domingo, 28 de septiembre de 2025

Mis 5 visitas imprescindibles en Granada

 

Granada es una de esas ciudades que te cautivan nada más pisarla. El palacio nazarí de la Alhambra es el monumento más conocido de su patrimonio, muestra impresionante del esplendor alcanzado por los gobernantes musulmanes del siglo XIII-XIV.

 

Su belleza es de tal calibre que ha inspirado a escritores como Washington Irving (Cuentos de la Alhambra) o Federico García Lorca (Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores); así como a pintores, como Henri Matisse (Odalisca con pantalón rojo) o Joaquín Sorolla (Patio de la Justicia).

 


Pero Granada, al contrario de lo que muchas personas piensan, no es únicamente la Alhambra. Este monumento eclipsa otros muchos lugares que bien merecen un recorrido. ¿Os animáis a realizarlo conmigo?

 

 

1.    La Alhambra

 

No puedo empezar a realizar un recorrido por Granada sin nombrar el monumento más importante de su patrimonio arquitectónico y artístico. Un lugar, concebido como residencia de la corte nazarí, que es palacio, fortaleza y jardín de esparcimiento.

 

Las mejores vistas de este palacio las obtendremos desde el barrio del Albaicín (hablaremos más adelante del mismo), mostrándonos su icónica imagen rojiza con Sierra Nevada al fondo como marco incomparable.

 


La visita a la Alhambra se compone de cuatro espacios diferenciados:

 

  • El Generalife, con sus jardines y su palacio.
  • El Palacio del Partal, con sus jardines en terrazas
  • Los Palacios Nazaríes, con la joya de la corona, el famoso Patio de los Leones.
  • La Alcazaba, la estructura defensiva propiamente dicha.

 

A ello debemos añadir el Palacio de Carlos V, que contiene dos espacios museísticos que ponen en valor el edificio: el Museo de Bellas Artes, con pintura y escultura religiosa y costumbrista; y el Museo de la Alhambra, con piezas arqueológicas. Además, existen otras estructuras que se mantienen en ruinas (palacios de la corte) o que ahora tienen otras funciones (Parador Nacional).

 


Dado lo extenso de la visita he decidido crear una entrada aparte donde explicar pormenorizadamente cada espacio, señalando lo más interesante de los mismos. Podéis consultarla en este blog (aquí).

 

2.    Barrios del Albaicín y del Sacromonte

 

El barrio árabe de Granada, el Albaicín, es uno de los más famosos y encantadores de la ciudad. Sus pequeñas plazuelas, sus miradores, sus calles empedradas, sus casas encaladas de blanco… todo conforma un conjunto único y maravilloso donde perderse caminando es la mejor opción.

 

Una de las entradas a este barrio se sitúa en Puerta Elvira, la que fue la puerta principal a la ciudad en época musulmana. Este puede ser un buen punto de entrada.

 


Atravesarla nos sumergirá en el caos de este barrio, lleno de cuestas empedradas. No tengáis miedo a subirlas, pues los rincones que encontraréis, y las vistas que proporcionan en cada mirador merecen la pena. Uno de estos rincones encantadores es la Placeta de San Miguel bajo, con su Cristo de las Azucenas (destrozado por los republicanos durante la Guerra Civil y posteriormente restaurado), y el mirador de la Lona.

 


Mi recomendación es dirigir nuestros pasos hasta uno de los monumentos andalusíes más encantadores de este barrio, el Palacio de Dar al-Horra. En este palacio nazarí habitó Aixa, mujer de Muley Hacén y madre de Boabdil. Significa Casa de la Honesta. Se trata del mejor ejemplo de arquitectura palatina fuera de la Alhambra y forma parte del conjunto de monumentos llamado la Dobla de Oro, los cuales iremos viendo en este barrio.

 


Lo mejor de este palacio, además de sus jardines y rincones evocadores, son las preciosas vistas que se obtienen desde sus ventanales. En la parte alta de la torre, si abrís las ventanas, podréis ver bellas vistas de la Alhambra.

