Navegando por la red encontré
una curiosa aplicación para Iphone cuyo eslogan para captar la atención de
posibles compradores era el siguiente: ¡Libérate de la dependencia de las
lentes para leer!
Según los fabricantes de este
producto novedoso, el uso de esta aplicación durante un tiempo concreto ayudará
a compensar la presbicia, según sus palabras, “utilizando el cerebro como
gafas”. Y no solo eso, sino que además, para no tener que limitarse a un target de compradores situados entre los
40-60 años (los cuales no son los consumidores preferentes de aplicaciones
móviles), comentan que el uso de esta aplicación por personas no présbitas
(menores de 40 años) redundará en un mejor sistema visual y en un retraso de la
presbicia.
Cualquier profano en la
materia estaría encantado con tal producto. Libre de las molestas gafas para
cerca dedicando sólo quince minutos 15 minutos al día. Algunos precavidos
sospecharían de tal cosa y visitarían su página. Allí, abrumados por la
cantidad de estudios científicos en los que se basa y tras las pruebas que
muestran, realizadas en pacientes reales, no tendrían dudas respecto a las
bondades de la aplicación.
Por ello, creo que resulta
necesaria una explicación optométrica sobre el asunto. Más que nada, porque los
consumidores deben tener sobre la mesa todas las cartas de la baraja o su
elección estará condicionada.
¿Os interesa la opinión de un
profesional de la visión sobre este producto?
Muchos de vosotros sabéis que
soy óptico optometrista. Este hecho me presupondría a negar cualquier validez a
esta aplicación, por la teórica causa de que influiría en mis ventas. Aunque es
un pensamiento lógico resulta del todo erróneo. Al menos en lo que a mí se
refiere.
Yo soy un óptico optometrista
asalariado, que nada gana ni pierde por vender más o menos gafas. Eso influirá
en mi empresa y en sus dueños, pero en lo que a mi respecta no me influye. Si
la empresa no es rentable que la cierren y a otra cosa, que yo ya me buscaré la vida. Mi ocupación es
compensar los problemas visuales de mis pacientes. Eso lo hago a través de unos
productos (gafas, lentes de contacto…) que tienen un coste monetario. Pero mi
trabajo principal es graduar la vista y compensar sus deficiencias.
En este sentido, cualquier
mejora que sirva para compensar de manera más eficiente la visión de mis
pacientes la acogeré con gran satisfacción, incluso si eso va en detrimento de
la parte comercial de mi profesión. ¡Ojala alguien inventara un producto mágico
que sirviera para eliminar las gafas de nuestra vida! Debo deciros que aún sigo
esperando.
Dicho todo esto vamos a
analizar la aplicación Glassesoff.
Según nos cuentan sus creadores la aplicación en cuestión se
basa en un entrenamiento visual de nuestro cerebro encaminado a mejorar la
nitidez de nuestra visión próxima. Ello se consigue con una mejora en el
procesamiento de la información que el cerebro recibe de nuestros ojos.
La manera de lograrlo es
mediante un programa de entrenamiento del cerebro para procesar imágenes
borrosas. Es decir, no elimina la presbicia, causa que nos hace ver las
imágenes borrosas en cerca. Las imágenes siguen siendo borrosas. Lo que hace es
un entrenamiento de nuestro cerebro para que pueda identificar más fácilmente
las imágenes borrosas, y para ello utiliza unos filtros Gabor.
Por tanto, el fundamento
final de este producto es entrenar a nuestro cerebro para poder interpretar
imágenes borrosas y poder leer sin la necesidad de gafas.
Eso me recuerda a mi etapa de
miope adolescente, cuando no quería ponerme gafas. ¡Qué extraño! Como mi miopía
no me permitía ver correctamente de lejos, logré entrenar mi visión para
detectar a mis amigos por su forma de andar y su vestimenta. No era ningún
superhombre con visión especial. Simplemente adaptaba mi visión a un mundo de
borrosidad, fijándome en detalles que no necesitan personas que ven nítido de
lejos. ¿Si ves la cara de una persona nítidamente a seis metros porqué vas a
buscar otros métodos de reconocer a esa persona?
