domingo, 26 de marzo de 2023

Una salida dominguera cerca de Madrid (XXVII): Consuegra

 

Hoy nos vamos a la tierra del Quijote, del queso manchego, de las gachas y las migas, del vino peleón, de las llanuras infinitas, del clima extremo y de la confluencia de culturas. Hoy toca visitar Consuegra, una ciudad con un rico pasado y un interesante futuro gracias a su atractivo turístico.

 


¿Os animáis a que os la presente?

 

¿Cómo llegar a Consuegra?

 

Consuegra es un municipio toledano que se encuentra a menos de dos horas de Madrid. Puesto que todo el trayecto se realiza por autovía, el viaje resulta bastante sencillo y agradable.

 

 

Una vez que lleguéis a Consuegra lo mejor para aparcar nuestro coche es dirigirnos a lo alto del Cerro Calderico, lugar donde se ubican los reclamos turísticos más importantes del municipio, los famosos molinos.

 

El primero de ellos funciona como oficina de turismo y tiene un recoleto aparcamiento alrededor. En caso de estar lleno podéis ir al siguiente molino o, más adelante, a los aparcamientos situados junto al castillo o en los molinos del final del cerro.  Si no encontráis sitio en ninguno de esos lugares es que se os habrán pegado las sábanas, no teniendo más remedio que dejar el coche a los pies del cerro y subir andando.

 

Los molinos de Consuegra

 

Se trata del mayor atractivo turístico de Consuegra y conforman una estampa que es difícil de olvidar una vez que se han visitado con tranquilidad.

 

Lo primero que debemos hacer es visitar la oficina de turismo, situada en el primer molino, llamado Bolero. Todos tienen un nombre, a cada cual más original y relacionado con La Mancha y El Quijote, lo que servirá para poder localizarlos fácilmente. Aunque antaño cada molino tenía una pequeña exposición turística, cuando yo visité el lugar sólo era posible acceder a tres de ellos: Bolero (oficina de turismo), el siguiente de cuyo nombre no me acuerdo (tienda de souvenirs) y Rucio (con otra exposición).

 


En Bolero, además de obtener la entrada que nos permitirá visitar conjuntamente este molino, el castillo y el museo arqueológico de la ciudad, podremos recorrer las plantas superiores del molino. Subiendo las estrechas escaleras vamos a descubrir la habitación del molinero, así como la planta superior, donde se encontraba la maquinaria.

 

Un vídeo explicativo nos informará sobre cómo funcionaban estos molinos de viento. Bolero tiene la maquinaria para moler grano, algo muy necesario en esta tierra llena de cultivos de cereales, y debido a la falta de agua en la zona era necesario utilizar el viento. Diferentes ventanitas le indicaban al molinero la dirección del viento, moviendo entonces la parte superior para enfocar las aspas, originalmente cubiertas con telas, con la dirección del mismo. Por tanto, estos molinos constan de una parte sustentante de mampostería, pintada de blanco para mitigar el calor, una cubierta cónica giratoria de madera y cinc, que integra el conjunto motriz junto al palo exterior que servía para girar y fijar esta estructura, y las características cuatro aspas.

 


Tras visitar este molino podemos recorrer a pie todo el cerro, parándonos en el resto de molinos, los cuales forman un conjunto hermoso y único. Seguro que podréis encuadrar con vuestra cámara numerosas estampas que os servirán de grato recuerdo con los años.

 


El camino se realiza por una estrecha carretera y, aunque tiene algo de pendiente, es muy sencillo de recorrer. Entre Bolero y el último molino, Rucio, apenas existe un kilómetro de distancia, por lo que no es necesario llevar el coche hasta el final salvo que tengáis movilidad reducida.

 


El castillo de Consuegra

 

A mitad de camino entre el molino Bolero y Rucio se encuentra el castillo de la Muela, cuyo origen se remonta a la época musulmana (S. X).

 

Personalmente os recomiendo la visita guiada a través de sus muros pues, de esta forma, vais a poder descubrir muchas curiosidades que, de otro modo, pasarían desapercibidas. Por ejemplo, que la actual entrada a la fortaleza era un portón oculto donde introducir alimentos en caso de sitio. La entrada principal se situaba justo en el otro lado y hoy se encuentra bastante derruida.

 

Este castillo fue una poderosa fortaleza en el medievo, máxime en una zona de frontera, como era La Mancha, entre cristianos y musulmanes. Tras cambiar un par de veces de mano, a partir del siglo XII estará en manos cristianas, quedando su guardia a cargo de la Orden de San Juan de Jerusalén. En toda la ciudad podréis observar la característica estrella de ocho puntas de estos caballeros, los cuales conservaron el castillo durante siglos.

