Los que leéis este blog con asiduidad conocéis mi
pasión por los yacimientos arqueológicos y, en concreto, con las villas
romanas. A lo largo de estos años os he recomendado visitar las villas de Veranés
(Gijón), Carranque
(Toledo) y Almenara-Puras
(Valladolid).
Hoy os voy a recomendar otra villa romana, en esta ocasión
imprescindible dada la enorme calidad de sus mosaicos conservados in situ. Me refiero a la palentina Villa
Romana de La Olmeda. ¿Os apetece conocerla?
¿Dónde
está?
La Olmeda se encuentra junto a la población de
Pedrosa de la Vega (Palencia). Se trata de un pequeño pueblo muy cercano a
localidades con más renombre, tales como Carrión de los Condes o, algo más al
sur, Frómista.
¿Qué
tipo de yacimiento arqueológico vamos visitar?
Se trata de una villa romana muy particular, tanto
por sus grandes dimensiones como por la notable decoración que atesora.
Posee una superficie total de 4.400 m2,
estando 1.450 m2 decorados con mosaicos de diferentes tipos y
calidades. El conjunto de mosaicos se considera uno de los más importantes de
toda la Península. Destaca, tanto por su conservación como por su calidad, el
Mosaico del Oecus, el cual ocupa 175 m2 y describe el episodio mitológico
de Aquiles en Skiros.
Asociada a esta enorme villa palaciega se encuentran
unos enormes baños de 900 m2.
¿Cuál
es la historia de esta villa?
Los orígenes de esta villa se remontan a finales del
siglo I o inicios del siglo II, en época Flavia, aunque los datos sobre ella
que se han conservado son escasos. Aunque perduró hasta el siglo III, sobre sus
ruinas se ubicaron enterramientos visigodos y medievales, así como la
reedificación de una nueva villa, de nueva planta, en el siglo IV.
Esta villa comenzada a edificarse a mediados del
siglo IV es la que constituye el yacimiento arqueológico actual. Se trata de
una mansión palaciega de un gran señor rural del Bajo Imperio y su esplendor
continuó hasta un par de siglos después, momento en el cual fue abandonada
definitivamente.
¿Eran
típicas este tipo de villas?
Los cambios socioeconómicos que sufrió el Bajo
Imperio romano desde el siglo III provocaron que las personas más poderosas de
las urbes comenzaran a encontrar demasiado oneroso su participación en la vida
pública. Por ello, muchos personajes adinerados decidieron abandonar las
ciudades y mudarse al campo, convirtiéndose en poderosos señores rurales.
Las villas de estos señores, en verdad haciendas
agropecuarias, pretendían ser totalmente autosuficientes, produciendo todo lo
necesario para su existencia autónoma. Por ello, bajo la protección del señor
se instalaron antiguos propietarios rurales arruinados así como colonos que
pensaban tener más protección bajo un señor rural que bajo la voraz administración
Bajo-imperial. La acumulación de personas fue tal en algunas villas que
llegaron a tener su propio ejército privado.
Los excedentes producidos en la villa romana se
vendían, creando un foco mercantil local en la zona. La importancia de muchas
de estas villas llevó a que en muchas de ellas existieran talleres de herrería,
carpintería, construcción…
¿Cómo
fue descubierta?
La villa romana fue descubierta un 5 de julio de
1968 por D. Javier Cortés Álvarez de Miranda. Mientras estaba trabajando con su
tractor en la terraplenación de estos terrenos de su propiedad, aparecieron en
la superficie las primeras huellas de encontrarse enterrados restos
arqueológicos importantes.
Don Javier Cortés, ingeniero agrónomo, inició una
primera excavaxción arqueológica privada, la cual fue dirigida por Pedro Palol,
catedrático de Arqueología de la Universidad de Valladolid. Más tarde, en 1980,
el propietario donó los terrenos a la Diputación Provincial de Palencia,
haciéndose cargo, desde entonces, de los trabajos arqueológicos.
En 1984 se abrió al público el yacimiento para su
visita turística, a lo que se unieron nuevas excavaciones y la realización de
cerramientos y edificios para cubrir los restos encontrados. La realización de
diversos estudios sobre el yacimiento, así como su difusión al gran público lo
han convertido en uno de los yacimientos romanos más importantes de España.
