Aunque no os gusten mucho las ruinas, seguro que habéis hoy hablar de Pompeya, el gran yacimiento conservado gracias a la explosión del Vesubio. En España, también conoceréis la existencia de unas ruinas muy famosas en Soria, las de la ciudad de Numancia. Incluso puede que también conozcáis las ruinas de Uxama, en la misma provincia, por estar junto a la monumental ciudad de Burgo de Osma.
Ahora bien, muy pocos habréis oído hablar de las
ruinas de Tiermes. Es el yacimiento arqueológico más desconocido de los tres
que posee Soria. Tal vez, por encontrarse algo alejado de las grandes
poblaciones actuales. Y ello es una pena, pues su visita merece mucho la pena.
Máxime cuando los arqueólogos la llegaron a denominar “La Pompeya española” o “La
Petra de Occidente”.
¿Queréis que os la presente?
¿Qué
es Tiermes?
La ciudad de Termes
(Tiermes es su denominación medieval) fue un oppidum celtibérico (de los
arévacos, concretamente) y luego un municipium romano. Aliada con Numancia en
su lucha contra el invasor romano, no fue sometida hasta el año 98 a. C., en
que el
cónsul Tito Didio, tras su victoria, obligó a bajar a la población de la
ciudad al llano, abandonando la acrópolis que coronaba el cerro, e
impidiendo a sus habitantes amurallar el nuevo lugar (Numancia cayó en
el 133 a.C.). Fue la última ciudad arévaca del Alto Duero en someterse al poder romano.
cónsul Tito Didio, tras su victoria, obligó a bajar a la población de la
ciudad al llano, abandonando la acrópolis que coronaba el cerro, e
impidiendo a sus habitantes amurallar el nuevo lugar (Numancia cayó en
el 133 a.C.). Fue la última ciudad arévaca del Alto Duero en someterse al poder romano.
Por tanto, en este yacimiento vamos a descubrir
tanto la parte celtibérica como la posterior romana, así como la evolución del
poblamiento en la zona entre una fase y otra, es decir, el proceso de romanización.
¿Cómo
llegar?
Desde Madrid, hay que circular por la N-I, de Madrid
a Irún por Burgos hasta el km.105. A partir de este punto hay que desviarse por
la N-110, vía Riaza hasta Ayllón, desde la que parte una carretera local que
conduce por Liceras hasta Montejo de Tiermes y el yacimiento.
¿Cuáles
son sus horarios?
Horario
• Invierno (1 octubre – 31 marzo):
o De martes a sábado: 10:00 – 14:00 y 16:00 – 18:00
o Domingos y festivos: 10:00 – 14:00
o Cerrado: lunes
• Verano (1 abril – 30
septiembre):
o De martes a sábado: 10:00 – 14:00 y 16:00 – 20:00
o Domingos y festivos: 10:00 – 14:00
o Cerrado: lunes
o De martes a sábado: 10:00 – 14:00 y 16:00 – 20:00
o Domingos y festivos: 10:00 – 14:00
o Cerrado: lunes
¿Qué
se puede ver?
Antes de llegar a las ruinas de la ciudad os
aconsejo realizar una pequeña parada en el Museo y Centro de Interpretación. Es
un pequeño espacio donde os mostrarán la importancia de esta ciudad en un video
explicativo y a través de una escueta exposición de piezas.
No esperéis grandes y famosas piezas (esas están en
Numancia), aunque la muestra expone un compendio de lo que se encontró en la
ciudad Celtibérica y, luego, romana. Una aproximación a cómo vivían aquellas
gentes.
Tras esta necesaria parada para contextualizar las
ruinas, podemos acercarnos a ellas cogiendo otra vez el coche. El punto de
partida para visitar las ruinas se encuentra en un lugar inconfundible, junto a
la Ermita románica de Santa María.
En ella destaca la típica galería porticada (siglo XII) con sus capiteles ricamente
decorados con motivos iconográficos. Su presencia es la evidencia más palpable
del poblamiento medieval de las ruinas, tras el casi abandono sufrido durante
los años de frontera entre cristianos y musulmanes (siglos VIII-XI).
Ermita de Santa María que se sitúa en el inicio visita ruinas de Tiermes. |
El recorrido, según nos entretengamos leyendo los
carteles explicativos, durará entre 1,5 y 3 horas. Al estar en un lugar abierto
os recomiendo llevar gorra o sombrero y abundante agua, pues el sol puede
resultar bastante molesto según la época del año en la que visitéis las ruinas.
Existen, junto a la ermita, doce puntos de interés
en el yacimiento. El recorrido comienza por la Puerta del Sol, un corredor labrado en la roca de arenisca. En ella
vamos a certificar dos características propias de este yacimiento: el gran uso
de la técnica constructiva rupestre para construir la ciudad, algo realmente
original, y el deterioro sufrido por su uso como cantera para los pueblos
vecinos, lo que conlleva que apenas nos queden los cimientos de las casas y
calles o las dependencias subterráneas.
