Hace unas semanas me decidí a
ver la última película histórica sobre Stalingrado. Dirigida por el ruso Fyodor
Bondarchuk, tuvo muy buena acogida en China y aunque se produjo como una
superproducción americana, enfocada al IMAX 3D, en Europa y América no apareció
en cines, sino que pasó directamente al formato DVD y similares.
Lo anterior es un aviso sobre
la película en sí; o bien no es muy buena como para atraer al público al cine,
o bien las distribuidoras europeas no deseaban otorgar la mínima posibilidad de
éxito al film (tal vez relacionado con las tensas relaciones políticas con
Rusia).
Tras haberla visto debo decir
que su no estreno en el cine corresponde a ambos motivos: es una mala película
y un descarado producto propagandístico de Rusia destinado a lavar el cerebro a
sus acólitos.
La película es un
despropósito desde el mismo inicio, el cual se sitúa en el contexto de la
tragedia provocada en Fukushima por el tsunami del año 2011. Un sanitario ruso
presente en la catástrofe, con el objeto de entretener a unas personas
atrapadas en los escombros mientras son rescatados, relata la vida de su madre
y “sus cinco padres” durante la batalla de Stalingrado. La idea no es mala,
melodramáticamente hablando, pero resulta incongruente en un film
propagandístico.
En mi vida pude ver muchas
películas de propaganda política. La mayoría de las grandes superproducciones
de Hollywood lo fueron. Pero se trataba de películas que reinterpretaban un pasado
que no había vivido. En cambio, hoy día, estamos inmersos en un conflicto, cada
vez menos soterrado, entre Rusia y la UE-EEUU. Y la película que analizo está enfocada
para fomentar un nacionalismo ruso frente a las agresiones externas. Por tanto,
la elección del enemigo alemán no es casual, al igual que la batalla de
Stalingrado.
Lo anterior es evidente al
visionar el argumento de la
película. No esperéis encontrar algo parecido al título. El
director apenas muestra nada parecido a la gran batalla ocurrida en el frente
ruso. Al contrario, decide centrarse en un episodio concreto, la resistencia de
un grupo de soldados rusos en el interior de un edificio acosado por los
alemanes.
Supuestamente, la película se
basa en la resistencia de un pequeño grupo de soldados rusos en la casa Pavlov. Pero
ese episodio debemos ponerlo seriamente bajo cuarentena. Según Michael K. Jones
la casa era defendida por un centenar de soldados y finalmente fue tomada por
los alemanes.
El caso es que se trata de la
típica película en donde un pequeño grupo de héroes se enfrenta a unas fuerzas
superiores. Su deber es resistir o morir en el intento. Vamos, unas Termópilas
actualizadas. Pero, al menos, los espartanos tenían un motivo coherente para
sacrificar sus vidas, algo que en el caso de los protagonistas de la película
no existe.
El guión de Stalingrado es
simple y plano. Los personajes, estereotipos atemporales que podríamos
encontrárnoslos en cualquier lugar: el capitán Gromov como arquetipo de mando
rudo y profesional, donde no se cuestiona ni las órdenes ni su amor por la
patria soviética. El francotirador gracioso y bocazas como contrapunto. El
operador de radio callado y sensible. El viejo soldado harto de luchar. El
coronel alemán como sanguinario nazi. El capitán alemán Khan atrapado en una
lucha en la que ya no quiere seguir.
El problema de crear
personajes sin vida, arquetipos ideales del imaginario común, es la necesidad
de seguir con ese estilo toda la película. Por ejemplo, resulta incomprensible que
el recto capitán ordene asesinar a un compañero que cuestiona las órdenes y
luego se compadezca de la muerte de un alemán que recogía agua de la fuente.
Y, por supuesto, resulta muy
evidente la diferenciación entre los sanguinarios nazis y los valerosos rusos.
Si deseamos hacer una película centrada en las personas y sus dilemas ante una
guerra no podemos centrarnos en un solo bando. Mientras que todos los rusos
luchan por su patria, con mayor o menor vehemencia, sólo un alemán se plantea
dudas existenciales. Y tampoco es una hermanita de la caridad. Todos
estos clichés de nosotros los buenos y ellos los malos era pasable en otra
época (la de Reagan
como presidente de EEUU) pero no ahora.
