Hace unas semanas escribí sobre la desinformación de
guerra que existe en el conflicto existente entre Ucrania y Rusia (aquí),
valorando las diferentes informaciones falsas que da cada bando y el uso que se
hace de ellas.
Como complemento al mismo vamos a ver hoy un
lamentable caso práctico y comprobar como funciona la propaganda de guerra y la
incapacidad, hasta cierto punto, de poder discernir entre realidad y ficción en
un asunto concreto. ¿Os interesa saber que ocurrió en la estación de tren de Kramatorsk?
El 8 de abril de 2022, durante la invasión
rusa a Ucrania, dos misiles impactaron en la estación de tren de Kramatorsk,
en el Óblast de Donetsk. La estación estaba atestada de personas que intentaban
huir de la guerra pues es en este escenario donde los combates van a
recrudecerse en los próximos días. Según las diversas agencias de noticias, más
de 50 personas murieron en el acto y centenares quedaron heridas de diversa
consideración.
Las imágenes de tal ataque dieron la vuelta al mundo e
hicieron pasar por alto la visita a Bucha de Ursula von der Leyen, presidenta
de la Comisión Europea. Recordemos que en Bucha se acusa a las tropas rusas de
cometer crímenes de guerra contra la población civil. Una vez retiradas las
tropas de ocupación, los ucranianos descubrieron civiles maniatados y
ejecutados y fosas comunes llenas de civiles. En una de ellas encontraron a la
alcaldesa de Bucha maniatada.
Como suele ser habitual desde el comienzo de la guerra,
los rusos se defendieron asegurando que todo era un montaje ucraniano y por la
red circularon teorías disparatadas basadas en vídeos de baja calidad.
Volviendo a Kramatorsk, vamos a reproducir lo que cada
bando se encargo de difundir a través de sus medios al resto de las naciones.
Para contextualizar el ataque debemos indicar que esta localidad está en manos
ucranianas, es una de sus bases militares en la zona y se encuentra pegada a las
repúblicas separatistas, lugar donde se prevé que se recrudezcan los ataques al
ser el nuevo teatro de operaciones.
El presidente de Ucrania, Volodimir
Zelenski, se apresuró a condenar este ataque contra civiles
en los siguientes términos: “Al igual que la masacre en Bucha, como muchos
otros crímenes de guerra rusos, el ataque con misiles en Kramatorsk debe ser
uno de los cargos en los tribunales [internacionales], lo que seguramente
sucederá […] Al no tener la fuerza y el valor para hacernos frente en el
campo de batalla, están destruyendo de forma cínica a la población civil. Es
una maldad que no tiene límites y que, si no es castigada, nunca se detendrá”1.
Por supuesto, todos los medios occidentales
reprodujeron estas declaraciones y condenaron el ataque de manera unánime. Por
poner un ejemplo reproducimos las palabras de Joe Biden, presidente de los
EEUU: “El ataque de una estación ucraniana es una nueva atrocidad horrible
cometida por Rusia, afectando a civiles que intentaban salir y ponerse a salvo”2.
Ahora bien, tal como viene siendo la norma en esta
guerra, Rusia negó cualquier implicación en el ataque, calificándolo de un
episodio de falsa bandera ucraniano. El Ministerio de Defensa ruso, a
través de un comunicado, emitió el siguiente mensaje: “El objetivo del
ataque del régimen de Kiev a la estación de ferrocarril de Kramatorsk era
interrumpir la salida masiva de residentes de la ciudad para utilizarlos como
'escudo humano' para defender las posiciones de las fuerzas armadas ucranianas,
al igual que en muchos otros núcleos de población de Ucrania”3.
Para los rusos acusarles de este ataque es una provocación y una información
totalmente falsa.
Una vez tomadas posiciones en cada trinchera
informativa, toca sustentar la versión de cada cual sembrando la duda en la
población. Empecemos por la propaganda rusa.