En este lugar vamos a poder observar también lo que
queda del lienzo de la muralla, la
cual recorría los tres lados de la urbe más accesibles. Técnicamente se ejecutó
con sillares en ambas caras, unidos sin argamasa, y un espacio interior relleno
con diferentes materiales de desecho. En algunos casos, estos sillares se
sujetaron con grapas.
La puerta anterior daba acceso lateral a la ciudad y
al área del Graderío rupestre,
nuestra siguiente parada. Este graderío escalonado en la roca formó parte de un
edificio destinado a reuniones públicas, tanto lúdicas como religiosas (aunque
aún se discute su verdadera función y origen).
Desde aquí pasamos al Conjunto rupestre sur, un barrio donde destaca su arquitectura
rupestre. Las dos viviendas que podemos contemplar fueron excavadas en la roca
y, hoy día, son visibles diferentes estancias. Sin duda son el mejor ejemplo de
la combinación de la arquitectura local con los métodos romanos. Encima de las
casas rupestres observaremos un gran bloque de piedra. Se trata de una esquina
del gran edificio romano que una vez fueron las Termas del sur.
Conjunto rupestre sur de las ruinas arqueológicas de Tiermes. |
Si seguimos caminando nos encontraremos con la
denominada Casa de las hornacinas,
llamada así por poseer cuatro alacenas en una de sus paredes laterales. Más
adelante encontraremos otra vivienda rupestre, denominada popularmente como Casa de Pedro, cuya particularidad es
poseer una escalera central dividiendo en dos las habitaciones.
Al final de este barrio se encuentra una de las
edificaciones más importantes de la ciudad, el Acueducto, que surtía de agua a la ciudad desde el nacimiento del
río Pedro. Si no sois claustrofóbicos os recomiendo adentraros en él, pues está
excavado en la roca. Eso sí, provistos de una linterna, pues algunos tramos son
subterráneos.
Junto a uno de sus ramales, el que perforando la
roca se dirigía hacia las termas, se sitúan dos casas rupestres, una de ellas
una auténtica mansión de casi 2.000 m2. Lo más importante de esta Casa del acueducto, es la conservación
de parte de sus pinturas murales, con animales, plantas y motivos geométricos
como principales elementos decorativos.
El punto más alejado del yacimiento lo constituye la
Puerta del oeste, similar
en tipología a la primera puerta descrita pero con mayor pendiente que la
anterior. Ello, junto al gran escalón inferior, hacía imposible el tráfico
rodado por ella. Seguramente fue un acceso reutilizado del asentamiento
prerromano, conservado porque comunicaba las tres terrazas del cerro donde se
asienta la ciudad.
Nuestra siguiente parada es la Acrópolis, un nombre demasiado rimbombante para un edificio
interpretado como templo de forma muy alegre. En realidad ignoramos con certeza
que uso pudo tener esta construcción que domina la parte más alta del cerro.
En mi opinión, la zona más sorprendente de la visita
es la del Foro imperial. Parte
central de toda ciudad romana, la particularidad más sobresaliente de este foro
es la solución adoptada para nivelar la fuerte pendiente que tenía el lugar. La
zona sureste fue configurada como una galería comercial cubierta, donde se
disponían ordenadamente las diversas tiendas (tabernae). Desde aquí, mediante una escalera, se conectaba con la
parte superior del foro. Esta plaza monumental
se configuró como un pórtico columnado donde desarrollar las actividades
a cubierto. Además de poseer los templos, la curia o el juzgado, también se
utilizó como eventual mercado.
Ruinas de Tiermes: zona del foro. |
Tras visitar el foro a través de unas pasarelas
metálicas elevadas, donde los carteles explicativos nos mostrarán donde se
situaban los edificios o las calzadas que confluían en el lugar, volveremos al
comienzo de nuestra visita, la ermita románica.
La sensación que deja este yacimiento es doble. Por
un lado, sólo los verdaderamente apasionados por la historia apreciarán su
importancia, representada en la magnífica mezcolanza de técnicas constructivas
indígenas y romanas.
No es un yacimiento con grandes edificios
reconstruidos, ni conseguiremos bonitas fotos que llevarnos a casa. Al
contrario, nos muestra la verdadera esencia del trabajo arqueológico. Un
trabajo pocas veces valorado y de suma importancia para conocer el modo de vida
de nuestros antepasados. Algo que aún hoy está muy presente en Tiermes.
Si deseáis tener más información sobre este
yacimiento os recomiendo la siguiente página monográfica del lugar (aquí).
Encontraréis información y un plano para planificar vuestra visita
adecuadamente.
¿Os animáis a visitar este yacimiento?
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