El 8 de marzo de 2014 se
estrena en EEUU la última película sobre la epopeya de Noé. En España deberemos
esperar hasta el 4 de abril de 2014. Con el título de Noé (Noah) y con Russell
Crowe como protagonista, la película dirigida por Darren Aronofsky promete ser
uno de los Blockbuster del año.
Visitando páginas donde
podemos visionar los primeros trailers, me han sorprendido dos cosas
poderosamente. En primer lugar, en algunas de ellas se cataloga la película
como de género ¡histórico! Aquí tenéis un ejemplo.
Pensé que se trataría de una confusión, pero leyendo los comentarios de los
foros me doy cuenta que la confusión, de ser tal, está sumamente extendida.
Numerosas personas, no sólo aseguran que la historia de Noé es historia de
verdad, sino que otorgan datos concretos: pruebas del diluvio en los hielos de
Alaska, restos encontrados del arca… Ignoro de donde los obtuvieron, pero son
falsos. Algunos pocos heterodoxos mencionan la tradición babilónica y el famoso
Poema de Gilgamesh, aunque en muchos casos han oído campanas y no saben de qué
están hablando.
Debido a lo apasionado de los
debates entiendo que el asunto trasciende de su vertiente histórica y se mezcla
con la religión. Yo no pretendo entrar en el terreno de lo sagrado. La religión
supone creer, independientemente de las pruebas científicas. Por ello, no creo
que exista necesidad para ningún creyente que nadie le demuestre sus creencias.
Ahora bien, defender, en base
a la religión, que lo que cuenta la Biblia es Historia supone ignorar los
avances de la ciencia histórica del siglo XX. En el siguiente artículo os voy a
contar la realidad sobre la historia de Noé, la cual pudo tener un trasfondo
histórico lejano pero que, en ningún caso, fue como nos contó la Biblia.
Todos conocemos, a grandes
rasgos, la historia de Noé que se relata en la Biblia. La película de Aronofsky
repite el relato clásico: Dios está enfadado con el ser humano debido a su
actitud pecaminosa, la cual llenaba de pecado la Tierra. Noé fue el
único hombre considerado bueno por Dios, razón por la cual le avisó de sus
intenciones de destruir la humanidad mediante un diluvio y le ordenó construir
un gran barco, el arca, donde salvar a su familia y a una pareja de cada
especie animal.
La película de Aronofsky huye
de las complejidades del relato bíblico y sitúa la historia en el contexto de un
gran Apocalipsis ecológico, algo de mucha actualidad en los tiempos que
vivimos. No pretendo analizar la película en sí, entre otras cosas, porque aún
no la he podido ver. Al contrario, vamos a ocuparnos sobre la historia que
cuenta, la epopeya sufrida por Noé, y la razón por la que este relato es
inventado.
Hace tiempo los historiadores
comenzaron a dudar sobre la historicidad de los relatos bíblicos. Desde que
pudimos aproximarnos a la
Historia Antigua del Próximo Oriente a través de los textos
de otras culturas, pudimos comprobar que el Génesis no es un libro de Historia
de ningún modo. Muchos de sus relatos son simples leyendas sin trasfondo
histórico. Otros debieron tener un pasado histórico real, pero está tan alejado
de la realidad que resulta difícil encontrarlo. Y otros, como los del relato de
Noé son simples copias de leyendas tomadas de otras culturas.
Muchos conoceréis la Epopeya
de Gilgamesh. Es uno de los relatos literarios más importantes de la cultura
babilónica. De hecho, es el texto más amplio que conocemos de aquella cultura.
Inicialmente fue datado en el siglo VII a.C., pero luego se comprobó que el
relato ya existía en el siglo XVIII a.C. Además, lo encontramos traducido a
numerosas lenguas antiguas. Estamos, seguramente, ante el primer gran éxito
literario de la Historia.
