domingo, 21 de abril de 2024

Una escapada dominguera cerca de Madrid (XXXIII): Lerma

 

Hoy vamos a visitar una encantadora ciudad burgalesa asociada a uno de esos personajes históricos que demuestran como el poder corrompe al ser humano. En efecto, me refiero a Lerma, conocida por el famoso Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, primer duque de Lerma y valido del rey Felipe III.

 


Pero que no os desanime la corrupción política. El duque hizo de esta localidad un lugar remarcable dentro de sus posesiones, engalanándola con palacios y monasterios. No en vano se considera una de las localidades más bellas de España. Hoy en día nos queda admirar su casco antiguo, con su singular belleza, y descubrir a otros personajes históricos asociados a esta villa. ¿Os interesa?

 

¿Dónde está Lerma?

 

Lerma se encuentra en la A-1 y es la localidad más importante que encontraremos entre Burgos y Aranda de Duero.

 

 

¿Dónde aparcar en Lerma?

 

Yo os aconsejo dejar el coche en los alrededores del Hotel Docar, pues existe una amplia zona de aparcamiento donde seguro encontraréis algún hueco libre. Además, es el lugar ideal para iniciar nuestro recorrido.

 

Otra zona de aparcamiento gratuito se encuentra en la otra punta de la localidad, cerca del famoso asador de Eufrasio, si bien me parece algo alejada del centro histórico.

 

¿Qué ver en Lerma?

 

Vamos a acceder a Lerma a través del Arco de la Cárcel. Se trata de una de las cuatro puertas con las que contaba la muralla medieval de la villa y, desafortunadamente, es la única que se mantiene en pie. Su aspecto macizo, con dos torres, debió parecer ideal para ser utilizada como cárcel durante los siglos XVII-XIX, de ahí el nombre con el que se la conoce actualmente. Aunque hoy en día pueda parecer sorprendente, son muchas las localidades que tienen cárceles situadas en las entradas a la ciudad (por ejemplo, Pedraza). Hoy en día ha perdido tal función y es sede del Consejo Regulador de los vinos con D.O. Arlanza.

 

Arco de la cárcel. Lerma.

Ya en esta edificación vamos a apreciar la mano del duque de Lerma por engalanar su villa, la cual convirtió en un lugar de recreo donde entretener a su rey mientras él hacía y deshacía asuntos de estado y privados a su antojo. A él le debemos la parte superior de ladrillo y el arco exterior. Además, elevó algo más los cubos de las torres para proporcionar un aspecto más señorial a la que era la entrada principal a la ciudad. No en vano deseaba realizar una especie de segunda corte en esta villa.

 

Pero, antes de entrar, echemos la vista atrás para admirar la bella fachada del Monasterio de Lerma. Este es uno de los tres monasterios de monjas mandado levantar por el valido de Felipe III, cuyo estilo herreriano nos avisa de lo que nos encontraremos dentro de la villa. Hasta el año 2016 estuvo habitado por las Carmelitas Descalzas y, hoy en día, se realizan visitas para conocer la vida en clausura de estas monjas y sus estancias.

 


Nada más cruzar el arco de entrada nos trasladaremos unos cuantos años al pasado, pues los comercios poseen esa estética antigua. En la primera plaza descubriremos una casa tradicional castellana de adobe, con entramado de madera vito y soportal en la planta baja. La ermita de la Piedad que se encuentra justo enfrente es hoy un espacio desacralizado que se aprovecha para exposiciones varias.

Calle del reventón. Lerma
 

Si siguiéramos esta calle rectos llegaríamos, como su nombre indica (Calle Mayor), hasta la plaza principal de la localidad. Pero yo os aconsejo dejar ese lugar para el último instante y subir por la calle José Zorrilla.

 

El poeta y dramaturgo, autor del famoso Don Juan Tenorio, vivió algún verano de su juventud en Lerma, en casa de su tío, mientras su padre era gobernador de Burgos. Y la ciudad ha querido homenajear a tan ilustre representante de las letras españolas con una calle en su honor en donde descubriremos fachadas adornadas con textos de sus obras y, por supuesto, una placa que nos muestra la casa donde residió.

 

Casa donde vivió Zorrilla en Lerma.

Lerma caló profundamente en el corazón del poeta. Aquí se enamoró de una joven lermeña llamada Catalina, amor no correspondido que reflejaría en su obra Amor de Poeta. Y uno de sus grandes amigos fue el lermeño Segundo Valpuesta, quien, en palabras de Zorrilla, “sus sabios consejos me ayudaron a refrenar mis delirios y locuras de juventud”.

