La mayoría de las personas
que visitan Bélgica suelen realizar una especie de tour por varias ciudades. La
comodidad en la conexión entre las principales urbes belgas, con servicios de
trenes muy frecuentes, la proximidad y el encanto cultural que
guardan, son razones suficientes para plantearse esta forma
de viaje al encantador país belga.
Ahora bien, la escasez de
tiempo vacacional y el deseo de acumular la visita a varias ciudades hace que
muchos turistas apenas pasen una mañana o una tarde en cada uno de los
destinos. Aunque es factible realizar la visita, por ejemplo, a Lovaina, en
esas condiciones, ciertas ciudades requieren algo más de tiempo.
Este artículo intentará
convencerte de la necesidad de entretenerse un poco más de tiempo en Brujas,
sin lugar a dudas la ciudad más visitada de Bélgica y la que más recuerdos nos
dejará.
A la hora de planear mi
visita a Brujas me resultó de gran ayuda visitar la siguiente página: http://visitbruges.be/. Actualmente no existe
allí una guía de la ciudad en castellano, por lo que os adjunto al final del
artículo un PDF con toda la información sobre la ciudad. Allí
encontrareis los horarios de las principales visitas y los monumentos de mayor
interés. Y lo mejor es el mapa que contiene, pues con él podréis planearos los
recorridos por la ciudad como mejor os convenga.
Pero el verdadero objetivo de
este artículo es convencerte para pasar una noche en Brujas y poder disfrutar
así de todo su encanto. A continuación te doy 10 razones por las que deberías
seguir mi consejo:
1.
Paseo por los
canales.
Brujas se la conoce como la
Venecia del Norte, pues la ciudad está recorrida por varios canales. En mi
opinión no tienen el mismo encanto que los de la ciudad italiana, pero si que
los encontré con más atractivo que, por ejemplo, los de Ámsterdam, la otra gran
ciudad con canales europea.
Si visitas la ciudad con
tiempo suficiente podrás disfrutar de un pequeño crucero en barca, algo
realmente recomendable. El mejor punto de partida es el Muelle del Rosario (Rozenhoedkaai), uno de los lugares más
fotografiados de Brujas. Apenas duran 45 minutos y el precio es realmente
módico (unos 10 euros) si lo comparamos con el paseo en góndola por Venecia.
Típica vista de postal desde el Muelle del Rosario |
2.
Visita a los
museos.
Brujas tiene muchos museos
teniendo en cuenta su reducido tamaño. Para visitarlos todos necesitarías
varios días completos, por lo que deberás elegir cuales son los que más te
interesan. En este enlace tienes la información de todos ellos: http://visitbruges.be/places/musea#.
A continuación te dejo una breve selección de los que considero visita
obligada.
El que destaca sobre todos
los demás es el Museo Groeninge (Dijver, 11), el cual atesora una de las mejores colecciones de arte
sobre los Primitivos Flamencos. Sólo por ver la Virgen del canónigo Van der
Paele, de Jan Van Eyck ya merece la pena pagar la entrada. Otras
obras a destacar son La muerte de la Virgen de Hugo van der Goes, el Tríptico de Guillaume Moreel,
de Hans Memling o el Tríptico con el
bautismo de Cristo, de Gerard David. Y no sólo tiene obras de pintura gótica. También
atesora obras de otros periodos, como el Neoclásico y el realismo, abarcando
seis siglos de arte belga. En total podréis pasar cerca de dos horas agradables
viendo arte.
El Historium de Brujas (Grote Markt, 1) es una
exposición audiovisual que nos traslada a la Brujas medieval del siglo XV. En
sus siete salas temáticas descubriremos el pasado de Brujas a través de
montajes verdaderamente evocadores. Una experiencia inigualable que nos llevará
menos de una hora.
El Museo Gruuthuse (Dijver, 17) es un lujoso
palacete donde quedaremos encantados por si riquísima decoración interior. Para
todos aquellos a los que les apasione visitar viviendas del pasado esta visita
les encantará. Para los demás os aconsejo, como mínimo, visitar su encantador
patio exterior, lleno de flores.
Si visitáis la ciudad con niños la visita al Museo
Arqueológico (Mariastraat, 36) les encantará,
pues está enfocado completamente a ellos, destacando su gran interactividad.
Otras visitas, en mi opinión
más opcionales, son el Ayuntamiento, el Hospital de San Juan, Arentshuis o el
Franconato de Brujas. Y para los que tengan gustos museísticos más originales
Brujas ofrece Museos de Diamantes, de patatas fritas y de Chocolate.
3.
No perderse la
Catedral.
