domingo, 7 de abril de 2024

La expresión pasar una noche toledana proviene de Al-Ándalus

 

Seguro que muchos conocéis la expresión popular pasar una noche toledana. La mayor parte de las personas la utilizan para referirse a una mala noche donde apenas hemos podido descansar.

 

Por la red circulan numerosas leyendas asociadas al origen de esta expresión, siendo una de las más difundidas la anécdota de la Jornada del Foso acaecida en Toledo en el año 797. ¿Os gustaría conocer el verdadero origen de esta expresión?

 

La asociación de pasar una noche toledana con este episodio ocurrido durante el emirato de Al-Hakam I en Al-Ándalus sólo tiene como protagonistas a la ciudad y a la leyenda que rodea la Jornada del Foso. Según cuenta la Historia o Descripción de la Imperial Ciudad de Toledo de Pedro Alcocer, impresa en 1554, el emir ideó, a través de su agente Amrús, nombrado gobernador de la ciudad, un plan para deshacerse de la nobleza levantisca toledana.

 

Con el engaño de invitar a los personajes más notables a la celebración por el nombramiento del gobernador, los conducía, de manera individual, hacia un foso donde los verdugos acababan con ellos. Como los nobles entraban por una puerta y salían por otra, el engaño no se descubrió hasta que murieron muchos de ellos. Para terminar de adornar la historia otras leyendas cuentan que Amrús actuaba como venganza ante la muerte de su hijo por los toledanos.

 


La veracidad de este relato se ha puesto en duda por algunos expertos, como el filólogo Álvaro Galmés de Fuentes, indicando que podría tratarse de una tradición literaria del Próximo Oriente, pues tenemos relatos similares en Persia y, más adelante, en el Reino de Granada con el famoso episodio de los Abencerrajes.

 

Sea como fuera, tal suceso no parece corresponder con el significado de la expresión actual, lo que nos debe llevar a buscar otro origen a la misma y desechar todas las referencias que intentaron enlazar la expresión con este suceso. El origen de este intento fue el romántico siglo XIX, con Eugenio de Olavaria y Huarte como primer impulsor de tal relación en su obra Tradiciones de Toledo de 1880.

 

Para rastrear el origen debemos retroceder un poco más en la historia y centrar nuestra atención en una obra teatral de nuestro gran Lope de Vega, la comedia titulada Noche toledana (1605). En esta obra el argumento gira en torno a una posada y a un conjunto de personajes que pretenden tener una noche apacible con sus amores pero que, al final, terminan en un lío de confusiones.

 


La obra de Lope de Vega nos muestra que para principios del siglo XVII ya existía, en la cultura popular, tanto la expresión como el significado de pasar una mala noche sin dormir. No en vano, poco después, en el año 1611, en la obra de Covarrubias y Orozco titulada Tesoro de la lengua castellana o española, se define a la noche toledana como aquella en la que “se pasa de claro en claro, sin poder dormir, porque los mosquitos persiguen a los forasteros que no están prevenidos de remedios como los demás”. Es decir, la expresión se equiparaba a pasar una mala noche sin dormir, desvelado por alguna preocupación o molestia.

 

Con ser la definición más aceptada de la expresión, otros autores propusieron diferentes teorías sobre su supuesto origen. Una de las más citadas es la de Francisco del Rosal, autor del Origen de los vocablos castellanos (1601), el cual indicaba que la expresión provenía de una antigua costumbre llevada a cabo por las mujeres toledanas en la Noche de San Juan. Al parecer, las mozas estaban atentas a las primeras palabras que escuchaban esa noche pues pronosticaban cual sería su casamiento futuro.

 

En contra de este origen está la constancia de no haberse expandido tal tradición con el tiempo ni que las mozas tuvieran que pasar una mala noche esperando tales palabras.

 

Hoy en día asociamos una noche toledana a una mala noche en la que, por diversas circunstancias, no podemos conciliar el sueño correctamente. En el pasado puede que la expresión se asociara con los mosquitos, pero hoy en día es más frecuente asociarla con las noches de calor tropical.

 

Sea como fuera, lo que parece bastante claro es que la expresión está muy alejada de la pretensión de los autores románticos de asociarla con episodios legendarios del pasado, como la Jornada del Foso. Porque una noche toledana es un fastidio, pero siempre tenemos la mañana siguiente para contarlo.

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