 

Al final de esta calle encontraremos una escultura de metal del poeta. Sentado, escribiendo reposadamente. Si nos asomamos podremos leer “AL SEÑOR / D. FRANCISCO LUIS DE VALLEJO / EN PRENDA DE LA BUENA MEMORIA / SU MEJOR AMIGO / JOSE ZORRILLA”. Paco Vallejo, corregidor de Lerma, fue uno de sus grandes amigos en Lerma. A él dedicó su obra más universal, Don Juan Tenorio. No en vano a Vallejo lo consideraba un Don Juan y la dedicatoria muestra el cariño que le profesaba “para que su nombre viviera con el mío unos cuantos días más después de nuestra muerte”.

 

Escultura de Zorrilla en Lerma.

Si deseáis realizar un paseo por la ciudad conociendo la vida de Zorrilla os dejo este interesante enlace de la oficina de turismo: https://www.turismoarlanza.es/es/un-paseo-con-jose-zorrilla/

 

Ya toca admirar el monumento religioso más importante de Lerma, la Colegiata de San Pedro. Os advierto que su visita interior sólo es posible adquiriendo la visita guiada en la oficina de turismo, algo que os aconsejo encarecidamente por lo bien planteada que está y las numerosas explicaciones que otorga el guía.

 

Colegiata de San Pedro. Lerma.

El valido de Felipe III retomó el proyecto del arzobispo de Sevilla de realizar una gran iglesia en la localidad y, en el siglo XVII, amplió considerablemente los planos, levantando un templo en el estilo herreriano dominante. De planta de salón con tres naves, dispone de girola y capillas laterales, coro, trascoro, contaduría y baptisterio. A petición del Duque, la parroquia de S. Pedro fue convertida en Colegiata por el Papa Paulo V.

 

La fachada sur, sobria cuan fortaleza, destaca por la monumental portada principal, con dos columnas dóricas sujetando un entablamento decorado con los escudos ducales en las metopas, coronado por cornisa rematada por bolas. De esta forma quedaba patente, con el escudo de los Sandoval y Rojas tallado, quién había sido el benefactor. Al lado el escudo de la familia de su mujer, Catalina de la Cerda, y la corona arriba representa a la monarquía. Todo junto formando un todo único. En el centro, una hornacina con frontón semicircular y la imagen de San Pedro. El emblema papal significaba que el templo dependía directamente de Roma. Como curiosidad, destaca la puerta que es la original de 1616 de madera de pino y clavos de bronce. Como curiosidad, indicar que la puerta, por las prisas, no se “sangró” de la resina y suele manchar cuando “suda”. Algo que, por fortuna para nosotros, ha permitido que se conserve mejor.

 


Al pasar al interior del templo contemplamos un templo amplio, con bóvedas góticas originales del diseño inicial, las cuales tienen una acústica impresionante.

 

Construidas expresamente para que los fieles gozaran de la música de los órganos. Sí, la colegiata tiene dos órganos, uno macho (de colores más apagados) y otro hembra (con colores más alegres). Fueron construidos por Diego de Quijano, organero mayor de Felipe III, en 1615.


 

El retablo mayor es de estilo barroco, donde la profusa decoración dorada nos asombrará. En el centro, presidiendo, San Pedro en Cátedra. A ambos lados le vigilan San Andrés, que porta la cruz que fue su martirio (y que dio forma a la cruz de la bandera de los tercios), y San Pablo, con la espada con la que le decapitaron en época de Nerón. Destacar la enorme figura del Cristo crucificado, una talla de origen mexicano hecha de caña de maíz y papel, algo que le proporcionaba gran ligereza. Por encima cuatro virtudes. De izquierda a derecha la prudencia, reconocible por llevar un espejo, la templanza, cambiando un líquido entre jarras, la fortaleza, sujetando una columna y la justicia con una espada. Todas fueron realizadas por Juan de Ávila.


 

Como curiosidad, en la parte superior lateral del ábside, se encuentran unos balcones de madera con celosías que era donde las monjas del convento contiguo cantaban en la misa. El efecto debía ser como el de un coro celestial con los dos órganos tocando de fondo, pues la acústica del templo es impresionante. El rey y el duque escuchaban misa desde otra balconada con celosías, situada en un lateral del templo, que hoy en día ha desaparecido.


 

Junto al altar también debemos pararnos a admirar la estatua orante en bronce dorado del arzobispo Cristóbal de Rojas y Sandoval, tío del famoso duque. Resulta sorprendente la calidad y el detalle del ropaje y del rostro del personaje. La idea era que formara parte de un mausoleo personal familiar similar al que realizó Felipe II en El Escorial.


