martes, 7 de enero de 2014

La Navidad sólo dura un mes



¿Acabaron las fiestas navideñas y estás triste por la vuelta a la rutina? ¿Añoras las grandes comilonas y fiestas de esta época? ¿Te gustaría seguir viviendo la magia de la Navidad? Pues hoy estás de suerte.

Existe un lugar en Alemania donde la Navidad dura todo el año. Bueno, para ser exactos, existe un pequeño pueblecito en la región de Franconia que posee la mayor tienda de Navidad que pudiste imaginar. ¡Y abre todo el año!

Puede que no te guste la Navidad y estés a punto de dejar de leer este artículo. ¡Espera un momento! Lo anterior sólo es la excusa perfecta para descubrirte uno de los lugares más encantadores del mundo, un pueblo que tienes que visitar, al menos, una vez en tu vida. Muchos no habréis imaginado nunca que exista un lugar tan maravilloso. Por supuesto, me refiero a Rothenburg ob der Tauber.


Si conoces Rothenburg o.d.T., todo lo que te pueda contar sobre este pueblecito tan encantador está por demás. Si no lo conoces, existen páginas de viajes donde podrás informarte pormenorizadamente de sus visitas turísticas y de sus principales edificios históricos.

Mi contribución, en este caso, consistirá en relatarte mi visita a la ciudad e indicarte las curiosidades, los rincones y los detalles que no debes perderte. En definitiva, una guía que me hubiera gustado tener cuando visité la ciudad a principios de este milenio. Yo acudí únicamente cargado de unos recién estrenados “Euros”. Tú podrás añadir esta información para hacer la visita inolvidable. ¿Empezamos?

Puesto que el post habla sobre la Navidad, es obligado comenzar hablando de la tienda dedicada a la Navidad más maravillosa de todos los lugares que he podido visitar. Su nombre es Käthe Wohlfahrt y tenéis el enlace a su página Web aquí (http://www.wohlfahrt.com/).

Entrar en este comercio es volver a la época navideña. Multitud de adornos aparecen ante tus ojos diseminados por un espacio verdaderamente enorme. De hecho, la tienda es la recreación de un pueblecito navideño, el cual posee más detalles de los que a priori podríais imaginar. Particularmente me encantan los adornos llamados “cascanueces”. Pues bien, aquí pude encontrar una gran variedad de cascanueces distintos, a cual más bello. Pero el más impresionante de todos no pude llevármelo, pues presidía la tienda y debía medir unos tres metros de altura. No creáis que estaba desentonando, pues el árbol navideño era todavía mayor.

La tienda tiene más adornos de los que podríais imaginar: adornos navideños de todo tipo realizados en madera, cristal y estaño, cascanueces, cajas de música, pirámides móviles, arcos con nacimientos y maquetas de vistas navideñas.

No pude evitar comprar una pieza que tiene un valor especial para mí. Se trata de un adorno dedicado a distintas profesiones, eligiendo en mi caso el del óptico. Sólo encontrarlo me llenó de satisfacción. Máxime cuando en España aún me preguntan si se requieren estudios universitarios para desempeñar nuestra profesión.

Adornos navideños de madera: cascanueces y óptico

Algunos pensaréis que tal tienda no es para visitarla con bolsillos pequeños. Os equivocáis, encontrareis multitud de adornos muy económicos que no se encuentran en nuestro país. Por supuesto, figuras más exclusivas, como mi querido óptico, son algo más costosas. Y luego están las figuras de coleccionistas, las llamadas “Kindertraum”, cuyos precios son realmente prohibitivos.

Siendo la tienda preciosa, llena de pasillos y distintas plantas, aún podéis adentraros más en el espíritu navideño visitando su pequeño museo de la Navidad. En este curioso museo encontraréis multitud de adornos navideños de hasta 200 años de antigüedad, así como una colección muy vistosa de árboles navideños.

