domingo, 24 de julio de 2022

Una escapada dominguera cerca de Madrid (XXI): El castillo de Oropesa

Para todos aquellos que les gusta la Edad Media, los castillos son el símbolo visible más característico. Y afortunadamente, en España, tenemos una gran cantidad de castillos visitables en los que viajar en el tiempo y hacernos una idea de cómo era la existencia en una de estas fortalezas.


La historia medieval española tiene como eje vertebrador la lucha entre los reinos cristianos y las taifas musulmanas. En esta confrontación donde cada palmo de terreno era disputado ferozmente, los castillos fueron el mejor elemento para salvaguardar las conquistas o evitar los asaltos enemigos. También, las rendiciones sin mediar desastrosos asedios (algo favorecido por los siglos de convivencia) o la costumbre nobiliar de mantener su residencia en castillos como forma de mostrar su riqueza ha logrado que nuestro país posee, a día de hoy, un enorme stock de castillos. Y hoy vamos a descubrir uno que está cerca de Madrid y resulta muy atractivo.

 

¿Os animáis a leer más?

 

¿Dónde nos vamos hoy?

 

Oropesa es un pequeño municipio de la provincia de Toledo que se sitúa junto a la carretera de Extremadura, algo más allá de Talavera de la reina.

 


Su distancia a Madrid, unos 150 Km., es ideal para realizar una escapada rápida de ida y vuelta en la que pasar un agradable día.

 

Un buen lugar para aparcar nuestro coche es la calle Ferial, pues se encuentra muy cerca del castillo. También podemos entrar en el aparcamiento del Parador Nacional, un edificio anexo al castillo, aunque aquí el aparcamiento es más limitado y tendremos que callejear por el pueblo.

 

¿Cuál es la historia de este castillo?

 

Este castillo fue protagonista en las luchas a la sucesión del trono de Castilla entre Isabel la Católica y Juana la Beltraneja. Los dueños de esta fortaleza (Familia Álvarez de Toledo) tomaron partido por Juana por lo que la victoria final de Isabel provocó que no fueran muy bien vistos posteriormente. De esta época apenas se conservan un par de lienzos de la muralla exterior.

 

Sería en el siglo XV donde se produjeran las mayores reformas y las que le dieran el aspecto actual, destacando la impresionante torre de homenaje.

 

Como casi todas las fortalezas pasó por el abandono en el siglo XIX y se convirtió en cuartel de la Guardia Civil en el siglo XX. Gracias a que se convirtió en Parador Nacional fue posible su conservación y que llegara hasta hoy en tan buen estado.

 

Inicio de la visita

 

A la hora de aproximarnos al castillo vamos a poder admirar la muralla exterior y el foso que separa la fortificación del pueblo que lo rodea. En este paseo destacan las torres circulares, ideales para una defensa eficaz del recinto en caso de asedio.

 


La entrada se realiza a través del edificio que ocupa el Parador Nacional y que en el pasado se denominaba el Palacio Viejo. Esta parte del castillo fue reformada posteriormente y hoy entramos a través del llamado palacio nuevo, de traza renacentista, y en donde destaca la preciosa torre octogonal denominada Peinador de la Duquesa.




 

Una vez dentro estaremos en el primer patio de armas del castillo, hoy en día ocupado por el aparcamiento del Parador. El castillo que vamos a visitar se encuentra al final del aparcamiento y en ese momento descubrimos como la reforma del siglo XV configuró el castillo en una fortaleza doble, realizando un lienzo de muralla interior independiente alrededor de la impresionante torre de homenaje cuadrangular.

 


La entrada al recinto del castillo se encuentra en la base de la torre de homenaje. Allí sacaremos las entradas y comenzaremos a subir para visitar las diferentes plantas que conforman esta torre. Las mismas se encuentran decoradas con elementos y mobiliario medieval para que nos sumerjamos en la experiencia de visitar un castillo medieval, aunque, aviso, tampoco podemos esperarnos gran cosa.


 

Lo mejor de la ascensión y por lo que vale la pena llegar hasta lo alto es por las vistas que vamos a tener del paraje que rodea al castillo.

 


La visita continúa por el adarve de la muralla, visitando las diferentes torres que componen la muralla del castillo. De nuevo, las vistas son lo mejor del recorrido.

 


Ya es hora de bajar al patio de armas interior, en el cual se disponen diferentes construcciones que servían de dependencias para los que vivían en el castillo. Paseando por sus salas descubriremos la cocina, la herrería, la prisión, los almacenes y las caballerizas. Hoy en día, con el objeto de mantener el castillo y sacarle un provecho económico, numerosas salas están configuradas para acoger eventos de empresa o bodas, siempre con cierto aire medieval.

 






En definitiva, una visita muy interesante para grandes y pequeños apasionados por los castillos medievales.

 

Información práctica

 

Horario:      De martes a sábado de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00.

Domingos y festivos de 10:00 a 14:00.

 

Precio:        3 € general / 1,5 € reducida


Y si os pareció poco para una salida dominical este viaje se puede combinar con la visita a Talavera de la Reina, una ciudad que engaña debido a los anodinos edificios que aparecen a cualquier visitante que decide acercarse a ella. Esta localidad tiene un par de elegantes edificios religiosos (la Colegiata y la Basílica de Nuestra Señora del Prado), un rico patrimonio mudéjar y sus famosos azulejos talaveranos, famosos en el mundo entero.

Y si lo vuestro es pasar una jornada en remojo nada mejor que acercarse al embalse de Cazalegas, muy próximo a Talavera.


Hasta la próxima


 

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