Granada es una de esas ciudades que te cautivan nada
más pisarla. El palacio nazarí de la Alhambra es el monumento más conocido de
su patrimonio, muestra impresionante del esplendor alcanzado por los
gobernantes musulmanes del siglo XIII-XIV.
Su belleza es de tal calibre que ha inspirado a
escritores como Washington Irving (Cuentos de la Alhambra) o Federico García
Lorca (Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores); así como a
pintores, como Henri Matisse (Odalisca con pantalón rojo) o Joaquín Sorolla (Patio
de la Justicia).
Pero Granada, al contrario de lo que muchas personas
piensan, no es únicamente la Alhambra. Este monumento eclipsa otros muchos
lugares que bien merecen un recorrido. ¿Os animáis a realizarlo conmigo?
1. La
Alhambra
No puedo empezar a realizar un recorrido por Granada
sin nombrar el monumento más importante de su patrimonio arquitectónico y
artístico. Un lugar, concebido como residencia de la corte nazarí, que es
palacio, fortaleza y jardín de esparcimiento.
Las mejores vistas de este palacio las obtendremos
desde el barrio del Albaicín (hablaremos más adelante del mismo), mostrándonos
su icónica imagen rojiza con Sierra Nevada al fondo como marco incomparable.
La visita a la Alhambra se compone de cuatro espacios
diferenciados:
- El
Generalife, con sus jardines y su palacio.
- El
Palacio del Partal, con sus jardines en terrazas
- Los
Palacios Nazaríes, con la joya de la corona, el famoso Patio de
los Leones.
- La
Alcazaba, la estructura defensiva propiamente dicha.
Dado lo extenso de la visita he decidido crear una
entrada aparte donde explicar pormenorizadamente cada espacio, señalando lo más
interesante de los mismos. Podéis consultarla en este blog (aquí).
2. Barrios
del Albaicín y del Sacromonte
El barrio árabe de Granada, el Albaicín, es uno
de los más famosos y encantadores de la ciudad. Sus pequeñas plazuelas, sus
miradores, sus calles empedradas, sus casas encaladas de blanco… todo conforma
un conjunto único y maravilloso donde perderse caminando es la mejor opción.
Una de las entradas a este barrio se sitúa en Puerta
Elvira, la que fue la puerta principal a la ciudad en época musulmana. Este
puede ser un buen punto de entrada.
Atravesarla nos sumergirá en el caos de este barrio,
lleno de cuestas empedradas. No tengáis miedo a subirlas, pues los rincones que
encontraréis, y las vistas que proporcionan en cada mirador merecen la pena.
Uno de estos rincones encantadores es la Placeta de San Miguel bajo, con su
Cristo de las Azucenas (destrozado por los republicanos durante la Guerra Civil
y posteriormente restaurado), y el mirador de la Lona.
Mi recomendación es dirigir nuestros pasos hasta uno
de los monumentos andalusíes más encantadores de este barrio, el Palacio de
Dar al-Horra. En este palacio nazarí habitó Aixa, mujer de Muley Hacén y
madre de Boabdil. Significa Casa de la Honesta. Se trata del mejor ejemplo de
arquitectura palatina fuera de la Alhambra y forma parte del conjunto de
monumentos llamado la Dobla de Oro, los cuales iremos viendo en este barrio.
Lo mejor de este palacio, además de sus jardines y
rincones evocadores, son las preciosas vistas que se obtienen desde sus
ventanales. En la parte alta de la torre, si abrís las ventanas, podréis ver
bellas vistas de la Alhambra.
Desde aquí podemos pasear, atravesando la antigua
muralla por la Puerta de las Pesas, hasta Plaza Larga. Este es uno de
los puntos centrales del barrio, caracterizada por sus comercios tradicionales,
como el Café Casa Pasteles.
El albaicín ofrece numerosos miradores a la Alhambra,
siendo el más famosos el Mirador de San Nicolás. No será difícil llegar
a él caminando por al callejón de San Cecilio.