Debo reconocer que en pocos comercios tuve la sensación de ser transportado a otro lugar como en este sitio. Puesto que la visité en septiembre, pareció que me adelantaba unos meses a la Navidad. Fue una experiencia muy agradable. Si queréis disfrutarla vosotros también, esta tienda maravillosa se encuentra en la Herrngasse Nº1, junto a la Marktplatz. No os preocupéis, que es imposible pasarla por alto.


Interior de la tienda de la Navidad


A continuación os mostraré un recorrido tipo para no perderos nada de este hermoso lugar. En otras ocasiones os suelo adjuntar alguna guía en PDF o recorridos del lugar que obtuve en las oficinas de información turística cuando visité los lugares de los que hablo. No obstante, puesto que el lugar lo merece, dejarme que me recree comentándoos el recorrido que realicé por el casco antiguo de Rothenburg o.d.T.

La mejor y más cómoda forma de llegar es utilizando el tren. Si queréis hacer una escapada de un día para visitar Rothenburg o.d.T. los lugares más cercanos son Nuremberg o Wurzburgo, pues se encuentra a medio camino de ambos. No obstante, yo os aconsejaría hacer al menos una noche en el lugar, pues merece mucho la pena ver este pueblecito de noche. Yo no lo hice, cosa de la que me arrepentiré todos los días que me quedan hasta volver y resarcirme de tal error.

Desde la estación y siguiendo la Ansbacherstrasse nos toparemos con una de las puertas de entrada al perímetro amurallado de la ciudad, la llamada Rödertor. Sus dos pintorescas garitas y su enorme torre son una imagen característica y típica de lo que nos espera: un casco antiguo completamente medieval, con calles adoquinadas y casas con los característicos entramados de madera en sus fachadas.

No os demoréis mucho en Rödertor, pues volveremos luego y la ciudad nos espera. Si caminamos en línea recta por la Rödergasse enseguida llegaremos al primer trazado de la muralla original. Allí nos toparemos con una de las entradas que más me gustaron: el Arco Röder. La estampa es bucólica, con las típicas casas burguesas, una romántica fuente, el arco coronado por un precioso reloj y, al fondo, el característico tejado de la torre de San Marcos. Os cansaréis de tirar fotos en este lugar.

Arco Röder

Arco Röder

Justo ante de cruzar el arco, si tomamos la calle de la izquierda y seguimos el antiguo foso podremos visitar una antigua casa típica del medievo, conservada con los muebles originales. El dormitorio o el taller de zapatero fue lo que más me gustó.

Traspasando el arco Röder y dándonos la vuelta podremos ver en toda su plenitud la Markusturm y, junto a ella la enrejada Büttelhaus, lugar utilizado como cárcel en otros tiempos. Y avanzando unos pocos metros en línea recta llegaremos a la famosa Marktplatz. Aquí se encuentra el curiosísimo Ayuntamiento, el cual posee una fachada renacentista, otra barroca y un edificio anexo en estilo gótico. En este último os aconsejo subir a la torre de 60 metros y admirar las vistas de toda la ciudad. En el patio interior del Ayuntamiento también podréis visitar las bóvedas históricas, con escenas recreando la época de la Guerra de los 30 años, y las mazmorras. En sus calabozos murió uno de los alcaldes más famosos de la ciudad: H. Toppler, en 1408.

Plaza del Ayuntamiento


La fuente de San Jorge se sitúa a la izquierda del ayuntamiento, y se encuentra enmarcada por dos bonitas casas, conocidas como “la casa del baile y la carnicería” y la “Jagstheimerhaus”, antigua casa del alcalde, hoy farmacia, y que reconoceréis por el encantador mirador saledizo.

Pero debemos girar nuestros pasos hacia la casa que se sitúa justo en la parte opuesta a la fuente de San Jorge. Es la llamada “Taberna de los concejales” y la reconoceréis por tener tres curiosos relojes, uno de ellos solar. Pues bien, si os situáis allí a la hora en punto entre las 11 y las 15 horas podréis observar como se abren las dos puertas laterales al reloj inferior y emergen dos pequeñas figuras, recreando un episodio histórico de la ciudad. Se le conoce como el “Trago Maestro” y recuerda como el alcalde Nusch salvó a la ciudad del saqueo, en 1631, apostando con Tilly, el jefe del ejército del emperador, que podría beber de un trago una enorme copa de 3 litros y ¼ de vino de Franconia.

