martes, 5 de noviembre de 2024

Las mentiras de la DANA de Valencia

 


La destrucción que ha sufrido la provincia de Valencia por la horrible DANA (anteriormente conocida como gota fría) de este año 2024 nos ha sobrecogido a todos de una manera muy profunda.

 

Pero, además de la catástrofe personal y material, se produjo una segunda riada de bulos y desinformaciones que han puesto en peligro las tareas de rescate y han provocado serios problemas de orden público.

 

Mi pequeña contribución para ayudar en esta tragedia no podía ser otra que advertir sobre estas mentiras.

 

Podría escribir durante días sobre todos los bulos que se han difundido impunemente a través de las redes sociales, pero ello me llevaría un tiempo ingente que no tengo. Entre los más destacados que circulaban mientras escribía este artículo están los siguientes: órdenes de evacuación de municipios afectados, avisos de nuevas inundaciones, caída del número de emergencias 112, radar meteorológico de Valencia inoperativo, rotura de las presas de Manises y Benagéber… Todos ellos han sido desmentidos, pero la alarma sirvió para enervar, aún más, a las personas que lo han perdido todo.

 

A continuación, voy a mostrar algunos de los bulos que más me han impactado:

 

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) no avisó a la población

El gobierno se niega a dar las cifras de muertos

La causa de esta DANA tan destructiva se debió a la destrucción de presas

Las autoridades pusieron todos los medios de ayuda posibles desde el primer momento

El motín de Paiporta fue organizado por la extrema derecha

Conclusión

 

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) no avisó a la población

 

Uno de los bulos que, en mi opinión, más daño hizo fue el que indicaba que la AEMET no avisó de lo que se avecinaba en Valencia. Las redes sociales echaban humo culpando de desinformación a la agencia estatal.

 

Pero, tal como podemos ver revisando mensajes de la AEMET, el mismo 29 de octubre, a las 07:36 horas de la mañana, la agencia lanzó el primer aviso rojo en el interior norte de Valencia. Pero es que los días anteriores ya se habían lanzado mensajes sobre una cantidad de lluvia especialmente intensa en la zona para el martes.

 


En la página Maldita.es existe una cronología de los avisos de la AEMET, tanto de días anteriores como de ese mismo día (aquí), desmontando este mito tan dañino. No sólo se avisó a la población de que existía “peligro extremo” por “lluvias torrenciales”, sino que se hizo hasta en tres ocasiones ese mismo día.

 

Ahora bien, dicho esto, debemos indicar que existió una evidente incapacidad para trasladar estas alarmas a la población.

 

Entre otras cosas, porque Carlos Mazón, presidente de la Comunitat Valenciana, dijo en una rueda de prensa, a las 13:00h, que el temporal se desplazaría “hacia la Serranía de Cuenca” y que se esperaba que, en torno a las 18:00h, “disminuyese” la intensidad de las lluvias en la Comunidad. Este vídeo fue borrado de X ese mismo día tras ver los efectos de la DANA (aquí).

 

Si a lo anterior sumamos el desconocimiento de la mayoría de la población sobre lo que significa una alerta roja meteorológica de este calibre (prohibición desplazamientos) y que, dicho sea de paso, las previsiones se desbordaron (es difícil ser preciso en estos temas) entendemos que la población acuse al gobierno de desinformación.

 

Máxime cuando en el móvil de la gente llegó la alerta estatal pasadas las 20:00h, cuando el agua ya había inundado los pueblos. Existe un vídeo viral donde una persona fue subiendo el estado de su calle antes y después de recibir la alerta en el móvil. Como se puede comprobar en el mismo, la misma llegó demasiado tarde.

 

Desde mi posición de ciudadano no puedo conocer las razones que llevaron a minimizar la alarma de la AEMET ni porqué no se avisó a la población como se debiera. Me falta información. Pero está claro que alguien debe asumir la responsabilidad de este error garrafal en la transmisión de la información a la ciudadanía.

 

El gobierno se niega a dar las cifras de muertos

 

Cuando en una sociedad tan conectada por redes sociales no se proporciona información veraz y rápida sobre asuntos sensibles, como los fallecidos en esta tragedia, es lógico que aparezcan bulos intentando llenar ese vacío.

 

Uno de los más virales fue el que indicaba que informes internos de la Unidad Militar de Emergencia (UME) cifraban los fallecidos en 2000 personas.

 


Por supuesto, esto es totalmente falso. LA UME no ha dado ninguna noticia sobre fallecidos y tampoco es esa su labor. Ellos sólo trasladas los fallecidos al recinto Ferial de Valencia, convertido en morgue improvisada, desde el Instituto de Medicina Legal, donde se realizan las autopsias.

