El mundo de la óptica es maravilloso. Si algún día
un productor de series tomara conciencia de lo que se vive diariamente en las
ópticas de calle podría realizar, con escasos añadidos, una serie de televisión
tan exitosa como Farmacia de Guardia.
El público en general no tiene conciencia de lo que
es una montura, de las partes que posee, de sus nombres específicos o de los
cuidados que precisan, razón por la cual, en las ópticas debemos tener una
mentalidad amplia respecto al lenguaje que se emplea.
Para acabar con este vacío cultural que nos está
arrasando en la actualidad voy a explicaros en el siguiente post las partes de
una montura, sus nombres específicos y algunas características curiosas que os
ayudarán a conocer el producto y expresaros con propiedad.
¿Os interesa conocer un poco esas cosas que lleváis
sobre la nariz?
Lo primero que vamos a abordar es lo que se conoce
como la anatomía de la montura. Es
decir, los componentes básicos de los que se compone una montura. Todos ellos
interrelacionan entre sí para proporcionar la máxima comodidad al usuario.
El ejemplo que he elegido es una montura metálica,
pues es el tipo de montura que más partes diferentes posee. Como os podéis
imaginar, en otros modelos, como acetato o inyectado, algunos de estos
componentes no aparecen por innecesarios.
La siguiente imagen os servirá de resumen de lo que vamos a ver.
Partes de una gafa. Fuente: Luxottica. |
Plaquetas
o Almohadillas:
Descripción: Se trata de unas piezas de silicona o
policarbonato que se insertan en los porta-plaquetas de las monturas metálicas.
Función: Ofrecen comodidad de sujeción de la montura
sobre la nariz, evitan el apoyo de piezas metálicas sobre la cara y permiten un
ajuste preciso de la montura a la cara del usuario.
Tipos: Existen plaquetas que se insertan en el
porta-plaquetas por medio de un tornillo, a presión, e incluso mediante unos ganchos.
Sinónimos a evitar: pies, piececitas de plástico,
cojincitos, lágrimas…
Como inciso voy a recomendar la limpieza y, llegado
el caso, sustitución, de estas piezas de la montura. Entre otras cosas porque
resulta realmente inquietante observar lo que llega a la óptica. Máxime
teniendo en cuenta que esas piezas tocan directamente nuestra cara. Esta imagen
de un compañero no es algo infrecuente en las ópticas, lamentablemente.
Fuente: Eduardo Rodríguez Recio. |
Otro ejemplo de 2021. Fuente propia. |
Aro:
Descripción: Se trata de la parte frontal de la gafa,
la más importante, característica y definitoria de todo el conjunto de la
montura. Siempre existen dos, lo que hace el uso de las gafas inadecuado para
los cíclopes.
Función: Sujetar las lentes y evitar que se caigan.
Tipos: Existen diversas formas de aro, según modas y
criterios. En la siguiente imagen tenéis unos cuantos tipos de frontales (aro +
puente) y sus nombres técnicos dependiendo de la forma que poseen.
Diferentes denominaciones de frentes de gafas (aro+puente). Fuente: Luxottica. |
Igualmente, existe una notable diferencia entre los
aros de metal y los de pasta. Si en los primeros es necesaria la existencia de
un cierre de aro por medio de un tornillo para sujetar correctamente los
lentes, en los aros de pasta el lente se introduce a presión, ahorrándonos
accidentes desprevenidos por un mal mantenimiento de la montura.
Sinónimos a evitar: cuadro, marco, moldura...
Puente:
Descripción: Parte central de la montura que impide
la visión a los cíclopes.
Función: Une los dos aros y sirve de apoyo en la
nariz en las gafas de pasta. En las metálicas suele sujetar los portaplaquetas.
Tipos: Existen puentes únicos, dobles puentes (como
en las gafas de Ray-ban tipo piloto), puentes tipo herradura, altos, bajos, de
pasta, metálicos…
Sinónimos a evitar: No es una zona conocida y se
integra en el vocablo general de moldura.
Bisagra:
Descripción: Zona lateral de las monturas.
Función: Une el frente con las varillas y permite
que estas últimas puedan abrirse y cerrarse.
Tipos: De nuevo tenemos múltiples opciones de
bisagras, con formas más pegadas al frente y otras que otorgan una mayor
dimensión lateral a la misma. existen bisagras fijas y otras flexibles, ideales
para niños.
Sinónimos a evitar: codos (aunque tampoco está tan
mal dicho en esta ocasión).
Varilla:
Descripción: Parte de la gafa situada en los
laterales de la misma. Se extiende desde el frontal hasta la parte trasera de la oreja.
