Pocas afirmaciones me han sorprendido tanto últimamente como la que da título a este artículo. La frase, inserta en el contexto del negacionismo, tiene hoy día un renovado predicamento debido a dos corrientes ideológicas en alza. Por un lado el andalucismo, ese nacionalismo revisionista del pasado tan escasamente objetivo. Por otro, la islamofobia trasladada desde los EEUU, la cual se está asentando de manera profunda en la sociedad occidental.
La Guerra Civil española y la conquista musulmana de
711 son, con diferencia, los hechos históricos más tergiversados de nuestro
pasado como nación. En un par de ocasiones ya me ocupé de diversos aspectos de
la guerra civil, por lo que es de recibo que también me ocupe de este tema con
igual intensidad.
Dada la complejidad del tema voy a dividir el
artículo en dos. En este primero os mostraré las principales corrientes de
pensamiento que han dominado (y tergiversado) la conquista musulmana. En un
segundo os daré la visión histórica más objetiva que existe hasta la fecha
sobre este asunto.
Sobre la conquista islámica de la península Ibérica
ha pasado algo similar a lo que ha ocurrido en la liga española de fútbol. Hace
unos pocos años, la gran mayoría de los aficionados se repartían entre el Real
Madrid y el Barcelona. No obstante, con la irrupción en la élite de otros
equipos, ahora ya existen legiones de aficionados seguidores de equipos como el
Atlético de Madrid o el Valencia.
Pues bien, en la conquista islámica, hasta hace unos
pocos años, teníamos dos explicaciones dominantes. Pero ahora se ha extendido
una nueva que tiene numerosos acólitos, pues juega con la provocación de
enfrentarse a la historiografía tradicional.
Y, como vamos a ver, esta nueva corriente no sólo es
una tergiversación histórica (como las tradicionales), sino que supone un
auténtico fraude, pues engaña y crea una “historia-ficción”. Algo muy similar a
la hora de definir al Atlético de Madrid y al Valencia como equipos “pequeños” (cuando
detrás tienen enormes presupuestos).
Para el gran público general, la aproximación a la
conquista musulmana de la península Ibérica siempre se ha realizado bajo el
dominio de una tergiversación histórica. Siento decirlo, pero probablemente
todo lo que crees saber de la conquista es mentira o una verdad a medias.
A continuación voy a mostraros las tres formas tergiversadas con las que se ha
visto la conquista musulmana de la península Ibérica. Tras leerlas seguro
que te identificas con alguna de las tres.
El discurso tradicional que han aprendido la
práctica totalidad de los escolares españoles es el de considerar la conquista
como una auténtica “catástrofe nacional”.
Esta visión pesimista proviene de la visión, partidista, de los vencidos en
aquella conquista.
En efecto, desde los primeros momentos las primeras
fuentes latinas nos muestran esta imagen, pues ya el primer documento (Crónica mozárabe de 754) nos habla de la
ruina de España. Asociado a este concepto se encuentra el de una invasión bárbara
y salvaje, llena de atropellos sobre la sociedad civil. Los conquistadores son
unos bárbaros que destruyen la sociedad visigoda (caracterizada últimamente
como una especie de Arcadia idílica).
A inicios del siglo IX tenemos otro aspecto nuevo
añadido a esta versión. La derrota cristiana no fue provocada por motivos
externos, sino que se debió a la ira de Dios, cansado de la arrogancia del
reino visigodo (más tarde Witiza será el malo donde se personalice este
providencialismo.)
Las Crónicas de Alfonso III (866-910), algo
posteriores, unen a las ideas anteriores el concepto de “perdición de España”,
lo que les sirve para sustentar la recuperación de lo perdido; lo que
posteriormente se llamará “Reconquista”. Tras inventar una relación ficticia
entre el reino Astur y el Visigodo la Reconquista se legitima.
Esta visión partidista de la historia fue aceptada, profusamente, por la historiografía
decimonónica, que definió la conquista de “catástrofe nacional”. En sus
fantasías anacrónicas imaginaron una población española unida bajo la monarquía
visigoda y la Iglesia católica, la cual fue subyugada por los invasores
musulmanes, los cuales fueron caracterizados como opresores e ilegítimos
conquistadores.
Esta explicación de la conquista de 711 es la defendida
por el españolismo decimonónico, continuada y ampliada por el
nacionalcatolicismo. Un discurso historiográfico impuesto en época franquista y
que, hoy día, continúa vigente gracias a personajes tales como el ex presidente
del gobierno español José María Aznar.