En 2009 se inauguró el moderno edificio expositivo,
que integra tanto la visita de la villa a través de pasarelas, así como un
centro interpretativo de la villa en el cual poder hacernos una idea de lo que
en su día estaba aquí edificado. Con maquetas, paneles explicativos, recreaciones
en 3D y medios audiovisuales, los visitantes de la villa pueden comprender
perfectamente los restos arqueológicos conservados.
¿Qué
vamos a poder ver en esta villa?
El edificio principal de la villa, de unos 3000
metros cuadrados, tenía la habitual estructura bajoimperial. Se trata de una
planta cuadrada, con orientación norte-sur, con cuatro torres en las esquinas (octogonales
al sur y cuadradas al norte) y un par de fachadas porticadas.
El acceso principal a la villa estaba en la fachada
sur, y este será el lugar por el cual entremos a la villa. Del antiguo pórtico
apenas quedan los basamentos de las columnas. El acceso principal a la villa se
realizaba a través del Vestíbulo (V-03), el cual conserva un pavimento de opus tessellatum que consistía en una
cenefa de círculos secantes enmarcando una composición geométrica compuesta por
cuadrados y octógonos de diferentes colores. Dos basas de columna indican el
paso del vestíbulo al gran patio central (peristilo), el cual servía de centro
distribuidor de las estancias de la villa. Los mosaicos del pavimento están en
esta zona bastante arruinados debido al uso posterior como basurero. El
peristilo debemos imaginárnoslo con fuente y mosaico, aunque todo ello hoy día
está prácticamente desaparecido.
Las siguientes habitaciones que vamos a visitar en
nuestro recorrido correspondían, con bastante probabilidad a almacenes, siendo
los cuatro agujeros de una de ellas el lugar en el cual se almacenaban grandes
vasijas (V-05). En la estancia V-06, que también podía ser una cocina, veremos
tantos restos murales de pintura como unas escaleras que nos indican la
existencia de un segundo piso en la villa original.
En nuestro recorrido conviene desviarse hasta la
sala V-09, interpretada como una especie de alcoba y que posee uno de los
mosaicos geométricos más bellos de la villa. Se trata de un octógono central y
cuadrados y octógonos alternos y una cenefa en zig-zag. Justo enfrente, la sala
V-13, era uno de los numerosos comedores o triclinios de la villa.
A continuación podremos admirar la habitación más
importante de la villa, el Oecus o comedor principal. Lugar de recepción
utilizado por el señor de la villa, así como comedor para los grandes
banquetes, su importancia artística reside en el gran mosaico que posee, el
mosaico figurado más importante de toda la villa.
La parte figurativa se compone de tres zonas bien
diferenciadas: la más próxima a la entrada representa una escena de caza que,
en realidad, son siete escenas diferentes enlazadas. Destaca la precisión
realista del jabalí acosado por los perros, algo inaudito en la Hispania romana
de la época. El simbolismo de este mosaico se centra en destacar las habilidades
y virtudes que debían acompañar al hombre de la época: astucia, valentía,
habilidad en el combate. Y nada mejor que mostrarlo en una de las principales
actividades ociosas de los señores romanos tardoimperiales.
En el centro se encuentra la representación de un
tema mitológico que aparece en la Iliada:
la leyenda de la treta del descubrimiento de Aquiles llevada a cabo por Ulises,
cuando Aquiles se ocultaba vestido de mujer en la Isla de Skyros, en el gineceo
del palacio del rey Licomedes.
La historia es la siguiente: la madre de Aquiles,
Tetis, fue advertida por un oráculo que su hijo moriría en Troya. Por ello,
decidió esconderle, vestido de mujer, en el gineceo del rey Licomedes. Por su
parte, Ulises fue advertido que jamás ganaría la guerra si en ella no
participaba Aquiles. Por ello averiguó en donde se encontraba el famoso
guerrero griego y, disfrazado de mercader, se introdujo en el gineceo con el
objetivo de desenmascarar al héroe. Con la excusa de vender productos a las
mujeres ideó una trampa, la cual consistía en mezclar armas de guerrero junto a
otros productos femeninos. Cuando Ulises tocó las trompetas de guerra, Aqulies,
en un acto reflejo, empuñó las armas como buen guerrero que era, descubriéndose
ante Ulises. El mosaico representa justo ese preciso instante y es un perfecto
símbolo de la disyuntiva entre el placer y el deber.