 

Es entendible que, a una semana de la tragedia, resulte aún complicado tener un recuento aproximado de fallecidos. Pero ello no es óbice para engañar de forma paternalista (no sea que la ciudadanía se asuste) o escamotear una lista provisional de desaparecidos. Algo que siempre suele existir en tragedias como esta.

 

Por ejemplo, en el reciente terremoto de Marruecos ocurrido el 8 de septiembre de 2023, los medios indicaban, 4 días después, la cifra de 2901 muertos y al menos 5530 heridos. A día de hoy, oficialmente murieron 2900 personas y hubo 2500 heridos. En España, 4 días después, la cifra oficial de muertos en Valencia era de 210. Y no existía cifra de desaparecidos. Algo realmente chocante, ¿no os parece?

 

Mi impresión personal, cuando el miércoles empezamos a tomar conciencia de lo ocurrido, fue que la DANA se había llevado por delante un par de pueblos. Las primeras informaciones indicaban unos 20 fallecidos en Paiporta, convertida en la zona cero. Los muertos continuaron subiendo, pero siempre con el foco en esta localidad. El día 31 de octubre los periódicos indicaban que allí se habían registrado 45 de las 102 muertes confirmadas en el país. Pero ni eran un centenar, ni Paiporta era el único lugar golpeado. De eso nos enteramos después. Ahora mismo, tras una semana, sabemos que esta DANA afectó a 69 pueblos y que, en muchas zonas, los servicios de emergencia aún no han podido entrar por haberse destrozado las carreteras.

 

Tampoco ayudaron informaciones poco contrastadas. El día 30 de octubre se hizo viral un vídeo de una residencia de ancianos donde el agua les llegaba por la cintura. Se pensó que era la residencia de Masssanassa, al sur de Valencia, y se informó de que no hubo muertos. Pero, en verdad, se trataba del interior de la residencia de Paiporta, donde fallecieron seis residentes (ver noticia aquí).

 

A día 4 de noviembre de 2024, la cifra provisional de fallecidos ascienden a 217 y se consideran decenas de desaparecidos.

 

¿Cuándo nos enteraremos de la realidad de muertos por la DANA?

 

¿Se computarán como fallecidos por la DANA todas aquellas personas muertas de sed o hambre que no recibieron ayuda en los primeros días tras la tragedia?

 

La causa de esta DANA tan destructiva se debió a la destrucción de presas

 

Que los desastres de este tipo se intentan politizar desde el primer momento es algo muy evidente. Un ejemplo muy claro lo tenemos con los atentados del 11-M en Madrid. Este 29-O de Valencia no podía ser de otro modo.

 

Por ello, la extrema derecha representada por VOX en el Congreso no tardó ni un momento en dar su versión de lo sucedido apoyando su ideología tendente a derribar el Estado Constitucional. En un mensaje de su líder, Santiago Abascal, indicaba que este desastre se debió a la política de destruir presas. Presas realizadas por Franco (tenía que salir a colación), claro está.

 


Pero el discurso va más allá. Pues su idea ideológica es muy clara. Están en contra del cambio climático, por lo que esta DANA, con ser desastrosa, no es algo excepcional. Son anti-ecologistas, por lo que la culpa la tienen todos aquellos que no permiten limpiar los bosques. Son anti-Estado, por lo que fomentan la idea de un Estado fallido e incompetente.

 

En definitiva, utilizan esta desgracia para reforzar su mensaje partidista e interesado. ¿Existe algo más rastrero?

 

Indicar que en España no se han derribado presas ni embalses. Las infraestructuras demolidas son azudes y pequeñas presas obsoletas que se pueden consultar en visores y geoportales del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) y que no están construidos para embalsar agua (sino para generar energía y uso de riego). Además, los expedientes de todas estas infraestructuras derribadas comenzaron antes del Gobierno de Pedro Sánchez, que tomó posesión en 2018.

 

Franco realizó muchas presas, pero ese plan hidrográfico ya existía con anterioridad desde antes incluso de la II República. Si algo debemos agradecer a Franco es que siguiera los planes establecidos.

 

Y la causa principal de este desastre no guarda relación con los embalses, sino que las inundaciones estuvieron provocadas por la crecida de los ríos a causa de la cantidad exagerada de litros por metro cuadrado que ha caído en poco tiempo. Algo totalmente impredecible.

