Según los últimos datos
registrados en España, más de 1.280.000 personas han abandonado el uso de las
lentes de contacto. Y la causa principal de abandono es la incomodidad y la
molestia que le provocaban sus lentes de contacto.
Existe en la conciencia
popular un pensamiento negativo hacia las lentillas. Piensan, erróneamente, que
son un producto negativo para la salud ocular y que, por tanto, terminan
produciendo algún tipo de daño que imposibilita el uso de las lentes de
contacto tarde o temprano.
El pensamiento anterior viene
reforzado por los consejos de los contactólogos, siempre intentando limitar el
número de horas de uso de sus pacientes y atemorizándolos con posibles
problemas oculares.
En el siguiente artículo
vamos a desmontar este falso mito sobre las lentillas y dar unos consejos
básicos con los que poder usar lentes de contacto durante toda la vida de forma
cómoda y saludable para nuestro ojo. ¿Quieres usar lentillas toda tu vida?
Una de las frases que más me
gustan y aplico diariamente es la siguiente:
“No existe una segunda oportunidad para causar una primera buena
impresión”.
Aplicado al mundo de la
contactología significaría que sólo una correcta adaptación de lentes de
contacto puede hacer que no tengamos un cliente proclive al abandono. Según
varios estudios, hasta un 21% de los abandonos se producen durante el primer
mes de uso de las lentes de contacto.
El dato es bastante lógico y
se demuestra diariamente en la práctica clínica. Si una persona no es
adiestrada correctamente en el método de poner y quitar lentillas, no se logra
adaptar una lentilla cómoda para su ojo y/o no obtiene una buena visión con
lentes de contacto el abandono, tarde o temprano, está asegurado.
¿Como podemos minimizar
los contactólogos estos problemas? Realizando una correcta adaptación de
lentes de contacto y dándole la mayor de las importancias. Pongamos unos
ejemplos prácticos:
-
Todos sabemos que
las lentillas, cuando se utilizan por primera vez, tienen una inserción
molesta. El ojo nota que tiene un cuerpo extraño en el ojo y reacciona con
enrojecimiento y lagrimeo. Igualmente sabemos que esta sintomatología se pasa
al cabo de unos minutos, justo cuando el ojo descubre que la lentilla no supone
ninguna amenaza. Si sabemos todo eso, comentémoslo antes de iniciar una
adaptación. Nuestros pacientes se sentirán más seguros si saben previamente lo
que les pasará. Además, como la imaginación es exagerada por naturaleza, los
efectos reales siempre serán menores que los imaginados, por lo que tendremos
otro punto a nuestro favor.
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Aunque existen
casos de incomodidad con las lentes de contacto los primeros días, lo más
habitual es que a los diez minutos te olvides que las llevas puestas. Por
tanto, animemos al cliente a olvidarse de ellas. En cuanto piense en otra cosa
dejará que las lentillas hagan su trabajo invisible.
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Una buena medida
para adaptarse mejor a las lentillas es realizar una adaptación a éstas
progresivas. Por ello, muchos contactólogos comienzan limitando el número de
horas de sus pacientes los primeros días. Un buen método es comenzar el primer
día con una hora y subir los días siguientes a cuatro y ocho horas.
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Aunque en general
las lentillas suelen proporcionar una mejor visión que las gafas (caso de los
miopes principalmente), existen casos concretos, como ciertos astigmatismos,
que pueden tener una visión fluctuante. En estos casos debemos advertir, a
priori, de tal efecto al cliente y hacerle sopesar si esas pequeñas molestias
inclinarían la balanza lo suficiente como para olvidarse del resto de mejoras
que le proporcionan (independencia de las gafas, visión más natural, amplitud
de campo visual…).
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Respecto a la
manipulación de las lentes de contacto cada persona es un mundo. Por ello, como
contactólogos, debemos adaptarnos a nuestros pacientes dejando libertad de
acción a los más lanzados y centrando nuestra atención en los más torpes o
temerosos. Una buena medida para estos últimos es proveerles de medios
audiovisuales donde puedan comprobar que el proceso de inserción de una lente
de contacto es sencillo (aquí
tenéis una práctica guía para poner y quitar lentillas). Y una última
advertencia: no debemos empeñarnos en que nuestros pacientes se pongan sus
lentes de contacto como a nosotros nos guste. Debemos adaptarnos a las
habilidades de los pacientes sacándoles el mejor de los partidos.