Diametralmente opuesta es la visión otorgada por los
vencedores de aquella conquista. Para
ellos la conquista fue un acto justo,
necesario y beneficioso. Ellos eran los civilizados y nosotros los
bárbaros. En su explicación se basan en el concepto de fath, lo que implica una visión partidista y tergiversada de la
historia. En efecto, ellos entendían la conquista como una apertura de los
pueblos a la nueva (y verdadera) revelación de Mahoma. Por tanto, las acciones
violentas se minimizan y ocultan, como si los conquistados esperaran el cambio
con los brazos abiertos. (Una pena que sólo se consideren conquistas tipo fath las musulmanas y no otras similares
realizadas por otros pueblos ).
Además, como es típico en el Medievo, la conquista
se verá en términos providencialistas, aunque en un sentido opuesto al de los
derrotados. Aquí Dios ayuda a los conquistadores en sus batallas directamente,
dejando a los hombres una acción pasiva dependiente de la gracia divina.
Vamos, al igual que en el discurso de los
derrotados, Dios es el que maneja los hilos de la conquista. Responsabilidad
cero para los protagonistas humanos, no vaya a ser que se tengan que pedir
responsabilidades posteriormente.
Este discurso de los vencedores también se ha
perpetuado en la actualidad debido a la memoria histórica colectiva musulmana,
la cual es ampliamente utilizada por los historiadores musulmanes que tratan el
tema de la conquista.
En realidad, las dos visiones de la conquista vistas
hasta ahora, son una tergiversación histórica, pues sólo tienen en cuenta una
parte de la realidad; la que le conviene para sostener su discurso. Son, como
afirma Alejandro García Sanjuán “dos
caras de la misma moneda, la de la perpetuación de los discursos de los
vencedores y los vencidos en la historiografía contemporánea”.
Ahora bien, la
tercera vía, la del negacionismo,
se diferencia de las anteriores en algo muy importante. No sólo es una
tergiversación histórica, en el sentido de ofrecer una visión partidista e
interesada de la historia. También es un auténtico fraude, pues niega el pasado
mediante la manipulación de los testimonios históricos.
Esta explicación de la conquista, iniciada por el
pseudohistoriador vasco Olagüe en el siglo XX, tiene hoy día un notable
resurgimiento gracias al movimiento ideológico andalucista, dispuesto a
reescribir la historia a su antojo. El verdadero atractivo de las tesis de
Olagüe para los andalucistas reside en el hecho de que la negación de la
conquista musulmana va aparejada a la caracterización de Al-Ándalus como una
entidad autóctona, surgida de la propia evolución de los “antiguos andaluces”. Para
los andalucistas es una exigencia negar la conquista con el objetivo de formar
la identidad autóctona de Al-Ándalus.
Y si para ello deben comulgar con las falsedades y
graciosas tesis de Olagüe, pues adelante. Todo por el bien de ese nuevo
españolismo integrador, donde Al-Ándalus no represente algo foráneo y externo a
la historia española, sino que se integre en ella sin ruptura alguna.
Ejemplo de obra tergiversadora de la historia |
Antonio Domínguez Ortiz expresa perfectamente que
clase de falacias históricas defendía Olagüe: “sostenía que la transformación del estado visigótico cristianos en un
estado muslim se operó por fuerzas internas, sin necesidad de conquista
externa, por conversión al Islam de unas poblaciones que, mediante la doctrina
arriana, negadora de la Trinidad, estaban preparadas para recibir la doctrina monoteísta
del Islam y acusar a los cristianos de trinitarios politeístas. Este razonamiento es absurdo para el conjunto
de España, donde en el siglo VIII ya no había arrianos, y más absurdo aún para
la Bética, en la que la influencia de los visigodos arrianos fue insignificante”.
Entre las tergiversaciones históricas que cometen los negacionistas de la conquista, una de las más evidentes es la afirmación de falta de pruebas contemporáneas de la misma. Obvian, para defender su argumento ridículo, las numerosas fuentes extrapeninsulares que indirectamente hablan de la conquista (por ejemplo, la carta de Bonifacio al rey Ethebaldo de Mercia, escrita entre el año 716-757), las peninsulares (la crónica Continuatio bizantina-arábica datada en el año 743 y la famosa Crónica Mozárabe datada en el año 754) y las arqueológicas, representadas tanto en monedas como en precintos de plomo.
Entre las tergiversaciones históricas que cometen los negacionistas de la conquista, una de las más evidentes es la afirmación de falta de pruebas contemporáneas de la misma. Obvian, para defender su argumento ridículo, las numerosas fuentes extrapeninsulares que indirectamente hablan de la conquista (por ejemplo, la carta de Bonifacio al rey Ethebaldo de Mercia, escrita entre el año 716-757), las peninsulares (la crónica Continuatio bizantina-arábica datada en el año 743 y la famosa Crónica Mozárabe datada en el año 754) y las arqueológicas, representadas tanto en monedas como en precintos de plomo.
