A continuación os dejo la segunda tanda de consejos prácticos para realizar el Camino de Santiago. En esta ocasión me centro en consejos que os serán útiles durante la realización del mismo. Resulta muy importante planificar bien las etapas, según nuestro fondo físico, alimentarse correctamente para recuperar las energías perdidas y tener una idea aproximada de los alojamientos que podemos utilizar.
Seguro que os resultarán muy interesantes.
Durante las etapas
Los primeros días son en los que más fuerzas y ganas tenemos
de caminar. Queremos probar que nuestra resistencia frente al Camino es
superior a la que nuestra mente racional nos indica. Y, por ello, los primeros
y fatales errores son tomarnos las etapas como una carrera. Muchos desean
recorrer la etapa en menor tiempo del previsto, por ver que son capaces. Otros,
en cambio, si se sienten con ganas, comienzan a pensar en alargar las etapas un
poco más y terminar el Camino algún día antes.
Todas estas ideas son erróneas y perjudiciales. El Camino es
una prueba de resistencia. No consiste en llegar antes de lo que pensábamos ni
en caminar más kilómetros de los planeados por el gusto de lograrlo. Si deseáis
llevar un buen Camino comenzar relajadamente a caminar, sin prisa pero sin
pausa.
Las primeras etapas, donde sufriremos las primeras agujetas,
molestias y, seguramente, ampollas, traumatismos y rozaduras, debemos
planearlas con mesura. Recorridos cortos de no más de 20 Km. y, a ser posible, poco
exigentes en esfuerzo. Cuando nuestro cuerpo se acostumbre al esfuerzo diario
de caminar podremos subir el recorrido de la etapa a 25 o 30 Km. Sólo los deportistas
son capaces de caminar 40 Km.
sin dificultades. Yo cometí la imprudencia de hacerlo y terminé sufriendo una
tendinitis rotuliana que pudo haberme echado a perder el Camino.
El Camino es duro por los constantes cambios de ritmo en el
trayecto. Existen auténticas etapas “rompe-piernas”, donde las subidas y
bajadas constantes nos harán sufrir de lo lindo. A muchos les puede sorprender
lo que voy a decir, pero las subidas son más llevaderas que las bajadas.
Aguantar el peso de tu cuerpo y de la mochila durante una bajada prolongada es
agotador. Recuerdo especialmente la bajada a Portomarín. Fue un infierno. En
eso casos de auténtica debilidad os aconsejo perder la vergüenza y andar hacia
atrás. Puede parecer una estupidez, pero tus piernas te lo agradecerán si estas
en las últimas.
Respecto a la forma de caminar os aconsejo que cada uno se
adapte al ritmo que mejor le vaya. Existe un problema muy extendido al hacer el
Camino en grupo. No todos podemos caminar al mismo ritmo. Existen personas más
cómodas con grandes zancadas y otros con cortas, y tan malo es retrasar tu paso
que adelantarlo para alcanzar al compañero. Por eso yo recomiendo caminar
juntos si el ritmo es parejo y saludable para todos. En caso contrario es mejor
que cada cual siga su ritmo y os encontréis en el albergue de destino.
El objetivo del peregrino es coger un ritmo de paso que
resulte cómodo. Debemos convertirnos en una “Walking Machine” y no terminar
arrastrándonos como un “Walking Dead”. Por ello seguir estos consejos:
estiramientos antes de empezar, pequeños descansos cada hora, pasos naturales,
más cortos en subidas y largos en bajadas. Y, por último, una obviedad. El
Camino es en muchas zonas irregular y pedregoso. Mirar bien donde ponéis los
pies, pues una torcedura de tobillo os manda para casa. El bordón, en muchos
casos, os servirá de apoyo y “salvavidas”.
