domingo, 12 de marzo de 2023

Del alarmismo a la evidencia científica


El mundo de la óptica ha cambiado enormemente en los últimos años gracias a la labor profesional de numerosos compañeros que, mediante la publicación de trabajos científicos, han logrado hacer avanzar notablemente nuestra profesión y otorgarle la categoría social que merecía desde hace tiempo.

 

Como pequeño resumen de todo lo que hemos logrado en los últimos años como colectivo voy a centrarme en un par de importantes avances y como se ha logrado transmitir a la sociedad. ¿Os animáis a descubrir un poco más?

 

Cuando inicié este blog allá por el año 2013 comenzaban a sonar con fuerza los filtros para pantallas que eliminaban la luz azul que emitían los dispositivos digitales. En España, una de las empresas que más publicidad realizó en aquella época era Reticare, la cual basaba sus conclusiones en los trabajos de la doctora Celia Sánchez-Ramos. Esta doctora de la Universidad Complutense de Madrid realizó diferentes investigaciones tendentes a demostrar el carácter dañino de la luz LED azul que se utiliza mayoritariamente en los dispositivos electrónicos (por eficiencia energética).

 

El mercado comenzó a inundarse de este tipo de filtros que, aseguraban, protegían nuestra retina de la fotooxidación que provocaba este tipo de luz digital. Uno de los folletos explicativos de Reticare es el siguiente.

 


En el mismo podemos ver que el miedo es la principal premisa para vender este producto. Frena el daño que la luz de los dispositivos está realizando en tus ojos. Dado el gran número de horas que todos pasábamos (y pasamos) delante de pantallas digitales, comprar este producto era imprescindible si permitía frenar el daño retiniano.

 

En este blog podéis ver varios artículos que escribí sobre este tipo de filtros, aconsejando su uso. Yo mismo los llevaba sin ningún problema aparente. Los trabajos de la doctora Celia Sánchez-Ramos (que fue mi profesora en la Universidad) parecían serios y fundamentados. Nada parecía hacer dudar de su eficacia.

 

La industria óptica no se quedó atrás y comenzó una línea de investigación que llevó a la implementación en las tarifas de este tipo de filtros azules. Existían desde los filtros amarillos (CSR) de absorción como distintos filtros con reflejo azul de reflexión. Incluso, años más tarde, sacaron al mercado filtros de absorción que eliminaban el molesto color amarillo.

 

Ahora bien, los grandes fabricantes obviaron la ventaja principal de estos filtros (la protección del daño retiniano) y se centraron en la principal característica demostrable de los mismos: el mayor confort visual. Estos filtros aumentan el contraste y disminuyen el brillo, lo que resulta beneficioso para evitar el cansancio ocular cuando pasamos muchas horas mirando una pantalla iluminada.

 

Esto comenzó a hacernos sospechar sobre si verdaderamente estos filtros protegían nuestras retinas. Los diferentes estudios posteriores desmintieron tales afirmaciones. La cantidad de luz azul tóxica que recibimos a través de los dispositivos digitales es mucho menor que la recibida por el Sol y los estudios realizados con animales consistieron en utilizar dosis de luz azul tóxica tan altas que no eran equiparables para las exposiciones habituales en los humanos.

 

Más tarde se demostró la estrecha relación existente entre la autora de las investigaciones y la empresa que comercializaba el producto final. Es decir, existía un claro conflicto de intereses personales a la hora de emitir conclusiones científicas. Un mal endémico en la investigación científica actual que ya hemos visto en otros sectores como el del petróleo, el azúcar o el tabaco.

 

Hoy en día se siguen comercializando estos filtros para las personas que pasan muchas horas delante de las pantallas, pues mejoran el confort visual. Ahora bien, ninguno de ellos nos va a evitar un daño retiniano por exposición a la luz azul tóxica, que fue la principal estrategia de venta de estos filtros por parte de Reticare.

 

En los artículos del blog que trataban sobre este tipo de filtros, una vez conocida la evidencia científica que demostraba la ineficacia de la protección retiniana, coloqué una nota aclaratoria avisando de todo esto (aquí). Es lo que debemos realizar los profesionales: informar al conjunto de la población sobre la verdadera naturaleza de los avances científicos. Yo no soy investigador, sino divulgador. Por ello muestro los últimos avances. Y cuando se demuestra que están equivocados, se informa y no pasa nada. Así funciona el método científico.

 

Hoy en día, el principal frente de batalla que tenemos en Europa es el control de la progresión de miopía. Una epidemia silenciosa que está provocando, en el presente inmediato, que cada vez más niños sean miopes. En el blog tenéis diversos artículos donde trato este tema de manera pormenorizada (aquí).

 

Respecto a la miopía existe un claro consenso sobre los graves problemas médicos que provocan las miopías altas en las personas mayores. Ahora no estamos hablando de posibles problemas que alguien se ha inventado con una investigación interesada. Estamos hablando sobre problemas reales que sufren miopes magnos y que les están dejando con importantes mermas visuales o, directamente, ciegos.

 

El mundo de la óptica podría haber vuelto a realizar una comunicación al público basada en el miedo. Es la estrategia que utiliza la DGT todos los veranos para intentar frenar los accidentes de tráfico. No parece que les esté funcionando, la verdad.

 

En cambio, se ha optado por otra estrategia mucho más útil y didáctica, la cual se puede resumir en este anuncio realizado por el Colegio de óptico de España. En el anuncio se muestra una frase respaldada por la investigación científica (aquí): realizar actividades al aire libre previene la aparición de la miopía.

 


Además, para todos aquellos que inician su camino en la miopía, la investigación óptica está desarrollando soluciones tendentes a frenar todo lo posible su avance. De nuevo, en este blog, tenéis diferentes artículos donde abordo desde lentillas a lentes de gafas que sirven para ralentizar el avance de la miopía (aquí).

 

Lograr que un niño ralentice la progresión de su miopía en un par de dioptrías redundará en su salud visual de manera evidente y notable. Por tanto, es un aspecto fundamental que todo el mundo debe conocer.

 

En estos diez años, del 2013 al 2023, los ópticos han logrado pasar de la comunicación del miedo basada en un trabajo científico que no pasó la comprobación del método científico por otros investigadores, a la potenciación de trabajos científicos totalmente comprobados y que están permitiendo no sólo corregir la visión de nuestros pacientes, sino también tratar de manera eficaz algo tan peligroso como la miopía y su avance imparable.

 

Creo que se trata de un cambio fundamental que nos lleva por el buen camino. Y es necesario comunicarlo al público para que entiendan que el óptico es el profesional sanitario más accesible en la actualidad y el que posee los suficientes conocimientos científicos como para aconsejar correctamente a sus pacientes de la mejor solución óptica.

 

Esperemos que con avances así logremos desterrar, de una vez por todas, esa imagen de tenderos que aún conservamos para muchos de nuestros pacientes.

 

Hasta la próxima

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