En el mosaico, Ulises, situado a la derecha de la
composición, indica con su mano a Aquiles la dirección de Troya, mientras las
princesas de las islas, hijas de Licomedes, intentan impedir su marcha,
conocedoras de su fatal destino en aquella guerra.
Una ancha cenefa que rodea por los cuatro lados el
cuadro de Aquiles y Ulises es el tercer tema figurado, el más importante por su
singularidad y cuidadísima factura. Se trata de una serie de medallones
ovalados que cuelgan del extremo de las alas de ánades cuya cola acaba
transformándose en delfín. En cada medallón aparece el rostro de diversos
personajes, tanto masculinos como femeninos, aunque todos con aspecto juvenil.
Se han interpretado como una galería familiar de retratos de los dueños de la
casa. Por último, en las cuatro esquinas de la cenefa tenemos unas alegorías a
las estaciones, siendo la mejor conservada la del invierno (la del verano ha
desaparecido).
En la siguiente estancia de nuestro recorrido
bordeando el peristilo llegaremos a una habitación absidiada (V-16) que estuvo
dotada de un sistema de calefacción subterránea (hypocaustum).
La sala V-18 destaca por su mosaico geométrico y
floral (tulipanes) de fuerte colorido, mezclando principalmente los tonos rojos
y amarillos. Comentar que es uno de los pocos mosaicos conservados
íntegramente.
En la sala V-22 podremos observar la entrada norte a
la villa palaciega, comprobando, a
través de la existencia de escaleras, que en este lateral también
existía un segundo piso (al igual que en la fachada sur. En las alas este y
oeste solo existía una planta).
En el centro del ala oeste se abre una pasarela que
nos comunica la villa con el recinto de los baños. Nada más tomar este camino
nos encontraremos con la sala V-32, interpretada como el triclinio o comedor
principal de la villa, y un pequeño lugar expositivo.
Los baños fueron construidos al unísono de la villa
y forman un conjunto único con ella. El pasillo, interpretado como una zona de
ejercicios (palaestra) divide los baños en dos zonas diferenciadas. A nuestra
izquierda se abre la gran sala oval B-12, la cual se calentaba mediante
hypocaustum y de la que se desconoce el uso que debía tener.
Al otro lado del pasillo encontramos el vestuario de
los baños o apodyterium (B-02), el cual es distinguible por tener un banco
corrido en una de sus paredes. Toda la sala se cubría con un pavimento de opus
signium superpuesto a un mosaico de baja calidad. Junto a esta sala se
encontraban las letrinas (B-05), mientras que una escalera en la pared norte
nos descendía hasta el frigidarium (sala fría de baño), con forma trilobulada
(B-03). Al oeste de esta sala encontraremos las salas templadas (tepidaria) y calientes
(caldaria) (B-08, B-09 y B-10), las cuales tenían también decoración de mosaico
e hipocausto.
Todo el conjunto visitable del yacimiento
arqueológico corresponde, únicamente, a la parte palaciega de la villa. Ésta
tenía otra parte, denominada rústica, en la que vivían los trabajadores y se
ubicaban las cuadras, almacenes y talleres. Situada en sus inmediaciones, aún
no se ha localizado en las diversas prospecciones arqueológicas.
En el Museo Monográfico de la Villa, ubicado en la
antigua iglesia de San Pedro de Saldaña, podremos admirar los objetos
localizados en las tres necrópolis que existen junto a la villa, en las cuales
se enterraron e incineraron a más de 700 personas. Datadas en un largo arco
temporal, los ajuares se componían de vidrios, hebillas y múltiples objetos de
adorno personal.
Para consultar horarios de apertura, precios y demás
necesidades turísticas os dejo la página oficial de la villa:
Bibliografía:
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