Función: Permite sujetar las gafas a las orejas,
otorgando una sujeción más firme y aligerando la distribución del peso entre
orejas y nariz.
Tipos: Básicamente existen dos tipos, las que tienen
una pieza flex y las que carecen de ella. La pieza flex es un muelle que
permite ajustar la varilla a la cabeza de la persona de manera más confortable,
evitando molestias por presión. Su único defecto es que el flex, si lo forzamos
continuamente (al quitarnos las gafas con una mano, por ejemplo) termina por
romperse. Esta es la razón principal de rotura de monturas por parte de los
clientes.
Sinónimos a evitar: pata, patilla, brazo, alambre…
Terminal
de la varilla:
Descripción: Pieza de plástico que recubre el final
de la varilla.
Función: Evita que la montura toque la piel del
usuario y se moldean garantizando un ajuste perfecto a la oreja, con lo que la
gafa se mantiene en su sitio.
Tipos: En las gafas metálicas son una pieza
independiente, mientras que en las de pasta forman parte de la misma varilla.
Sinónimos a evitar: No encontré ninguno diferente a "el plástico este".
A continuación os voy a mostrar como averiguar el
nombre exacto de una montura, su DNI completo o como lo suelen llamar algunos
fabricantes, el ADN de la montura.
Cuando alguien quiere buscar a una persona por
internet lo primero que hacemos es introducir su nombre y apellidos. En las
gafas, esto lo obtenemos de unos códigos numéricos grabados en una de las
varillas (por lo común). Teniendo ese código numérico podremos encontrar
cualquier modelo. Si no lo tenemos, la cosa se complica.
Por lo anterior, resulta una pérdida de tiempo ir a
una óptica buscando una montura que nos probamos hace un mes, cuadradita y de
pasta negra. Es como preguntar a un policía si nos puede localizar en España a
un hombre de 1,80 metros y moreno de piel. Vamos, que va a ser que no, ¿verdad?
Para explicaros el significado de la numeración que
suele aparecer en las varillas voy a tomar como ejemplo un modelo de gafa de
sol de Ray-ban, el clásico Wayfarer.
Si vemos el gráfico, el primer elemento es la marca,
que suele indicarse con la abreviatura de la marca (RB: Ray-ban; EA: Emporio
Armani; Ca: Carrera…);
A continuación aparece la numeración del modelo.
Todas las gafas Wayfarer son 2140. Todas las de tipo piloto 3025. En algunas
ocasiones, tras el número del modelo aparece una letra. “A” significa ajuste
asiático, con presión interior hacia la cabeza de los terminales, al modo de
una gafa deportiva. “F” significa ajuste tradicional, pudiéndose ajustar los
terminales curvándolos tras las orejas.
El siguiente conjunto de números se corresponde con el color de la montura. En
Ray-ban, por ejemplo, el 601 es el negro, mientras que el 710 el havana. Cada
fabricante tiene su numeración particular para definir los colores de las
monturas, por lo que no nos servirá de nada aprenderlos de memoria.
Los siguientes dos números, separados por un
cuadrado, corresponden al tamaño del lente y del puente. Y la aparición del
cuadrado se debe a que esa medida se ha realizado respecto a un sistema
internacional de cuadrados estandarizados.
El quinto grupo de números corresponde a la longitud
de las varillas. De forma habitual suelen medir 140 cm, aunque existen medidas
mayores 145 cm y menores 135 cm.
En gafas de sol aparece tras esta numeración un
número, a veces con letra, que indica el índice y el tipo de protección solar.
Si aparece un 3 corresponde a una categoría de lente tipo 3. Las letras se
corresponden a diferentes tipos de lentes (N: blancas; P: polarizadas; F:
fotocromáticas).
Como una imagen suele valer más que mil palabras os dejo esta como resumen práctico de lo anterior.
ADN de una montura. Fuente: Luxottica. |
Para terminar el capítulo os voy a ofrecer algunos consejos de mantenimiento de las monturas
y los lentes.
Lo más recomendable a la hora de limpiar los lentes o cristales de las gafas
es utilizar la gamuza de microfibra que te entregan con la compra de tus gafas
nuevas. Gracias a los nuevos tratamientos de los lentes, cuyos antirreflejos
más avanzados repelen el polvo, el agua y la suciedad, una pasada enérgica con
la gamuza será suficiente para limpiar los lentes.
Es importante, antes de limpiar los lentes,
comprobar que la gamuza no tenga nada que pueda arañar el lente y que se
encuentre en buen estado (se pueden lavar en la lavadora). Igualmente, si el
lente tiene polvo adherido o mucha suciedad debemos quitarlo antes de pasar la
gamuza, pues podríamos arañar los lentes.
