Espero
que el gran Ridley Scott me perdone, pero su última película sobre Moisés me
viene ni que pintada para promocionar la próxima publicación de mi último libro
electrónico: Mis mentiras favoritas. Historia Antigua.
Uno de los capítulos se ocupa
precisamente de la historia de Moisés, la cual patina, históricamente hablando,
por los cuatro costados. Por tanto, aunando el estreno de la película y la
inminente publicación del libro voy a realizar una mezcla, algo explosiva,
abriendo los ojos a todos aquellos que piensan que tal epopeya fue un hecho
histórico.
A continuación tenéis la
crítica de la película y el avance de uno de los capítulos de mi nuevo libro.
Todo un 2x1 en plenas fechas navideñas.
Cuando decidí ver la nueva
película de Ridley Scott sobre Moisés no lo hice por motivos históricos, sino
por adentrarme en la vida del Egipto antiguo. Ya lo he comentado en muchas ocasiones
respecto a otras películas que reproducen civilizaciones pasadas y de nuevo se
repite en esta: si bien las historias el guión contienen grandes fallos
históricos, los escenarios, el decorado, es una gran ilusión teatral capaz de
llevarte en un viaje a través del tiempo. Y en este sentido la película no
decepcionará. No obstante, debemos hacer un pequeño apunte: las dimensiones de
los edificios se modificaron para ganar en grandiosidad, aspecto que desvirtúa
un poco este regreso virtual al pasado.
Visualmente no tiene ningún
pero. Es una película de nuestra época, deslumbrante e impactante en el
apartado visual, pero coja y sin sentimiento en la parte de la narración. Porque
debemos decir que estamos ante todo lo contrario a Alien: el octavo pasajero, en mi opinión la mejor película de este
director (y sí, también consideré Gladiator).
Aquí la historia no se come a los efectos visuales. Es más, aunque muchos me
llaméis nostálgico, debo deciros que al recordar alguna escena épica de la epopeya de Moisés, lo primero que llega a mi mente es la escena de la separación de las aguas del
Mar Rojo de Los diez mandamientos de Cecil B. DeMille. Creo que esto es
suficientemente elocuente para expresar la inútil utilización de los recursos
cinematográficos actuales.
Respecto a la historia que
narra, la tan conocida huída de Egipto de los hebreos guiados de la mano de
Moisés, numerosos episodios de esta leyenda tienen ocultas similitudes con
historias anteriores de otros pueblos y culturas de la zona. Por tanto, los
estudiosos del tema suelen coincidir al asegurar que todo este relato no deja
de ser una invención basada en el clásico Ctrl+C y Ctrl+V de los estudiantes
modernos. Es decir, recojo varias tradiciones de la época y las uno todas ellas
en una sola historia coherente dejando a un antepasado del pueblo hebreo como
héroe absoluto.
Enumeremos sólo algunos
fallos históricos y coincidencias sospechosas de esta historia:
El nacimiento de Moisés y su
rescate del río guarda una similitud asombrosa con la leyenda épica del
soberano Acadio Sargón I. Sargón de Akkad (2270 al 2220 a.C.) creó un imperio
impresionante, que se extendía desde el Golfo Pérsico hasta el Mar
Mediterráneo. En Ebla, una de las ciudades de su imperio, los arqueólogos
encontraron una tablilla, datada hacia el 2250 a.C., que mostraba la
leyenda de su nacimiento. Y ésta guarda gran similitud con el relato de Moisés:
Ambos fueron concebidos en secreto; ambos fueron depositados por sus madres en
una cesta de juncos y abandonados en un río; ambos fueron encontrados y criados
por una nueva familia; ambos, una vez adultos, tendrán relaciones con algún
dios, lo que a uno le deparará una realeza de 70 años y al otro convertirse en
el liberador de su pueblo. En ambos casos tenemos una leyenda épica que
pretende otorgar unos orígenes sobrenaturales al protagonista de la narración. Un
recurso literario que aún sigue teniendo su público.