La comodidad en el porte de las lentes de contacto es el factor
más importante que valoran los pacientes usuarios de lentillas. Y una de las
principales tareas que tenemos los contactólogos es proporcionar comodidad en
el porte desde el primer día. Por ello es imprescindible elegir la lente de
contacto más adecuada a cada paciente, pues con ello nos aseguramos un alto
porcentaje de éxito “a la primera”.
Y esa comodidad inicial en
los primeros días de aprendizaje se ha demostrado como una de las causas más
importantes en el éxito de las adaptaciones a largo plazo. Por tanto,
realicemos una correcta anamnesis, averigüemos la lente de contacto apropiada
para cada cliente de forma individualizada (volvamos a utilizar el
queratómetro, por favor) y preocupémonos durante las pruebas iniciales de las
comodidad subjetiva de nuestros pacientes.
Manejar esa comodidad es
complicado, pues lo verdaderamente cierto sobre este aspecto de las lentillas
es que nos movemos en terreno desconocido. Multitud de estudios han intentado
averiguar los factores más influyentes en la comodidad de las lentillas y
ninguno ha obtenido resultados concluyentes.
Primero se pensó en el grosor
de las lentes, pero unos estudios demuestran que las lentes gruesas son menos
cómodas que las finas y otros justo lo contrario.
Un factor muy comentado en la
práctica clínica es la deshidratación de las lentes tras varias horas de uso.
Ello provocaría que los parámetros de la lente se modificaran, ocasionando por
ello problemas de comodidad. No obstante, la mayoría de los estudios no
encuentran una relación directa entre comodidad y deshidratación.
Otro caballo de batalla fue
la oxigenación corneal. Inicialmente se pensó que cuanta mayor oxigenación
permitiera una lentilla mayores efectos en la comodidad tendríamos. La idea no
estaba falta de razón, pues sabemos que la mayoría de rechazos a las lentillas
venían provocados por hipoxias de la córnea, causadas por la conjunción de
materiales con escasa transmisibilidad de oxígeno y el abuso continuado de
horas por parte de los pacientes. Pero tras realizar lentillas en materiales
que transmiten valores cercanos al 100% (es como no llevar nada) no se pudo
demostrar que mayores transmisibilidades de oxígenos aumentaran la comodidad.
El estudio del borde de la
lente de contacto sí parece estar relacionado con la comodidad, y parece
existir una relación entre bordes afilados (en vez de redondeados) y mayor
confort de porte. Igualmente, la fricción entre el borde interno del párpado y
la lentilla (el conocido como efecto
parabrisas) también parece tener una relación directa en la comodidad de
porte. No obstante, aún se necesitan más estudios para conocer mejor estos
efectos indeseables.
Por último, la presencia de
depósitos en la superficie de la lente (proteínas desnaturalizadas y lípidos no
polares) está claramente relacionada con la comodidad de porte. Estos depósitos
se van acumulando a lo largo de las horas de uso, a causa de la lágrima natural
que tenemos todos nosotros. Por ello, una buena limpieza o, mejor aún, el uso
de lentillas diarias desechables, pueden minimizar este molesto efecto.
En mi opinión, la comodidad
con las lentes de contacto depende de la suma de varios de los factores
anteriores, por lo que minimizando al máximo el impacto de cada uno de ellos
podremos mantener una comodidad en el porte de las lentes de contacto durante
mayor tiempo.
A continuación voy a ofrecer
un decálogo para un buen uso de las
lentes de contacto. Siguiendo todos los pasos vamos a poder llevar
nuestras lentes de contacto, cómodamente, durante toda nuestra vida. Ahora bien,
ya os advierto que la responsabilidad recae tanto en los contactólogos como en
los usuarios.
1. Realizar una
adaptación adecuada en un centro sanitario.
Probar unas lentes de
contacto no es lo mismo que elegir unos zapatos, aunque actualmente muchas ópticas
de centro comercial se ubican junto a zapaterías. Es un proceso delicado que
requiere la labor de un buen profesional de la visión. Por tanto,
elijamos un contactólogo experto y pongámonos en sus manos atendiendo a las
pautas y horarios de adaptación.