 


Desde aquí podemos pasear, atravesando la antigua muralla por la Puerta de las Pesas, hasta Plaza Larga. Este es uno de los puntos centrales del barrio, caracterizada por sus comercios tradicionales, como el Café Casa Pasteles.

 


El albaicín ofrece numerosos miradores a la Alhambra, siendo el más famosos el Mirador de San Nicolás. No será difícil llegar a él caminando por al callejón de San Cecilio.

 


Siempre suele estar lleno de personas, por lo que si deseáis tener unas vistas un poco más relajadas podéis acercaros a la Mezquita Mayor de Granada, desde donde también tendréis bonitas vistas. Sus alrededores son preciosos. O también pasear por los alrededores y conseguir vistas entre las casas de especial encanto.

 


En esta zona vais a encontrar numerosas casas con jardín que se llaman carmenes. Suelen estar cercadas por una tapia y poseen frondosa vegetación, pues en época nazarí se trataba de fincas de recreo compuestas por la vivienda, los jardines y los huertos (de vid originalmente). Uno de los que podéis visitar gratuitamente es el Carmen de la Victoria, aunque reservar la visita previamente.

 

Bajando por la cuesta del Chapiz y desviándonos hacia la Plaza Victoria llegaremos a la Casa del Horno de Oro. Se trata de una antigua casa que conserva la tradicional arquitectura morisca con patio interior con alberca hacia donde dan los dos pisos de la vivienda. Existen varias casas como esta en el Albaicín (Zafra, Chapíz) y será suficiente visitar una para haceros a la idea de cómo eran.

 


Desde aquí llegamos al Paseo de los Tristes, llamado así por ser el camino hacia el cementerio de San José. Este paseo junto al río Darro, situado entre los puentes árabes de las Chirimías y del Aljabillo, tiene numerosos puntos de interés: la escultura del bailaor Mario Maya, la Iglesia de San Pedro y San Pablo, la Casa de las Chirimías, uno de los primeros edificios barrocos construidos como torre-mirador y, por supuesto, unas vistas hacia la Alhambra muy bellas.

 


No obstante, en mi opinión, debéis realizar una parada en la Casa de Castril, una fantástica casa renacentista del siglo XVI con una decoración escultórica en la fachada y que tiene un curioso balcón tapiado con la leyenda “esperándola del cielo”.

 


Esta frase hace referencia a una leyenda local. Se dice que la hija de Hernando de Zafra, Elvira, se enamoró del hijo de una familia rival. Un día casi les sorprende en la habitación de no haberles avisado un paje. Pero lo que pensó el colérico padre era que ese paje había deshonrado a su hija, por lo que lo mandó ahorcar del balcón, diciéndole “Colgado quedarás, esperándola del cielo”. Una vez ejecutado el muchacho, el dueño de la casa ordenó tapiar el balcón de su hija para que ésta no volviera a ver la luz del día y, con tremenda ironía, hizo esculpir la inscripción. La muchacha, desesperada, terminaría suicidándose con veneno. Y no concluye ahí la historia. La tradición granadina asegura que Hernando de Zafra no descansó en paz ni con su muerte. El día en que expiró se desató en Granada tal tromba de agua que, cuando el féretro era trasladado para su entierro, el río Darro se desbordó y arrastró el féretro mientras los porteadores luchaban por sus respectivas vidas, no pudiendo recibir sepultura jamás. De ahí la expresión local cuando llueve mucho: “está cayendo la del entierro de Zafra”.

 

El interior de este edificio acoge el Museo arqueológico y etnológico de Granada, el cual posee un pequeña pero interesante colección de objetos relativos a la prehistoria, protohistoria y época romana granadina. No esperéis gran cosa: se recorre en escasos 15 minutos.

 


Muy cerca de aquí vamos a encontrar la Casa Zafra, un edificio de estilo morisco que posee el centro de interpretación del Albaicín. Sin duda, el mejor sitio para conocer la idiosincrasia de este barrio y el modo de vida de los que allí habitaron.

