Contribuye a esta sensación
la decoración navideña que inunda las calles. Siempre nos quejamos del gasto en
luces navideñas o decoraciones urbanas, pero, en el fondo, nos agrada que cada
año se vuelvan a sacar a la
calle. Son tradiciones que suman y nos sacan de la monotonía. Planificadas
con mesura son una parte importante de estas fiestas.
Entre todas ellas destacan
los belenes o nacimientos, los cuales son cada vez más grandes y cuidados.
Existe en la Comunidad de Madrid un Belén monumental que cada año gana más
visitantes.
¿Queréis descubrirlo?
El Belén monumental de San
Lorenzo de El Escorial comenzó a realizarse en el año 1996, por lo que este año
cumple su XVIII edición. Desde aquel entonces ha ganado tanto en magnitud como
en calidad, pues cada año se mejoran las piezas expuestas y se amplia su
número.
El año pasado contó con más
de 500 piezas y se extendía por una superficie total de 5000 metros cuadrados,
cuyo centro neurálgico es la Plaza del Ayuntamiento y las calles adyacentes.
En la preparación del Belén
trabajan más de 40 voluntarios desde octubre, reparando las piezas de los daños
sufridos por estar a la intemperie y elaborando nuevas composiciones.
Una de las particularidades
de este Belén es que no solo encontraremos las escenas típicas del Portal o de
los Reyes Magos. También se incluyen oficios y tradiciones, por lo que
sorprenderá a más de uno el detalle logrado.
Las piezas son de tamaño
natural y están fabricadas en cartón-piedra, madera y fibra de vidrio. Las
figuras de los pastores, soldados, pajes y reyes están cubiertas de ropajes
verdaderos, con telas donadas por los vecinos de la localidad. Los
edificios están realizados en cartón y madera, logrando un gran detalle, al
igual que se logra en la representación de los animales. Los más pequeños
disfrutarán un montón reconociendo cabras, ovejas, elefantes y camellos.
Sin duda los niños son los
que más disfrutan de este Belén monumental, aunque los adultos también lo
pasaremos bien (siempre que nos guste la Navidad, claro).
Este evento está cobrando
cada vez más popularidad, por lo que si deseamos verlo sin demasiadas
aglomeraciones deberíamos evitar fechas señaladas. El año pasado se batió el
record de inauguración, adelantándose al día 15 de diciembre. Y se mantiene
expuesto hasta el día 5 de enero.
La visita anual a este Belén
se ha convertido, poco a poco, en una tradición entre los madrileños y habitantes
de los alrededores. Y mucha culpa de ello la tienen los organizadores, quienes
cada año mantienen en secreto la ubicación final del Portal de Belén, la cual
es distinta cada año.
Recomiendo visitarlo por la
tarde, para apreciar tanto las vistas diurnas como nocturnas, pues con las
luces encendidas las figuras adquieren un ambiente de embrujo notable.
Y, para completar la visita a
este maravilloso municipio no podemos dejar de visitar el famoso e interesante
Monasterio de El Escorial. Lo habremos fotografiado como fondo de algunas de
las fotos de las escenas del Belén. Sin duda, su exterior, sobrio en formas,
tiene una belleza muy característica. Pero lo mejor está dentro, con sus
enormes salas llenas de obras de arte, la basílica o el Panteón Real.
Los horarios de visita al
Monasterio de El Escorial son los siguientes:
Invierno (de octubre a
marzo): de martes a domingo de 10:00 h a 18:00 h.
Verano (de abril a
septiembre): de martes a domingo de 10:00 h a 20:00 h.
El precio de la entrada son
10€ la tarifa básica y 5€
la reducida, incluyendo la visita de las siguientes salas: Museo Arquitectura y
Pintura, Palacio de Felipe II, Panteones, Capitulares, Claustro, Iglesia Vieja,
Basílica, Biblioteca, Aposentos de los Borbones (guiada), Casa del Príncipe D.
Carlos (guiada), Casa del Infante D. Gabriel (guiada) y jardines
La visita es gratuita el día
18 de mayo (Día de los museos) y todos los miércoles y jueves de 15:00 h a
18:00 h en invierno y de 17:00 h a 20:00 h en verano.
En esta ocasión no os voy a
“destripar” la visita a este monumento tan importante. En cambio, os voy a
sorprender con algunos datos curiosos relativos a la visita. Con ellos en
la mano os convertiréis en el “sabelotodo” del grupo:
-
Aunque en todos
los lugares os dirán que el arquitecto de esta obra fue Juan de Herrera, lo
cierto es que los primeros trazos de la obra los dio el arquitecto real Juan
Bautista de Toledo. Toledo, entre 1561 y 1562, realizó la traza universal y
luego, Herrera lo desarrolló, añadiendo trazas particulares al proyecto
general.
-
Herrera fue
ayudante de Toledo desde 1563 y ocupó su puesto al fallecer Toledo en 1567.
-
El monasterio
tiene forma rectangular y con las salas dispuestas en una cuadrícula
perfectamente planificada. Los lados mayores miden 206 metros y los menores
161 metros.
-
Pero la esencia
de esta construcción es la figura geométrica del cubo. El monasterio es un cubo
que, a su vez, contiene otros cubos.