 

Otra cosa, bien diferente, es poner el foco en la razón por la cual no se construyeron viviendas adecuadas en zonas inundables. Al igual que en zonas sísmicas la construcción de edificios es distinta a la de otras zonas, aquí se debía haber invertido en seguridad. Pero este melón es más difícil de abrir, pues pone en jaque a todos los gobiernos de las últimas décadas.

 

Las autoridades pusieron todos los medios de ayuda posibles desde el primer momento

 

Dos días después de producirse la DANA catastrófica en Valencia, Pedro Sánchez, presidente de España, y Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, comparecieron ante los medios en lo que se ha definido como una clara sintonía. Ambos visitaron el Centro de Coordinación Operativo Integrado (CECOPI) y, al igual que hiciera el día anterior, el jefe del ejecutivo español indicó que “movilizaría todos “los recursos del Estado” para ayudar. Las palabras exactas del día después de la tragedia fueron estas: “No os vamos a dejar solos (...). Os vamos a ayudar con todos los recursos del Estado. Si hace falta de la Unión Europea para que podáis salir adelante, para que podáis reconstruir vuestros hogares y vuestras vidas lo antes posible” (ver noticia aquí y aquí).

 

La realidad que no contaron en aquel momento fue la disputa política soterrada entre gobierno central y autonómico que impidió actuar desde el primer momento a todos esos recursos prometidos. Pasados los días unos culparon a la Comunidad Valenciana de no pedir ayuda. Los otros, de inacción del gobierno por no declarar el Estado de Alarma o subir al nivel 3 de alerta y tomar el mando directamente de la gestión de las ayudas.

 

La realidad fue que, mientras ponían en funcionamiento la “máquina del fango” para culpar a unos y a otros, la gente no fue ayudada en las primeras horas como debería haber sido socorrida. Y esto lo podemos comprobar por diferentes noticias.

 

Por ejemplo, la tarde del viernes 1 de noviembre (dos días después de la catástrofe), un equipo de bomberos del Grupo de Socorro de Catástrofes de Francia (GSCF) llegó a Alfafar (Valencia). Su sorpresa fue mayúscula al comprobar que eran los primeros en llegar a esa localidad a ayudar (aquí).

 


Los periodistas fueron los primeros en llegar a muchas de las localidades afectadas y fueron los que abrieron los ojos a la población sobre la magnitud del desastre y la falta de ayuda a la gente durante los primeros días. Conmovedor fue el directo realizado por Iker Jiménez, por ejemplo, donde los vecinos pedían agua y comida desde las ventanas (aquí).

 

Estoy convencido de que este y otros programas especiales donde los periodistas mostraron a los españoles la verdadera magnitud de la tragedia fue lo que provocó la marea de voluntarios que llegaron desde Valencia capital (y desde muchos otros puntos) para ayudar a aquellas personas.

 

Esos voluntarios que llegaron el día 1 de noviembre en masa no fueron la primera ayuda que tuvieron muchos municipios. Muchos otros, alertados por sus vecinos y familiares, ya habían marchado hacia las zonas afectadas para ayudar con lo que se pudiera.

 

Así lo relató Iván, un policía nacional del Alfafar al 'Canal 24H' el día 31 de octubre:

Aquí no ha venido todavía nadie. La gente está viniendo desde Valencia andando. Se hacen ocho, diez, 15 o 20 kilómetros. Gente que viene de Torrente con palas a cuestas para limpiar. Aquí el ejército es el pueblo (…). No hay centro de salud, no hay supermercados, no hay nada, es que no hay nada, esto es una situación de guerra, que hasta que no estás aquí y no lo ves, la gente no es consciente. Esto es para vivirlo (…) hay mucha gente herida que aún no ha podido ser rescatada (…) Hay gente que nos ha dicho que están conviviendo con un familiar muerto, o con un vecino fallecido en el patio, en el sótano o en el garaje, que saben que están ahí, que fueron a sacar el coche y no pudieron” (aquí).

 

El ejemplo anterior no era un caso aislado. En todas las poblaciones se quejaban de lo mismo. De la falta de ayuda por parte del gobierno. ¿Dónde estaba el ejército?

 

Margarita Robles, ministra de defensa, indicaba el mismo día de la tragedia que su cartera contribuirá “con lo que haga falta y el tiempo necesario” para contrarrestar los efectos de la DANA. Además, cifró en un total de 1.034 los efectivos de la UME desplegados en la región. En declaraciones a los medios de comunicación en los pasillos del Congreso, ha precisó que 250 efectivos ya estaban trabajando y los otros 700 estaban concentrados en la zona a la espera de poder comenzar a llevar a cabo las labores necesarias.

