El mundo de la óptica es realmente curioso. Creo que es el único sector del mundo donde se ofrecen gran parte de sus servicios de forma gratuita: graduación de la vista: gratis; adaptación de lentes de contacto: gratis; cambio de plaquetas o tornillos: gratis; reparación de monturas fuera de la garantía del fabricante: gratis; un cordón: por supuesto, se lo regalo.
¿Nunca les ha parecido demasiado sospechoso? ¿Nunca
se han preguntado la razón real de esta actitud?
Hoy me voy a mojar sobre este tema, auténtico cáncer
de nuestro sector, y espero que vosotros, lectores, tanto profesionales como
pacientes, compartáis vuestras opiniones al respecto. ¿Empezamos?
Lo primero que voy a comentar es algo obvio en una
economía capitalista, pero que permanece oculto para nuestro sector. Una
persona (sea cliente o paciente) pagará por todo aquel producto/servicio que no
pueda obtener por sus propios medios (o le sea tedioso hacerlo).
Un ejemplo: Nosotros podemos comprar pintura y
pintar nuestro piso. Pero, seguramente, preferimos contratar a un pintor
profesional para hacerlo. Por tanto, pagamos a un profesional para realizar un
servicio que nosotros no queremos/podemos hacer. Y ese profesional, formado
para ello, cobrará unos honorarios. Por darnos un presupuesto aproximado no nos
cobrará nada. Ahora bien, si queremos un presupuesto exacto es posible que
tenga que venir a nuestra casa y realizar mediciones, lo que le supondrá un
coste de tiempo y esfuerzo que incluirá en la factura final. Probablemente, sin
no aceptamos el presupuesto, debamos abonar el coste de tal acción.
Lo anterior ocurre con fontaneros, albañiles,
persianistas, profesionales que reparan electrodomésticos...; y también con
profesiones del ámbito de la salud, tales como dentistas u oftalmólogos, mucho
más próximos a nosotros.
Muchas personas estarán jurando en arameo sobre lo
que estoy proponiendo ¿Cobrar por algo que hoy día es gratis? Pero esta
es la primera mentira. No es gratis. Nunca lo fue. Se lo han estado cobrando
durante muchísimos años. Hasta cuando no lo ha utilizado. Me explico.
¿Cómo
hemos llegado a esta situación?
Hasta hoy día y desde que la óptica es óptica, los
servicios profesionales, tales como la graduación o la adaptación de lentillas,
se han cobrado, de forma implícita en los encargos de gafas y lentes de
contacto. Y aunque no lo crea, esto es algo realmente injusto. Pues el usuario
de lentes de contacto, por ejemplo, va a pagar la primera adaptación de las
mismas lo que le resta de existencia. ¿No se había enterado del coste real de
las lentes de contacto? ¿Acaso no visita Internet más que para leer el Marca?
Siento decirle que cada vez que repone un pack de lentes de contacto le están
cobrando unos honorarios que no le ofrecen (por ejemplo, una revisión por
lámpara de hendidura). ¿A que ya no le parece tan bien?
Pero esta es la solución adoptada por un sector cuya
profesionalización es relativamente reciente. Y ello genera injusticias
palpables, pues quien se hace una revisión y no compra gafas, se lleva un
servicio profesional gratuitamente. Un servicio que será repercutido en el
siguiente paciente que sí compre las gafas. Y, por supuesto, para ser rentable,
el segundo cliente deberá pagar su revisión y la de unos cuantos más
presupuestos de pacientes que no se llevaron nada pero ocuparon el tiempo del
optometrista de turno.
No nos echemos las manos a la cabeza. Es el mismo
sistema engañoso que se utiliza en el sistema público español de pensiones (Esquema Ponzi).
Y es que en nuestra Transición (y también en ciertos ámbitos privados
gremiales) parecía buena idea actuar así. Pero los tiempos han cambiado
enormemente y el sistema, ahora, no funciona.
¿Por
qué ha quebrado el sistema ahora?
La entrada de cadenas y grupos de compra en el
sector, con la subsiguiente guerra de precios, ha llevado los márgenes del
mundo de la óptica a unos valores totalmente insostenibles. Anteriormente, con
unos márgenes sumamente abultados, se podía ofrecer numerosos servicios
gratuitamente (en realidad ya se los habías cobrado al cliente por adelantado).
Hoy día esto ya no es posible y los empresarios han comenzado a exprimir lo
poco que queda de fruta para obtener unos beneficios ya imposibles.
Hace algo más de 15 años, cuando entré en el sector,
una gafa sencilla con lentes orgánicos antirreflejo básico costaba unas 30.000
pts. Al cambio, unos 180€. Hoy día, ese mismo producto, se vende a 77€ (y
existen sitios que lo ofrecen mucho más económico).