Luego están las escenas
imposibles sólo entendibles bajo el prisma simbólico. En el asalto ruso al
inicio de la película los alemanes hacen explotar los depósitos de combustible,
pero ni eso frena el avance ruso. Los soldados, envueltos en llamas, no se
retuercen del dolor, sino que toman las posiciones alemanas y asaltan sus trincheras.
Muy visual, sin duda, pero bastante patético como forma de rescatar el mito de
la valentía del soldado ruso. Un mito puesto también en cuarentena actualmente.
¿Acaso ningún ruso se preguntó si tenía sentido luchar? Según la película las
dudas solo existen en el bando contrario.
Podría ahondar mucho más en
la herida, pero no merece la
pena. La recreación de la ciudad, históricamente hablando, es
impecable, pero en ese escenario las escenas propuestas son inverosímiles. Se
muestra la maldad de los alemanes, asesinando sin motivo aparente a inocentes
lugareños que malviven entre los escombros, y al unísono la valentía rusa
haciendo un ataque sorpresa absurdo. Las muertes de varios personajes
principales y secundarios son, cuanto menos, idiotas. Especialmente, la del
coronel alemán no me la quito de la cabeza. Y el disparo del artillero ruso, haciendo
rebotar el proyectil en un tanque averiado, no lo repite por muchas matrículas
de honor que obtuviera en la universidad.
Algunos han querido ver un
trasfondo simbólico en los personajes de las dos mujeres protagonistas. La rusa Katya simbolizaría
la madre patria, por la que los rusos lucharan hasta la muerte. La rusa Masha,
amante del capitán alemán, la visión alemana de una Rusia de la cual pueden
aprovecharse. Podría ser. Pero el patriotismo general que embarga el film hace
diluir estos pequeños esbozos de probable lucidez.
Técnica y visualmente, la
película no tiene ninguna objeción. Las escenas de lucha tienen una estética
cercana a los cómics y resultan entretenidas y emocionantes. Si te gustó 300 te
gustará este film. Pero el título de la película hace que no sean suficientes
para agradar al espectador. En ningún caso se acerca, por jugar en ligas
diferentes, con la película de Stalingrado
de 1993 ni con la más reciente de Enemigo
a las puertas de 2001.
Como tantas otras películas
históricas estrenadas en los últimos años, la exquisitez visual se llevó todo
el presupuesto, obviando lo que hace grandes a las películas, sus argumentos.
Por tanto, será entretenida para pasar el rato, pero no la recordaréis como una
gran película en su género.
FUENTES:
Urraca Casal, J.L.:
Stalingrad. 2013. En la red: http://www.historiaycine.com/2013/12/Stalingrado-2013-Pelicula-Fedor-Bondarchuk.html
Stalingrado (2013). Críticas.
En la red: http://www.filmaffinity.com/es/film308748.html
Stalingrado,
70 años después: las mentiras aún perviven. Artículo El confidencial. 19 julio 2013. En la red: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013/02/05/stalingrado-70-anos-despues-las-mentiras-aun-perviven-114231
Stalingrad (2013). Crítica.
En la red: http://segundaguerramundialenelcine.blogspot.com.es/2013/12/stalingrad_17.html
excelente critica.
ResponderEliminarMe alegro que te gustara. Saludos
EliminarMira tu, a mi no me gustó porque, entre otras cosas, pinta a los alemanes demasiado buenos. Tampoco me gustó tu crítica, al final no es que no valiera la pena sino que no quedaron heridas en las que ahondaras más.
ResponderEliminarHola, gracias por comentar y dar tu opinión.
EliminarCreo que tu visión de la película está condicionada por un pensamiento previo, el de prejuzgar los bandos y separarlos entre buenos y malos. Dices que no te gustó porque los alemanes se muestran demasiado buenos. Acaso no eran personas, buenas y malas, que de todo habría, obligadas a luchar contra el enemigo del mismo modo que en el bando contrario?
En la Segunda Guerra Mundial se terminaron enfrentando naciones muy similares en cuanto a moralidad y que ganaran unos no significa que fueran mejores que lo que perdieron.
Solamente tenemos que acercarnos a la historia de los EEUU y de la URSS/Rusia desde la segunda mitad del siglo XX para comprobar las atrocidades y guerras que han comenzado, amparado y provocado.