Siempre suele estar lleno de personas, por lo que si
deseáis tener unas vistas un poco más relajadas podéis acercaros a la Mezquita
Mayor de Granada, desde donde también tendréis bonitas vistas. Sus alrededores
son preciosos. O también pasear por los alrededores y conseguir vistas entre
las casas de especial encanto.
En esta zona vais a encontrar numerosas casas con
jardín que se llaman carmenes. Suelen estar cercadas por una tapia y poseen
frondosa vegetación, pues en época nazarí se trataba de fincas de recreo
compuestas por la vivienda, los jardines y los huertos (de vid originalmente).
Uno de los que podéis visitar gratuitamente es el Carmen de la Victoria,
aunque reservar la visita previamente.
Bajando por la cuesta del Chapiz y desviándonos hacia
la Plaza Victoria llegaremos a la Casa del Horno de Oro. Se trata de una
antigua casa que conserva la tradicional arquitectura morisca con patio
interior con alberca hacia donde dan los dos pisos de la vivienda. Existen
varias casas como esta en el Albaicín (Zafra, Chapíz) y será suficiente visitar
una para haceros a la idea de cómo eran.
Desde aquí llegamos al Paseo de los Tristes,
llamado así por ser el camino hacia el cementerio de San José. Este paseo junto
al río Darro, situado entre los puentes árabes de las Chirimías y del
Aljabillo, tiene numerosos puntos de interés: la escultura del bailaor Mario
Maya, la Iglesia de San Pedro y San Pablo, la Casa de las Chirimías, uno
de los primeros edificios barrocos construidos como torre-mirador y, por
supuesto, unas vistas hacia la Alhambra muy bellas.
No obstante, en mi opinión, debéis realizar una parada
en la Casa de Castril, una fantástica casa renacentista del siglo XVI
con una decoración escultórica en la fachada y que tiene un curioso balcón
tapiado con la leyenda “esperándola del cielo”.
Esta frase hace referencia a una leyenda local. Se
dice que la hija de Hernando de Zafra, Elvira, se enamoró del hijo de una
familia rival. Un día casi les sorprende en la habitación de no haberles
avisado un paje. Pero lo que pensó el colérico padre era que ese paje había
deshonrado a su hija, por lo que lo mandó ahorcar del balcón, diciéndole “Colgado
quedarás, esperándola del cielo”. Una vez ejecutado el muchacho, el dueño de la
casa ordenó tapiar el balcón de su hija para que ésta no volviera a ver la luz
del día y, con tremenda ironía, hizo esculpir la inscripción. La muchacha,
desesperada, terminaría suicidándose con veneno. Y no concluye ahí la historia.
La tradición granadina asegura que Hernando de Zafra no descansó en paz ni con
su muerte. El día en que expiró se desató en Granada tal tromba de agua que,
cuando el féretro era trasladado para su entierro, el río Darro se desbordó y
arrastró el féretro mientras los porteadores luchaban por sus respectivas vidas,
no pudiendo recibir sepultura jamás. De ahí la expresión local cuando llueve
mucho: “está cayendo la del entierro de Zafra”.
El interior de este edificio acoge el Museo
arqueológico y etnológico de Granada, el cual posee un pequeña pero
interesante colección de objetos relativos a la prehistoria, protohistoria y
época romana granadina. No esperéis gran cosa: se recorre en escasos 15
minutos.
Muy cerca de aquí vamos a encontrar la Casa Zafra,
un edificio de estilo morisco que posee el centro de interpretación del
Albaicín. Sin duda, el mejor sitio para conocer la idiosincrasia de este barrio
y el modo de vida de los que allí habitaron.
En el siguiente edificio nos encontraremos con los
restos del Maristán, el primer hospital de Granada. Fundado en el siglo
XIV por Muhammad V, el edificio se organizaba mediante una planta rectangular
articulada en cuatro crujías de dos alturas, simétricas en sus flancos opuestos
y precedidas por una galería porticada, dispuesta alrededor de un patio dotado
con una gran alberca en la que manaba el agua gracias a las monumentales
esculturas de dos leones, hoy custodiados en el Museo de la Alhambra.