 


En el siguiente edificio nos encontraremos con los restos del Maristán, el primer hospital de Granada. Fundado en el siglo XIV por Muhammad V, el edificio se organizaba mediante una planta rectangular articulada en cuatro crujías de dos alturas, simétricas en sus flancos opuestos y precedidas por una galería porticada, dispuesta alrededor de un patio dotado con una gran alberca en la que manaba el agua gracias a las monumentales esculturas de dos leones, hoy custodiados en el Museo de la Alhambra.

 


Este edificio tuvo, además, diversos usos. Hasta 1494 mantuvo su labor asistencial, cambiando con la ocupación cristiana a Casa de la Moneda de Granada. A través de paneles explicativos descubriremos los usos del edificio y su importancia a través de los siglos.

 

Volviendo a las proximidades de río Darro nos toparemos con el Bañuelo, el ejemplo mejor conservado de baño musulmán público del siglo XI. Su nombre proviene de su reducido tamaño en comparación con los existentes en la Alhambra. Se accede a él a través de un patio con alberca y consta de una sala principal y dos anexas más pequeñas. Los arcos de herradura y el techo abovedado horadado por lucernarios octogonales y estrellados crean una atmósfera única.

 


El siguiente tramo, hasta la Plaza de Santa Ana, es conocido como la Carrera del Darro, un bonito paseo que sirve de entrada/salida al barrio y lo conecta con el centro. La parroquia de San Gil y Santa Ana que preside la plaza es un bonito ejemplo de la fusión del mudéjar y el estilo renacentista.

 


El Albaicín guarda muchos más secretos si queréis descubrirlos con calma, tales como el Palacio de los Olvidados, con una exposición sobre objetos de la Inquisición, la Casa Museo Max Moreau o Carmen de los Geranios, con unas preciosas vistas a la Alhambra o la famosa Calle de las Teterías (Calderería Nueva) que os transportará a otro país con sus tiendas de artesanía marroquí.

 


La entrada al barrio del Sacromonte podéis hacerla por la plaza donde se alza la escultura Chorrojumo, un pintoresco personaje que fue autoproclamado Rey de los Gitanos en el siglo XIX. En esa misma plaza se encuentra la Casa del Chapiz, aunque si habéis visitado otras casas andalusíes no veréis nada diferente.

 


Este barrio tiene un encanto especial, pues el barrio de los gitanos tiene como mayor interés, además de visitar alguna casa cueva, la de poder disfrutar de algún espectáculo gitano en alguno de sus tablaos flamencos. Los rincones más encantadores, como la placeta de la fuente de la amapola, os los encontraréis caminando sin rumbo. Y entre tanta bajada y subida, bellas vistas de la Alhambra.

 


En el Museo Cuevas del Sacromonte se recrean en 10 cuevas las condiciones de vida y los oficios tradicionales de sus habitantes. Sin duda, una visita enriquecedora y muy evocadora de tiempos pasados.

 


Y si tenéis tiempo podéis acercaros hasta la Abadía del Sacromonte, un templo de finales del siglo XVI que posee unas cuevas consideradas santas y que es famoso por su colección de libros plúmbeos, unas placas de plomo escritas en árabe que se encontraron en unos hornos de época romana. El templo se encuentra al final de la calle Siete Cuestas y supone un buen paseo, por lo que os recomiendo tomar el autobús C34 desde Plaza Nueva.

 


 

3.    La Catedral de Granada

 

Se trata de uno de los templos más importantes de España y está considerado una de las joyas y obra cumbre del estilo renacentista.

 

Inicialmente, las obras comenzadas en el año 1506 por Enrique Egeas, contemplaba un templo de factura gótica, siguiendo el ejemplo de Toledo. Pero todo cambió cuando Diego de Siloé asumió las obras en 1528 y le dio un giro renacentista al proyecto (destacando la cabecera circular). Posteriores arquitectos siguieron el diseño renacentista, avanzando desde la cabecera, hasta llegar a la fachada principal, obra del genial Alonso Cano. Este arquitecto barroco asumió la dirección de las obras en 1667 y diseñó una portada preciosa que contrastaba poderosamente con el interior del templo.

 

Hacia 1704, momento en el que se concluyeron las bóvedas interiores, podemos dar por terminada la construcción del templo. No obstante, espacios como el Sagrario o la Sacristía fueron construidos posteriormente.