2. Limitar el
número de horas de uso dependiendo de la comodidad que ofrecen las lentes de
contacto.
Hasta hace pocos años, debido
a que los hidrogeles tradicionales con los que se fabricaban las lentillas no
tenían una correcta transmisibilidad de oxígeno a la córnea, la mayoría
contactólogos limitaban el uso de lentillas a 8 horas (1/3 del día). La razón
era obvia, permitir al ojo respirar correctamente, al menos, otras 8 horas (el
otro tercio lo pasamos durmiendo con los párpados cerrados).
Pero a día de hoy, con los
nuevos materiales de hidrogel de silicona (HSi), los usuarios de lentillas
pueden, teóricamente, utilizar sus lentillas todas las horas de vigilia sin
afectar a la integridad ocular.
No obstante, ya hemos visto
que la incomodidad diaria no surge por problemas de oxigenación. En unos casos
serán los depósitos, en otros la deshidratación. Y unos ojos serán más resistentes
que otros. Por tanto, la máxima que debemos llevar a cabo es la de retirar las
lentes, si es posible, antes de que empiecen a molestar. Y, en último caso, en
cuanto molesten.
3. Respetar las
pautas de reemplazo establecidas por tu contactólogo en las lentes de contacto
desechables.
Al contrario que en el caso
anterior, unas lentes de contacto desechables mensuales no podemos utilizarlas
más tiempo del indicado esperando a tirarlas cuando nos molesten. Y esto es así
porque los depósitos acumulados en la lentilla tras el mes de uso (y que no son
eliminados por las soluciones de mantenimiento) son un peligro potencial para
nuestros ojos, causa de la mayoría de conjuntivitis y otros problemas asociados
al rechazo de lentes de contacto.
4. No dormir
con tus lentes de contacto.
Cuando cerramos nuestros
párpados y tenemos una lente de contacto en nuestro interior, la presión que
ejercemos sobre la córnea es mucho mayor de la habitual. Si a ello
sumamos los movimientos oculares durante el sueño REM y la sequedad que
imprimimos a la lentilla por no existir renovación lagrimal el resultado es,
por utilizar un símil, frotar nuestra delicada córnea contra un estropajo.
Luego, a la hora de quitarnos las lentes, estarán tan pegadas que nos
llevaremos, con casi total seguridad, parte del epitelio corneal.
5. No utilizar
las lentes de contacto en ambientes recargados o mientras se sufre algún tipo de
alergia.
Es obvio que en ambientes con
mucho polvo, humo… el porte resultará más incómodo porque las lentillas se
ensuciarán mucho más y los ojos se enrojecerán. En caso de que no exista
posibilidad de utilizar otro medio compensatorio debemos tener en cuenta que la
limpieza debe ser más esmerada y potente y la vida útil de las lentillas será
menor de lo habitual.
6. No usar tus
lentes de contacto habituales durante la práctica de deportes acuáticos.
Las lentes de contacto nunca
deben entrar en contacto con ningún tipo de líquido que no sea el
específicamente recomendado para su limpieza. Se ha comprobado que nadar con
las lentillas puestas, por ejemplo, aumenta en seis veces las posibilidades de
sufrir una queratitis por Acanthamoeba.
Por
ello, todos los contactólogos van a advertir a sus pacientes sobre la
imposibilidad de usar lentillas en situaciones que impliquen la posibilidad de
que éstas entren en contacto con el agua (nadar, ducharse…). Ahora bien, los
pacientes no suelen hacer caso de tales consejos, pues es en esos momentos
donde más partido sacan a sus lentes de contacto.
Por
tanto, como solución intermedia, podemos recomendar el uso de lentes
desechables diarias para esas situaciones, las cuales serán retiradas del ojo
tras la práctica del deporte acuático. Si además llevamos una gafa de natación
que nos proteja de una posible entrada de agua al ojo la protección, sin ser
total, está bastante asegurada.
7.
Lavarse bien las manos antes de manejar las lentes de
contacto.