Este edificio tuvo, además, diversos usos. Hasta 1494
mantuvo su labor asistencial, cambiando con la ocupación cristiana a Casa de la
Moneda de Granada. A través de paneles explicativos descubriremos los usos del
edificio y su importancia a través de los siglos.
Volviendo a las proximidades de río Darro nos
toparemos con el Bañuelo, el ejemplo mejor conservado de baño musulmán
público del siglo XI. Su nombre proviene de su reducido tamaño en comparación
con los existentes en la Alhambra. Se accede a él a través de un patio con
alberca y consta de una sala principal y dos anexas más pequeñas. Los arcos de
herradura y el techo abovedado horadado por lucernarios octogonales y
estrellados crean una atmósfera única.
El siguiente tramo, hasta la Plaza de Santa Ana, es
conocido como la Carrera del Darro, un bonito paseo que sirve de entrada/salida
al barrio y lo conecta con el centro. La parroquia de San Gil y Santa Ana que
preside la plaza es un bonito ejemplo de la fusión del mudéjar y el estilo
renacentista.
El Albaicín guarda muchos más secretos si queréis
descubrirlos con calma, tales como el Palacio de los Olvidados, con una
exposición sobre objetos de la Inquisición, la Casa Museo Max Moreau o Carmen
de los Geranios, con unas preciosas vistas a la Alhambra o la famosa Calle de
las Teterías (Calderería Nueva) que os transportará a otro país con sus tiendas
de artesanía marroquí.
La entrada al barrio del Sacromonte podéis
hacerla por la plaza donde se alza la escultura Chorrojumo, un
pintoresco personaje que fue autoproclamado Rey de los Gitanos en el siglo XIX.
En esa misma plaza se encuentra la Casa del Chapiz, aunque si habéis
visitado otras casas andalusíes no veréis nada diferente.
Este barrio tiene un encanto especial, pues el barrio
de los gitanos tiene como mayor interés, además de visitar alguna casa cueva,
la de poder disfrutar de algún espectáculo gitano en alguno de sus tablaos
flamencos. Los rincones más encantadores, como la placeta de la fuente de la
amapola, os los encontraréis caminando sin rumbo. Y entre tanta bajada y
subida, bellas vistas de la Alhambra.
En el Museo Cuevas del Sacromonte se recrean en
10 cuevas las condiciones de vida y los oficios tradicionales de sus
habitantes. Sin duda, una visita enriquecedora y muy evocadora de tiempos
pasados.
Y si tenéis tiempo podéis acercaros hasta la Abadía
del Sacromonte, un templo de finales del siglo XVI que posee unas cuevas consideradas
santas y que es famoso por su colección de libros plúmbeos, unas placas de
plomo escritas en árabe que se encontraron en unos hornos de época romana. El
templo se encuentra al final de la calle Siete Cuestas y supone un buen paseo,
por lo que os recomiendo tomar el autobús C34 desde Plaza Nueva.
3. La
Catedral de Granada
Se trata de uno de los templos más importantes de
España y está considerado una de las joyas y obra cumbre del estilo renacentista.
Inicialmente, las obras comenzadas en el año 1506 por
Enrique Egeas, contemplaba un templo de factura gótica, siguiendo el ejemplo de
Toledo. Pero todo cambió cuando Diego de Siloé asumió las obras en 1528 y le
dio un giro renacentista al proyecto (destacando la cabecera circular).
Posteriores arquitectos siguieron el diseño renacentista, avanzando desde la
cabecera, hasta llegar a la fachada principal, obra del genial Alonso Cano.
Este arquitecto barroco asumió la dirección de las obras en 1667 y diseñó una
portada preciosa que contrastaba poderosamente con el interior del templo.
Hacia 1704, momento en el que se concluyeron las
bóvedas interiores, podemos dar por terminada la construcción del templo. No
obstante, espacios como el Sagrario o la Sacristía fueron construidos
posteriormente.
Como notas singulares debemos indicar que el comienzo
del culto se inició en 1561 y que se consagró solemnemente en 1946 (pues no se
sabía con certeza cuando se había realizado anteriormente).
Lo primero que os impresionará de esta Catedral,
llamada oficialmente, La Santa y Apostólica Iglesia Catedral Metropolitana
Basílica de la Encarnación de Granada, es su fachada barroca.