 

Como notas singulares debemos indicar que el comienzo del culto se inició en 1561 y que se consagró solemnemente en 1946 (pues no se sabía con certeza cuando se había realizado anteriormente).

 

Lo primero que os impresionará de esta Catedral, llamada oficialmente, La Santa y Apostólica Iglesia Catedral Metropolitana Basílica de la Encarnación de Granada, es su fachada barroca.

 


Alonso Cano, artífice de la misma, quiso romper con la tradición de fachadas retablo tradicionales e introdujo un diseño basado en un arco triunfal. El mismo casaba muy bien con el simbolismo religioso del templo, donde se incide en el triunfo de la fe católica.

 

La fachada se organiza en dos cuerpos, siguiendo la estructura de las cinco naves interiores, y se articula mediante tres grandes arcos triunfales, el central más elevado que los laterales. Estos arcos descansan sobre pilastras decoradas dando un aspecto monumental al conjunto. Además, gracias a la combinación de piedras de distintas tonalidades y mármoles, así como el juego entre luces y sombras (gracias a los fuertes retranqueos de planos entre estribos de los arcos y paños del muro), el diseño está imbuido de una especie de dinamismo.

 

Dentro del programa iconográfico de la fachada destacar las alegorías del Antiguo y Nuevo Testamento, la presencia de los cuatro evangelistas, así como muchas otras figuras relevantes (San Cecilio, San Gregorio de Elvira…), y, por supuesto, el tema central, la Eucaristía que acompaña a la Virgen María. Ella es importante protagonista de esta portada, donde descubriremos el ciclo mariano (Encarnación, Visitación y Asunción) a través de la decoración figurativa. Y, dentro de las vidrieras en piedra que contiene la fachada, destacar el gran rosetón central trinitario-eucarístico, símbolo de la conexión entre la Trinidad y la Eucaristía.

 

Esta catedral sólo posee una torre campanario de 57 metros de altura, aunque el proyecto original contemplaba dos algo más altas. Que no se terminaran construyendo fue debido a la frecuente actividad sísmica de la zona.

 

El interior del templo está dividido en cinco naves de bóvedas de crucería con arcos ojivales. Lo primero que os sorprenderá será su inmensidad. Lo segundo, la luminosidad, potenciada por la blancura de sus muros (cuya función es higiénica, estética y simbólica de pureza).

 


Este color blanco, que puede ofrecer para algunos un aspecto algo desangelado, contrasta poderosamente con el dorado del altar principal. Como unas meras luciérnagas en busca de luz, nuestros pasos nos dirigirán hacia el fondo del templo casi sin darnos cuenta, buscando la policromía y los dorados del retablo.

 

Antes podemos ir parándonos en las diversas capillas que se suceden a lo largo de los laterales. Cada cual es digna de mención y sobre belleza es mejor que cada uno saque sus propias conclusiones. Mi recomendación es no perderse la Capilla de Santiago, la Capilla de San Miguel (ejemplo de capilla neoclásica), la Capilla de Santa Lucía (esto me viene por mi profesión), la capilla de Santa Ana (por mi mujer) y, sobre todo, la Capilla de Nuestra Señora la Antigua. Esta última destaca por la rica ornamentación barroca del retablo y por la conexión que se realiza entre religión y monarquía (al incluir a los Reyes Católicos). 

 


Llegamos finalmente a la Capilla Mayor, obra destacada del Renacimiento europeo. Diseñada por Diego de Siloé, su innovadora planta circular, rodeada por un deambulatorio, se apartaba de los esquemas tradicionales concebidos hasta la fecha. Como curiosidad indicar que inicialmente se concibió este espacio como panteón de los Austrias.

 


El programa iconográfico de la capilla mayor narra la historia de la salvación, desde el pecado original hasta la redención en Cristo. Este relato se desarrolla a través de las esculturas, pinturas y vidrieras que adornan todo el espacio.

 

Antes de entrar a ella es necesario hacer una mención al Arco Toral que conecta, espléndidamente, este espacio con la nave central en un alarde arquitectónico. Cuatro figuras decoran este arco: Adán y Eva, como primeros padres de la Humanidad, Santiago Apóstol, como patrón de España, y San Cecilio, como patrón de Granada al haber sido el primer obispo.