El éxito tan enorme y
prolongado de este texto proviene de su contenido. En él se narra la historia
de Gilgamesh, héroe mítico de la ciudad de Uruk. Y en esta historia es un
hombre el protagonista, con sus miedos, esperanzas, alegrías y miserias. Cuenta
historias fantásticas, pero las complementa con pasiones humanas muy habituales
y conocidas por todos. Por primera vez el hombre es protagonista y el relato
fantástico, lleno de dioses y criaturas extraordinarias, es el trasfondo.
Dentro de la Epopeya de
Gilgamesh, una de las historias que nos cuenta trata sobre el episodio del
Diluvio narrado en el Génesis. Para no liaros con la cronología os diré que las
últimas investigaciones sobre el Génesis apuntan a que se escribió en torno al
siglo V a.C. Por tanto, el relato del Diluvio bíblico es bastante más posterior
que el relato babilónico.
El descubrimiento del relato
del Diluvio se produjo en el siglo XIX. Concretamente, el día 3 de diciembre de
1862, George Smith anunció el hallazgo en la Sociedad Inglesa
de Arqueología Bíblica. La tablilla donde aparecía este relato (tablilla XI)
era una parte de una historia mucho mayor, compuesta de doce cantos y que nos
mostraban la Epopeya vivida por Gilgamesh. La tablilla fue encontrada en la
biblioteca del rey asirio Asurbanipal, en su palacio de Nínive (siglo VII
a.C.).
Los historiadores han podido
traducir la tablilla donde aparece la historia del Diluvio, encontrando
numerosas semejanzas con el relato bíblico. De hecho, en el mundo científico,
nadie duda sobre que el origen del relato del Génesis bebe directamente de la
fuente babilónica. Varios son los puntos en común que sustentan tal afirmación.
·
La causa del
Diluvio es un castigo divino contra la humanidad. Mientras
que en el Génesis Yahvé decide acabar con la humanidad porque “la tierra estaba corrompida y colmada de
inquinidad”. En el relato babilónico cinco dioses deciden destruir la
humanidad por razones similares. Esta conclusión la obtenemos al leer la
súplica que hace Ea, dios contrario a la decisión, a Enlil, el dios que llevó
la voz cantante en la decisión: “no
permitas que mueran todos los hombres por los pecados de algunos”.
·
Existe un aviso
secreto al protagonista del relato. Yavhé, arrepentido en parte por su
decisión, avisó a Noé, el único hombre justo. Estableció una alianza con él y
le ordenó construir una gran arca donde salvar a toda su familia. En el relato
babilónico es Ea, el dios disconforme con la decisión, quién habla
indirectamente a Utnapishitim (el Noé caldeo) a través de su cercado,
pidiéndole que construya un barco.
·
En ambos relatos
el protagonista construye un gran barco, el arca. El Génesis nos informa que
tenía una longitud de 300 codos, una anchura de 50 y una altura de 30, estando
dividida en tres pisos. El relato babilónico es más preciso en datos: nave
cuadrangular con 6 cubiertas, de 3.600 m² de extensión y 60 m de altura.
·
Embarcación de
animales. En ambos relatos Noé y Utnapishitim, además de embarcar a sus
familias, embarcaron a multitud de animales. Se suele pensar que Noé embarcó
una pareja de cada animal, pero en realidad esa es sólo una de las dos
versiones que conocemos del Diluvio israelí. Es el llamado relato Sacerdotal (reconocible porque nombra a
dios como Elohim). En el relato llamado Yahvista
(aquí dios es Yahvé) Noé embarcó siete parejas de cada animal puro y una pareja
de cada animal impuro. Ambos relatos fueron fundidos en el siglo V a.C.
quedando el Génesis como lo conocemos actualmente.
·
Duración del
Diluvio. Aquí las divergencias son notables. 6 días y 7 noches para el relato
babilónico, un año para el relato Sacerdotal
y 40 días con sus respectivas noches para el Yahvista. En todo caso se trataban de lluvias especialmente
prolongadas.