Alonso Cano, artífice de la misma, quiso romper con la
tradición de fachadas retablo tradicionales e introdujo un diseño basado en un
arco triunfal. El mismo casaba muy bien con el simbolismo religioso del templo,
donde se incide en el triunfo de la fe católica.
La fachada se organiza en dos cuerpos, siguiendo la
estructura de las cinco naves interiores, y se articula mediante tres grandes
arcos triunfales, el central más elevado que los laterales. Estos arcos
descansan sobre pilastras decoradas dando un aspecto monumental al conjunto.
Además, gracias a la combinación de piedras de distintas tonalidades y
mármoles, así como el juego entre luces y sombras (gracias a los fuertes
retranqueos de planos entre estribos de los arcos y paños del muro), el diseño
está imbuido de una especie de dinamismo.
Dentro del programa iconográfico de la fachada
destacar las alegorías del Antiguo y Nuevo Testamento, la presencia de los
cuatro evangelistas, así como muchas otras figuras relevantes (San Cecilio, San
Gregorio de Elvira…), y, por supuesto, el tema central, la Eucaristía que
acompaña a la Virgen María. Ella es importante protagonista de esta portada,
donde descubriremos el ciclo mariano (Encarnación, Visitación y Asunción) a
través de la decoración figurativa. Y, dentro de las vidrieras en piedra que
contiene la fachada, destacar el gran rosetón central trinitario-eucarístico,
símbolo de la conexión entre la Trinidad y la Eucaristía.
Esta catedral sólo posee una torre campanario de 57
metros de altura, aunque el proyecto original contemplaba dos algo más altas.
Que no se terminaran construyendo fue debido a la frecuente actividad sísmica
de la zona.
El interior del templo está dividido en cinco naves de
bóvedas de crucería con arcos ojivales. Lo primero que os sorprenderá será su
inmensidad. Lo segundo, la luminosidad, potenciada por la blancura de sus muros
(cuya función es higiénica, estética y simbólica de pureza).
Este color blanco, que puede ofrecer para algunos un
aspecto algo desangelado, contrasta poderosamente con el dorado del altar
principal. Como unas meras luciérnagas en busca de luz, nuestros pasos nos
dirigirán hacia el fondo del templo casi sin darnos cuenta, buscando la
policromía y los dorados del retablo.
Antes podemos ir parándonos en las diversas capillas
que se suceden a lo largo de los laterales. Cada cual es digna de mención y
sobre belleza es mejor que cada uno saque sus propias conclusiones. Mi
recomendación es no perderse la Capilla de Santiago, la Capilla de San Miguel
(ejemplo de capilla neoclásica), la Capilla de Santa Lucía (esto me viene por
mi profesión), la capilla de Santa Ana (por mi mujer) y, sobre todo, la Capilla
de Nuestra Señora la Antigua. Esta última destaca por la rica ornamentación barroca
del retablo y por la conexión que se realiza entre religión y monarquía (al
incluir a los Reyes Católicos).
Llegamos finalmente a la Capilla Mayor, obra
destacada del Renacimiento europeo. Diseñada por Diego de Siloé, su innovadora
planta circular, rodeada por un deambulatorio, se apartaba de los esquemas
tradicionales concebidos hasta la fecha. Como curiosidad indicar que
inicialmente se concibió este espacio como panteón de los Austrias.
El programa iconográfico de la capilla mayor narra la
historia de la salvación, desde el pecado original hasta la redención en
Cristo. Este relato se desarrolla a través de las esculturas, pinturas y
vidrieras que adornan todo el espacio.
Antes de entrar a ella es necesario hacer una mención
al Arco Toral que conecta, espléndidamente, este espacio con la nave central en
un alarde arquitectónico. Cuatro figuras decoran este arco: Adán y Eva, como
primeros padres de la Humanidad, Santiago Apóstol, como patrón de España, y San
Cecilio, como patrón de Granada al haber sido el primer obispo.