Las críticas académicas contra el negacionismo se han multiplicado desde su reciente expansión. No obstante, convertido en mito gracias a Internet, y aparejado a la teoría de la conspiración (por enfrentarse a las tesis “oficiales”), hoy día resulta ya casi imposible desmentirlo en ámbitos extraacadémicos. Dadas las simpatías que hoy día tienen los movimientos anti-sistema, en contra de los poderes tradicionales, el negacionismo, como bandera histórica de ellos, se erigirá como una alternativa común, cuando resulta aún más degradante y falsa que las versiones tradicionales tergiversadoras de la historia.
Vistas las tres principales corrientes ideológicas
que explican, según su conveniencia, la conquista musulmana de la península Ibérica,
debes preguntarte por cual te inclinas o cual te han inculcado.
También estarás preguntándote cual es la verdadera
historia de la conquista musulmana de la península Ibérica. Pues bien, eso lo
dejaremos para otro artículo. Por hoy ya tienes suficiente información para
cuestionarte tus conocimientos sobre el pasado histórico de nuestra nación.
FUENTES:
García Sanjuán, Alejandro: La conquista islámica de la península Ibérica y la tergiversación del
pasado. Del catastrofismo al negacionismo. Madrid. Marcial Pons Historia,
2013, 468 p
Con humildad, esta mentira favorita la presenta de forma errónea desde un principio, porque lo que se discute respecto a la historiografía oficial es otra cosa: "que los árabes conquistaron la península ibérica". Es decir, lo que se discute del hecho histórico es la autoría, no el suceso en sí. Olague también, discute la autoría, no el suceso.
ResponderEliminarTampoco son fuentes contemporáneas las escritas 50 años más tarde o fechadas en algun momento desconocido de ese periodo de 50 años.
Que los árabes no conquistaron la Península Ibérica parece más que probable, como indican las referencias histórica al hecho, verificado o no, de una traición de visigodos arrianos. Personalmente se me hace difícil de creer que los árabes conquistaran la Península Ibérica.
Hola, gracias por comentar.
EliminarOlague, al negar la autoría árabe de la conquista, defiende la tesis de que no hubo conquista alguna sino evolución interna de los indígenas arrianos hacia el islam.
Diversas pruebas desmontan tales elucubraciones. Por un lado el registro monetario, que muestra un claro corte respecto al reino visigodo. Por otro, la escasa pervivencia del arrianismo en la Península ibérica.
Siento decirte que, salvo nuevas pruebas, la conquista musulmana existió. Y las pruebas son arqueológicas y documentales contemporáneas al suceso (no hablamos de medio siglo después).
Un saludo
Si usamos el término "conquista" en un sentido extenso, La "conquista" musulmana, indudablemente existió, pues se pasó de un reino católico a uno islámico, pero la conquista árabe, como invasión armada, no está nada clara.
EliminarUna "conquista" como Vd. la llama, no siempre es producto de una invasión exterior, puede ser producto de una asimilación cultural, del cambio de religión del rey, de la nobleza o del triunfo de una facción en el curso una guerra interna (muy común en la antigüedad esto del cambio de religión a causa del rey o del emperador, sin ir más lejos así sucedió en el Imperio Romano) y que pudo ser el caso de lo sucedido en el decadente reino visigodo (una guerra civil entre facciones visigodas, una de ellas o su rey, convertidos al Islam ).
Y aunque el registro monetario también lo refleje, la "conquista" de la Roma pagana por los cristianos no fue causada por un ejercito de judíos cristianos que se abalanzó sobre Constantinopla, ¿Verdad?. A falta de pruebas contemporáneas de la invasión árabe (que es lo que negaba Olagüe), suena igual de inadecuado hablar de la "conquista" de Roma por los cristianos que de la "conquista" de Hispania por los musulmanes. en el sentido de conquista o invasión militar.
El arrianismo, aunque fuera minoritario, siguió siendo una fuerza entre algunas facciones de la nobleza visigoda y hay que tener en cuenta que en el este y el sur de la Península Ibérica (lo más poblado) tampoco el catolicismo era mayoritario sino la Iglesia Bizantina. Y hablando de los territorios próximos a Bizancio como es el caso de la Provincia Siríaca, es el caso que en los textos contemporáneos a la luego conocida como "conquista islámica de Siria" se sabe que lo que posteriormente se consideran las fechas de la "invasión musulmana" era percibido por los contemporáneos como disputas teológicas, las famosas controversias iconoclastas y no como una guerra de invasión... aunque ciertamente, en su sentido amplio, una conquista.
Hola de nuevo. Gracias por comentar y abrir este debate histórico.
EliminarEn mi opinión, la conquista musulmana según la contemplas fue imposible por varios motivos.
El primero es la imposibilidad de asimilación cultural. No existen datos sobre la existencia de ninguna secta o grupo de musulmanes que se infiltraran en la sociedad visigoda antes de la conquista. Mucho menos que lograran ascendencia en la corte. Volviendo a tu ejemplo sobre Roma, desde la aparición de grupos cristianos en Roma hasta la asimilación del cristianismo por el emperador Romano pasaron siglos.