La película muestra la
Batalla de Qadesh (1271 a.C.)
como “la batalla de carros más grande de
la historia”. Es posible que este enfrentamiento se hubiera producido pero,
en realidad, la batalla nunca llegó a ser tal como los contendientes la planearon. Un grupo
expedicionario hitita sorprendido al cuerpo del ejército egipcio RA mientras
marchaban hacia el campamento, desbaratándolo y dispersándolo. Los hititas,
igual de sorprendidos, decidieron atacar el campamento egipcio, donde el faraón
ya estaba asentado. El ataque pudo suponer la muerte del faraón, pero su
determinación y un toque de suerte (rapiña atacantes, llegada oportuna de
refuerzos inesperados…) evitaron la catástrofe. Los hititas, una vez reorganizadas
las fuerzas egipcias, se debieron retirar con grandes pérdidas. En verdad la
batalla como tal nunca se produjo, pues al día siguiente ambos contendientes
decidieron firmar la paz. Por tanto, de lo que pasó en realidad a lo que muestra la película separa un auténtico abismo. ¿Tanto costaba ceñirse a la realidad histórica, en el único episodio histórico en sí mismo? Si queréis saber mucho más sobre esta batalla os
recomiendo el capítulo del nuevo libro que se ocupa en exclusiva de esta
batalla.
Ridley Scott utiliza la
figura de un niño para mostrar a dios cuando se dirige a Moisés. En verdad se
trata de un símil muy bien utilizado. He leído que los críticos lo interpretan
como la forma de encarnar ese poder cruel y caprichoso que encarna la infancia. En verdad
se trata de una manera elegante de obviar el hecho de que en esta historia
vemos un dios muy diferente del que nos enseña a amarnos unos a otros y poner
la otra mejilla. ¿Cómo compaginar la definición de un dios “misericordioso y piadoso, lento para la ira
y grande en misericordia y verdad” (Ex. 34:6) con la plagas de Egipto? ¿Era
dios bipolar? No, ni mucho menos. Pero resulta que, en esa unión de historias
que supuso la Biblia, las identidades de los distintos dioses de las sociedades
politeístas de las que bebieron debía quedar plasmada, aunque soterradamente,
de alguna manera.
En ningún lugar encontré que
se criticara la designación de Ramsés II como el faraón bíblico. ¿Porqué no
elegir a otro faraón? La única razón es la frase del Éxodo en la cual se dice
que “los israelitas fueron obligados a
trabajar en la construcción de dos emplazamientos, Piton y Ramesés”, ciudad
que ha sido relacionada con Per-Ramses, capital levantada por Ramsés II. Pero
esta relación no se sostiene: El Génesis habla de un depósito, mientras que se
trataba de la nueva capital de Egipto; la ciudad fue levantada antes de nacer
Moisés; Ramsés II no murió ahogado (otra de las muchas diferencias entre la película y el Génesis). Por tanto, el nombre es lo único que
comparten la capital egipcia de Ramsés II y la ciudad que aparece en el Antiguo
Testamento.
Aspectos tan sorprendentes
como las plagas o abrir las aguas en dos han sido identificados en relatos
egipcios más antiguos que el Antiguo Testamento. En efecto, el Papiro de Leiden
contiene un texto denominado las admoniciones
de Ipuwer, donde podemos ver una serie de desastres naturales que afectaron
a los egipcios en el pasado. La coincidencia con las plagas hebreas es tal que
en muchas ocasiones siguen el mismo orden sucesivo. Y en un cuento egipcio un
mago abría las aguas de un lago para recuperar una joya. ¿Fueron estos relatos
utilizados para confeccionar la Biblia?
Por último, pues no quiero
alargarme mucho más, está el tema de la huída en sí misma. Ninguna fuente,
salvo el Antiguo Testamento, nos ha dejado la constancia de 600.000 hebreos en
Egipto. Y en el caso improbable de haber existido tal número, su huída de
Egipto, sin llamar la atención de los puestos fronterizos, era totalmente
imposible. Más bien parece que tomaron el relato histórico de la expulsión de
los hicsos para glorificar un poco su pasado como pueblo. Eso sí, modificándolo
lo suficiente como para que pareciera una historia nueva.
Dicen que el tiempo pone a
todos en su lugar, por lo que todo lo anterior debería servir a los estudiantes
para evitar hacer trampas en la confección de sus trabajos. Si os dedicáis a
copiar y copiar, aún modificando en parte lo copiado, al final os pillarán y os
suspenderán.
Lo siento Ridley Scott, pero
en esta última película debo darte un suspenso. No me gustó la historia, ni me
gustó la forma de contarla. Aún así, seguiré dándote el amplio crédito que
ganaste con Alien y Gladiator, esperando que regreses cuanto antes a tus
orígenes.
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