Por mi experiencia os aconsejo que la mejor forma de hacer
el Camino es dejando el final de etapa un poco abierto. No os marquéis rutas de
estricto cumplimiento y dejar que sea el Camino, y vuestras fuerzas, las que
marquen los destinos. Muchas etapas os aburrirán, mientras que en otras
sentiréis no quedaros más disfrutando de un paisaje o de una pequeña aldea. Eso
lo comprobaréis en el Camino in situ y nunca en la planificación previa desde
casa.
El Camino se comienza temprano, por lo que es muy
recomendable ducharse por las tardes al terminar la etapa y dejar todo listo
para cuando nos levantemos al día siguiente. Me refiero a la ropa y el calzado
principalmente. No vais a tener una vida fácil tras realizar la etapa. Lo primero es
encontrar alojamiento. Luego asearse y comer. Más tarde vendrá el cuidado
personal (pies principalmente) y el de nuestro equipo. Deberemos limpiar y
secar las botas si están húmedas y realizar la colada. Por último
toca planificar la jornada siguiente y comprar víveres (para el desayuno o para
las etapas). Si os sobra tiempo y tenéis ganas de seguir andando, podréis
visitar el pueblo o ciudad donde dormiréis.
Lo normal, como hemos indicado antes, es levantarse pronto, sobre
las 6-7 de la mañana, recogerlo todo, estirar durante 5 minutos y ponerse a
caminar. Puedes desayunar iniciado el Camino o antes de partir. Es indiferente
aunque, eso sí, no te demores demasiado en ello. Salir temprano tiene la
finalidad de quitarte las horas centrales del día, donde más calor hace. Y eso
en verano es algo imprescindible.
Aunque os parezca buena idea quitaros las zapatillas
mientras descansas para comer, con el objeto de que tus pies “respiren”, no
puede ser peor ocurrencia. Con un buen calzado tus pies estarán en perfectas
condiciones hasta el final de la
etapa. Por lo que es mejor comprar un buen calzado y
olvidarse del asunto. En el Camino encontré a numerosos peregrinos al lado de
arroyos sentados tranquilamente. Os aseguro que no observaban el paisaje. Tan
sólo esperaban a que el agua fría rebajara la inflamación de sus pies para
poder volver a calzarlos en sus zapatillas.
La modernidad ha invadido el Camino en múltiples puntos,
máxime en las proximidades a Santiago. Esto significa que deberéis transitar
algunas carreteras e incluso cruzar varias de ellas, algunas por lugares sin
ningún paso de cebra acondicionado. En esos casos es importante recordar que
nuestras condiciones físicas están mermadas por el cansancio y por el peso de la mochila. Circular
siempre por el arcen del lado izquierdo, para ver venir los coches de frente y
utilizar ropas reflectantes en caso de que caminéis al amanecer o al anochecer.
Muchos os preguntaréis, a estas alturas, como orientaros en
el Camino. No os preocupéis, existen unas señales amarillas con la concha de
Santiago que os indicarán siempre la ruta a seguir. Y cada 500 mts., ya en
Galicia, existirán flechas de color amarillo entre los hitos de piedra
“oficiales”. Es muy difícil perderos y si eso ocurre rápidamente os volveréis a
orientar preguntando a los lugareños. Las principales confusiones pueden
ocurrir en zonas urbanizadas, por lo que desechar la idea de perderos en el
campo.
Y, por último, no os olvidéis de sellar vuestra credencial
de peregrino siempre que tengáis ocasión. Necesitaréis dos sellos al día como
mínimo. De nuevo, no sufráis por ello, que encontraréis sellos de sobra
simplemente en las iglesias de los pueblos que atravesaréis.
La alimentación
El desayuno es una de las principales comidas del día, por
lo que no escatimemos en dinero y disfrutemos a diario de un buen desayuno.
Leche, zumo, cereales y algo de energía gracias a mermeladas, mantequillas y
azúcar. Si, además, nos europeizamos un poco y añadimos queso y fiambre nuestro
cuerpo nos lo agradecerá.
Ahora bien, lo anterior no consiste en desayunar como cuando
vamos de buffet a un hotel de playa. No existe peor caminante que el que ha
comido demasiado. Nuestra alimentación por la mañana debe enfocarse a coger
todas las fuerzas posibles con la menor cantidad de comida.