El arrianismo, independientemente de la importancia que deseemos darle, no tiene una conexión directa con el Islam. Resulta imposible que un arriano cristiano se vuelva musulmán debido a algo tan importante como el lenguaje. El Islam y el árabe (idioma) son dos conceptos entrelazados e inseparables. Sin conocer el idioma árabe es imposible la trasnformación al Islam. Y ningún arriano hispano conocía el árabe.
Por último, el registro numismático es totalmente incuestionable. En el año 712 se produjo un cambio total en las monedas hispanas. Se pasó de una moneda visigoda a otra árabe (de la plata al oro; de grafía latina a árabe) con un corte que sólo puede explicarse mediante la llegada de una élite extranjera (que hablaba árabe) que impuso su patrón numismático. Ninguna facción visigoda hubiera podido hacer esto.
Espero haberme explicado bien.
Un saludo
En 711 no había desaparecido el arrianismo,es mas a partir de Recaredo España no dejo de ser arriana y fue únicamente católica.Witerico fue un rey arriano,Witiza y sus hijos eran arrianos.La cuestion arriana no se solventó en el III concilio en 589 hasta 711 hubo 15 concilios en los que se seguia discutiendo y tomando medidas contra los arrianos y judios.En 711 habia no solo arrianos sino que eran mayoritarios
ResponderEliminarHola Vicente, gracias por comentar.
EliminarLa supuesta continuidad del arrianismo en España, a la hora de la llegada de los musulmanes, es una de las tesis preferidas de los negacionistas de la invasión, pues explica su original explicación sobre la formación de Al-Ándalus. Ahora bien, esa pervivencia es falsa por varios motivos.
1- Desde el siglo III existen comunidades cristianas en la Península ibérica y la Iglesia hispana estuvo adscrita, de forma muy mayoritaria, al dogma católico. Es decir, la Península Ibérica parte de una situación en la que sus habitantes son católicos.
2- El arrianismo era la fe de los visigodos, quienes la adoptaron para diferenciarse de los cristianos romanos católicos. Su dominación peninsular comienza en el año 507, lo que supuso la cohabitación de ambas comunidades (arriana y católica) y la superposición de las estructuras eclesiásticas.
3- Ni la Iglesia arriana hizo proselitismo de su fe ni ningún rey visigodo arriano intentó convertir a dicha fe a sus súbditos romanos, los cuales siguieron siendo católicos.
4- Lo anterior explica que en el año 589 Recaredo adopte el catolicismo, la fe mayoritaria de sus súbditos. Y, como indica Thompson, la proteta arriana contra la conversión fue "sorprendentemente débil y poco entusiasta". Las dos conspiraciones que existieron en aquellos años contra la conversión, protagonizadas por el obispo Sunna y el obispo Uldila, contaron con apoyos católicos, lo que nos muestra que la cuestión religiosa no era lo fundamental en aquellos levantamientos.
5- La ausencia de una respuesta fuerte contra la conversión se corresponde con la escasa literatura antiarriana, concentrada además sólo en el siglo VI y desapareciendo tras la conversión de Recaredo. A partir del siglo VII los caballos de batalla principales tratados en los concilios fueron el judaísmo y el paganismo.
Conclusión: Resulta muy complicado afirmar que en el año 711 pervivía el arrianismo de forma mayoritaria en la Península Ibérica cuando fue una doctrina presente únicamente en los invasores visigodos y que apenas aguantó ochenta años. La falta de documentación histórica sobre el arrianismo a partir del año 589 hace muy complicado sostener su permanencia y mucho más su carácter mayoritario entre una población de tradición católica.
Espero haberte aclarado un poco el tema
Saludos
Pero aunque nieguen la invasión o conquista musulmana/árabe y consideren como autóctona la civilización que allí se dio, ¿cómo concilian eso con al idea de la reconquista? Es decir, independientemente de los autores de la creación de Al-Ándalus está claro que el territorio fue reconquistado repoblado en gran parte, o que los pocos cristianos que quedaban en esos territorios no opusieron una fuerte resistencia a la conquista cristiana. ¿Cómo explican eso? Por muy autóctono que sea ellos no serían sus herederos directos, puesto que los musulmanes y judíos fueron expulsados o se les obligó a repartirse por todo el territorio peninsular.
ResponderEliminarHola Beatriz, gracias por comentar.
EliminarNo tiene sentido pedir una explicación sobre la Reconquista a los negacionistas de la conquista musulmana pues son incapaces de explicar las numerosas fuentes documentales y arqueológicas que nos indican la existencia de la misma.
Por tanto no demos la opción de considerar tal hipótesis de trabajo, pues estaremos haciendo un flaco favor a la investigación histórica profesional.
Saludos