Córdoba es uno de los destinos turísticos más importantes
de Andalucía debido a su gran patrimonio cultural. No obstante, resulta ser una
gran desconocida, pues muchas personas no la han visitado nunca o han estado
sólo de paso, como parada para comer y seguir el viaje hacia las playas del sur.
En este último caso, la visita principal es
la famosa
Mezquita-Catedral , única en el mundo.
Para aquellos que pasan una noche en Córdoba, la visita
turística se reduce al centro de
la ciudad. Córdoba ofrece
numerosos museos y monumentos a todos los visitantes que quieran entretenerse
uno o dos días completos. Su oferta cultural es maravillosa y variada, dejando
un gran sabor de boca al visitante.
Ahora bien, uno de los mejores monumentos de Córdoba no
está en el centro urbano, sino en sus afueras. Es necesario trasladarse en coche
o autobús a 8
kilómetros del centro para visitarlo. Esta relativa
lejanía, unida a que es un conjunto de ruinas arqueológicas (algo que no suele
atraer especialmente) suele impedir a muchos turistas poder contemplar una de
las ruinas españolas más evocadoras e importantes que tenemos actualmente.
¿Sabes de qué estoy hablando? Sea cual sea tu respuesta esta información te
interesará.
La ciudad palaciega de Medina Azahara fue uno de los
monumentos más importantes de la época califal de Al-Ándalus. Fue construida por
orden de Abd al-Rahman III, iniciándose las obras entre los años 936-940. Esta horquilla viene dada por el hecho de que sólo tenemos una fecha datada de forma segura: la inauguración de la mezquita en el año 941. Aunque las
obras continuaron durante 40 años, ya en el año 945 la corte del califa se
trasladó a este lugar emplazado en Sierra Morena.
En muchos lugares de Internet podréis leer que la ciudad
fue levantada en honor a una de las concubinas favoritas del califa, llamada
Azahara. Esta bonita leyenda no puede ser más falsa. Existía una costumbre, muy arraigada en la tradición islámica, de construir nuevas ciudades por parte de los califas abbasíes.
En verdad, la construcción de este complejo palaciego se debía a intereses políticos e ideológicos. Por un lado, el nuevo califa necesitaba un lugar con el que rivalizar a sus otros califas rivales. El objetivo principal era superar la corte de los califas abbasíes en Samarra. Por otro lado, en la mente del califa estaba instalada la idea de que sólo con grandes construcciones era posible prestigiar su nueva titulación califal.
En verdad, la construcción de este complejo palaciego se debía a intereses políticos e ideológicos. Por un lado, el nuevo califa necesitaba un lugar con el que rivalizar a sus otros califas rivales. El objetivo principal era superar la corte de los califas abbasíes en Samarra. Por otro lado, en la mente del califa estaba instalada la idea de que sólo con grandes construcciones era posible prestigiar su nueva titulación califal.
Su nombre actual es una castellanización de Madinat al-Zahra, cuyo significado es
“la ciudad brillante”. Y si hacemos caso a las crónicas, la ciudad palatina de
Abd al-Rahman III tuvo que ser fastuosa. El califa deslumbraba a todas aquellas
embajadas que visitaban la ciudad con los mejores mármoles, techumbres de
madera, arcos de herradura y profusa decoración en estuco. Y aunque la ciudad
fue arrasada y saqueada en el año 1010, apenas 75 años después de su
construcción, todavía podemos ver en sus restos la enorme suntuosidad que
atesoraba.
Yo he visitado las ruinas en dos ocasiones. Primero en
1999, como un joven turista interesado en las ruinas históricas medievales.
Entonces la visita me maravilló, aunque a decir verdad era escasa la
infraestructura existente. Luego, por segunda vez, me acerqué en el año 2011,
esta vez como estudiante de Historia a punto de terminar. Mi mayor formación
académica, así como una gran restructuración de las infraestructuras del
yacimiento arqueológico hicieron de la visita algo mágico.
