Una de las creencias más curiosas de este
siglo XXI, y cuyo seguimiento ha tenido una relativa importancia, es la del
terraplanismo. Es decir, la creencia de que vivimos en un planeta plano en vez
de esférico.
¿En qué se basa esta pseudociencia que
pretende retrotraernos a la época histórica de la Antigüedad?
¿Qué nos dice esta leyenda urbana?
Según defienden los seguidores del
terraplanismo, la Tierra no es una esfera achatada por los polos, sino un disco
plano. Todo aquello que nos enseñaron en el colegio y lo que defiende el mundo
científico es una gigantesca manipulación, según ellos, para mantener
controladas a las masas.
Entre las muchas razones que exponen para
defender su hipótesis, una de las que me pareció más curiosa, es la de que “es
imposible curvar el agua en un contenedor esférico”. Bajo esta premisa y
con la experiencia de ver el horizonte siempre plano, los terraplanistas
defienden algo que, en pleno siglo XXI, parece una broma.
Parece claro que estas personas no saben
mucho de física y de la gravedad, auténtico “pegamento” del agua (y de todas
las cosas existentes sobre la superficie de nuestro planeta).
Otra de sus hipótesis más curiosas es
aquella que sostiene que un muro de hielo de 45 metros de altura rodea nuestro
planeta. Puesto que no es sencillo viajar hasta la Antártida, pues estas
personas defienden que nos ocultan la verdad.
Ahora bien, es tan fácil como viajar a
Noruega. Es lo que hizo Leandro Batista, un defensor terraplanista, en julio de
2023. Este youtuber quería demostrar que la Tierra era plana y se embarcó en un
viaje para demostrarlo. Lo que encontró, no obstante, fue la dura realidad.
Comprobó, con sus propios ojos, el
conocido como Sol de Medianoche. En determinados periodos del movimiento de
traslación de nuestro planeta, el Sol permanece en el horizonte las 24 horas
del día. Algo totalmente imposible si la Tierra fuera plana o su eje de
rotación no estuviera inclinado (23,5º exactamente).
Lo anterior ocurre en la Antártida entre
octubre y marzo. Y en el Círculo Polar Norte entre abril y septiembre.
¿De dónde surgió esta leyenda urbana?
Como veremos, la idea de una Tierra plana
viene desde bastante antiguo. Ahora bien, los terraplanistas actuales beben de
las hipótesis defendidas por ciertos grupos de mediados de siglo pasado.
En 1956, Samuel Shenton creó la Sociedad
Internacional de Investigación de la Tierra plana como sucesora de la Sociedad
Zetética Universal (creada por Rowbotham en la segunda mitad del siglo XIX). En
ella defendía la Tierra plana y aseguraba que las fotografías de los
astronautas eran falsas.
En 1971, al morir Shenton, su legado lo
recogería Charles K. Johnson, quién logró que el movimiento terraplanista
creciera notablemente en base a criticar a la NASA y al gobierno
estadounidense. Y el impulso definitivo lo lograría, en 2004, Daniel Shenton,
fomentando las teorías conspiranoicas por Internet.
Desde entonces, gracias a la labor activa
de estos grupos y a la fama de los youtubers para “informarse”, tenemos un
resurgimiento importante de esta leyenda urbana.
Toda leyenda urbana tiene un sustrato
real
En este caso, el sustrato real que existe
detrás de esta leyenda urbana es, simplemente, la ignorancia. Los defensores
del terraplanismo parecen ser nuestros más alejados predecesores, aquellos que
explicaban de manera comprensible todo aquello que no podían comprender.
Puesto que yo veo el horizonte plano, la
Tierra debe ser plana. Puesto que yo veo el Sol moverse por el firmamento, la
Tierra no se mueve. Puesto que el agua no se curva, la Tierra no puede ser
esférica. Y así hasta el infinito. Son explicaciones rápidas, sencillas y
totalmente acientíficas. Y les da exactamente igual comprobar si están o no en
un error, pues lo del método científico no les suena.
Son fanáticos de una idea. Justo lo
contrario de la ciencia, la cual realiza hipótesis de trabajo e intenta
demostrarlas. Ellos no realizan hipótesis. Tienen un pensamiento y unen al
mismo todo lo que refuerza su idea, aunque sea falso.