 

El 1 de noviembre, 3 días después de la tragedia, afirmó que “a los 1.205 militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que están trabajando desde el primer momento, con casi 400 vehículos, 15 helicópteros y drones se sumarán 500 militares (...) e incorporarían a todos aquellos que sean necesarios en función de las necesidades”.

 

Pues bien, estas declaraciones contrastaron con la realidad de abandono contada por los afectados por la DANA a los periodistas. Por ejemplo, hasta Alfafar la UME no llegó hasta el día 3 de noviembre (aquí). Contrastaban con la realidad de los voluntarios que llegaban por primera vez a los sitios afectados. El alcalde de Aldaia, Guillermo Luján, en declaraciones el día 5 de noviembre indicaba que hace falta maquinaria pesada para limpiar su pueblo. Una vecina ha indicado que “Han empezado hoy a venir voluntarios a nuestra zona, con camiones, a recoger la basura. La Generalitat no se acuerda de nosotros. Necesitamos vehículos para llevarse todo lo que hay aquí”. Y añade “No me cansaré de agradecer a la gente joven todo lo que ha hecho por nosotros. Cuando salí antes de ayer a la calle y vi que llegaban centenares de personas cargados con palas y escobas fue muy emocionante. Estamos muy agradecidos” (aquí). Contrastaban con que los bomberos franceses ya comentados fueran los primeros en llegar a Alfafar el día 1 de noviembre.

Contrastaban, en definitiva, con la verdad.

 

Ante tal choque de realidad la ministra se defendió indicando que “A mí me toca concentrarme en la ayuda, en asegurarme de que hay más de 1000 militares desplegados; cada uno sabe bien lo que ha hecho y lo que no y puede hacer autocrítica”. Sería el ministro del Interior, Fernando Marlaska, quién señalaría al presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, como el responsable de haber ralentizado la respuesta y de haber reaccionado tarde ante la situación generada por la DANA (aquí).

 

El 4 de noviembre, tras el motín de Paiporta, que veremos como colofón, ya se han desplegado 7.500 militares de los Tres Ejércitos. Sólo hizo falta un día desde que el pueblo mostrara su rechazo al gobierno por su inacción manifiesta.

 

En la misma noticia la ministra pedía disculpas reconociendo que “a veces, no se puede llegar a todo”. Estoy de acuerdo. Pero ha pasado una semana y existen zonas donde aún no se ha podido pasar. ¿Es eso asumible en España? ¿Ningún helicóptero ha podido enviarse a las zonas aisladas por carretera con comida y agua? Tal vez, ¿alguno de esos dos que se enviaron desde Andalucía a Valencia y se volvieron dos días más tarde tras no recibir instrucciones? (aquí).

 

Está claro, en definitiva, que por motivos burocráticos la ayuda no llegó de la manera deseada. Pero eso no quiere decir, como medios de extrema derecha quieren promover, que la ayuda no estuviera presente. Tal como dijo la ministra Margarita Robles, el ejército, a día 1 de noviembre, había “rescatado a 110 personas y 24 fallecidos” (aquí).

¿Ayuda insuficiente? Sin duda. ¿Ayuda inexistente? Ni mucho menos.

 

El motín de Paiporta fue organizado por la extrema derecha

 

La sensación de abandono anterior derivó, el domingo día 3 de noviembre, en lo que me gusta denominar el motín de Paiporta. Unos sucesos que pasarán a los libros de Historia y que, en estos momentos, no somos conscientes de su trascendencia.

 

Cinco días después del destructivo paso de la DANA en Valencia, el rey Felipe VI, la reina Letizia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente del Gobierno valenciano, Carlos Mazón decidieron realizar un paseo institucional por una de las zonas más afectadas, Paiporta.

 

Pero, lejos de encontrarse con el calor y agradecimiento de las víctimas, fueron recibidos con insultos (asesinos era lo más repetido) y bolas de barro (que impactaron contra los monarcas). 



La frustración de la gente ante la gestión de la catástrofe era manifiesta y muchas preguntas quedaban sin contestar: ¿Por qué no se avisó a la población con tiempo suficiente para evacuar las calles?, ¿Quién es el responsable de movilizar la ayuda gubernamental a las áreas afectadas?, ¿Por qué aún no llega el apoyo en masa del Estado a casi una semana del desastre?

 

Pedro Sánchez fue evacuado ante el peligro de agresión física, pero los monarcas, junto a Carlos Mazón, decidieron quedarse e intentar calmar a la turba. Una acción que ha sido alabada por los medios de comunicación, aunque centrándose en exclusiva en la figura del rey y la reina.