¿Cómo afrontar esta bajada brutal de rendimientos?
Existen varias opciones: ahorrar en costes de material (monturas/lentes de peor
calidad), ahorrar en costes de personal (menos ópticos y más vendedores
escasamente cualificados; horarios a la carta; peor servicio…) cerrar, o
explicar a las personas la razón por la que deben preocuparse por su salud
visual, ser buenos profesionales y cobrar por nuestros servicios.
Vamos
a educar al paciente desde la profesionalidad.
Al
profesional desde la valoración de su trabajo.
Creo que si explicamos correctamente que todo
servicio profesional tiene un coste, el cliente lo entenderá perfectamente. Yo
prefiero pagar por una graduación correcta una vez, que no cada vez que cambie
unos cristales con la misma graduación. Yo prefiero pagar por una correcta
adaptación de lentes de contacto la primera vez, que no estar pagando un
sobrecoste cada vez que renuevo un pack semestral. ¿O soy muy raro?
En segundo lugar, se necesita convencer a los
profesionales de la visión en España que su formación es tan superior a la
media europea (o, al menos, tan equivalente) como para empezar a cobrar por sus
servicios independientemente de la venta pura y dura de sus productos. Todos
los profesionales cobran la pieza y la mano de obra por separado, sean
mecánicos o dentistas. Nosotros, los optometristas, debemos empezar a
realizarlo ¡YA!.
Un ejemplo sintomático de lo que pasa actualmente en
España.
Son muchos los pacientes a los que trato desde que
eran niños. Y muchos, dada la situación actual de España, han debido emigrar.
Regularmente vuelven a casa a visitar a la familia y aprovechan para comprar
gafas o lentes de contacto. Y la razón no es porque sean más caras
proporcionalmente en Inglaterra, Francia o Alemania. El motivo principal es el
siguiente: nadie en esos países vende un producto sanitario sin la receta
correspondiente del optometrista. Y obtener esa receta, cuesta dinero. ¡Qué
sorpresa!
El comentario tipo es el siguiente: “No sólo vengo aquí porque es gratis; sino
porque me gradúas mucho mejor. No voy a pagar por un servicio que aquí es
gratis y mejor”. ¿Pero no lo estáis viendo?
No creo que sea necesario indicar la multitud de motivos
por los que se debe cobrar todo servicio profesional, pero como algunos
pacientes/clientes, en este momento, estarán a punto de entrar en un estado de
nervios irremediable, voy a poner algunos de ellos:
1. La
labor intelectual que supone graduar la vista de una persona y cuidar de la
integridad de su visión de forma general es un trabajo que sólo puede realizar
un profesional formado para ello. Y, como es evidente, nada tiene que ver esta
labor con vender, posteriormente, un producto sanitario, sean gafas o lentes de
contacto.
2. La
formación para ser optometrista es de tipo universitario (¡sorpresa!). Se
necesitan cursar varias asignaturas para poder meterse en un gabinete con los
conceptos teóricos y la habilidad
práctica suficiente para ser un buen profesional. Y, aun así, nunca se termina
de aprender. Nada distinto a un dentista o un oftalmólogo.
3. La
formación continua es algo inherente a los trabajos relacionados con la salud.
Nada tienen que ver las lentes de contacto actuales con las que yo estudié en
su día en la Universidad. Actualizarme me ha supuesto un esfuerzo y un coste
(cursos, masters…). Todo ello no puede ser ignorado en el precio final del
producto que adquieren los pacientes. Porque la calidad y satisfacción de ese
producto estará en relación con la formación más o menos especializada del
profesional que lo entrega.
¿Cómo
cambiar esta perniciosa tendencia?
El sector óptico es España está, desde hace años, en
profunda crisis. Existen multitud de ópticas (muchas más de las necesarias por
número de habitantes) y ahora mismo impera la ley del más fuerte. Nadie mira el
futuro si estamos atentos al retrovisor para que el contrario no nos adelante.
Nadie se preocupa por mejorar la profesión cuando estamos intentando,
simplemente, sobrevivir. Es una pena, lo sé.
Ahora se empiezan a escuchar voces sobre que cobrar
los honorarios profesionales es lo único que salvará al sector de la crisis.