Casa llamada la taberna de los concejales

Tras esta pintoresca escena podemos bordear este edificio dejándolo a nuestra izquierda. Al llegar a una encrucijada podremos hacer dos cosas. Si giramos a la derecha podremos visitar las dos entradas (muralla interior y exterior) que tomaban aquellos que venían de Wurzburgo: la “Torre Blanca” y la Galgentor. Pero yo os recomiendo girar a la izquierda y visitar la impresionante Iglesia de Santiago.

Iglesia de Santiago

Levantada en un majestuoso y esbelto gótico, su magnitud contrasta con lo reducido del casco histórico. Ello nos debe poner sobre aviso de la gran importancia que tuvo esta ciudad en época medieval. La arquitectura de la iglesia es en sí una joya, pero también guarda impresionantes tesoros en su interior. No debéis perderos el vistoso relicario del altar mayor, el curiosísimo sagrario y el famosísimo Altar de la Santa Sangre, una de las obras cumbres de Tilman Riemenschneider. Este altar era meta de muchos peregrinos que venían a adorar la cruz dorada y las gotas de sangre, supuestamente pertenecientes a Jesús. No obstante, para los más profanos resulta impresionante admirar la parte central del altar, donde se representa una Santa Cena con figuras llenas de expresividad y realismo.

Cuando salgamos de la iglesia debemos tomar la callejuela Klingen, que atraviesa la parte inferior del coro, para llegar hasta uno de los lugares típicos de la ciudad: el pintoresco mirador de Feuerlein, una casa típica del año 1600. Luego, siguiendo la Klingengasse, llegaremos a otra de las puertas de la muralla exterior, la Klingentor. Esta entrada posee una enorme torre con caperuza tipo linterna que no os defraudará. Y formando parte de la muralla se encuentra la Iglesia de San Wolfgang, la cual también merece una visita.

Volviendo por la misma Klingengasse, a mano derecha podremos visitar el “Museo de la ciudad”, el cual posee, entre muchas otras cosas, una de las cocinas consideradas más antiguas del país, así como objetos de época y pinturas de vistas románticas de la ciudad, pertenecientes al inglés A. Wasse. Un poco más adelante podéis pararos un rato en el bucólico jardín del antiguo convento.

Y si seguimos paralelos a la muralla llegaremos al “Jardín del Castillo.” No esperéis encontraros nada parecido a un castillo, pues un terremoto lo destruyó en 1356. No obstante, es agradable pasear por estos jardines y admirar las vistas del valle del río Tauber.

Cruzando la enorme torre de la puerta del castillo nos encontraremos en la calle de los patricios, Herrngasse, que en otro tiempo fue el mejor lugar para vivir. En algunas de las casas aún se conservan bellos patios de época medieval. Si la seguimos en línea recta nos llevará hasta la plaza del Ayuntamiento. Antes tendremos que hacer una parada para ver la Iglesia de los Franciscanos, la cual conserva numerosas lápidas de las familias patricias de la ciudad. Y, por supuesto, otra parada en la famosa tienda de la Navidad.

Llegados al Ayuntamiento, podemos dirigirnos a nuestra derecha por la primera calle, la Hofbronnengasse, y visitar un museo dedicado a juguetes antiguos. Ahora bien, lo mejor está en la calle paralela, la cual también sale de la plaza del Ayuntamiento. Ahora nos toca pasear por la calle más bella de la ciudad, la Obere Schmiedgasse, la calle de la Herrería. Como su buen nombre indica, en este lugar se situaban las herrerías de la ciudad y, en honor a su recuerdo, todos los comercios de la calle tienen, a modo de carteles, sus logotipos forjados en hierro colgando de las fachadas. Sin duda que es un reclamo sumamente eficaz y efectista.  

