miércoles, 13 de noviembre de 2013

Málaga es un destino turístico veraniego



Cuando pensamos en Málaga como lugar donde pasar nuestras vacaciones inmediatamente vienen a nuestra mente las playas de Torremolinos o Fuengirola. Si pensamos en Málaga capital aparecerán las de la Malagueta o la Misericordia. Por supuesto, todos han oído hablar de Marbella. Nos imaginamos tomando un refresco en el chiringuito y vestidos con el bañador todo el día.

En pocas ocasiones pensamos visitar Málaga capital en otra época que no sea verano, perdiendo así una ocasión única para descubrir una ciudad maravillosa llena de encanto y vida. Hoy descubriremos un poco de esa Málaga cultural que atrae a tantos turistas al año.


Málaga capital es una gran desconocida para muchos españoles. Suelen visitarla de pasada mientras disfrutan de sus vacaciones veraniegas por la zona, lo que les impide descubrir la totalidad de la inmensa oferta turística que posee. Esto es un gran error pues Málaga es una ciudad que posee un atractivo cultural muy superior a otras ciudades españolas del interior.

Este año viajé a Málaga a principios del mes de noviembre. El AVE es la opción más práctica y cómoda de llegar a la ciudad si tu idea es no salir de ella. En apenas dos horas y media, casi sin enterarte, te plantas en Málaga desde Madrid.

Estaba un poco asustado por el tiempo que podría hacer, pues las previsiones anuales advertían que era el mes más lluvioso. Pero una vez allí, mientras en Madrid comenzaba el frío otoño y debías comenzar a abrigarte, en Málaga volví a la manga corta y a las agradables temperaturas de 25-28ºC Por tanto, lo primero que obtendremos en Málaga en los meses otoñales es una agradable temperatura que ya habíamos olvidado en el interior peninsular.

Lo anterior predispone a visitar la ciudad andando y descubrir sus numerosos y encantadores rincones. Que el centro histórico sea peatonal en su gran parte es algo muy cómodo si viajas con niños pequeños, como era mi caso. Además no es una ciudad semi-abandonada, como otros centros históricos debido a la crisis. El centro de Málaga está lleno de vida, de comercios variados y de lugares donde sentarse y tapear. No sólo se limita a la famosa calle Larios, la más conocida y lujosa de la urbe, sino que el comercio se extiende por todas las callejas adyacentes. Esa vida comercial tan intensa hace que pasear por el centro de la ciudad sea una visita interesante por sí misma.

Y es que además de comercios, Málaga atesora un patrimonio arquitectónico único. Numerosos palacios jalonan sus calles céntricas, y edificios emblemáticos, con fachadas curvas en las esquinas y llenas de balcones, invaden la ciudad. Además, sus edificios de pocas alturas hacen que el ambiente sea aún más acogedor. Lo dicho, pasear por sus calles es una visita turística más.

A los amantes de las iglesias Málaga no les decepcionará. Lo primero que debemos destacar es su imponente catedral. Su fachada barroca y clasicista oculta un interior renacentista que tiene aires similares a la catedral de Granada. No en vano su arquitecto fue el mismo, Diego de Siloé. Como curiosidad fijarse que una de las dos torres de la fachada no llegó a construirse, motivo por el cual se la conoce como “la manquita”. La vista desde la plaza del obispo, con el barroco Palacio Episcopal en otro de sus laterales, es la más impresionante. Su interior es deslumbrante, como es típico en catedrales de este tipo. Aconsejo visitar las capillas laterales, las cuales tienen retablos y tallas de gran valor histórico.






















La catedral se edificó sobre la antigua mezquita, de la cual conserva el patio de naranjos típico de aquellos centros de culto. Y antes de abandonar el lugar no olvidemos visitar la aneja iglesia del Sagrario, la cual posee un bellísimo retablo plateresco y un curioso cristo mutilado.


Málaga conserva muchas otras iglesias de interés. Tan sólo destacaré dos. Una de ellas la iglesia de Santiago, lugar donde se bautizó Picasso. En su exterior podemos observar diversos elementos originales de su pasado mudejar, como la torre de ladrillo y la portada. Su interior, del S.XVIII, es deslumbrante en cuanto a su profusa decoración en estuco y a la calidad de las tallas que posee. La otra es la iglesia de los Mártires,  con una decoración muy similar a la anterior, donde destacan de nuevo diversas imágenes de gran devoción popular.

Y, por último, una visita que no suele recomendarse en las guías turísticas y que a mí me gustó especialmente. Se trata de la visita a la próxima Basílica de Santa María de la Victoria. La iglesia tiene en el altar a la patrona de la ciudad, una talla que data de la época de los Reyes Católicos. Y justo debajo del camarín de la virgen (aunque la visita se realiza a través del parque exterior) se encuentra el Panteón de los condes de Buenavista, un lugar algo tétrico paro con el encanto de la decoración barroca. Toda la torre tiene una particular simbología. El panteón, en la zona baja, nos muestra lo efímero de la vida. Luego, ascendemos a una capilla, símbolo de la transición del alma al cielo. Y, finalmente, en el camarín de la Virgen, nos adentramos en el paraíso, con su recargada decoración llena de querubines y símbolos marianos. Junto al camarín se encuentra la pequeña sala del tesoro, donde también veremos la indumentaria de la Virgen.