 

El programa pictórico de la capilla mayor incluye catorce lienzos dedicados a santos padres y doctores de la Iglesia. Estas obras, de medio cuerpo, están situadas sobre los arcos que comunican con la girola y bajo el primer entablamento, cubriendo los huecos destinados originalmente para sepulturas de los reyes. Y complementando este ciclo, se encuentran los siete monumentales cuadros de Alonso Cano sobre la vida de la Virgen.

 

Dentro de los elementos más importantes destacar:

 

·       La Cúpula semiesférica que corona todo el espacio, decorada de estrellas de oro en campo azul.

·       Los dos Púlpitos de Francisco Hurtado Izquierdo destacan por su suntuosa ornamentación.

·       El Candelero del cirio pascual es una pieza renacentista de madera tallada y dorada, obra de Esteban Sánchez. Su diseño combina una base tronco-piramidal decorada con tondos que contienen relieves de escenas del Génesis: La creación de Eva, Eva cogiendo el fruto del árbol prohibido, Los trabajos de Adán y La expulsión del Edén, y una columna piramidal adornada con motivos vegetales.

·       El Facistol (atril) de Alonso Cano contiene el Tabernáculo, una pieza moderna (1929), realizada en mármol y plata, que contiene, a su vez, el sagrario.

 

Por último, en el interior del templo existen varias portadas interesantes. Sin duda, la más importante es la que daba acceso a la Capilla Real donde están alojados los cuerpos de los Reyes Católicos (además de su hija Juana y su esposo Felipe el hermoso).

 


Hoy en día la visita a esta capilla se realiza por el exterior del templo y requiere entrada individual. Si añadimos que no permiten fotografiar el interior tenemos el acostumbrado afán recaudatorio de un lugar con cierto simbolismo patrio.

 

La portada de la Capilla Real tiene un claro estilo gótico y data de 1517. Es rica en motivos ornamentales, destacando el escudo heráldico de los Reyes Católicos y la escena, en la parte superior, de la Adoración de los Reyes Magos. Todo otorga la idea de victoria y proclamación divina. Debajo de la escena religiosa existe una inscripción latina Lavdet eam opera eivs (Sus obras la alabarán) que podemos interpretar como alabanza a María o a la reina Isabel. Un mensaje confuso que simbolizaba la unión de la historia civil y la sagrada.

 

El exterior de la Capilla Real puede que os recuerde, si habéis estado, al Monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo. Verdaderamente sigue su misma configuración.

 


Una vez dentro, la capilla destaca por la luminosidad. Un efecto realizado con un simbolismo concreto, el de asemejar a los allí enterrados con la luz de la justicia. Es imposible abstraerse de quienes son allí los protagonistas debido a los numerosos símbolos relativos a ellos (águila bicéfala, símbolo unión monarquía española con Habsburgo; iniciales en los bancos…)

 

Una preciosa verja separa el transepto del presbiterio, en esta ocasión dedicado a mausoleo. Prestad atención a los detalles, pues es una pieza de excepcional riqueza.


 

En el centro del crucero se encuentran los sepulcros de Isabel y Fernando, obra del artista italiano Domenico Fancelli, y los de Juana y Felipe, del escultor español Bartolomé Ordóñez. Os animo a deteneros un buen rato observando los finos detalles de esta composición, pues la decoración escultórica es realmente excelente.

 


A decir verdad, estos monumentales sepulcros no son tales, sino que se trata de unos cenotafios o monumentos decorativos Los cuerpos de los monarcas se encuentran en la cripta inferior, dentro de unos sencillos ataúdes de plomo. La inicial nos indica quién es el que está enterrado en ellos. Y, para los que saben de matemáticas, indicar que el quinto ataúd pertenece al infante Miguel de la Paz de Portugal, nieto de los Reyes Católicos, muerto cuando era niño.