·
Tras finalizar el
Diluvio el arca se posó sobre un monte. En el relato del Génesis los expertos
han deducido que se trató del monte Ararat, aunque en este sentido no existe
unanimidad actualmente. El realto babilónico nos dice que se posó sobre el monte
Nimush.
·
Utilización de
aves para comprobar si existía tierra seca. El Génesis cuenta como Noé utilizó
primero un cuervo y luego una paloma. De nuevo estamos ante dos versiones
fundidas, esta vez por el método de añadir al relato final ambas versiones de
pájaro. En el relato babilónico se utiliza un cuervo, una golondrina y una
paloma, que ya no regresará.
·
El final del
relato termina con una recompensa para el héroe. Noé y sus hijos son bendecidos
por Yahvé para volver a poblar la tierra. Utnapishitim,
por su parte, recibe el regalo de la inmortalidad junto con su esposa.
El poema de Gilgamesh se
encuentra fácilmente en Internet. Aquí os dejo uno de los muchos enlaces desde
donde podéis consultarlo y descubrir el relato babilónico del diluvio.
Pero el relato del Diluvio
tiene un pasado mucho más antiguo que el relato creado por los poetas de
Babilonia. De hecho, la Epopeya de Gilgamesh se creó de forma muy parecida a
como lo hizo la Biblia.
Varias partes del relato provenían de poemas más antiguos.
Algunos fueron copiados e introducidos sin más modificación en el relato
babilónico. En otros casos, los poemas fueron modificados para hacerlos
coincidir con el relato general. En todo caso, la conjunción de todos los
poemas antiguos en una nueva historia de tal profundidad como la de Gilgamesh ya
supone todo un hito literario importante.
El relato del Diluvio
provenía, concretamente, de la cultura sumeria. El descubridor de tal hallazgo
fue Arno Poebel en 1914. Este investigador encontró, entre las tablillas
pertenecientes a los restos de Nippur, un fragmento donde se relataba la
historia de un diluvio. De hecho, es la versión más antigua que conocemos
actualmente.
Lamentablemente, la tablilla
está muy deteriorada y sólo conservamos unos pocos fragmentos del relato. Son,
no obstante, suficientes para asegurar que esta fue la base del relato
babilónico.
Aquí el Noé sumerio se llama
Ziusudra, un rey piadoso temeroso de los dioses. Mediante una revelación divina
recibe el mensaje de que se acerca la destrucción de la humanidad, decretada
por una asamblea de dioses. La siguiente parte, en la cual nuestro héroe recibiría
las instrucciones para realizar su barco, están perdida. El relato vuelve a ser
legible en el momento en el cual la Tierra se sumerge entre la aguas, estando
en ese estado durante siete días y siete noches (igual duración que el relato
babilónico posterior). Será el dios del sol Utu quien disperse las aguas. Aquí
existe un notable diferencia con los relatos posteriores, pues el Noé sumerio
no utilizó ningún pájaro para comprobar la retirada de las aguas. Ziusudra
mostró sus respetos al dios Utu mediante
sacrificios. De nuevo tenemos una laguna en el texto. Cuando retomamos el
relato Ziusudra es premiado con la deificación, viviendo a partir de entonces
como un dios (igual recompensa que más tarde tendrá Utnapishitim, el Noé
babilónico).
Teniendo en cuenta todo lo
anterior resulta imposible sostener que el relato bíblico nos narre el hecho
histórico tal como sucedió. En principio, porque no utilizó una fuente escrita
original para narrarlo, sino una fuente literaria de una cultura que, a su vez,
tampoco fue testigo de los hechos. Los escribas babilónicos tomaron el relato
del Diluvio de un poema sumerio más antiguo aún. Ahora cabe preguntarse, ¿nos
relata este texto sumerio un hecho real?