Por ello, para todos aquellos que estéis interesados en
visitar Medina Azahara os realizaré un pequeño tour con información que os
complementará esta interesante visita.
Para llegar a las ruinas podéis ir en coche privado o en
autobús público:
-
Si vais en coche tan sólo debéis seguir
la carretera
A-432 que se dirige a Palma del Río. La puedes coger desde la
Ronda de Poniente. Transcurridos unos
4 kilómetros por ella veréis el
desvío a la derecha hacia el yacimiento arqueológico.
-
Si optáis por el bus público debéis saber que cuesta
8,50€ (aunque aquí
te incluye el precio del bus lanzadera desde el centro de interpretación a las
ruinas) y que sale desde el Paseo de la Victoria (Glorieta Hospital Cruz Roja) y
el Paseo de la Victoria (frente al Mercado Victoria). Para los horarios es mejor
consutar su web (www.turismodecordoba.org) o una oficina de turismo, aunque suelen salir de martes
a domingo a las 10:15 h y volver a las 14:15 h a Córdoba en horario de mañana y
salida a las 17:00 h y vuelta a las 21:00 h en horario de tarde (este servicio
de tarde no se ofrece el domingo).
El horario del monumento es el siguiente: de martes a sábado de 9:00 a
18:30 h y domingos de 10:00 a 17:00 h. El precio muy económico: gratuito para
todos los miembros de la UE.
El tiempo aproximado de la visita, unas 3 horas para verlo todo
sin prisas.
Lo primero que encontraréis al llegar al yacimiento será
su centro de interpretación. Fue
inaugurado en el año 2009, por lo que denota un agradable “olor” a nuevo. Su
arquitectura es abierta, muy espaciosa y agradable. El edificio ha recibido dos
importantes galardones: Premio Aga Khan de arquitectura en 2010 y Museo Europeo
del Año en 2012. Por tanto, el edificio en sí ya resulta una visita interesante
para los amantes de la arquitectura moderna. Pero lo mejor está
dentro.
Lo primero que veréis es una sala de proyección donde os
introducirán a lo que fue esta ciudad-palaciega. El video resulta muy didáctico,
pues mediante reconstrucciones de ordenador se ha vuelto a “levantar” Medina
Azahara. Aquí os dejo el video donde lo podéis ver:
Fuente: Alberto Luque González.
Tras este inicio, que sabe a poco, pasareis a un pequeño
museo de dos plantas donde podréis ver distintos objetos recuperados del
yacimiento. Mención especial merecen los capiteles con decoración estucada o la
famosa “cervatilla” de Medina Azahara, una pieza de bronce zoomorfa cuya función era servir de surtidor de
agua de alguna fuente. Debéis fijaros en el delicado trabajo de grabado con buril formando círculos tangentes, los cuales encierran obras esquemáticas.
Tras visitar el museo, podemos pasarnos por la cafetería
para tomarnos un respiro o visitar la pequeña tienda librería que se sitúa en el
hall principal del edificio. Una vez visitado el museo, podremos salir y coger
un autobús en la entrada del edificio, el cual nos llevará directamente a las
ruinas propiamente dichas. Su coste 2,10€ por persona y
su frecuencia unos 20 minutos.
El mejor plano
que encontré en la red es éste.
Plano Junta Andalucía. (Pinchar aqui para ver más grande) |
Entraremos a las ruinas por la parte superior de ellas,
lo que nos dará una visión en conjunto de todo el yacimiento. Éste puede
parecernos enorme, pero tan sólo se ha excavado poco más del 10% del total
prospectado. Y lo que visitaremos será alrededor de un 5%. Aún así nos os preocupéis, que no os decepcionará.
Los primeros paneles explicativos, nada más entrar al
complejo, os mostrarán un mapa del lugar y el significado de
la ciudad-palaciega.