 


En la antigua Sacristía existe un pequeño museo donde poder admirar numerosas obras pictóricas de gran valor pertenecientes a los monarcas. A destacar La Oración del Huerto, único cuadro de Sandro Botticelli de temática religiosa que se conserva en España, Díptico del descendimiento, obra maestra de Hans Memling o una Epifanía de Bartolomé Bermejo son algunos de los más destacados.

 


También se conserva la corona y el cetro de los Reyes Católicos, así como unas bellas esculturas orantes.

 


Puesto que no se permiten fotografiar el interior de este monumento, las imágenes que acompañan a esta parte del artículo fueron tomadas de Internet.

 

Justo enfrente de la Capilla Real se encuentra otro interesante edificio que no debéis pasar por alto. Puede parecer un edificio palaciego barroco como cualquier otro, a tenor de su fachada. Pero en su interior alberga el lugar donde se levantó la primera universidad pública de Al Ándalus en el año 1349. Es por ello que a este palacio se le conoce como la Madraza de Granada.

 


Situada en un lugar privilegiado, junto a la Mezquita Mayor de la ciudad y la Alcaicería, la zona comercial, aquí se impartía derecho, matemáticas y medicina. Entre los profesores más famosos que dieron clases destacan los historiadores (entre muchas otras ocupaciones) al-Maqqari e Ibn al-Jatib.

 

Originalmente, el edificio poseía una portada de mármol blanco cuyos restos se conservan en el Museo Arqueológico de Granada. El diseño actual del edificio data de cuando los musulmanes fueron expulsados y aquí se asentó el primer ayuntamiento cristiano.

 

El interior del edificio se organizaba a partir de una alberca central y, dentro de los lugares a destacar, que no se os escape visitar el oratorio musulmán (con una belleza a base de estucos incomparable) o el salón de los Caballeros (con una techumbre mudéjar impresionante).

 

Entre los poemas que decoraban este lugar voy a destacar este que me gustó especialmente: "Si en tu espíritu hace asiento el deseo del estudio y de huir de las sombras de la ignorancia, hallarás en ella el hermoso árbol del honor. Hace el estudio brillar como estrellas a los grandes, y a los que no lo son los eleva a igual lucimiento".

 

Por último, dada la proximidad a la Catedral, también voy a mencionar la Alcaicería, un barrio típico de la cultura musulmana, caracterizado por las estrechas callejuelas, donde se ubicaba el zoco o mercado de la seda.

 

El Gran Bazar musulmán de Granada se extendía entre la plaza Nueva y la Plaza Bib-Rambla, por lo que hoy en día el espacio dedicado al mercado es muy reducido. Si a ello unimos que, en la actualidad, está dedicado a souvenirs típicos árabes, la comparación es vergonzosa. Además, lo que se conserva en la actualidad es una reconstrucción romántica de lo que existía originalmente, pues el 20 de julio de 1843 este barrio ardió por completo.

 


No obstante, seguro que os gustará pasear por esa atmósfera tan diferente y particular. Aquí podréis comprar cajas de taracea, cerámica de Fajalauza o las típicas lámparas de cristal de colores.

 

Una curiosidad, el nombre de alcaicería, aunque de raíz musulmán, tiene un significado latino. Proviene de cuando el Emperador Justiniano cedió a los árabes el derecho de vender la seda. Aquellos le expresaron su gratitud llamando a todos los bazares al-Kaysar-ia, (el lugar del César).

 

Y una leyenda. Se cuenta que aquí fue prendido por las autoridades un comerciante que tenía encuentros clandestinos con su enamorada cristiana. El hombre, antes de morir, maldijo a todos aquellos que vendieran o compraran algo en este lugar, pues culpaba a los que allí estaban de haber expandido el rumor de su amor. Allá cada cual…

 

4.    El Barrio del Realejo (antigua judería)

 

Lindando con la Catedral se encuentra el antiguo barrio judío de Granada (Garnata al-Yahud). Poco queda del barrio original debido a la expulsión de los judíos en 1492. No obstante, este barrio, mucho menos conocido que otros de la ciudad, tiene un particular encanto y numerosos puntos de interés dignos de mención.