 

En la sacristía podremos admirar varios retratos del Duque de Lerma, ataviado con ropajes de noble y de cardenal (título posterior utilizado para escapar de la justicia por sus corruptelas. Ya lo decía la copla de la época: para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España se vistió de colorado). Especial atención merece una bella mesa taraceada de piedras preciosas, regalo del papa Paulo V, que fue salvada del expolio francés por los lermenses, que la escondieron en el campo.

 


Nuestra siguiente parada será la Plaza de Santa Clara, un lugar donde debemos hablar de otro personaje ilustre de esta villa, Jerónimo Merino Cob. Seguramente lo conoceréis por el nombre por el que pasó a la historia, el cura Merino, un sacerdote y líder guerrillero durante la Guerra de Independencia contra los franceses. De él dijo Napoleón “prefiero la cabeza de ese cura a la conquista de cinco ciudades españolas”.

 


En esta plaza se encuentra su sepulcro. ¿La razón? Este burgalés llegó a ostentar los cargos de general de los gloriosos guerrilleros y gobernador militar de Burgos. Y sus mayores hazañas ante los franceses se dieron lugar en lugares próximos como Roa o Peñaranda de Duero. Pero si por algo merece estar aquí descansando fue por su éxito en el asalto al Palacio Ducal de Lerma el 9 de junio de 1809. Rindió a la guarnición francesa y logró que muchos jóvenes locales se alistaran en la resistencia a los franceses. En la lápida podemos leer “Merino, general del Ejército de España. Murió, en el exilio, en Alencon, el 12 de noviembre de 1844. Estuvo dispuesto a morir antes que quebrantar las leyes de Dios y de la patria”. Por cierto, el exilio se debió a sus ideas absolutistas, que impidieron aceptar el resultado de la primera guerra carlista (abrazo de Vergara).

 

Al fondo de la plaza podemos ver una hilera de arcos que sujetan un pasadizo que comunicaba el Palacio Ducal con la colegiata. Pero no adelantemos acontecimientos. Atravesemos los arcos y asomémonos para admirar el valle del río Arlanza. Estamos en el conocido como Mirador de Los Arcos.

 

Mirador de los Arcos. Lerma.

Un balcón del frío, que diría Alberti, y donde podemos complementar las vistas con poemas de Zorrilla.

 

Antes de marcharnos de esta plaza me gustaría anotar que aquí se encuentra el Monasterio de Ascensión de Nuestro Señor. Fundado por el primogénito del Duque de Lerma, hoy en día está habitado por hermanas del instituto Iesu Communio, famosas por llevar hábitos vaqueros. Podéis acercaros hasta aquí para comprar alguno de los muchos dulces que elaboran (o encargarlos por la web).

 


Un poco más adelante, en el que fue Monasterio de Santa Teresa, se encuentra la Oficina de Turismo. Además de informaros sobre los atractivos de la villa o contratar una visita guiada por sus calles, tenéis en la planta inferior una exposición sobre la localidad bastante interesante. Además de conocer esta villa barroca, podréis descubrir maquetas donde conocer otros aspectos de aquella sociedad, como los tercios.

 



Además, será la única forma de poder acceder al único tramo de pasadizo que se conserva en la actualidad. El conocido Pasadizo de Lerma es uno de los varios que existían en la ciudad y que servían al duque y al rey a desplazarse desde el palacio hasta las diferentes iglesias sin tener que pisar la calle pública y sin ser vistos, todo sea dicho de paso. Una vez muerto el rey y caído en desgracia Lerma, los pasadizos que recorrían la localidad en forma de U desde el palacio ducal, fueron destruidos por orden de los monjes y monjas, que no deseaban tener esos lugares ocultos donde podían espiarles.

 


Este pasadizo, que une los Monasterios de Santa Teresa y Santa Clara, se ha convertido, en la actualidad, en un centro de interpretación donde conocer un poco más sobre este lugar y la vida del duque. Algo que os explicarán los guías con mucha dedicación.

 

Nuestro paseo termina en la Plaza Mayor, una de las más grandes de España con sus casi 7.000 metros cuadrados. Aquí, en el pasado, se realizaron festividades de todo tipo, siendo aquellas que tenían un toro de por medio las más celebradas. El duque ideó una en la que se incitaba al toro a despeñarse por el acantilado cercano. Eran otros tiempos. También se representaron comedias de personajes tan ilustres como Góngora o Lope de Vega. Este último alabó la simetría y grandeza de esta plaza. E incluso se inspiró en las fiestas a las que aquí acudió para escribir la obra La burgalesa de Lerma. El conjunto de la plaza fue ideado como un gigantesco escenario.