Una de las características
más originales de Brujas es que no posee una catedral en ninguna de sus dos
plazas principales. La original, situada frente al ayuntamiento en la Plaza de
Burg, fue destruida por los franceses en el siglo XVIII y tan sólo queda su
recuerdo en forma de un modernista monumento.
La Catedral de San Salvador se encuentra en Steenstraat, por lo que es
posible que os la perdáis si no la vais buscando. Sería una auténtica pena,
pues su interior gótico es realmente precioso. Tiene tapices, tumbas medievales
y una colección pequeña pero interesante de obras de arte.
Muy próxima se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora, cuyo interés
está en poseer la segunda torre de ladrillo más alta de Europa (122,3 metros). En su
interior podemos admirar la
famosa Virgen con el niño de Miguel Ángel.
4.
Basílica de la Santa Sangre.
En la Plaza de Burg, justo en
una esquina, se encuentra esta curiosísima Basílica que no te puedes perder. Puede
que si no la vas buscando pase desapercibido, pues se encuentra junto al
deslumbrante ayuntamiento de Brujas. La Basílica iene dos partes muy
diferenciadas. La inferior es una pequeña iglesia de estilo románico consagrada
a San Basilio y que data del siglo XII. Las columnas sin decoración alguna y la
construcción maciza nos dan una sensación de opresión y sencillez que contrastará enormemente con la
parte superior. En el primer piso nos encontraremos con todo lo contrario, una
basílica neogótica que data del siglo XIX. La decoración es verdaderamente
suntuosa (vidrieras, frescos…) y la sensación de amplitud notable teniendo en
cuenta la cantidad de turistas que hacen cola siempre para besar la reliquia de
la Santa Sangre. La
reliquia, según cuentan, fue traída por Thierry de Alsacia tras volver de la Segunda Cruzada en
el año 1150. Independientemente de tus creencias religiosas e históricas (La
Biblia no menciona en ningún lugar que se conservara la sangre de Cristo) deberías
visitarla. ¡Si hasta los chinos hacen cola para besar la Santa Sangre!
5.
Encontrar
rincones sorprendentes.
En los alrededores de la
iglesia de Nuestra Señora y justo detrás de la Arentshuis, en el llamado parque
Arentshof, se encuentra el Puente de San
Bonifacio (Dijver, 16), un lugar realmente idílico en el que merece la pena
pasar un buen rato.
En Brujas podéis pasear por
numerosos canales, aunque yo os recomiendo disfrutar caminando por Groenerei, pues reúne todo el encanto
medieval de la ciudad.
El Muelle del Rosario es la postal más típica de Brujas. Su visita es
obligada, aunque debido a las prisas muchos turistas no le sacan todo el
partido que tiene. De hecho, me causó impresión un tipo al que llamé Julio
César: utilizó la
estrategia Veni, Vidi, Vinci; es decir, llegó, tiró la foto y
se marchó. Todo en menos de 5 segundos.
Generalmente suele ser un
sitio muy concurrido, con decenas de turistas queriendo sacar su foto. Pero si
te paras un poco allí verás que en verdad son oleadas de grupos. Por tanto,
disfruta de un buen rato viendo pasar la vida en tan hermoso lugar y tómate tu
tiempo para sacar buenas fotos cuando estés solo.
La Plaza de los Curtidores es un rinconcito especial anexo al Muelle
del Rosario. Lugar frecuentado por numerosos artistas, merece la pena sentarse
en alguna de las muchas terrazas existentes en la plaza y tomarse una típica
cerveza belga.
6.
Disfrutar
paseando por Minnewaterpark.
Existen muchos parques
encantadores en Brujas, pero personalmente éste me pareció verdaderamente
seductor. Se trata de un gran estanque rodeado de frondosa vegetación. Por
cierto, en la mayoría de guías turísticas se traduce Minnewater como “El Lago del amor”. No os dejéis engañar por tamaña
tontería. Su traducción literal es “agua de la ondina” y se refiere al antiguo
uso como embarcadero que conectaba la ciudad con Gante.
Lo anterior no es óbice para
disfrutar de uno de los lugares con más encanto de la ciudad. Puedes
admirar el estanque sentado en uno de los muchos bancos que encontrarás
bordeándolo, a lo que te aconsejo le añadas algo para picar. También puedes
pasear por el parque, algo muy romántico si lo visitas con tu pareja.
7.
Relajarse en el
Beaterio.
