El lunes 6 de noviembre de 2017 la marca ADIDAS hizo
públicas las primeras fotos de la camiseta que vestirá la selección española de
futbol en el próximo Mundial de Rusia. Y el día 7, tuvo que ser suspendido el
acto promocional debido a la polémica que suscitó la inclusión de lo que
parecía ser la bandera republicana.
Teniendo en cuenta el contexto de crispación
existente en España debido a la polémica catalana, la camiseta se convirtió
pronto en arma política y conflicto social. Y yo, siendo óptico, me sorprende
que una ilusión óptica genera tanta controversia. ¿Os gustaría saber el porqué
nos parece ver un color morado cuando, en realidad, es azul?
La nueva camiseta de la selección española fue
oficialmente estrenada en el partido amistoso ante Costa Rica el sábado 11 de
noviembre y, tras el abultado 5-0, parece que empezó con buen pie. Al menos mucho mejor que la equipación blanca, con la cual cosechamos un empate a 3 ante Rusia ayer.
No obstante, la polémica que rodea a esta camiseta
resulta sumamente ilustrativa de un hecho particularmente común: nuestros ojos
nos engañan constantemente con ilusiones ópticas de todo tipo.
Muchos han querido ver la presencia de una bandera
republicana (amarilla, morada y roja) en los diamantes o rombos que recorren verticalmente
un lateral de la misma. Sin duda, la tensión política de corte republicano en
Cataluña puede que magnificara el efecto de esta ilusión óptica. Pues, la
camiseta española del Mundial de 1994 tenía un aspecto muy parecido y una similar
ilusión óptica (que entonces pasó desapercibida).
Y se trata de una ilusión porque si vemos la
camiseta de cerca comprobaremos, no sin cierto asombro para algunos, que los
rombos son amarillos y azules. ¿Cómo es posible que veamos morado de lejos y
azul de cerca?
Para ofreceros una explicación coherente debemos
retroceder al siglo XIX. En 1839, el químico Eugéne Chevréul publicó su obra
más famosa, Los principios de la armonía
y el contraste de los colores y su aplicación a las artes. Entre las
conclusiones más importantes a las que llegó este experto en tintes de la
fábrica de tapices francesa de los Gobelinos debemos destacar dos:
·
los colores en proximidad se influyen
recíprocamente (Ley interacción del color)
·
cualquier color aislado está rodeado por
una aureola de su color complementario.
·
Dos colores distintos pueden parecer de
un solo y mismo color cuando se los ve juntos a distancia.
Este descubrimiento de Chevréul es la razón por la
que nuestro ojo nos engañe a la hora de ver la camiseta. Veamos esta magnífica
infografía que realizaron los periodistas de Marca.
La clave de la ilusión óptica reside en la
utilización de líneas verticales rojas superpuestas a los tres colores
utilizados para generar los rombos (Amarillo, azul y rojo). En el caso del
rombo azul, tenemos una sucesión de líneas verticales rojas y azules, las cuales
se distinguen perfectamente en proximidad. En cambio, si nos alejamos un poco,
el ojo no es capaz de distinguir los dos colores por separado, produciéndose
una mezcla en nuestra retina. Y cuando mezclamos el rojo y el azul el color
resultante es el morado o violeta.
Este tipo de ilusión ocurre en múltiples momentos de
nuestro día a día pero hubo un momento en el que unas personas potenciaron este
fenómeno hasta el extremo artístico.
En efecto, las teorías de Chevréul sobre los colores
fueron llevadas a la práctica por el grupo de pintores impresionistas, cuyo
principal objetivo era plasmar el color y la luz en sus obras. De esta forma,
los impresionistas utilizaron los conocimientos científicos sobre el color, así
como una técnica pictórica novedosa, para lograr engañar al ojo y mostrarle la
brevedad de una sensación.
Si observamos un cuadro impresionista a cierta
distancia podremos observar figuras y paisajes definidos, así como vivos
colores. Pero si nos acercamos a la obra en cuestión, comprobaremos que todo es
un artificio. Las figuras no están recortadas con líneas rectas; al contrario,
están formadas por pequeñas pinceladas, a modo de comas, que ofrece una sensación
particular de movimiento y viveza a la imagen. Y los colores se trastocan en la
proximidad. Los impresionistas, para pintar un verde (un color llamado binario
al estar formado por la mezcla de dos colores primarios) no mezclarán en la
paleta azul y amarillo, sino que aplican dos manchas de esos colores en el
lienzo, dejando a la retina del observador que cree el color verde. Así se
consigue un verde mucho más luminoso. Y por las teorías de Chevréul, si además
le colocamos en cercanía del primario que no entra en su composición (rojo) la
intensidad de ese verde será mucho mayor que en la cercanía de cualquier otro
color.
Si en el caso de los impresionistas debemos
alejarnos del cuadro para percibir la realidad que el pintor deseaba
mostrarnos, en el caso de la camiseta debemos realizar el camino contrario,
pues al acercarnos veremos realmente los colores implicados en la confección de
la misma.
Por tanto, la nueva camiseta de la selección española
de futbol tiene los rombos amarillos, azules y rojos aunque, según la distancia
a la que la observemos (así como otros factores como la iluminación existente)
los podremos ver amarillos, morados y rojos.
Se trata de una simple ilusión (óptica), algo muy
apropiado (la ilusión) para una camiseta con la que pretendemos ganar el
próximo Mundial de Rusia 2018. Por tanto, dejemos el asunto en una mera
anécdota y quedémonos con la idea que nuestra nueva camiseta tiene,
intrínsecamente, una ilusión tremendamente importante.
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