El programa pictórico de la capilla mayor incluye
catorce lienzos dedicados a santos padres y doctores de la Iglesia. Estas
obras, de medio cuerpo, están situadas sobre los arcos que comunican con la
girola y bajo el primer entablamento, cubriendo los huecos destinados
originalmente para sepulturas de los reyes. Y complementando este ciclo, se
encuentran los siete monumentales cuadros de Alonso Cano sobre la vida de la
Virgen.
Dentro de los elementos más importantes destacar:
· La
Cúpula semiesférica que corona todo el espacio, decorada de estrellas de oro en
campo azul.
· Los
dos Púlpitos de Francisco Hurtado Izquierdo destacan por su suntuosa
ornamentación.
· El
Candelero del cirio pascual es una pieza renacentista de madera tallada y
dorada, obra de Esteban Sánchez. Su diseño combina una base tronco-piramidal
decorada con tondos que contienen relieves de escenas del Génesis: La creación
de Eva, Eva cogiendo el fruto del árbol prohibido, Los trabajos de Adán y La
expulsión del Edén, y una columna piramidal adornada con motivos vegetales.
· El
Facistol (atril) de Alonso Cano contiene el Tabernáculo, una pieza moderna
(1929), realizada en mármol y plata, que contiene, a su vez, el sagrario.
Por último, en el interior del templo existen varias
portadas interesantes. Sin duda, la más importante es la que daba acceso a la Capilla
Real donde están alojados los cuerpos de los Reyes Católicos (además de su
hija Juana y su esposo Felipe el hermoso).
Hoy en día la visita a esta capilla se realiza por el
exterior del templo y requiere entrada individual. Si añadimos que no permiten
fotografiar el interior tenemos el acostumbrado afán recaudatorio de un lugar
con cierto simbolismo patrio.
La portada de la Capilla Real tiene un claro estilo
gótico y data de 1517. Es rica en motivos ornamentales, destacando el escudo
heráldico de los Reyes Católicos y la escena, en la parte superior, de la
Adoración de los Reyes Magos. Todo otorga la idea de victoria y proclamación
divina. Debajo de la escena religiosa existe una inscripción latina Lavdet
eam opera eivs (Sus obras la alabarán) que podemos interpretar como
alabanza a María o a la reina Isabel. Un mensaje confuso que simbolizaba la
unión de la historia civil y la sagrada.
El exterior de la Capilla Real puede que os recuerde,
si habéis estado, al Monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo.
Verdaderamente sigue su misma configuración.
Una vez dentro, la capilla destaca por la luminosidad.
Un efecto realizado con un simbolismo concreto, el de asemejar a los allí
enterrados con la luz de la justicia. Es imposible abstraerse de quienes son
allí los protagonistas debido a los numerosos símbolos relativos a ellos
(águila bicéfala, símbolo unión monarquía española con Habsburgo; iniciales en
los bancos…)
Una preciosa verja separa el transepto del
presbiterio, en esta ocasión dedicado a mausoleo. Prestad atención a los
detalles, pues es una pieza de excepcional riqueza.
En el centro del crucero se encuentran los sepulcros
de Isabel y Fernando, obra del artista italiano Domenico Fancelli, y los de
Juana y Felipe, del escultor español Bartolomé Ordóñez. Os animo a deteneros un
buen rato observando los finos detalles de esta composición, pues la decoración
escultórica es realmente excelente.
A decir verdad, estos monumentales sepulcros no son tales,
sino que se trata de unos cenotafios o monumentos decorativos Los cuerpos de
los monarcas se encuentran en la cripta inferior, dentro de unos sencillos
ataúdes de plomo. La inicial nos indica quién es el que está enterrado en
ellos. Y, para los que saben de matemáticas, indicar que el quinto ataúd
pertenece al infante Miguel de la Paz de Portugal, nieto de los Reyes
Católicos, muerto cuando era niño.
En la antigua Sacristía existe un pequeño museo donde
poder admirar numerosas obras pictóricas de gran valor pertenecientes a los monarcas. A destacar La
Oración del Huerto, único cuadro de Sandro Botticelli de temática religiosa
que se conserva en España, Díptico del descendimiento, obra maestra de
Hans Memling o una Epifanía de Bartolomé Bermejo son algunos de los más
destacados.