Los medios prorrusos basaron su defensa en los restos
del misil encontrados en la zona. Por un lado, se hicieron eco de la confusión
inicial sobre el tipo de misil. Se acusó a los ucranianos de querer hacer pasar
el misil como un tipo Iskander cuando, en realidad, se trataba de un Tochka-U.
Estos últimos misiles suelen ser utilizados por las tropas ucranianas, lo que
reforzaba la versión rusa.
Una vez que el misil era un buen punto de conflicto se
pasó a difundir la noticia sobre el número de serie del misil, el cual también
demostraba la procedencia ucraniana del mismo. Según se publicó en diversos
medios rusos, “las imágenes muestran que el número de serie del arma es
SH91579 (Ш91579, en ruso), correspondiente al arsenal militar de Kiev”4.
En otros medios se muestran otros misiles similares
con números de serie parecidos que fueron lanzados por Ucrania contra zonas
controladas por los rusos o los separatistas en el pasado reciente. Además,
indican que “el Boletín Anual de Balance Militar [2022] sobre el
potencial militar de los Estados, publicado por el Instituto Internacional de
Estudios Estratégicos, no incluye a las fuerzas armadas de Rusia como operador
de este armamento”5.
Objeciones a la propaganda rusa:
existen dos principales objeciones a las noticias difundidas por los medios
prorrusos.
En primer lugar, la confusión sobre el tipo de
misil utilizado no fue un intento de ocultar la realidad por Ucrania. Aunque,
efectivamente, la primera información dada por Alexéi Arestóvich, asesor del
jefe de la Oficina Presidencial de Ucrania, anunciaba un misil tipo Iskander,
en la comparecencia de Zelenski ya se reconocía que se trataba de un misil Tochka-U.
En segundo lugar, existen pruebas de la utilización
de este tipo de misiles por el bando ruso y hay imágenes del traslado de misiles
Tochka-U a Ucrania desde Bielorrusia. A lo anterior debemos añadir que
durante la invasión los rusos se han apropiado de numeroso material bélico
ucraniano que puede haber sido utilizado en su contra. Esta línea de
pensamiento es la que sostiene, por ejemplo, Justin Bronk, investigador del
Royal United Services Institute en Londres: “Rusia eligió específicamente el
tipo de misil porque el Ejército ucraniano también lo tiene, como una medida
planificada de antemano para decir que no usan ese sistema, que es un sistema
antiguo”6.
Por tanto, podemos concluir que las razones rusas para
librarse de la culpa de este ataque son, cuanto menos, muy débiles.
Analicemos ahora la propaganda occidental respecto
a este evento.
La propaganda occidental se dedicó a difundir diversas
noticias que parecían demostrar la implicación rusa en el ataque a la estación,
desmontando cada una de las excusas planteadas por el bando contrario7.
Se difundieron mensajes prorrusos de Telegram
del día anterior donde se aconsejaba a la población de la zona que no evacuaran
por tren.
Se mostraron mensajes del Ministerio de Defensa ruso
de aquel día en el que se informaba de ataques con misiles en la zona contra
equipos militares y estaciones de ferrocarril. Mensaje que, casualmente, fue
borrado cuando comenzó a saltar la noticia sobre los muertos civiles.
Otros medios recordaron que no se trataba de la
primera vez que Rusia bombardeaba corredores humanitarios en esta guerra,
siendo los de la ciudad de Mariupol los más emblemáticos.
Respecto al uso de este tipo de misiles por parte del
ejército ruso, el Instituto para el Estudio de la Guerra evaluó que la Octava
Orden de Guardias del Ejército de Armas Combinadas de Rusia, que está activo en
el área del Dombás, está equipado con misiles Tochka-U8.
Objeciones a la propaganda occidental:
La principal objeción que podemos indicar sobre las informaciones occidentales
radican en la falta de pruebas contundentes sobre la autoría rusa del ataque.