Si buscáis un remanso de paz
y tranquilidad vuestro lugar en Brujas es el Beaterio Ten Wijngaarde. Su estampa de casas blancas y su
característico jardín son un remanso de paz. Si tenéis suerte puede que podáis
ver el interior de alguna de esas casas, las cuales pertenecen a monjas
beguinas. Y si tenéis más suerte todavía podréis asistir a una de sus misas y
escuchar sus adorables cánticos, cosa que recomiendo encarecidamente.
8.
Admirar los
molinos de la ciudad.
En las antiguas murallas de
la ciudad hoy día se levanta un cinturón verde de agradable paseo. Si lo
recorréis podréis observar algunas de las puertas medievales que tenía la ciudad. Y en una parte
del trayecto os encontraréis unos pintorescos molinos. El Sint-Janshuis data de finales del siglo XVIII y todavía sigue
activo moliendo grano.
9.
Ir de tiendas.
No me refiero a buscar los
típicos souvenirs de imanes de nevera o mugs para el desayuno. Estoy hablando
de encontrar tiendas con un gran encanto que merece la pena visitar. Os voy a
comentar un par de ellas.
En la calle que conecta las
dos plazas principales de Brujas se encuentra una sucursal de la famosa tienda
de Navidad Käthe Wohlfahrt, a la cual
hicimos mención en el post sobre Rothenburg ob der Tauber. Es interesante
visitarla, pues son tiendas con un encanto muy especial.
Ahora bien, si los precios os
parecen algo abusivos (que lo son), os recomiendo que caminéis un poco hasta la próxima Vlamingstraat.
Allí encontrareis una acogedora tienda con varios artículos
de decoración, en especial, navideños. La tienda se llama De Witte Pelikaan y no se os pasará por alto. En la fachada nos
indica su fecha de construcción (1672) y en lo alto se colocó la figura de un
pelícano. En el interior de la tienda no os perdáis bajar al sótano,
verdaderamente encantador.
Y si sois unos sibaritas del
chocolate no podéis marcharos de Brujas sin visitar la tienda Chocolate Line
(Simon Stevinplein, 19),
considerada una de las mejores bombonerías del mundo.
10.
Recorrer la
ciudad por la noche.
El centro histórico de Brujas
forma parte del Patrimonio Histórico de la Humanidad desde el año 2000. Su
verdadero encanto está en recorrer esta ciudad medieval, que data del siglo
XIII, perdiéndose por sus callejuelas. La zona turística es bastante pequeña,
por lo que no existe ningún problema en recorrerla a pie de cabo a rabo.
Y si por el día la ciudad es
encantadora, por la noche, con las luces encendidas, la magia aparece en cada
esquina. Las farolas encendidas, los reflejos en el agua, los rincones
encantadores, las torres y edificios iluminados… Nada que os pueda contar
sustituye la experiencia de un relajado paseo nocturno por la ciudad.
Si además sumamos que Brujas
tiene una animada vida nocturna, algo muy cercano para los españoles,
acostumbrados a salir por la noche, estaremos completamente en nuestra salsa.
El centro tiene numerosos bares donde tomar algo, aunque si queréis reuniros
con la marcha local universitaria deberéis acercaros a Langestraat o a
Kraanplein.
Y, por último, un consejo
sobre el alojamiento. Como podéis imaginar, la oferta hotelera de Brujas es
enorme, dado el gran atractivo turístico de la ciudad. Cuando yo
visité la ciudad decidí reservar un lugar cercano al centro y que tuviera algo
de encanto. Mi elección fue el Hotel Van Eyck, situado en Korte Zilverstraat 7,
apenas a doscientos metros de la Grote Markt.
Y puedo decir que la elección no pudo ser más acertada. El
edificio data del siglo XVIII y tiene una cuidada decoración tipo Art-Nouveau.
Es sencillo, sin grandes lujos, pero sus 8 habitaciones están limpias y
cuidadas. El desayuno es abundante y la dueña, Mireya, habla algo de
castellano, por lo que para todos aquellos que no dominan mucho el inglés será
un alivio. Os dará consejos sobre que hacer en la ciudad y con el pequeño plano
que os regalará ya no tendréis que visitar la oficina de turismo de turno. El
único “pero” es la enorme escalera que tienes que subir para llegar a las
habitaciones, aunque como yo viajé con mochilas no fue ningún inconveniente.
Espero que con toda esta
información decidas quedarte a dormir en Brujas. Será una gran elección de la
que no te arrepentirás.
Qué preciosidad...Desde luego es uno de esos sitios que hay que ver al menos una vez en la vida.
ResponderEliminarTienes toda la razón.
EliminarPor eso recomiendo dormir allí un día para poder ver todos los rincones con tranquilidad.
Pasear una vez que la masa de turistas se han marchado es algo increíble.
Saludos