También se conserva la corona y el cetro de los Reyes
Católicos, así como unas bellas esculturas orantes.
Puesto que no se permiten fotografiar el interior de
este monumento, las imágenes que acompañan a esta parte del artículo fueron
tomadas de Internet.
Justo enfrente de la Capilla Real se encuentra otro
interesante edificio que no debéis pasar por alto. Puede parecer un edificio
palaciego barroco como cualquier otro, a tenor de su fachada. Pero en su
interior alberga el lugar donde se levantó la primera universidad pública de Al
Ándalus en el año 1349. Es por ello que a este palacio se le conoce como la Madraza
de Granada.
Situada en un lugar privilegiado, junto a la Mezquita
Mayor de la ciudad y la Alcaicería, la zona comercial, aquí se impartía
derecho, matemáticas y medicina. Entre los profesores más famosos que dieron
clases destacan los historiadores (entre muchas otras ocupaciones) al-Maqqari e
Ibn al-Jatib.
Originalmente, el edificio poseía una portada de
mármol blanco cuyos restos se conservan en el Museo Arqueológico de Granada. El
diseño actual del edificio data de cuando los musulmanes fueron expulsados y
aquí se asentó el primer ayuntamiento cristiano.
El interior del edificio se organizaba a partir de una
alberca central y, dentro de los lugares a destacar, que no se os escape
visitar el oratorio musulmán (con una belleza a base de estucos incomparable) o
el salón de los Caballeros (con una techumbre mudéjar impresionante).
Entre los poemas que decoraban este lugar voy a
destacar este que me gustó especialmente: "Si en tu espíritu hace
asiento el deseo del estudio y de huir de las sombras de la ignorancia,
hallarás en ella el hermoso árbol del honor. Hace el estudio brillar como
estrellas a los grandes, y a los que no lo son los eleva a igual lucimiento".
Por último, dada la proximidad a la Catedral, también
voy a mencionar la Alcaicería, un barrio típico de la cultura musulmana,
caracterizado por las estrechas callejuelas, donde se ubicaba el zoco o mercado
de la seda.
El Gran Bazar musulmán de Granada se extendía entre la
plaza Nueva y la Plaza Bib-Rambla, por lo que hoy en día el espacio dedicado al
mercado es muy reducido. Si a ello unimos que, en la actualidad, está dedicado
a souvenirs típicos árabes, la comparación es vergonzosa. Además, lo que se
conserva en la actualidad es una reconstrucción romántica de lo que existía
originalmente, pues el 20 de julio de 1843 este barrio ardió por completo.
No obstante, seguro que os gustará pasear por esa
atmósfera tan diferente y particular. Aquí podréis comprar cajas de taracea,
cerámica de Fajalauza o las típicas lámparas de cristal de colores.
Una curiosidad, el nombre de alcaicería, aunque de
raíz musulmán, tiene un significado latino. Proviene de cuando el Emperador
Justiniano cedió a los árabes el derecho de vender la seda. Aquellos le
expresaron su gratitud llamando a todos los bazares al-Kaysar-ia, (el
lugar del César).
Y una leyenda. Se cuenta que aquí fue prendido por las
autoridades un comerciante que tenía encuentros clandestinos con su enamorada
cristiana. El hombre, antes de morir, maldijo a todos aquellos que vendieran o
compraran algo en este lugar, pues culpaba a los que allí estaban de haber
expandido el rumor de su amor. Allá cada cual…
4. El
Barrio del Realejo (antigua judería)
Lindando con la Catedral se encuentra el antiguo
barrio judío de Granada (Garnata al-Yahud). Poco queda del barrio
original debido a la expulsión de los judíos en 1492. No obstante, este barrio,
mucho menos conocido que otros de la ciudad, tiene un particular encanto y
numerosos puntos de interés dignos de mención.
El centro de este barrio podemos situarlo en la Plaza
Campo del Príncipe, cuyo nombre viene dado en honor a las bodas del
príncipe don Juan con doña Margarita de Austria. Aquí se alza la cruz del
Cristo de los Favores desde 1640. Este lugar es mítico para los granadinos,
pues aquí acuden cada Viernes Santo a las 15:00h para pedir tres deseos.