Cripta de los condes de Buenavista
Para los que las iglesias les aburran Málaga les ofrece otros interesantes destinos turísticos. Los apasionados de la Historia lo pasarán en grande e la zona de los jardines de Ben Gabirol. Apenas quedan restos destacables de la Malaka fenicia, pero lo primero que encontraremos será un espléndido teatro romano. En pocas ocasiones el centro de interpretación supera en interés a las ruinas históricas, pero aquí lo logra por goleada. Nos recibirán con un instructivo vídeo que nos abrirá la mente al mundo del teatro. Luego, en pantallas interactivas táctiles, podremos descubrir numerosa información sobre las diversas épocas históricas de la ciudad y sobre el teatro griego y romano. Si deseamos leer toda la información deberemos contar con al menos una hora de tiempo. Además, se exponen algunas piezas originales (máscaras, ánforas…) con una cuidada explicación.


Un poco más adelante encontraremos la Alcazaba, el típico palacio musulmán nazarí. Su subida es algo pronunciada, aunque merece la pena por los rincones que oculta entre las murallas y puertas en recodo. Un lugar que fue considerado durante años como inexpugnable. Pero lo mejor del palacio son los dos patios con fuentes y pabellones de arcos polilobulados. No debemos esperarnos nada parecido a la Alhambra para no decepcionarnos, pero vistos en perspectiva su encanto es evocador. La alcazaba tiene diseminadas distintos paneles explicativos sobre la fortaleza y muestras de cerámica musulmana. De hecho, toda la zona es una especie de mueso donde descubriremos diversos aspectos del trabajo cerámico musulmán.

Patio de la Alberca
Detalle decoración alcazaba























La alcazaba se comunicaba con el Castillo del Gibralfaro a través de un camino amurallado llamado Coracha. Hoy se encuentra cerrado al público, y lo mejor para visitar el castillo es bajar en ascensor hasta el ayuntamiento y coger enfrente el autobús nº35. En pocos minutos llegaremos a lo alto de la montaña que contiene el castillo. Su valor histórico es muy relativo, pues todas las edificaciones interiores fueron derruidas durante su largo periodo de uso castrense. Tan sólo un centro de interpretación, con figuras y maquetas, nos muestra la vida del castillo como guarnición militar en la época moderna y contemporánea. Lo mejor de la visita al castillo son las vistas que nos ofrece de la ciudad. Casi a vista de pájaro podremos ver los distintos monumentos, así como el puerto y las playas que rodean la ciudad.

Vista del puerto de Málaga desde el Gibralfaro

Los parques de la ciudad son otro de los atractivos destacados de ésta. Junto al Palacio de la Aduana, notable edificio neoclásico, se extiende un alargado parque que llega hasta la zona de playa. Se trata de un auténtico jardín botánico, pues contiene numerosas especies tropicales que no suelen verse en Europa. Su paseo es muy agradable, y junto a él podremos admirar los edificios del rectorado de la universidad y el ayuntamiento, de un llamativo color amarillo pastel. Junto a él se encuentra el jardín de Pedro Luis, que nos llevará hasta la plaza de toros malagueña “la malagueta”.

Por último, no puedo olvidar los museos de los que dispone Málaga. Se cuentan por decenas, si bien sólo me centraré en los más básicos y principales.

Visita obligada para todos los amantes del arte es el Museo Picasso, ubicado en el palacio de los condes de Buenavista, a los cuales conocimos en su panteón. La colección no es muy grande, pero posee obras variadas que nos descubrirán diversos aspectos de la ingente obra artística de este icono del arte malagueño. Personalmente me quedo con “Mujer con los brazos levantados” una obra colorista pintada tan sólo un año antes que el tétrico Guernica. La pintura representa a la amiga y periodista Dora Maar. Otras obras a destacar de la exposición son el “Acróbata” o “Madre y el niño”, una de las obras cubistas que más os agradarán. 

Mujer con los brazos levantados (1936)

Una visita complementaria a la anterior puede ser la de la Fundación Picasso, ubicada en la casa donde nació Picasso, en plena plaza de la Merced. Allí descubriremos obras y salas con la decoración original de 1881.

Para los amantes de la pintura otra visita obligada es el Museo Carmen Thyssen. Ubicado en el Palacio de Villalón, expone una selecta y cuidada colección de la pintura del S.XIX, con especial atención a los artistas andaluces. Esta época es una de las más desconocidas por el gran público, que se sorprenderá con la pintura costumbrista y paisajística de Bamberger, Manuel Barrón o Guillermo Gómez Gil entre muchos otros. El museo tiene tres plantas, siendo dedicada la última a exposiciones temporales. Hasta el 20 de abril de 2014 podréis disfrutar de una exposición con obras de Courbet, Monet, Léger y Van Gogh, aunque de éste último sólo expone “Molino de agua en Gennep”.


Por último, un museo curioso es el de Artes y Costumbres Populares. Se ubica en un antiguo mesón, llamado de la Victoria, por lo que el interés del museo se centra tanto en el continente como en el contenido. En este último podremos observar diversos aspectos de la vida tradicional de la zona. Así estarán tanto una herrería, como una cocina, una tahona o una sala dedicada a la pesca. En la planta superior encontraremos habitaciones y complementos pertenecientes a la burguesía del S.XIX, así como una interesante exposición de los famosos “barros” andaluces, pequeñas figurillas escultóricas de bandidos y bailadoras del S.XIX.


Por tanto, en Málaga encontraremos museos de arte pictórico relevantes, arte religioso en forma de iglesias, basílicas y catedrales, parques donde relajarnos, un centro urbano lleno de vida donde comprar y tomar unas tapas típicas de la zona, ruinas históricas del pasado de la ciudad y, por supuesto, unas magníficas playas donde descansar.

En noviembre no llegué a bañarme, aunque algunos valientes si lo hicieron, pero pasear por la arena cuando ya no pensaba hacerlo hasta el año que viene no tiene precio.

¿A qué esperas para apuntar Málaga en tu próximo destino?

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