Descubriréis la verdadera causa de su edificación (política) y
su edificación para un funcionamiento totalmente autónomo. Para ello se
realizaron importantes infraestructuras viarias, obras para el abastecimiento de
agua y un eficiente sistema para la extracción de piedra. Existían dos caminos
importantes: El Camino de los Nogales, que comunicaba la ciudad con las canteras
de Santa Ana de la Albaida, de donde se obtenía la piedra caliza para la
construcción, y el Camino de las Almunias, vía protocolaria por donde accedían
las embajadas. Y para el abastecimiento de agua se reutilizó el llamado
actualmente Acueducto de Valdepuentes. La circulación de agua por el interior
del palacio es algo de lo más destacado de
la construcción. Existían
numerosas canalizaciones que servían para distribuir agua para el consumo humano
y agua para riego jardines, así como canalizaciones para expulsar las aguas
residuales. Las tuberías estaban fabricadas en plomo y surtían de agua tanto a
las viviendas privadas, que tenían numerosas fuentes decorativas, como a las
albercas de los grandes jardines. Junto a la ciudad surgieron distintas
residencias de importantes funcionarios de gobierno, pues no debemos olvidar que
aquí se trasladó todo el gobierno califal.
El emplazamiento de la ciudad no fue casual. Se extiende
por donde el borde montañoso de Sierra Morena se adentra más en la llanura, lo
que realza su majestuosidad. Además, la construcción en la ladera permitió
realizar una construcción en distintas terrazas escalonadas, ocupando el palacio
los niveles más altos, por encima del caserío urbano y la mezquita aljama. La terraza intermedia se corresponde con los jardines, mientras la inferior estaría ocupada por la medina o ciudad. Hay que tener en cuenta que la parte excavada se corresponde con el tercio central de la zona palatina, más la mezquita.
La ciudad fue cuidadosamente planificada en su entramado urbano. Por ejemplo, toda la parte meridional del palacio fue dejada diáfana para poder tener una visión amplia y panorámica de la campiña. Si se construyó a ambos lados en esta zona inferior, una parte occidental con un urbanismo planificado de forma ortogonal y otra oriental con unas normas más laxas en cuanto a ordenación. Además, todo el espacio de la ciudad se ordenó bajo un plan uniforme, diferenciando dos zonas claramente: uno oficial y público con los grandes edificios de recepción visitantes y otro privado ocupado por las viviendas de los personajes vinculados a la corte.
Respecto a los jardines, éstos muestran la típica disposición persa de patio de crucero, la cual consta de dos paseadores en alto que se cruzan transversalmente y dividen la zona inferior en cuatro terrizos.
La ciudad fue cuidadosamente planificada en su entramado urbano. Por ejemplo, toda la parte meridional del palacio fue dejada diáfana para poder tener una visión amplia y panorámica de la campiña. Si se construyó a ambos lados en esta zona inferior, una parte occidental con un urbanismo planificado de forma ortogonal y otra oriental con unas normas más laxas en cuanto a ordenación. Además, todo el espacio de la ciudad se ordenó bajo un plan uniforme, diferenciando dos zonas claramente: uno oficial y público con los grandes edificios de recepción visitantes y otro privado ocupado por las viviendas de los personajes vinculados a la corte.
Respecto a los jardines, éstos muestran la típica disposición persa de patio de crucero, la cual consta de dos paseadores en alto que se cruzan transversalmente y dividen la zona inferior en cuatro terrizos.
Además, la especialización de funciones también se puede
observar en el interior de algunas viviendas. Y en los distintos ocupantes de
las mismas, que van desde el califa hasta los servidores, pasando por los
funcionarios del estado. Las viviendas más lujosas se caracterizaban por tener
un patio central y estar configuradas alrededor de él, lo que preservaba la
intimidad de sus moradores.