Las lentillas son unas esponjas
que absorben todo tipo de suciedades que podamos tener en nuestras manos. Por
ello es indispensable lavarse bien las manos antes de manejarlas. Los jabones
neutros sin aceites ni perfumes son los únicos indicados, pues de lo contrario
ciertas partículas de estos podrían pasar a las lentillas y provocar
irritaciones.
8.
Realizar una buena limpieza diaria de tus lentes de
contacto.
Según estudios recientes,
sólo un 20% de los usuarios de lentillas las “frotan y aclaran” a diario. El 80% que no hace este tipo de
limpieza tiene tres veces más posibilidades de verse afectado por una infección
ocular asociada a lentes de contacto.
La limpieza debe realizarse
con las soluciones que recomiendan los contactólogos. Y con estos no me refiero
a una marca en concreto (aunque también hay excepciones al respecto), sino a un
sistema de limpieza determinado, el cual podrá consistir en una solución única,
combinada o no con jabones y lágrimas artificiales, o un sistema de peróxido
más fuerte para casos específicos.
En ningún caso pueden lavarse
las lentes de contacto blandas con solución salina, agua o saliva. En el primer
caso no limpiamos absolutamente nada. En los dos siguientes otorgamos a las
lentillas un número indeterminado (pero bastante alto) de agentes patógenos y
microbianos que nos pueden causar un gran número de problemas oculares. Entre
ellos, el más grave, es la queratitis por Acanthamoeba, donde este microorganismo se dedica, desde
la lentilla infectada, a comernos, literalmente, la córnea.
9.
Mantener el estuche de las lentillas limpio y
renovarlo frecuentemente.
Si no mantenemos nuestro
estuche de lentillas limpio nuestras posibilidades de sufrir una queratitis
microbiana aumentan hasta cuatro veces.
La manera de mantenerlo en
perfecto estado es limpiarlo diariamente, frotando y aclarando, con la solución
única que se utiliza para limpiar las lentillas. Luego deberemos dejar que se
seque al aire, boca abajo sobre un pañuelo de papel.
10.
Ante cualquier molestia debemos acudir a nuestro
contactólogo.
Muchas personas usuarias de lentes
de contacto, en cuanto tienen molestias de incomodidad, asumen que ya no pueden
utilizar sus lentes en vez de ir a su contactólogo y consultarle tal novedad.
Eso es un error muy común que viene provocado tanto por la desinformación de
los pacientes como por la poca tradición existente en España respecto a las
revisiones periódicas. En ellas los contactólogos pueden recordar aspectos
básicos del mantenimiento de las lentillas y detectar a tiempo posibles
problemas a corregir. Igualmente, en revisiones periódicas se pueden conocer
más datos del uso habitual de las lentillas y ofrecer soluciones más
personalizadas.
La mayoría de los problemas
por incomodidad de lentes de contacto se pueden solucionar por medio de
lágrimas artificiales, readaptaciones a otros materiales de lentillas o cambios
en las soluciones de mantenimiento. Por tanto, siempre debemos consultar
nuestros problemas a nuestro contactólogo.
Para saber más:
Morgan P. Optimiising contact lens wear for a Lifetime of use. Optician
2013 245; 6400: 32-37.
Muy buenos consejos, hay mucha gente que compra lentillas y no realizan un mantenimiento correcto, y mucho menos tienen en cuenta todos los factores que indicas. Luego indican que no son cómodas o que simplemente no pueden llevar lentillas. Esta información es muy útil a la hora de cambiar la mentalidad y hábitos de mucha gente.
ResponderEliminarHola Mª Pilar, muchas gracias por leer y comentar.
EliminarEn efecto, el desconocimiento sobre los productos ópticos por parte de nuestros pacientes es una de las grandes asignaturas pendientes de nuestra profesión. Humildemente, desde este blog, intento ofrecer un poco de información profesional de la manera más amena y cercana posible.
Un saludo
Los lentes se pueden usar toda la vida?
ResponderEliminarHola
EliminarPor supuesto que sí. Realizando un porte adecuado y respetando los consejos de tu contactólogo no deberías tener ningún problema.
Personalmente, tengo clientes que llevan utilizando lentes de contacto durante varias décadas de forma totalmente satisfactoria.