Por esta última razón no puedes intentar
razonar con un terraplanista. Vive en un mundo paralelo donde la fe tiene más
importancia que la ciencia.
Toda leyenda urbana tiene su teoría
de la conspiración
Aunque la leyenda urbana del
terraplanismo, en sí misma, es bastante inofensiva, lo que genera alrededor sí
que puede convertirse en un problema para la sociedad.
No es ninguna casualidad que la mayor
parte de terraplanistas sean también antivacunas, por ejemplo. Puesto que los
científicos mienten sobre la forma de la Tierra, también puede mentir sobre
muchas otras cosas.
Y en toda conspiración mundial las ideas
antidemocráticas están a la orden del día. A todos ellos los veréis defender
con pasión actitudes antidemocráticas y teorías similares.
Se trata de personas que necesitan
encontrar respuestas sencillas a problemas complejos. Y, puesto que muchos de
ellos exceden de su nivel de comprensión cultural, se aferran a la solución más
acorde con sus creencias. Da igual lo que diga la ciencia. Su idea principal
es, si no lo veo, no lo creo. Ahora bien, tampoco hacen nada por verlo, sino
que se aferran obstinadamente a las opiniones sesgadas de aquellos que siguen
su misma idea. Y así, unos con otros, hacen la bola de la mentira más enorme.
Digo yo que, si hace más de 2.000 años, Eratóstenes
de Cirene (276 a.C.-194 a.C.) fue
capaz de calcular cuál era el diámetro y la circunferencia de la Tierra con un
palo y fijándose en la sombra proyectada (tuvo un error de 90 Km), tampoco creo
que sea muy difícil reproducir el experimento. Ahora bien, debes conocer algo
de trigonometría, de física y de geografía. Y, claro, viajar a Egipto y
realizar las mediciones en Alejandría y Asuán. No obstante, un clima mucho más
benévolo que el de los polos.
Toda leyenda urbana se centra en
algún miedo irracional
El miedo irracional detrás del
terraplanismo es el de la conspiración mundial de los gobiernos para el control
social.
Lo curioso del mismo es que sus tesis
fomentan justo lo que un gobierno dictatorial y controlador desearía:
ignorancia científica y radicalización de sus seguidores.
¿Existen precedentes de esta leyenda
urbana en la antigüedad?
Que la Tierra era plana se ha defendido
desde el principio de los tiempos. Como indiqué antes, en las sociedades de la
Edad Antigua, la falta de conocimientos científicos y el requerimiento de
soluciones sencillas llevaron a asumir que la Tierra era plana en
civilizaciones ubicadas en la India, en Mesopotamia o en Egipto. La cosmología
bíblica también mencionaba una idea similar y los primeros mapas del mundo,
como el realizado por Anaximandro, reflejaban esta imagen.
Los sabios griegos serían, en base a
diferentes experimentos, los que llegarían a la conclusión de que la Tierra era
esférica. Aristóteles, en el siglo IV a.C. ya razonó y presentó evidencias
sobre la esfericidad de la Tierra. Y ya hemos hablado de Eratóstenes y su
medición de la circunferencia terrestre.
En el siglo I d.C. Plinio el Viejo
afirmaba que todo el mundo estaba de acuerdo con la idea de la forma esférica
de la Tierra (Naturalis historia, 2.64), mientras que en el siglo II
d.C. el astrónomo Claudio Ptolomeo dio varios argumentos defendiendo la forma
esférica de la Tierra.
La idea de una Tierra esférica era la que
reflejan la mayor parte de los textos de la época, aunque también existían
personajes que seguían defendiendo la planitud de la Tierra (siendo los mismos
una minoría).
Entre los defensores de la Tierra plana
tenemos algunos cristianos como Lactancio, Juan Crisóstomo o Severiano. Si bien
su defensa está relacionada más con la imposibilidad de que existieran
habitantes en el otro extremo del globo terráqueo (lo que ponía en duda la
descendencia unificada desde Adán y Eva). Por tanto, lejos de ser opiniones
científicas, era discursos fanáticos que pretendían defender la idea de su
religión respecto a la humanidad.