Como pudimos ver en el video del centro de
interpretación, los muros de la ciudad estaban profusamente decorados, ocultando
la sillería desnuda que vemos actualmente. En las zonas más nobles se solían
cubrir las paredes con placas de piedra tallada, de distinto material a la
piedra de la sillería, donde se realizaba una decoración profusa de relieves
arbóreos y florales. En los paneles explicativos lo comparan con una especie de
epidermis de los edificios.
La decoración anterior era muy cara, por lo que la gran
mayoría de los edificios se enlucían con mortero de cal y arena y se decoraban
posteriormente. Es típico encontrar en la parte inferior de los muros un zócalo
de color rojo oscuro, así como ornamentación de carácter geométrico y
vegetal.
Lo más importante de la decoración artística de todo este conjunto es que en el taller de Medina Azahara va a cristalizar lo más característico del arte califal cordobés. Si seguimos las explicaciones de Henri Terrasse podemos descubrir varias influencias o tradiciones unidas:
Lo más importante de la decoración artística de todo este conjunto es que en el taller de Medina Azahara va a cristalizar lo más característico del arte califal cordobés. Si seguimos las explicaciones de Henri Terrasse podemos descubrir varias influencias o tradiciones unidas:
- Tradición local en el sistema de aparejo (a base de piedra de sillar alternando dos a tizón por uno a soga) y en el enlucido que cubre la estructura interna de los muros. Sobre estos enlucidos aparecen frisos pintados en rojo y amarillo. En zonas muy ricas se revisten con placas de mármol o de piedra, talladas con decoración (un sistema de origen bizantino que pasará al mundo árabe).
- Aportes orientales: planta y disposición de los edificios y cerámica, con sus diversos procedimientos técnicos y decorativos.
- Tradición helenística bizantina: obras importadas como columnas de mármol o pavimentos, motivos decorativos geométricos (combinando cuadros y rombos) y florales (hojas de vid, racimos de uva, acantos palmetas y rosetas) y la técnica de talla decorativa.
Reproduzco íntegra la opinión de Borras Gualis sobre este aspecto: “En suma, tanto elementos de tradición local, desde el
clasicismo romano a la rudeza visigoda, como elementos de tradición oriental,
bizantinos y omeyas de un lado, y abbasíes de tradición persa sasánida, de otro,
van a confluir en esta nueva síntesis formal que constituye el arte califal
cordobés y que se forjó en el crisol de Madinat al-Zahra. Si a ello se suma el
esplendor de las artes suntuarias e industriales se obtiene una valoración
aproximativa de la trascendencia del taller artístico de Madinat
al-Zahra”.
Uno de los aspectos más cuidados del palacio era la recepción de las embajadas. Desde que llegaban a Córdoba, todo su camino estaba planificado para deslumbrar, siendo el salón de Abd al-Rahman III el punto final y centro de la vida política del califa. En esta sala el califa se presentaba directamente, sin ocultarse como en el caso de los califas abbasí y fatimí, y todos sus visires y funcionarios se repartían por la sala de acuerdo a un estricto orden protocolario.
Uno de los aspectos más cuidados del palacio era la recepción de las embajadas. Desde que llegaban a Córdoba, todo su camino estaba planificado para deslumbrar, siendo el salón de Abd al-Rahman III el punto final y centro de la vida política del califa. En esta sala el califa se presentaba directamente, sin ocultarse como en el caso de los califas abbasí y fatimí, y todos sus visires y funcionarios se repartían por la sala de acuerdo a un estricto orden protocolario.
Entraremos al complejo por
la Puerta
Norte , con su clásica disposición acodada, para luego ver
los restos de una vivienda de la zona superior. En la llamada “Casa Militar"
tendremos un primer contacto con la decoración típica de la ciudad, basada en
arcos de herradura, pavimento de ladrillo y estucados. No obstante, si queremos
ver algo realmente interesante debemos avanzar hasta la vivienda de Yafar. La casa se organiza
en torno a tres patios, cada uno con una función distinta (público, privado y de
servicio). Lo más deslumbrante es la fachada del oficial, compuesta por una
triple arcada de herradura sobre columnas de mármol. Posee una decoración de
ataurique con motivos geométricos y vegetales. Además, desde este lugar,
podremos apreciar los enormes y preciosos jardines que poseía
la ciudad. Justo detrás
está la Casa de la Alberca, única
por organizarse en torno a un jardín.