Aunque existen sprays muy socorridos que humedecen y
ayudan a la limpieza, e incluso toallitas húmedas (que aúnan spray+gamuza), lo
mejor si estamos en casa es limpiar los lentes bajo el grifo y con jabón neutro
de las manos (nunca Fairy ni cosas tan agresivas). Se humedecen los lentes con
un poco de agua, se aplica un poco de jabón con las yemas de los dedos y,
finalmente, se aclaran con agua y se secan con la gamuza. Evitar papeles
higiénicos, pañuelos con costuras y cosas similares que tienden con el tiempo a
arañar los lentes por su composición con fibras de nylon o plomo.
También es importante asegurarnos de secar
correctamente las partes metálicas de la montura, con el objeto de que no se
oxiden (meter la montura al horno para secarla es una mala idea que ya han
realizado algunos usuarios anteriormente).
Por último, un consejo a la hora de limpiar los
lentes respecto a la manera de sujetar la montura. Lo recomendable es sujetar
el mismo lente que estamos limpiando, pues si sujetamos uno mientras
limpiamos el otro (que lamentablemente es lo más habitual) tendemos a debilitar
las soldaduras del puente, con lo que a la larga debilitamos la montura hasta
el punto de que se rompa.
La limpieza
de una montura se realiza del mismo modo, con agua y jabón neutro,
asegurándonos de secar luego bien todos los componentes de la misma. Existen
instrumentos de ultrasonidos que dejan las monturas relucientes, pero su uso
frecuente deteriora los lentes. Dado que la vida media de una montura suele ser
de entre dos y cuatro años no creo que sea necesaria la utilización de este
instrumento si somos mínimamente cuidadosos con la limpieza.
A la hora de ponernos
y quitarnos las gafas es siempre obligatorio hacerlo con las dos manos. Muchas personas piensan que las varillas flex
están realizadas para que sea cómodo quitarse las gafas con una mano, aunque
como hemos visto antes en realidad su función es permitir un ajuste
personalizado a nuestra cabeza.
Si nos quitamos las gafas con una mano
constantemente estaremos ejerciendo una presión insidiosa sobre la bisagra o
codo del lado contrario a la mano que utilizamos para quitarnos la gafa. Con el
tiempo provocaremos un desajuste de la montura y, más adelante, la rotura del muelle
flex de la varilla (o incluso del codo de la gafa).
Por ello, cuando un cliente trae una gafa rota a la
óptica es muy sencillo, si nos fijamos con atención, detectar los errores que
ha cometido tal cliente y aconsejar la forma de evitarlos. Lamentablemente,
muchos clientes prefieren culpar a la calidad de la gafa en vez de asumir su
responsabilidad en el mantenimiento correcto de las monturas. De forma general
podemos afirmar:
-
Rotura en el puente: mala sujeción a la
hora de limpiar los lentes.
-
Lentes arañados en círculos
concéntricos: limpieza con papel, camiseta…
-
Flex de la varilla izquierda rota:
cliente diestro que se quita las gafas muchas veces con una sola mano. (Para
los zurdos ocurre al revés, rompiéndose las derechas).
Por último, además de todo lo anterior, no está de
más seguir estas básicas recomendaciones:
-
No dejar las monturas boca abajo,
apoyando los cristales. Así evitaremos arañazos en los lentes.
-
No dejar las monturas en lugares de
altas temperaturas, como interiores de coches, al lado del horno o el
microondas… Los tratamientos y las monturas de pasta se deteriorarán con las
altas temperaturas de forma irremediable.
-
No ponerse las gafas sobre la cabeza.
Aunque no lo parezca somos más anchos de cráneo en nuestra parte superior, por
lo que tenderemos a desajustar las monturas con este gesto. Además del riesgo a
perderlas por caídas accidentales.
-
Las partes móviles de las gafas
necesitan un correcto mantenimiento, por lo que es recomendable comprar un
pequeño kit de destornilladores si no queremos acudir periódicamente a la
óptica para “apretar los tornillos”. Los cuchillos no son unos destornilladores
de precisión (pues se comen la cabeza del tornillo).
-
Guardar la montura en su funda (rígida)
es la mejor manera de evitar deterioros en la misma y en los lentes. Muy
recomendable también en la mesilla de noche, pues es uno de los lugares en los
que las gafas sufren más deterioros (imagino que al confundirse con el
despertador).
-
Quitarse las gafas antes de aplicarse
tintes, colonias, maquillajes, pues estropearán los colores y baños de las
monturas.
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