En la Edad Media, aunque se perdieron
muchos textos clásicos y el conocimiento se redujo notablemente, la idea de
Tierra esférica fue defendida por personajes tan importantes como San Isidoro
de Sevilla, Boecio o Beda el Venerable. La idea falsa de que en el medievo se
creía en la Tierra plana fue introducida en la Ilustración, con el objetivo de
remarcar la luz del conocimiento que volvía a resurgir con ellos respecto a la
época “oscura” precedente.
La siguiente discusión científica
importante no sería sobre la esfericidad de la Tierra, sino sobre su lugar en
el Universo. No sería, como hemos visto, hasta el siglo XIX, cuando las ideas
terraplanistas volvieron a resurgir, intrincándose con movimientos religiosos.
Conclusión
En el siglo XXI tenemos el acceso al
conocimiento en la palma de nuestra mano (literalmente en nuestros móviles). Y,
a pesar de ello, vivimos en un mundo totalmente lleno de mentiras y
desinformaciones.
No es cierto, en la mayor parte de los
casos, que esa desinformación sea un objetivo de algunos entes o gobiernos
malvados que desean controlarnos. Al contrario, simplemente se debe a la misma
esencia de nuestra sociedad actual, tendente a no investigar más allá de lo que
nos puede llevar unos pocos minutos.
Los seguidores del terraplanismo no
conciben leer un libro científico para informarse, sino que usan canales de
información pseudocientíficos para obtener su conocimiento. ¿Acaso esos canales
no mienten? ¿Qué verificación existe en sus conclusiones salvo su palabra y la
de otros que piensan igual que ellos?
Los motores de búsqueda de los navegadores
actuales sólo otorgan al usuario lo que quiere leer. Potencian su punto de
vista u opinión porque su objetivo es que nos sintamos felices (nada mejor que
tener razón para comprobar esa sensación de placer) y que permanezcamos más
tiempo enganchados a las redes.
Esta tendencia, me temo, se va a agravar
exponencialmente con la irrupción de la Inteligencia Artificial. La misma, en
estos momentos, es un motor de búsqueda mucho más avanzado que no deja de
realizar un resumen en base a las páginas que consulta. Y, las mismas, pueden
tener la información sesgada o falsa. Lo que nos llevaría a la misma conclusión
final: desinformación por no saber discriminar la verdad de la mentira.
Una auténtica ironía que en el mundo
actual muchas personas tengan menos conocimientos científicos que sus iguales
de hace unas pocas décadas.
Imagino que, en unos pocos años, este blog
apenas tendrá tráfico de lectores. Nunca fue un referente informativo, a pesar
de defender la verdad por encima de todo. Y si algo he aprendido con el blog es
que la verdad no vende, no interesa, no tiene futuro.
Vivimos mucho más felices en la mentira.
Sea la que sea. Nos engañan. Nos quieren controlar. Sólo yo conozco la verdad…
Que alguien te demuestre que estas equivocado es algo molesto. Hasta
humillante. Algo que no merece ni un minuto de nuestro tiempo.
Es mucho más confortable levantar una
trinchera y relacionarme sólo con aquellos que piensan como yo. El resto son
ignorantes o, peor aún, enemigos. No merecen ni empatía ni misericordia.
Estamos a un simple paso de considerar, a
todos aquellos que no opinan como la mayoría, en un problema social que se debe
erradicar. Estamos a escasos quince minutos de pensar que una sociedad uniforme
es mucho mejor que otra divergente y heterodoxa. Y, lo peor de todo, es que
esto no lo piensa la mayoría, sino, precisamente, pequeños grupúsculos
fanáticos que están logrando hacerse con una cada vez mayor cuota de poder
político y social.
Mientras algunos nos entretenemos luchando
contra estos bulos y desinformaciones, otros tienen un plan marcado con el
objetivo de lograr precisamente aquello de lo que se quejan: el control de la
sociedad.
Nos dirigimos hacia un mundo mucho más
restringido, ignorante y esclavo de sus pasiones más bajas. Y la IA no será
sino un acelerante hacia el mismo. Espero equivocarme. Sinceramente lo espero.
Aunque, casos como los del terraplanismo me llevan a pensar que estamos más
cerca del precipicio que nunca.
Hasta la próxima.
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