En esta calle admiraréis una de las mejores casas de la ciudad, la casa del Arquitecto, donde merece la pena visitar su patio interior, con balaustradas y ventanas emplomadas. Y siguiendo un poco hacia adelante os encontraréis, a mano derecha, con la Iglesia de San Juan. Siguiendo la calle perpendicular, una de las más antiguas y encantadoras de la ciudad, podréis visitar el Museo Medieval del Crimen. Allí podréis ver numerosos artículos de tortura y de escarnio público utilizados por nuestros antepasados medievales.

Y si volvéis a Obere Schmiedgasse y camináis un poco más, os toparéis con otra de las vistas más bellas de Rothenburg o.d.T., el llamado Plönlein. Se trata de una plaza con una bifurcación, la derecha lleva a la Puerta de Kobolzell, y si seguimos rectos traspasaremos la Siebersturm, una imponente torre con reloj. Ahora bien, lo encantador de este lugar es, además de las torres, el conjunto que forman junto a las casas típicas y los saledizos artísticos de los comercios hechos con forja. Una imagen vale más que mil palabras.

Plönlein

El final de esta calle nos llevará a la puerta más moderna de la ciudad, por su sistema defensivo preparado para la artillería, la Spitaltor. Perteneciendo a sistema defensivo se encontraba un antiguo hospital, en cuyo patio podremos ver la pintoresca “Casa de los Guardabosques” y el antiguo “Molino de los Caballos”, hoy albergue juvenil.

Ahora es el momento de subir a las murallas y caminar como si fuéramos un soldado de la ciudad vigilando el exterior. Podemos subirnos en Spitaltor y caminar hacia Rödertor en un agradable paseo. En nuestro camino traspasaremos una alta torre llamada “Torre del Pudridero” y admiraremos otro de los rincones típicos, la Herrería Gerlach, ya llegando a Rödertor. En el camino os habréis fijado en las numerosas placas conmemorativas a donaciones particulares.

En algunas páginas de Internet pude leer que la ciudad se salvó de los bombardeos durante la II Guerra Mundial, motivo por el cual su casco antiguo se ha conservado intacto desde el S. XVI. Esto es una verdad a medias. Es cierto que el bombardeo total sobre la ciudad se frenó en el último momento, pero la ciudad fue bombardeada por las fuerzas aliadas, afectando a numerosas casas, torres y parte del perímetro amurallado. Ahora bien, la reconstrucción de la ciudad fue exquisita y su actual aspecto se debe a unas rígidas normas de edificación y conservación de edificios. Todo lo que encontraréis en Rothenburg o.d.T. tiene una estética medieval por “decreto ley”.

Las placas anteriores eran de particulares que participaron en la donación de dinero para reconstruir esta parte del lienzo de la muralla, pues esta zona fue una de las más afectadas.

Y para despedirnos como merece de la ciudad, nada mejor que subir a la Rödertor y admirar por última vez el paisaje de la ciudad. Además, en la habitación superior de la torre podremos ver las fotografías del estado en que quedó la ciudad tras los bombardeos de 1945.

Espero que esta guía turística de Rothenburg ob der Tauber os sea de utilidad para cuando planeéis viajar allí. Y, de paso, aquí os dejo un mapa para que podáis orientaros. Aunque, si queréis mi consejo, lo mejor que puedes hacer en este pueblo es perderte, pues cada rincón tiene un encanto especial.

Mapa turístico de Rothenburg ob der Tauber


FUENTES:

Anotaciones de mi viaje a Rothenburg o.d.T.
Guía turística de Rothenburg o.d.T. Kraichgau Verlag.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Seguro que volveremos en un futuro a este sitio tan encantador. Me apunto tu deseo en la agenda de pendientes y las Navidades menos pensadas nos damos un homenaje.
      Gracias por comentar.

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