Un saludo
Enhorabuena por el artículo, me ha encantado. Soy usuario de lentillas desde hace mas de 15 años y me ha resultado muy interesante este artículo. Me considero un autodidacta en todo lo relacionado con las lentillas (limpieza, colocación, etc.) ya que en su momento no me informaron bien de todo y he tenido que aprender sobre la marcha, pero me hubiera venido muy bien un artículo como el tuyo al principio. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que si hubiera más información los usuarios de lentillas serían muchos más.
ResponderEliminarSiempre me ha ido bien con ellas (incluso padeciendo blefatitis) y supongo que será porque he sabido administrarme bien (para mi trabajo utilizo gafas -trabajo 8 horas delante de un ordenador- pero para todo lo demás lentillas) y soy bastante maniático con la higiene.
Soy un gran defensor de las lentillas ya que nunca he llevado bien las gafas y me siguen dando mucho respeto las operaciones refractivas (no sabemos los efectos secundarios a largo plazo) así que saber que, si sigo unas sencillas pautas, puedo llevarlas toda la vida me tranquiliza mucho.
Un saludo
Hola, muchas gracias por comentar.
EliminarAhora mismo, con la calidad que poseen las lentes de contacto actuales en cuanto a transmisión de oxígeno, la única manera de crear una intolerancia artificial está en un exceso de horas de porte y una mala limpieza (que generan problemas por las proteinas desnaturaliadas de la lágrima).
Leyendo tus costumbres no deberías preocuparte en exceso por problemas de intolerancia.
Luego, respecto a la operación, es una elección personal. Se trata, aunque no lo parezca, de una operación estética. Y el mejor resultado que se puede lograr es dejar al paciente con la misma visión que llevando lentes de contacto. Teniendo en cuenta esto, yo tampoco veo la razón para operarme mientras pueda usar lentes de contacto (y gafas) cómodamente.
Saludos
He empezado a usar lentes de contacto progresivas y la verdad es que he usado varios modelos estos días y no me acostumbro a ellas con la que veo bien de lejos no veo bien de cerca hay algunas que me molestan poner y quitar he aprendido muy bien por favor ayuda
ResponderEliminarHola, gracias por comentar.
EliminarCon las lentes de contacto progresivas no se logra una visión tan nítida como con unas lentes progresivas en gafas, pero si que se suele obtener una visión aceptable para poder defenderse tanto en lejos como en cerca.
No obstante, es algo muy subjetivo, pues yo en gabinete, con dos personas que objetivamente ven igual, una se quedó encantada y otra no se las terminó haciendo.
La clave es valorar los pros y los contras y decidir con la mejor opción posible.
Saludos
Muy buen artículo. Opino que en muchas ópticas deberían de informar mejor sobre los efectos secundarios derivados del uso inadecuado de lentillas. Yo las llevo usando 6 años las de tipo mensuales (extendiéndolas casi siempre más del mes) y ahora empiezo a notar escozor y picor a la hora de ponérmelas, con lo que supongo que me ha generado un rechazo. ¿Existe una solución a ésto o ya es irreversible?
ResponderEliminarHola, gracias por comentar.
EliminarEl rechazo a las lentes de contacto no suele surgir tan pronto, pero siempre que el ojo se queja debemos escucharlo.
Podrías estar sufriendo algo simplemente estacional, como alegría primaveral, por lo que tampoco nos pongamos en lo peor.
Ve a la óptica y que te hagan una revisión. Y, por supuesto, comienza a respetar los plazos de uso de las lentillas, mantener una limpieza escrupulosa e intentar no pasar de las 10 horas de porte al día. De ese modo vas a minimizar mucho posibles complicaciones.
Saludos
B. Días... Hace 20 años q utilizó lentillas desinchables.diarias.. Estoy encantada...las compro trimestralmente...Puedo reutilizar las cada 2 días en estruche,.del mismo liquido.? Es cuestión economico... Tengo 74 años.. Tengo fobia a las gafas... Saludos ghislaine y gracias
ResponderEliminarHola, gracias por comentar.
EliminarLas lentillas diarias no están preparadas para aguantar mucha manipulación ni tampoco limpieza alguna. Por tanto, si las usas más de un día estás arriesgandote a tener algún problema.
Una cosa es ponerla un rato por la mañana y otro rato por la tarde, descansando a medio día de ellas, y otra diferente usar la misma dos días seguidos.
Saludos