resto de calles que conectan Castillo con
Catedral) el barrio antiguo de la ciudad. Nada más caminar por esta calle vamos
a toparnos, en una recoleta plaza, con la Casa
del Doncel.
Este magnífico ejemplo de arquitectura
civil gótica fue la casa solariega de los Vázquez de Arce y de su exterior
destacan los escudos, que recuerdan el noble linaje de la familia, y las
almenas superiores, sugerencia del espíritu militar que tenían estos nobles.
Hoy en día la casa torre de los Arces está
dedicada a contener el Archivo Histórico Municipal en la planta superior,
mientras que en la planta baja acoge diferentes eventos de la Universidad de
Alcalá de Henares, centro que participó en su rehabilitación. Siempre suele
existir alguna exposición en su interior, una magnífica excusa para admirar la
rica decoración mudéjar que tenía este edificio, destacando el artesonado de
madera y un arco con yeserías.
Un poco más adelante vamos a encontrar el
templo románico más antiguo de la ciudad, la Iglesia de San Vicente. En su exterior merece la pena detenerse en
las portadas románicas, llenas de piedra labrada. Su interior es muy sencillo y
sólo se visita en horario de culto.
Siguiendo nuestro relajado paseo vamos a
desembocar en la Plazuela de la Cárcel,
así llamada por tener en este lugar tanto las Casas Consistoriales como el
edificio donde retenían a los presos. También aquí se realizaron corridas de
toros, aprovechando el carácter cerrado de la misma, aunque en la actualidad
tan sólo nos deleitaremos con las construcciones medievales con soportales que
enmarcan la plaza.
Hemos llegado al límite de la ciudad
medieval, lugar donde se alzaban las murallas y en donde comienzan a
estrecharse las calles, por eso de no facilitar al enemigo la entrada. Diversas
puertas aún se conservan, siendo nuestro primer objetivo la Puerta del Hierro, a la que llegaremos
bordeando la plaza anterior. Esta fue la entrada principal de
la ciudad, lugar donde se cobraban los impuestos a los mercaderes que entraban
a comerciar. De sus dos torres sólo una parece soportar, de mala manera, el
paso de los años.
La empinada cuesta que nos lleva a la
siguiente puerta la denominan los locales “Rompeculos”, pues cuando hiela en
invierno se convierte en una auténtica pista de patinaje. Llegaremos en un
momento al arco del Portal Mayor, de
especial belleza, pues su entorno aún mantiene la idiosincrasia arquitectónica
de aquellos años. Podemos salir al exterior de la antigua ciudad medieval para
observar los escasos restos de murallas que aún conserva esta ciudad.
No obstante, lo mejor es volver a
intramuros y seguir caminando hacia la parte baja de la ciudad. Nos encontramos
ahora en la antigua judería, a la que accederemos por el Arquillo de San Juan.
Los judíos ocupaban los edificios de la calle Travesaña Baja y conviene
perderse un poco, sin mapa y sin sentido, por esas pequeñas callejas
encantadoras. Sean cuales sean nuestros pasos terminaremos llegando a la
Catedral, auténtico imán en donde terminan convergiendo todos los turistas.
Sigüenza tiene algunos otros encantos que
simplemente enumero por no hacer demasiado tediosa la exposición. La mayor parte de ellos se encuentran en los
alrededores del Parque de la Alameda,
lugar de reunión y paseo de los seguntinos cada fin de semana.
Un agradable paseo por el parque nos puede
llevar desde la Ermita del Humilladero,
curiosa por haberse edificado con bóveda de crucería gótica en pleno siglo XVI
y por tener en su portada un magnífico ejemplo de arte renacentista, hasta el Convento de las Clarisas, famoso por
elaborar unas trufas artesanales entre muchos otros dulces deliciosos. En el
otro extremo del parque se encuentra el Convento
de las Ursulinas (antiguo Convento de San Francisco), uno de los pocos
internados que se mantienen en España y que cuenta con una magnífica iglesia
con fachada barroca.
Por último, no quiero olvidarme del
precioso y macizo Palacio Episcopal,
situado en la calle Villaviciosa, sede hasta el siglo XIX de la Universidad de
Sigüenza y preciosa muestra de edificio renacentista.
Cuando nos marchemos de Sigüenza conviene
echar una última vista a la ciudad desde el Mirador del Cid, al que se llega tras la ascensión por un camino de
zahorra desde el cruce de las carreteras CM-1101 y GU-118.