Pero esas voces desean seguir manteniendo un sistema anticuado por el medio de
obtener otras formas de ingresos. Por
ello, defienden soluciones como la siguiente: seguir manteniendo la graduación
de la vista gratis, pero empezar a cobrar por un examen visual más completo. Es
decir, ponemos al paciente en la decisión de graduarse la vista únicamente (lo
que actualmente se hace a día de hoy en casi todos los lugares) o cuidar de su
visión de forma global. ¿Acaso alguien no desea realizarse una revisión
periódica para evitar que un glaucoma o una DMAE les pille por sorpresa? ¿Por
qué (casi) nadie lo ofrece hoy día? La respuesta es sencilla: la pérdida de
tiempo y la inversión en maquinaria necesaria no se compensa en términos de
rentabilidad económica. Así de simple. Y así de duro. Tenemos la formación y,
muchas veces, los medios para realizar un examen visual completo y no lo
hacemos por excusas económicas.
No creo que sea esta la solución. Todo el mundo
tiene derecho a un buen servicio optométrico por un coste razonable. Sea
simplemente graduar la vista o realizar un examen más completo. Los honorarios
deben ser claros según los conceptos que deseemos contratar. Si en el taller
queremos una revisión de los frenos nos cuesta x€; si queremos frenos y
amortiguadores x+y€; además cambio de aceite, pues x+y+z€…
Por tanto, la solución pasa por educar al paciente
sobre la importancia de su salud visual. Y si necesita un examen completo
anual, que pague lo que le corresponda. Y si sólo quiere graduarse, porque el
examen ya lo pasó hace unos meses, que pague lo correspondiente; y si quiere
hacer unas gafas con su misma graduación, pues que no tenga que pagar
sobrecoste alguno. Así de simple.
No es de recibo que la mayoría de personas no hayan
realizado la sencilla prueba del Test de Ishihara una vez en su vida ni tampoco
incluírsela por norma habitual en un examen completo tipo. La solución no es
crear packs cerrados de exámenes visuales. El futuro es crear cuidados de la
visión personalizados para cada paciente. Donde el profesional realice las
pruebas necesarias para cada uno de ellos. Y esto supondrá un coste distinto
para cada uno. Y unas tarifas distintas para cada prueba. No lo veo complicado.
Y la manera de hacerlo es a través de la información
escalonada:
1. La
graduación y el resto de servicios optométricos tienen un coste que aparece en
el encargo final, aunque no se repercute (algo similar a la información
económica que da hoy día la Seguridad Social y que se obvia, intencionadamente,
en el caso de la revisión optométrica).
2. La
graduación y el resto de servicios optométricos tienen un coste y se lo
repercuto en el encargo final de todos los servicios que utiliza/adquiere en la
óptica.
Espero que este artículo, totalmente de opinión y
escaso de información (algo contrario a la norma de este blog) sea la mecha
necesaria para fomentar un debate constructivo donde el objetivo sea mejorar la
salud visual de nuestros pacientes y, de paso, dignificar nuestra, muchas veces
prostituida, profesión.
Estoy completamente de acuerdo contigo, nosotros tenemos el cuadro de honorarios nada más entrar para que vean desde el principio que nuestros servicios tienen un coste. Lo malo es que la gente está tan mal acostumbrada que cuando ven que estos servicios se cobran, la mayoría se va... Espero que entre todos lo consigamos y que un día (no muy lejano) se valore la labor de los optpmetristas como la de cualquier profesional.
ResponderEliminarUn saludo
Hola compañero/a, gracias por comentar.
EliminarVivimos en una época en donde resulta difícil que valoren nuestro trabajo independientemente de la parcela dedicada a la venta. Pero la cuestión se soluciona remando todos en la misma dirección. Al final será mejor para nosotros y mejor para el cliente.
Un saludo
Y si entro en la optica me graduan la vista sin ni siquiera ver gafas y ningun cartel con los costes de esas pruebas,no me queda bien ninguna gafa y no compro ahi las gafas?me pieden exigir 18 euros?Repito,sin ningun cartel,ni aviso previo del optico de turno?
ResponderEliminarGracias
Hola, gracias por comentar.
EliminarEn principio, como en cualquier profesión, al cliente se le suele advertir de los costes que tiene cualquier trabajo que se le realiza. Máxime, cuando durante tanto tiempo este tipo de servicios se realizaban "gratuitamente".
En el caso de que te sientas engañado existe la posibilidad de poner una reclamación en el Colegio Nacional de Ópticos de tu Comunidad Autónoma.
Saludos
yo quiero que me hagan una buena graduación para después comprar mis gafas o mis lentes de contacto, de cerca, de lejos, de sol graduadas...por internet.
ResponderEliminarDónde puedo ir? No me importa pagar por el servicio.
Hola, gracias por comentar.
EliminarEn cualquier óptica te pueden graduar cobrando el servicio si no adquieres con ellos las gafas.
De manera orientativa una graduación básica viene saliendo, en España, por unos 12 euros.
Saludos.