 

En mi opinión, estos sucesos muestran, claramente, que la población se ha dado cuenta de todo lo que tiene que cambiar España para seguir progresando como país. ¿De qué sirve una institución florero, como la monarquía, si no puede hacer nada ante la incompetencia de los políticos? ¿No resulta demasiado cara para no tener ningún poder real en nuestro país?

 

¿Hasta qué punto ha llegado la desconexión de los políticos con la realidad para organizar una visita, para hacerse la foto, en un lugar donde no llegó ayuda alguna hasta varios días después de la tragedia? ¿En qué cabeza cabe paralizar las tareas de desescombro por una visita oficial cuando esa gente no tiene agua, ni luz, ni comida decente, ni muchos, casas?

 

Rápidamente se comenzó a indicar, desde fuentes gubernamentales o afines, que estos altercados fueron promovidos por la extrema derecha. Y es cierto que la Guardia Civil, en sus primeras pesquisas, parece haber identificado a miembros de grupos de ultraderecha como Revuelta, Democracia Nacional y España 2000. 


Pero también se han identificado a personas no vinculadas con esos grupos. Y un testigo presencial, uno de los que habló con el monarca, indicó que “Nada estaba orquestado. He leído que justamente yo, y las otras dos personas que salen a mi lado teníamos planificada la conversación con el Rey Felipe” (aquí).

 

Estamos ante lo de siempre. Matizar la verdad con medias mentiras. Ocultar la frustración general de todo el pueblo indicando que fue un acto organizado, en exclusiva, por miembros radicales. Utilizar parte de la verdad para construir un relato afín a los intereses gubernamentales.

 

No señores políticos. Esto no fue un acto aislado de violencia de la extrema derecha. O, si quieren verlo así, no fue sólo eso. Fue un acto de rebeldía del pueblo entero contra una gestión nefasta de una crisis fatal. Es la demostración más evidente de la desafección del pueblo con sus dirigentes.

 

Lo que aquellas personas estaban haciendo, aún sin ser conscientes de ello, era aplicar el artículo 30.1 de la Constitución Española, donde se indica que “Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España”.

 

Cuando ese pueblo criticaba a la comitiva oficial, al poder ejecutivo nacional, al autonómico y a la misma monarquía por la gestión nefasta de la crisis, lo hacía defendiendo su vida, sus propiedades, su pueblo y, en definitiva, su país. Pues España lo conforman sus ciudadanos y, como soberanos últimos de la nación, están en todo su derecho de criticar y expulsar a los poderes públicos que no son capaces de garantizar su seguridad y protección.

 

La extrema derecha presente en los altercados estaba a otra cosa. Para derribar el Estado de derecho. Pero el resto tenía claro que el problema no es el Estado, sino los políticos que lo gestionan.

 

Conclusión

 

Como conclusión, indicar que en la DANA de Valencia se dieron dos realidades muy simples. Las resumió perfectamente Matthew McLaughlan Merelo, redactor de Agenda Pública: uno, murieron centenares de personas que no tendrían por qué haber muerto si hubiera existido un protocolo de prevención adecuado y bien ejecutado. Y, dos, la ayuda del Estado, que sí ha existido, ha sido ineficiente e insuficiente en las zonas que más lo necesitan.

 

Ahora toca realizar una buena gestión de lo ocurrido. Mejor tarde que nunca. Ayudar a los supervivientes a que puedan rehacer sus vidas. Lamentablemente, por casos anteriores, como los terremotos de Lorca o los afectados por el volcán de La Palma, creo que este gobierno, sea del signo que sea, es incapaz de llevar a cabo esas ingentes tareas.

 

Es necesario replantearse quienes somos, qué queremos y hacia dónde queremos avanzar. ¿Deseamos seguir con una monarquía parlamentaria ineficaz? ¿Deseamos seguir con un bipartidismo inoperante? ¿Deseamos dar más voz a la ultraderecha violenta? ¿Qué queremos?

 

Yo tengo claro lo que quiero para mi país. Quiero un país colaborativo, que se ayude, donde no tenga cabida la violencia, donde se pueda vivir en paz unos junto a otros sin mirar el país de procedencia, un país donde existan más ricos que pobres, donde las diferencias sociales sean las mínimas, donde se pueda trabajar dignamente, donde el dinero de nuestros impuestos sirva para mejorar la vida de las personas y no se pierda en tramas corruptas o en organismos duplicados. En definitiva, quiero más eficacia y menos burocracia. Soy un iluso, lo sé.

 

Mucha fuerza para Valencia y todas las zonas afectadas por esta DANA.

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