Palacio Ducal. Lerma.

 

Hoy en día el uso es el de aparcamiento (lo que le resta encanto), mercado y lugar donde se celebra la Fiesta Barroca, un espectáculo anual que recrea los festejos realizados en el Siglo de Oro. Los lermenses se visten con sus mejores galas todos los primeros fines de semana de agosto, simulando el ambiente del siglo XVII. Danzas, obras de teatro, malabares, mercados… todo lo necesario para pasarlo bien.

 

En esta plaza sobresale el Palacio Ducal, hoy convertido en Parador Nacional. Se trata del edificio más emblemático de la villa. Su sobrio aspecto se debe a que fue reutilizado el castillo que aquí se levantaba anteriormente.

 

Posee un claro estilo herreriano, con sus torres cuadrangulares rematadas con tejados de pizarra. Como curiosidad indicar que este palacio ducal tenía cuatro torres en vez de dos, como solía ser costumbre (los reales tenían cuatro), debido a que el duque pidió permiso al rey para levantar dos torres obviando indicarle que ya había levantado otros dos con anterioridad.

 


El palacio posee 210 balcones de hierro y 135 ventanas, lo que nos habla de su enorme magnitud. Sin duda, un ejemplo perfecto que nos advierte del afán de grandeza que movió al duque de Lerma en todo lo que realizó siendo valido del rey más poderoso de la época.

 

La alargada fachada principal está articulada en tres cuerpos de vanos que custodian una adintelada portada de ingreso.

 

En el interior destaca el elegante patio central rodeado por una doble galería de arcos de medio punto, sostenidos por elegantes columnas rematadas con capiteles de orden dórico, jónico y toscano. Una amplia y elegante escalera permitía el acceso a las dependencias palaciegas privadas. En las paredes, originales obras de arte que reinterpretan clásicos.

 


Del cercano Monasterio de San Blas sólo se puede visitar su iglesia, algo que no pude hacer por encontrarla cerrada.

 




Si te apetece quedarte todo un fin de semana en esta localidad tienes numerosos sitios que visitar que se encuentran a muy pocos kilómetros.

 

Territorio Artlanza es un curioso lugar ubicado entre Covarrubias y Lerma, en la población de Quintanilla del Agua. Se trata del sueño del escultor local Félix Yáñez, quién levantó en solitario todo un pueblo típico castellano utilizando materiales reciclados. Su particularidad es que recrea construcciones y una decoración antigua que seguro gustará a los más mayores, por recordarles su infancia, y a los más pequeños, por pasear y entrar en las casas de este curioso museo a tamaño natural. Más o menos en una hora habrás recorrido el lugar.

 


Covarrubias en uno de los pueblos más bonitos de España. Con un diminuto casco urbano lleno de casas con la arquitectura típica castellana (entramados de madera vistos), posee una espléndida entrada formada por el edificio del Archivo del Adelantamiento de Castilla y un templo religioso de excepcional belleza, la Ex Colegiata de San Cosme y San Damián. En su interior preciosos monumentos funerarios y un par de obras de arte que bien merecen por sí mismas la visita a esta localidad.

 


Unos pocos kilómetros más allá siguiendo la misma carretera descubriremos las ruinas del Monasterio de San Pedro de Arlanza. Fundado en el año 912 por el padre de Fernán González, está considerado como la "Cuna de Castilla" y uno de los cenobios más impresionantes que tuvo la Castilla condal. Hoy en día, ante la dejadez de las instituciones para reformar el lugar, debemos conformarnos con pasear entre los restos de la espectacular iglesia románica, admirar el arranque de los gigantescos pilares que sostuvieron sus naves, los tres ábsides semicirculares, la torre, así como las dependencias monacales y los dos claustros.

 


El Monasterio de Silos es otro lugar próximo que merece mucho la pena recorrer. Además de tener la ocasión de escuchar el famoso canto gregoriano, si por algo se conoce a este lugar es por su claustro románico lleno de un trabajo escultórico de especial belleza. No en vano está considerado una de las cumbres del arte cristiano medieval europeo. A destacar la única columna torsa, cuatro columnas entrelazadas que realmente parecen tres debido a un curioso efecto visual, y los capiteles románicos, realmente bellos y con una variada decoración vegetal y animal.


 

Hasta la próxima 


 

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