Muchos investigadores han
intentado, sin éxito, demostrar la historicidad directa de la Biblia. Otros, han
intentado demostrar una historicidad indirecta, como demostrar la historicidad
del Diluvio sumerio. Los textos babilónicos son más esclarecedores en cuanto a
localizaciones geográficas, lo que animó a muchos arqueólogos a intentar buscar
evidencias de un diluvio.
Las conclusiones obtenidas
son dos:
1.
El relato diluvio
pudo tener un trasfondo histórico real en un lugar geográfico muy concreto. Por
supuesto, la tradición oral del suceso hasta su transcripción escrita deformó
tanto el relato que tan sólo podemos tener la certeza de un desastre natural
relacionado con el agua. La última hipótesis defendida sobre el tema se la
debemos a los geólogos Ryan y Pitman, quienes aseguran que el relato se basó en
una inundación catastrófica del Mar Negro hacia el final de la era glaciar (5.500 a.C.). La
catástrofe ha sido demostrada, pero asegurar que el relato del diluvio proviene
de este hecho es salirnos de la ciencia histórica.
2.
No existen
pruebas que sostengan un diluvio universal.
Este último punto merece una
explicación científica, pues la pseudociencia de Internet siempre ha defendido
la universalidad del diluvio en base a la repetición de la historia en culturas
muy alejadas entre sí. En efecto, resulta que tenemos equivalentes de Noé
dispersos por toda la geografía mundial: Svayambhuva Manu en la India, Deucalión
en Grecia, Nu-wah en China… Y los dioses que provocaron diluvios para purificar
la Tierra también se cuentan por decenas: Viracocha entre los Incas, Chalchitlicue
entre los Mexicas, Caicai Vilu entre
los amerindios mapuche…
Ahora
bien, esta teoría del diluvio universal se desmonta fácilmente mediante dos
sencillas afirmaciones:
-
La cultura egipcia es, junto a la mesopotámica, una de las más antiguas
de la Tierra. La
existencia de un diluvio universal hubiera sido recogida en su mitología de la
misma manera que lo fue en la mesopotámica, de haber existido en su tierra.
Pero resulta que la mitología egipcia no tiene nada parecido a un diluvio
universal. Por tanto, no en todos los lugares hubo un diluvio.
-
Las catástrofes naturales relacionadas con el agua fueron habituales en la antigüedad. Debemos
tener en cuenta que el ser humano necesita agua para vivir y la mejor manera de
obtenerla en abundancia es en los ríos. Por ello, hasta época romana, cuando
los ingenieros podían llevar el agua hasta donde quisieran gracias a los
acueductos, las principales aglomeraciones humanas se encontraban junto a los
ríos. Y los ríos tienen la mala costumbre de desbordarse periódicamente.
Generalmente relacionado con épocas de intensas lluvias. Por tanto, una
destrucción por inundación tras copiosas lluvias entra dentro de lo posible en
distintos lugares del planeta, sin que ello demuestre la existencia de un
diluvio universal. Además, esta segunda hipótesis explica la primera, pues el
Nilo, el “don de Egipto”, resulta tener las crecidas más controladas de todos
los ríos del planeta. Una vez conocido su proceso anual era lógico que los
egipcios no se dejaran sorprender por crecidas imprevistas. Y, tal vez por
ello, los egipcios no tuvieron necesidad de recordar, mediante su mitología, un
desastre como el que recordaron otras culturas.
Como
conclusión final quedaros con esta afirmación: la película sobre Noé es una
película de ficción, de aventuras, de drama e incluso épica, pero en ningún
modo es histórica.
Y
para ir abriendo boca mientras llega a España aquí os dejo un trailer de la
película que seguro os animará a verla.
FUENTES:
KRAMER,
S.N.: La Historia empieza en Sumer.
Ediciones Orbis S.A. 1985. En la red: http://www.mioasis.org/LIBROS/La%20Historia%20Empieza%20en%20Sumer-%20%20Kramer,%20S.%20N.pdf
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