Si os gusta el arte urbano, en las proximidades
de esta plaza, siguiendo la calle Molinos, encontraréis numerosas obras según
avanzáis. Algunas de ellas son obra de Raúl Ruiz, más conocido como “El niño de
las pinturas”. Os dejo algunas como muestra.
Desde aquí podemos dirigirnos hacia la parte alta,
llena de cuestas. Lo primero que encontraremos será la parroquia de San
Cecilio, patrón de la ciudad y que posee una bella portada plateresca. Como
era costumbre antaño, se levantó sobre una de las pocas mezquitas existentes en
el barrio judío. Si seguís subiendo por el carril de San Cecilio y, luego, por
Antequeruela baja, llegaréis a la casa-museo de Manuel de Falla y a un lugar
con jardines que se trata de uno de los miradores ocultos de Granada.
Bajando por el callejón Niño del Royo nos dirigiremos
hacia la Placeta del Sol, un pequeño rincón encantador donde observar la
puesta del sol y que contiene un antiguo lavadero del siglo XVII. Antes podéis
pararos a admirar el edificio ecléctico de la Fundación Rodríguez Acosta
y, un poco más adelante, las Torres Bermejas, tres torres pertenecientes
a la antigua fortaleza vigía.
En las proximidades encontramos el Museo Sefardí,
donde podremos ver una muestra de la cultura y la historia de esta comunidad
gracias a los mapas y objetos tradicionales que conserva.
Bajando un poco más no debéis perderos el Museo
Casa de los Tiros. Su nombre proviene de los mosquetes que asoman por sus
almenas. Toda la fachada y su decoración (con figuras de héroes clásicos como
Hércules, Teseo o Jasón) alude al carácter guerrero de la familia que lo habitó.
Sobre la puerta existe una espada esculpida atravesando un corazón con la
leyenda El corazón manda que es el escudo familiar.
En el interior destaca la llamada Cuadra Dorada, sala
más emblemática del edificio. Su nombre hace referencia a la abundancia de
reflejos dorados de su alfarje o artesonado, el cual tiene una belleza
especial. Los frescos de las paredes y las figuras de la techumbre os dejarán
anonadados.
Este edificio palaciego alberga un Museo dedicado a descubrir la historia de Granada a través de grabados, litografías, fotografías y documentos. Una exposición interesante y gratuita que no debéis dejar pasar.
Siguiendo la calle de Pavaneras nos encontraremos con
la estatua de Yehudá ben Saúl ibn Tibón, filósofo judío del siglo XII
conocido por sus traducciones.
Un poco más adelante se abre la Plaza de Isabel la
Católica, donde se alza una estatua donde aparece la reina y Colón antes de su
viaje de expedición a las Indias. Esta es una de las entradas a este barrio más
famosas.
Vamos a dirigirnos ahora hacia el cercano Corral
del Carbón, única alhóndiga nazarí conservada en su integridad en España.
Data del siglo XIV y se trataba de una antigua posada para los comerciantes que
acudían a la ciudad a vender su género. Destacar su pórtico de entrada en
ladrillo conformado por un gran arco túmido con alfiz y decorado con yeserías.
El mismo da acceso al patio cuadrangular, distribuyéndose las estancias
alrededor. Hoy en día, en las mismas, podemos encontrar una exposición sobre la
cultura andalusí.
Desde aquí vamos a dirigirnos hacia el Cuarto Real
de Santo Domingo. Se trata de un antiguo palacio que data de la época
almohade y representa uno de los escasos vestigios de la arquitectura
residencial granadina del siglo XIII. Su importancia radica en la existencia de
la qubba (torreón), en la que se inspiraron para decorar los
palacios nazaríes de la Alhambra (Salón Embajadores). Posee un arco de entrada
con impostas de mocárabes, ventana geminada, balcones de madera, arcos de
yesería con celosías y zócalo de azulejos vidriados de diferentes colores.