Luego, durante las etapas, las cuales no bajarán de 6 horas
de media, es necesario hidratarse frecuentemente (dependerá del calor) y
recuperar algunas fuerzas comiendo algunos hidratos de carbono.
Finalmente, al culminar nuestra etapa, es recomendable comer
abundantemente para recuperar energías. Esta debe ser la comida más fuerte de la jornada. Agua,
hidratos de carbono y bebidas para recuperar los electrolitos perdidos por el
sudor son los productos fundamentales. Luego, tenemos toda una tarde de
tranquilidad para digerir el festín. De esta forma controlaremos que la ingesta
de alimentos se produce para favorecer la recuperación del cuerpo y no por el
gusto al paladar.
En muchas ocasiones puede que la hora de la comida os llegue
caminando. En esos casos comer ligero, por ejemplo un bocadillo, y seguir la
marcha dejando la comida principal para el final de la etapa.
Por último indicar que en el Camino no se debe ni ganar ni
rebajar peso. La alimentación es muy importante para evitar lesiones y
“pájaras”, por lo que no os la toméis a la ligera. Y si pretendéis adelgazar el gimnasio es
un lugar más apropiado.
Los albergues
En el Camino Francés existen casi trescientos albergues
donde poder pernoctar, por lo que no os preocupéis por el alojamiento. Esto no
significa que debáis olvidaros de él. Todos los días debéis tener vuestro
alojamiento previsto y dos o tres opciones sustitutorias, por si ocurre el caso
de no obtener plaza. Esto suele ser muy habitual en los albergues públicos, a
pesar de su gran capacidad. No obstante, ir a un albergue privado tampoco
resultará un drama.
Según mi experiencia prefiero pagar un poco más (pueden ser 5€ más) y alojarme en un albergue privado. Resultan más cómodos
simplemente por tener menos plazas de alojamiento. Y suelen estar muy bien
cuidados y atendidos. En muchos de ellos encontraréis salas para comer con todo
el menaje de cocina, conexión a Internet…No olvidemos que es un negocio y el
dueño debe intentar dejar contentos a sus clientes. Durante la descripción de
las etapas os informaré de los albergues privados donde estuve, todos ellos muy
recomendables.
Aunque en el
Camino os encontraréis personas maravillosas, también puede darse el caso de
encontrar un garbanzo podrido. Por ello, aunque los robos no son frecuentes, no
viene de más tener unas pocas precauciones básicas. Si tienes algo de valor
será mejor que no lo muestres demasiado en público, ni que lo dejes sin
vigilancia. Según mi experiencia os recomiendo dejar las cosas valiosas en
casa. Si además de las dificultades del camino debes pensar en conservar esa
cámara tan delicada o ese móvil de última generación no tendrás un momento de
paz.
Un último consejo. Echar un vistazo a la siguiente página. www.caminosantiago.org.
En ella encontraréis mucha información útil sobre el Camino
y las precauciones que se deben tomar. Un apartado realmente interesante es el
de la medicina peregrina, la cual tendréis que utilizar en más de una ocasión.
Os dejo el enlace aquí.
Buen Camino.
Me gusta el consejo de comer ligero y seguir la marcha, pero aunque aconsejas eso no era precisamente lo que hacías. ja ja ja
ResponderEliminarBueno, ya sabes que este Ferrari gasta mucha gasolina. Ja,ja
ResponderEliminarSeguro que la próxima vez que recorramos el Camino no cometeremos los mismos fallos.
La primera vez fuimos a la aventura y eso aunque se cometan errores tiene su encanto. Es una prueba dura pero te ayuda a conocer tus límites. En mi caso confirmo que mi talón de Aquiles son mis pies delicados, pero sin dudar REPETIRÍA CON LA MISMA COMPAÑÍA. Y sino ¿Quién me curaría mis innumerables ampollas con tanta paciencia?
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