Y para aprovechar un buen fin de semana en
esta localidad os aconsejo visitar el cercano paraje natural Barranco del Río Dulce. Famoso por
haber sido el lugar de grabación utilizado por Félix Rodríguez de la Fuente
para muchos capítulos de su famosa serie El
Hombre y la tierra, encierra una belleza muy encantadora que es posible
admirar en diversas rutas de senderismo.
Existen dos centros de interpretación de
este Parque Natural. Uno se encuentra en la localidad de Mandayona, cerca del
desvío hacia Sigüenza si venís por la A-2. El otro se encuentra en Pelegrina,
en el mismo centro del Parque Natural. El primero abre durante los meses de
agosto y septiembre, mientras que el segundo en octubre y noviembre y tienen un
horario de 10-14 y de 16:30 a 20:30h. (Teléfono Mandayona: 949 305 948).
Mi recomendación es acercaros hasta
Pelegrina para realizar las diferentes rutas. Podéis dejar el coche justo antes
de entrar en el pueblo y admirar su precioso castillo en ruinas.
Las dos rutas principales en la zona son:
Ruta
de la Hoz de Pelegrina: Un sendero circular de
casi 4 kilómetros en donde nos encontraremos con la caseta donde Félix
Rodríguez de la Fuente guardaba su material de filmación.
Parte del pueblo de Pelegrina y para
iniciarla debemos tomar la primera calle a la izquierda, nada más entrar en el
pueblo, que baja hacia el río Dulce, al fondo de un barranco. En este barranco
crece un espectacular bosque de ribera que en otoño tiñe el paisaje con
variados colorees ocres. Al poco tiempo de andar veremos a nuestra izquierda
una formación rocosa imponente, nido de águilas y buitres. Sigue la ruta pareja
al río, el cual no debemos cruzar por un aparente puente de madera. En pocos
minutos llegaremos a la caseta de Félix Rodríguez de la Fuente.
Seguiremos nuestro agradable paseo hasta
llegar a un lugar donde, esta vez sí, deberemos cruzar el río utilizando unas
piedras colocadas para tal fin. Volveremos pegados al río hacia nuestro punto
de partida, observando el mirador del famoso presentador y el barranco del
Gollorio. En unos pasos llegaremos al puente de madera que anteriormente no
cruzamos. Ahora sí lo haremos, con el objeto de volver por donde vinimos y
terminar esta pequeña pero gratificante ruta.
Ruta
de la Cascada del Gollorio: Posee un recorrido de
7,4 kilómetros y coincide, en parte, con la Ruta de la Hoz de Pelegrina. El
mayor atractivo es poder acercarse a la cascada y poder ver las aguas caer (su
escaso caudal hace que sólo pueda verse entre otoño y primavera). No obstante,
hay que indicar que el camino no está muy bien señalizado (el sendero
desaparece en algunos tramos) y tiene momentos en los que discurre junto al
acantilado y tramos en los que se requiere una escalada. Abstenerse personas
con vértigo o familias con niños. La subida hacia la cascada se realiza en la
zona donde cruzamos el río por las piedras en la ruta anterior.
Y otro punto de interés capital de este
parque es el mirador de Félix Rodríguez
de la Fuente, ubicado en plena carretera GU-118 y desde el que poder
admirar el vuelo de los famosos buitres leonados
Horarios:
Aunque os muestro los horarios generales
que poseen los principales monumentos de Sigüenza, siempre es conveniente
confirmar antes en la Oficina de Turismo de Sigüenza: 949.347.007 -
turismo@siguenza.es
(Durante la época post-confinamiento COVID hubo horarios especiales).
Catedral: De 9:30-14:00 y de 16:30-20:00h.
Entrada gratuita, posibilidad visitas guiadas (949 391 023 – 619 362 715. catedralsiguenza.olfig@gmail.com).
Castillo: Al ser Parador Nacional, el
interior solo es accesible a clientes, aunque se pueden visitar los jardines.
Museo Diocesano: de viernes a sábado de
11:00-14:00 y de 16:00-20:00, los domingos abre de 11:00-14:00 y de 16:00-19:00
(cerrado entre enero y marzo).
Casa del Doncel: De sábados a domingos de
11:00-14:00h.
Iglesia de San Vicente Mártir: Horario de
culto sábados a las 19:00h y los domingos a las 13:00h.
Iglesia de Santiago: En restauración. Sábados,
de 11:30 a 14:00 y de 16:30 a 19:30 horas y los domingos de 11:30 a 14:00
horas.
Convento Ursulinas: Horario de culto.
Por último os dejo un mapa de la ciudad para orientaros:
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