-
El cubo era
considerado por Herrera como una figura perfecta. En su Discurso sobre la
Figura Cúbica se muestra obsesionado por el sentido
mágico y cosmológico de esta figura geométrica, así como por la perfección que
encerraba. Sus fuentes para tal consideración son tanto los pensamientos
filosóficos de Ramón Llull como los matemáticos de Euclides.
-
El edificio es un
lugar concebido para cumplir diferentes y diversas funciones, aunque todas las
partes se relacionan entre sí y se complementan. Así, este edificio era templo,
palacio, biblioteca, panteón, monasterio jerónimo, seminario, colegio y centro
artístico.
-
El auténtico
núcleo de toda la construcción es la iglesia, pues alrededor de ella giran el
resto de las partes del monasterio. Es de planta central, cuadrada, con cúpula.
Como curiosidad indicar que las obras terminaron el día 23 de junio de 1582, día
de la incorporación oficial de Portugal a la corona de Castilla.
-
En la cabecera de
las naves laterales de la Iglesia descubriréis dos altares-relicario llenos de
multitud de reliquias. Aunque no todas son verdaderas, las que los expertos han
catalogado como auténticas son más de trescientas. Felipe II, en una afición de
auténtico coleccionista, llegó a reunir reliquias de todos los santos
existentes excepto de tres: San José, San Juan Evangelista y Santiago el Mayor.
-
El convento, con
sus claustros y salas capitulares se desarrolla en torno a un patio central
ajardinado, símbolo del Paraíso. El templete octogonal dórico del centro
simboliza la fuente de la
vida. En las esquinas hay estatuas de los cuatro
Evangelistas, con sus símbolos tetramorfos a sus pies.
-
La Biblioteca,
imagen del templo de la Sabiduría, se ubica en un pabellón exento. Está
separada de la iglesia por medio del Patio de los Reyes, con esculturas de seis
grandes monarcas del Antiguo Testamento. Ellas hacen referencia al Templo de
Jerusalén y presentan a Felipe II como un nuevo Salomón, un monarca sabio y
piadoso.
-
De hecho, algunos
historiadores como René Taylor relacionan la construcción del monasterio con la
idea de reconstruir el destruido Templo de Salomón en Jerusalén, considerado un
edificio ideal por atribuirse su diseño directamente a Dios. Felipe II, parece
ser, trataba de identificarse con Salomón, tanto por su afición a la
arquitectura (el rey revisó los planos del monasterio y se tuvieron en cuenta
sus preferencias en muchos detalles) como por sus actitudes de rey sabio y
prudente.
-
En la Biblioteca,
de 55 metros
de longitud, muchos de los tratados allí presentes versan sobre alquimia, magia
y astrología. Pero no debemos pensar en un monarca intentando buscar la “piedra
filosofal” o experimentando con aleaciones que le permitieran obtener oro de
metales impuros. Al contrario, el interés del monarca por estos asuntos era el
de mejorar su maltrecha salud.
-
En el Palacio
podremos ver grabado en el suelo una meridiana solar con los signos del
zodiaco. Felipe II consultó a varios expertos en el tema, quienes le realizaron
diferentes horóscopos. El más famoso fue el realizado por Matías Haco.
-
El Panteón ocupa
un lugar privilegiado, entre la Iglesia y la Sacristía, justo debajo del altar
mayor. Puesto que se encuentra debajo de la clave de la bóveda de la Iglesia,
símbolo de la bóveda celeste, el conjunto simboliza el nexo entre la muerte y el
Santísimo.
-
La escalera de
descenso al Panteón se bifurca en dos para diferenciar el enterramiento de los
reyes, a la izquierda, y de las reinas. Aún en la muerte existe una separación
jerárquica física.
-
Tras visitar el
Panteón de los Infantes pasaremos por una pequeña sala sin decoración alguna.
Su curiosidad reside en que si dos personas se colocan en ángulos opuestos
pueden conversar entre ellos, sin gritar, perfectamente, mientras que las
personas colocadas en medio no escuchan nada. La llaman la “sala de los
secretos”.
-
Antes de
descansar definitivamente en el Panteón Real, los restos de los difuntos pertenecientes
a la familia real deben pasar, durante algo más de 25 años, en el Pudridero
Real, cubiertos de cal. Este pequeño lugar, de tan sólo 16 metros cuadrados,
es vigilado por los monjes agustinos desde 1885. Sólo ellos pueden pasar al
interior.
-
Aunque las
visitas suelen pasar por alto las salas de los sótanos dedicadas al Museo de
Arquitectura, merece la pena detenerse en las vitrinas y admirar las maquetas y
el instrumental utilizado para levantar este edificio. Gracias a las grúas que
ideó el arquitecto Juan de Herrera pudo construirse el monasterio más fácilmente.
-
La última piedra
del monasterio se colocó el día 13 de septiembre de 1584, en el Patio de los
Reyes. La fecha no tendría mayor importancia si no fuera porque Felipe II murió
el 13 de septiembre de 1598.
Por último, os dejo un plano
donde aparecen las salas que podéis visitar y el itinerario que recorreréis.
Plano recorrido turístico Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial (pinchar para ampliar) |
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