 

El castillo sufriría en el siglo XIX dos importantes golpes que explican su estado semirruinoso en la actualidad. Primero, con la invasión francesa, sus muros se vieron violados por los invasores que, al marcharse, no dudaron en destruirlo todo lo posible. Más tarde, la desamortización de Mendizábal lo llevó, poco a poco, a la ruina por abandono. Adquirido por un particular por la cantidad equivalente a 3€ actuales, su recuperación no llegaría hasta pasada la mitad del siglo XX, cuando el ayuntamiento de la localidad lo adquirió por una cifra equivalente a 90€. Desde entonces se puso en valor y se reformó, algo que podremos observar en sus numerosas estancias.

 

La planta del castillo recuerda mucho al Crac des chevaliers ubicado en Siria y posee una original estructura cuadrada central reforzada mediante cuatro poderosas torres semicirculares y una muralla barbacana. Si añadimos las troneras, aspilleras y matacanes tenemos un conjunto de aspecto inexpugnable.

 


Entre las partes más interesantes de la visita se encuentra el aljibe, algo fundamental para resistir asedios en una localidad donde llueve tan poco, la capilla, la sala capitular, donde se reunía el prior, o la terraza, donde en días despejados es posible divisar el horizonte situado a 40 kilómetros de distancia. Como podemos imaginar, esta atalaya permitía a los defensores preparase durante varios días antes que cualquier ejército llegara a sus pies.

 


Sin duda, una de las visitas más importantes de la ciudad.

 

El Museo arqueológico de Consuegra

 

Se trata del tercer punto cultural del municipio y un lugar ideal para conocer la historia de Consuegra. En su única sala, con una docena de vitrinas, vamos a poder conocer que el origen del asentamiento humano en Consuegra se remonta a los carpetanos, de los que conservamos unas cuantas urnas cinerarias y algo de cerámica.

 

Sin duda, la conquista de Roma ayudó al florecimiento de la ciudad. La Consabura romana llegó a ser la principal ciudad de la Carpetania debido a su estratégica situación en el camino que conectaba el norte y el sur peninsular. De esta época destaca la construcción de diversos puentes, una presa (la mayor que se conserva) y un acueducto.

 


En el resto de vitrinas vamos a poder descubrir la importancia económica de la ciudad, enriquecida gracias al intercambio comercial de excedentes agrarios y del azafrán, cultivo de origen musulmán; la existencia de zapatos de metal, con grandes suelas para evitar la humedad y sin diferenciación del pie derecho e izquierdo hasta bien entrado el siglo XIX; la importancia de los molinos o la gran tragedia acaecida el 11 de septiembre de 1891, cuando el desbordamiento nocturno del río Amarguillo ocasionó la muerte de 356 personas y la destrucción de 600 edificios.

 


Ayuntamiento y Plaza de España

 

Uno de los edificios de la Plaza de España pertenece al museo anteriormente descrito. No tiene pérdida pues posee la típica balconada manchega en madera. Anexo existen unos baños públicos que pueden salvar a más de uno con la vejiga pequeña.

 

Lo más destacable de la plaza, además de la gran cruz de San Juan, es la llamada Torre del reloj y la fachada renacentista del Ayuntamiento, unido a la torre por un bello arco. Este era el lugar donde se ubicaba el foro romano y donde aún hoy se sigue concentrando la población para realizar sus actividades comerciales y festivas.

 

Arquitectura religiosa

 

En Consuegra podemos visitar tres templos de interés. El primero que destacaría es la ermita del Santísimo Cristo de la Veracruz, al cual llegaremos rectos si bajamos del cerro calderico por las escoleras situadas junto al segundo molino.

 

Se trata de un templo muy original donde lo más destacable es su característica cúpula coronada con linterna. La fachada, barroca con elementos neoclásicos como sus columnas salomónicas, contrasta poderosamente con la decoración mudéjar del resto del edificio, a base de piedra y ladrillo. En su interior se custodia la imagen del patrón de Consuegra, un cristo algo imberbe y con pelo natural.


 

La iglesia de Santa María la Mayor tiene el típico estilo mudéjar en su construcción, ocupando el lugar de la primera parroquia de la ciudad. Su interior, de una sola nave, es sumamente sobrio. En el ábside se encuentra la imagen de María Santísima de la Blanca, patrona de Consuegra.

 


La Iglesia de San Juan Bautista es la más antigua que se conserva en Consuegra y data de 1567. Levantada según los cánones sobrios de la Orden de San Juan, apenas posee decoración y tiene un aspecto más militar que religioso. Sin duda, impone tanto su envergadura como sus líneas rectas y limpias. En su interior destaca una monumental concha que corona un impresionante cuadro de San Juan Bautista ubicado en el ábside.

 


Espero que esta pequeña entrada os anime a visitar Consuegra.

 

Os dejo la página de la localidad donde ampliar información y obtener los planos de la ciudad: https://www.consuegra.es/es/

 

Hasta la próxima.

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