Posando frente el pórtico de la casa de Yafar. |
Nuestra siguiente parada será el Gran Pórtico, que constituía la entrada
más monumental a la
ciudad. Aunque se ha perdido gran parte, aún conserva todo su
efecto escenográfico, destinado a deslumbrar a las embajadas que llegaban a
visitar al califa. Si queréis haceros un poco los listos fijaros que de todos
los arcos que posee, sólo el central es de herradura, siendo el resto del tipo
“escarzano”.
Desde aquí podemos observar
la mezquita. La
reconoceréis por tener cuatro palmeras en su interior. Como curiosidad deciros
que este edificio está orientado hacia La Meca de forma correcta, no como la
Mezquita de Córdoba cuya orientación es aproximada.
El Salón de Abd al-Rahman III, también llamado Salón Rico, era el auténtico salón del
trono y una de las zonas más importantes de todo el complejo arqueológico. En
esta segunda visita no pude ver su interior al estar acondicionándolo, pero os
dejaré una breve reseña de él. Se trata de una gran sala basilical compuesta por
tres naves separadas por arcadas de herradura. Estos arcos tienen la
característica policromía bicolor, alternando las dovelas en rojo y tono carne.
Los mármoles de las columnas son de gran calidad, alternando los colores rosados
y azules de forma muy estética. Los capiteles de las columnas son los típicos de
avispero que vimos en el museo. Debemos imaginarnos las paredes cubiertas por
paneles de mármol que contenían como motivo decorativo el árbol de la vida,
típico de Oriente. La techumbre tenía representado el firmamento lleno de
estrellas.
Creo que resulta interesante incluir la descripción que hace Borras Gualis de este importante salón: "El salón
presenta un pórtico de planta rectangular, poco profundo y muy ancho, flanqueado
por dos estancias o alcobas laterales; Ewert ha visto aquí el precedente de los
pórticos y salones de la Aljafería de Zaragoza. Dicho pórtico da acceso a las
tres naves longitudinales del salón central, siendo la entrada a la nave central
por el sistema de triple arco de herradura y a las laterales por arco doble,
mientras que el pórtico al exterior abre en una serie de cinco arcos de
herradura. El salón basilical es de tres naves, en dirección N-S, separadas por
arquerías sobre columnas, formadas por seis arcos cada una. A ambos lados de
este salón basilical de tres naves, hay una nave extrema a cada lado, separadas
por un muro y comunicadas mediante puerta tanto con el salón central, como con
las alcobas extremas del pórtico que les sirven de antesala. Aquí aparece ya
cristalizado el estilo califal cordobés, tanto en la proporción de los arcos de
herradura (trasdós descentrado y despiece de las dovelas a la línea de impostas)
cuanto en la alternancia cromática de los fustes en mármol azul de Córdoba y
mármol rosado de Cabra”
Y hasta aquí esta pequeña reseña a Medina Azahara. Espero que vuestra visita sea más enriquecedora con esta breve información de un enamorado de las ruinas. Hasta la próxima.
Y hasta aquí esta pequeña reseña a Medina Azahara. Espero que vuestra visita sea más enriquecedora con esta breve información de un enamorado de las ruinas. Hasta la próxima.
FUENTES:
Anotaciones tomadas en la visita al yacimiento arqueológico.
BORRÁS GUALIS, G.M.: El Islam. De Córdoba al Mudéjar. Ed. Sílex. 2000.
Anotaciones tomadas en la visita al yacimiento arqueológico.
BORRÁS GUALIS, G.M.: El Islam. De Córdoba al Mudéjar. Ed. Sílex. 2000.
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