Aunque todo parece indicar que fue así, los mensajes de Telegram no
especifican un bombardeo específico sobre Kramatorsk.
¿Qué podemos creer sobre el bombardeo a la
estación de Kramatorsk?
Aún es demasiado pronto para poder sacar conclusiones irrebatibles
sobre este suceso, pero teniendo en cuenta el contexto, todo parece indicar
que el misil fue lanzado por las tropas rusas. Estas son las certezas sobre las
que me baso:
1. Kramatorsk
está en poder de Ucrania lo que avala el ataque enemigo siguiendo la teoría de
la navaja de Ockham (en igualdad de condiciones, la
explicación más simple suele ser la más probable).
2. Un
ataque de falsa bandera pretendería crear una respuesta concreta internacional.
El mismo día en el que la presidenta europea estaba visitando las fosas comunes
llenas de civiles en Bucha, Ucrania no tenía necesidad de dar más pena. Por
otro lado, tal como ha ocurrido, la matanza no ha generado ningún cambio en la opinión
internacional distinto a la línea marcada de ayuda al país mediante el envío de
armas.
3. La
existencia de bombardeos rusos a estaciones de ferrocarril en la zona avala la
posibilidad de un ataque en Kramatorsk.
4. Dada
la baja precisión de los misiles Tochka-U parece bastante inútil
bombardear una estación con ellos. Pero debemos tener en cuenta la carencia de
misiles del ejército ruso tras más de cuarenta días de combates. No es lo más
aconsejable, pero resulta muy posible su uso en caso de necesidad. Aquí
podríamos discutir el tema de una autoría cierta o simples daños colaterales
accidentales.
5. Los
anteriores ejemplos de masacre de civiles por parte de tropas rusas (Irpín,
Mauripol, Bucha…). avalan este tipo de ataques sobre un corredor de
evacuación.
6. La
idea de bombardear civiles por parte de Ucrania para evitar que abandonen la
zona y utilizarlos como escudos humanos resulta descabellada teniendo en cuenta
la actitud anterior de ambos ejércitos en, por ejemplo,
Mariupol. En aquella ciudad Ucrania insistió en liberar civiles durante
jornadas mientras los rusos lo impedían.
Aunque no podemos asegurar aún, con toda la certeza
posible, que en Kramatorsk fue un ataque ruso el que provocó la masacre, las
informaciones aparecidas en los medios nos hacen pensar que fue así.
Esclarecer este tipo de masacres llevará tiempo y hasta
que no pasen años seguramente no tendremos una conclusión final al respecto.
Mientras tanto, pueden unirse a la versión que más les guste y defenderla desde
el sillón de su casa sin otros datos que los proporcionados por la propaganda
de cada bando.
Yo me quedo con una única certeza: al final,
quienes sufren la guerra son los civiles. Según datos de la ONU a 10 de
abril se confirma lo siguiente: “Desde el 24 de febrero, cuando comenzó el
ataque armado de la Federación Rusa contra Ucrania, hasta la medianoche del 9
de abril, el Alto Comisionado ha registrado 3.893 bajas civiles en Ucrania:
1.793 muertos y 2.439 heridos”. El informe advierte que las cifras reales
son “considerablemente más altas”9. A ello debemos sumar el
drama de los 4 millones de refugiados, según informa ACNUR.
Fuentes:
3. https://www.france24.com/es/europa/20220408-ataque-estacion-tren-kramatorsk-misiles
4. https://actualidad-rt.com/actualidad/426372-ataque-militares-ucranianos-misiles-tochka-u
5. https://www.telesurtv.net/news/muestran-pruebas-ucrania-disparo-misil-kramatorsk-20220410-0016.html
7. https://maldita.es/malditobulo/20220408/kramatorsk-estacion-tren-misil-ucrania/
8. https://www.understandingwar.org/backgrounder/russian-offensive-campaign-assessment-april-8
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