La visita se completa con los restos del palacio de
Muhammad en el jardín y con la visita a una exposición temporal en la planta
superior del edificio. Cuando yo visité este lugar existía una muestra sobre el
romanticismo y su relación con la ciudad.
Por último, vamos a terminar nuestro recorrido por
este barrio por la Iglesia de Santo Domingo. Una estatua de Fray Luis de
Granada, quien vivió en el monasterio anexo a la iglesia, nos da la bienvenida.
Con el fondo de las pinturas en trampantojo de la peculiar fachada de la
iglesia, se trata de una imagen típica de la ciudad de gran belleza.
Su interior, con planta de cruz latina, consta de una
sola nave muy amplia, con varias capillas adosadas en los laterales. De enorme
interés es el retablo lateral que preside el crucero izquierdo, donde se
encuentra el camarín de la Virgen del Rosario Coronada, copatrona de la ciudad.
Se trata de una joya del barroco patrio con elementos alusivos a la batalla de
Lepanto (simbología victoria sobre el mal).
5. Parque
de las Ciencias
La última visita que os contaré de Granada es un
parque temático sobre la ciencia en general que guarda en su interior un
pequeño espacio donde se recrean los hábitats de zonas tropicales y selvas
húmedas con animales autóctonos.
Si queréis visitar este parque a fondo deberéis dejar
un día entero al mismo, pues posee numerosas salas y exposiciones temporales,
además de la zona del Biodomo, donde pasearemos entre animales exóticos.
Nada más entrar, las diferentes estructuras nos darán
idea de lo que vamos a ver: un lugar dedicado a la ciencia, a la tecnología y a
la diversidad animal. El dinosaurio de la entrada no se si siempre se encuentra
allí o era por la exposición temporal sobre dinosaurios que había en ese
momento, pero impresionaba bastante.
Nosotros decidimos visitar el Biodomo lo primero, pues
es lo único que va con hora. Al ser el primer turno apenas tuvimos aglomeración
de personas. Lo primero que nos muestran es la vida marina, destacando los
tiburones o los peces payaso.
Luego pasaremos a la zona abierta de superficie, donde
podremos ver fauna terrestre de todo tipo. Personalmente lo que más me gustó
fue poder ver tan cerca a los lémures.
Ya en el exterior existe un mariposario donde
practicar la fotografía con mariposas que parecen estar a costumbradas a posar
para los visitantes, así como un espectáculo de aves rapaces.
Después del espectáculo entramos a una exposición
temporal sobre el Titanic, la cual tenía una enorme maqueta del mismo, además
de piezas y fotografías originales. Además de esta exposición existía otra
sobre dinosaurios realmente interesante.
Una gran torre de observación se alza al fondo del
parque. En la parte de la base existe una pequeña muestra de diferentes torres
emblemáticas del mundo, explicando su estructura e informándonos de sus
diferentes alturas. Os aconsejo subir hasta lo alto (ascensor subida, escaleras
bajada) para contemplar unas vistas impresionantes. Existen unos prismáticos
con los que admirar la ciudad y Sierra Nevada, que parece estar al lado.
Junto a la torre se encuentra el Planetario (no pude
visitarlo por falta de tiempo) y el edificio denominado Péndulo de Foucault. En
este edificio podréis descubrir, de manera muy interactiva, diferentes aspectos
de la física y de la vida en nuestro planeta. Por supuesto, en mi caso me
encantó la parte dedicada a la percepción visual, con juegos de espejos e
ilusiones ópticas variadas.
En el edificio principal, llamado Macroscopio, se
pueden visitar diferentes espacios expositivos: uno dedicado al cuerpo humano,
otro sobre seguridad y protección en el trabajo.
Y luego existen múltiples exposiciones temporales de
increíble interés. Cuando yo lo visité recorrí un espacio dedicado a la
exploración espacial, otro sobre la ciencia en Al Ándalus, otro con maquetas
sobre la vida salvaje animal y otro sobre la salud mental.
En general, una visita muy completa y variada que
encantará a niños y mayores por igual.
Espero que este resumen de Granada os invite a visitar
la ciudad y descubrir todos sus encantos.
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