 

El centro de este barrio podemos situarlo en la Plaza Campo del Príncipe, cuyo nombre viene dado en honor a las bodas del príncipe don Juan con doña Margarita de Austria. Aquí se alza la cruz del Cristo de los Favores desde 1640. Este lugar es mítico para los granadinos, pues aquí acuden cada Viernes Santo a las 15:00h para pedir tres deseos.

 


Si os gusta el arte urbano, en las proximidades de esta plaza, siguiendo la calle Molinos, encontraréis numerosas obras según avanzáis. Algunas de ellas son obra de Raúl Ruiz, más conocido como “El niño de las pinturas”. Os dejo algunas como muestra.

 


Desde aquí podemos dirigirnos hacia la parte alta, llena de cuestas. Lo primero que encontraremos será la parroquia de San Cecilio, patrón de la ciudad y que posee una bella portada plateresca. Como era costumbre antaño, se levantó sobre una de las pocas mezquitas existentes en el barrio judío. Si seguís subiendo por el carril de San Cecilio y, luego, por Antequeruela baja, llegaréis a la casa-museo de Manuel de Falla y a un lugar con jardines que se trata de uno de los miradores ocultos de Granada.

 


Bajando por el callejón Niño del Royo nos dirigiremos hacia la Placeta del Sol, un pequeño rincón encantador donde observar la puesta del sol y que contiene un antiguo lavadero del siglo XVII. Antes podéis pararos a admirar el edificio ecléctico de la Fundación Rodríguez Acosta y, un poco más adelante, las Torres Bermejas, tres torres pertenecientes a la antigua fortaleza vigía.

 


En las proximidades encontramos el Museo Sefardí, donde podremos ver una muestra de la cultura y la historia de esta comunidad gracias a los mapas y objetos tradicionales que conserva.

 

Bajando un poco más no debéis perderos el Museo Casa de los Tiros. Su nombre proviene de los mosquetes que asoman por sus almenas. Toda la fachada y su decoración (con figuras de héroes clásicos como Hércules, Teseo o Jasón) alude al carácter guerrero de la familia que lo habitó. Sobre la puerta existe una espada esculpida atravesando un corazón con la leyenda El corazón manda que es el escudo familiar.

 


En el interior destaca la llamada Cuadra Dorada, sala más emblemática del edificio. Su nombre hace referencia a la abundancia de reflejos dorados de su alfarje o artesonado, el cual tiene una belleza especial. Los frescos de las paredes y las figuras de la techumbre os dejarán anonadados.

 


Este edificio palaciego alberga un Museo dedicado a descubrir la historia de Granada a través de grabados, litografías, fotografías y documentos. Una exposición interesante y gratuita que no debéis dejar pasar.

 

Siguiendo la calle de Pavaneras nos encontraremos con la estatua de Yehudá ben Saúl ibn Tibón, filósofo judío del siglo XII conocido por sus traducciones.

 


Un poco más adelante se abre la Plaza de Isabel la Católica, donde se alza una estatua donde aparece la reina y Colón antes de su viaje de expedición a las Indias. Esta es una de las entradas a este barrio más famosas.

 


Vamos a dirigirnos ahora hacia el cercano Corral del Carbón, única alhóndiga nazarí conservada en su integridad en España. Data del siglo XIV y se trataba de una antigua posada para los comerciantes que acudían a la ciudad a vender su género. Destacar su pórtico de entrada en ladrillo conformado por un gran arco túmido con alfiz y decorado con yeserías. El mismo da acceso al patio cuadrangular, distribuyéndose las estancias alrededor. Hoy en día, en las mismas, podemos encontrar una exposición sobre la cultura andalusí.

 


Desde aquí vamos a dirigirnos hacia el Cuarto Real de Santo Domingo. Se trata de un antiguo palacio que data de la época almohade y representa uno de los escasos vestigios de la arquitectura residencial granadina del siglo XIII. Su importancia radica en la existencia de la qubba (torreón), en la que se inspiraron para decorar los palacios nazaríes de la Alhambra (Salón Embajadores). Posee un arco de entrada con impostas de mocárabes, ventana geminada, balcones de madera, arcos de yesería con celosías y zócalo de azulejos vidriados de diferentes colores.