Saludos
No ví en su momento esta película como un mero entretenimiento, sí es cierto que trata de recrear NO de MOSTRAR realísticamente NADA pues NO sería entonces cine, recrear como digo el sufrimiento y lo absurdo de la resistencia rusa en Stalingrado, que si has leído algo de historia, a varios autores sobre la batalla no solo a los americanos, podrás entender que los rusos en todo momento estaban retrocediendo en todos los frentes, fue la batalla más sangrienta de TODA la guerra, no como nos suelen hacer creer los americanos pues se han realizado infinidad de revisiones de batallas como Normandia o Market Garden pero no tantas sobre el momento crucial, para muchos historiadores, de la segunda guerra mundial. Con todos estos antecedentes obligatorios para criticar el filme insistir en que adoleces de muchos prejuicios y tratas absurdamente de igualar las escenas del filme con un realismo de la batalla que ya pocos conocen. De hecho muy pocos hechos ciertos se conocen de la batalla, la casa Paulov a la que el filme trata de imitar, sí existió, pero hay quienes afirman que sus defensores no llegaron a superar los 30 y que al inicio no fueron más de 6, pero eso no es lo importante. NO veo que los personajes sean para nada insulsos y planos a todos se les dota de una historia narrada en voz en off, que será muy poco acertado el modo, pero al espectador le deja bien claras las motivaciones de cada personaje en especial el de la superviviente, por cierto bien introducida en el filme pues había supervivientes de la ciudad en la casa Paulov que ayudaron en la resistencia y que no mencionas. NO es ni será el mejor filme que relata algo sobre la mayor de las batallas de toda la segunda guerra mundial, pero es sin duda mucho mejor que la versión euro-yanqui de enemigo a las puertas, inspirada por cierto en una propaganda rusa desmentida por el cronista Vassili Grossmann que SI estuvo en la batalla e incluso convivió con un grupo de francotiradores (por cierto el supuesto francotirador de la película rusa NO lo es, es un soldado de infantería) y puso en serias dudas que Vasili Zaitsev realizara todas aquellas hazañas solo en stalingrado pues los francotiradores realizaban misiones de días e incluso semanas en el frente durante las que a veces mataban a muchos enemigos pero la mayoría solo realizaban unas pocas bajas pues en muchos casos debían permanecer días enteros inmóviles en mitad de los escombros entre otros muchos detalles extraños sobre las populares hazañas del famoso francotirador en Stalingrado.
ResponderEliminarHola, gracias por comentar.
EliminarRespetando tu opinión comentarte que en la actualidad el cine ruso está realizando una revisión histórica de todos sus mitos historicos con el objeto de exacerbar un patriotismo excluyente y combativo con lo que ellos consideran el enemigo ideologico, es decir, las democracias occidentales.
Resulta palpable que esta película se encuadra en esa tendencia al igual que muchas otras realizadas en Hollywood durante la Guerra Fría podríamos catalogarlas de igual manera.
Es cierto que el cine no es un libro de historia, pero debería advertirse de ello al comienzo de la película y no mostrar como realidad histórica lo que no son más que leyendas y mitos.
Stalingrado, en efecto, fue un punto de inflexión importante en la guerra, pero numerosos estudios han rebajado notablemente la idea de un frente este enormemente sangriento respecto a un frente Oeste tildado de paseo militar.
Es cierto que la película de Enemigo a las puertas muestra un episodio inventado de Stalingrado, la lucha de dos francotiradores expertos. Pero esta propaganda, por cierto, difundida por Rusia, es un buen material para una película. Una ficción entretenida con personajes bastante bien creados y con comportamientos coherentes. La peli rusa que comentamos es una ficción igual, aunque la vendan como otra cosa, y los personajes son clichés sin vida.
Por último, respecto a tu opinión sobre los francotiradores te recomiendo leer el libro Cazadores de alarmas de la editorial edaf.
Allí comprobarás la importancia de Zaitsev, de gran Anatoly Chekhov y de Lyudmila Pavlichenko, la mejor francotiradora rusa que ni la propaganda oficial de Stalin (el quería un héroe y no una heroina) pudo ensombrecer.
Saludos