 


La visita se completa con los restos del palacio de Muhammad en el jardín y con la visita a una exposición temporal en la planta superior del edificio. Cuando yo visité este lugar existía una muestra sobre el romanticismo y su relación con la ciudad.

 


Por último, vamos a terminar nuestro recorrido por este barrio por la Iglesia de Santo Domingo. Una estatua de Fray Luis de Granada, quien vivió en el monasterio anexo a la iglesia, nos da la bienvenida. Con el fondo de las pinturas en trampantojo de la peculiar fachada de la iglesia, se trata de una imagen típica de la ciudad de gran belleza.

 


Su interior, con planta de cruz latina, consta de una sola nave muy amplia, con varias capillas adosadas en los laterales. De enorme interés es el retablo lateral que preside el crucero izquierdo, donde se encuentra el camarín de la Virgen del Rosario Coronada, copatrona de la ciudad. Se trata de una joya del barroco patrio con elementos alusivos a la batalla de Lepanto (simbología victoria sobre el mal).

 

5.    Parque de las Ciencias

 

La última visita que os contaré de Granada es un parque temático sobre la ciencia en general que guarda en su interior un pequeño espacio donde se recrean los hábitats de zonas tropicales y selvas húmedas con animales autóctonos.

 

Si queréis visitar este parque a fondo deberéis dejar un día entero al mismo, pues posee numerosas salas y exposiciones temporales, además de la zona del Biodomo, donde pasearemos entre animales exóticos.

 


Nada más entrar, las diferentes estructuras nos darán idea de lo que vamos a ver: un lugar dedicado a la ciencia, a la tecnología y a la diversidad animal. El dinosaurio de la entrada no se si siempre se encuentra allí o era por la exposición temporal sobre dinosaurios que había en ese momento, pero impresionaba bastante.

 

Nosotros decidimos visitar el Biodomo lo primero, pues es lo único que va con hora. Al ser el primer turno apenas tuvimos aglomeración de personas. Lo primero que nos muestran es la vida marina, destacando los tiburones o los peces payaso.

 


Luego pasaremos a la zona abierta de superficie, donde podremos ver fauna terrestre de todo tipo. Personalmente lo que más me gustó fue poder ver tan cerca a los lémures.

 


Ya en el exterior existe un mariposario donde practicar la fotografía con mariposas que parecen estar a costumbradas a posar para los visitantes, así como un espectáculo de aves rapaces.

 


Después del espectáculo entramos a una exposición temporal sobre el Titanic, la cual tenía una enorme maqueta del mismo, además de piezas y fotografías originales. Además de esta exposición existía otra sobre dinosaurios realmente interesante.

 



Una gran torre de observación se alza al fondo del parque. En la parte de la base existe una pequeña muestra de diferentes torres emblemáticas del mundo, explicando su estructura e informándonos de sus diferentes alturas. Os aconsejo subir hasta lo alto (ascensor subida, escaleras bajada) para contemplar unas vistas impresionantes. Existen unos prismáticos con los que admirar la ciudad y Sierra Nevada, que parece estar al lado.

 


Junto a la torre se encuentra el Planetario (no pude visitarlo por falta de tiempo) y el edificio denominado Péndulo de Foucault. En este edificio podréis descubrir, de manera muy interactiva, diferentes aspectos de la física y de la vida en nuestro planeta. Por supuesto, en mi caso me encantó la parte dedicada a la percepción visual, con juegos de espejos e ilusiones ópticas variadas.

 


En el edificio principal, llamado Macroscopio, se pueden visitar diferentes espacios expositivos: uno dedicado al cuerpo humano, otro sobre seguridad y protección en el trabajo.

 


Y luego existen múltiples exposiciones temporales de increíble interés. Cuando yo lo visité recorrí un espacio dedicado a la exploración espacial, otro sobre la ciencia en Al Ándalus, otro con maquetas sobre la vida salvaje animal y otro sobre la salud mental.

 


En general, una visita muy completa y variada que encantará a niños y mayores por igual.

 

Espero que este resumen de Granada os invite a visitar la ciudad y descubrir todos sus encantos.


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