Ahora bien, ¿eso me impidió
utilizar gafas de miopía? No. ¿Si tenía que salir de mi barrio o ver el cartel
de una calle podía hacerlo tras entrenar mi visión a la borrosidad? No. ¿Tuve
situaciones comprometidas por ir sin gafas por la vida? Si. En una ocasión casi
doy un beso en la cara a un total desconocido por el simple hecho de parecerse
mucho a un familiar. ¿Soy el único? No. Una amiga que seguía la misma táctica
se coló, literalmente, en el coche de un desconocido creyendo que era el de su
novio.
Podría seguir con las bromas
si el tema fuera eso, una broma. Pero los fabricantes de esta aplicación no
parecen seguir ese camino. Pretenden convencer a la gente de las bondades de su
método y para ello, en su página Web nos incluyen numerosos trabajos que
parecen avalar tal programa. También nos comentan que realizaron un estudio de
campo con la Universidad de Berkeley donde se pudo demostrar el éxito de la
aplicación.
Tras observar un poco los
datos en los que se basan debo decir que, efectivamente, el ojo se puede
entrenar para ver imágenes borrosas e identificarlas. De la misma manera, creo
yo, a un niño le enseñamos que ciertos símbolos son letras y otros números.
Lógicamente, tras ver muchas veces la letra “A” y decir que eso es una letra
“A” el niño terminará reconociendo ese símbolo al igual que lo reconocemos
todos los demás. Por tanto, si entrenamos para ver esa “A” borrosa lograremos
llegar a identificarla estando borrosa. Pero, ahora bien, ¿eso servirá para
poder leer sin gafas? Eso es harina de otro costal.
A continuación os voy a dar
mi opinión sobre el producto y los aspectos que no veo muy claros sobre él.
·
Primera duda al
respecto. Nos comentan que el cerebro de cada persona es particular, por lo que
la aplicación se adapta a cada persona de manera individual, ajustando un
entrenamiento personalizado y basándolo en el progreso individual.
Según mi opinión aquí veo una
clara vocación comercial. Mi experiencia me dice que la presbicia afecta al
100% de la población, por lo que los mecanismos como se desarrolla deben ser
bastante parecidos para todo el mundo, ¿verdad? Dada esta similitud no entiendo
la imposibilidad de usar esta aplicación con mi pareja si ambos tenemos misma
edad y similar grado de presbicia. No veo la necesidad de entrenarnos con dos
versiones diferentes del producto, salvo la monetaria.
·
Segunda duda. Nos
comentan que no es necesaria la ayuda de terceras personas. La aplicación tiene
un interfaz fácil de usar que le hace utilizable por todo tipo de usuarios,
hasta los más retrasados tecnológicamente hablando.
No dudo en la facilidad de
uso de la aplicación.
Pero me mosquea que una especie de terapia visual no deba
estar revisada por algún tipo de profesional sanitario de la visión. Realmente
no conozco ninguna que no lo necesite.
·
Tercera duda.
Según los diseñadores de la aplicación, mediante tres sesiones a la semana,
cada una de las cuales dura 12 minutos, en tres meses ya no necesitaremos gafas
para leer.
¡Vaya! Cada cerebro es
diferente a la hora de entrenarse pero a los tres meses todos llegan a la misma
conclusión. Es algo similar como si un profesor de autoescuela nos dice que sea
cual sea la persona que se ponga en sus manos en un plazo fijado obtendrá el
carnet de conducir.
·
Cuarta duda. El
estudio de campo en el que se basa la eficacia del producto resulta, cuanto
menos, curioso.
El estudio fue llevado a cabo
en la Universidad de Berkeley y apareció en la Revista Nature en febrero del año 2012. En caso de ser un
avance tan significativo en el mundo de la óptica creo que, en más de dos años,
alguna noticia tendría que haber recibido de ello por los canales
profesionales.
Dejando a un lado lo
anterior, leyendo el estudio debo destacar varias cosas. En primer lugar la
cantidad de participantes en el proyecto (30), un número realmente exiguo para
sacar conclusiones generales alegremente.
Por otro lado, sus
conclusiones sobre la velocidad de lectura son bastante ilustrativas de lo que
este entrenamiento es capaz de conseguir. Tras tomar medidas de velocidad de
lectura antes y después del entrenamiento, los sujetos participantes
manifestaron una mayor rapidez de lectura. Los investigadores calcularon que
los présbitas ganarían unos 9 minutos en un artículo de periódico de 2000
palabras. No está nada mal.
Pero estos resultados se
lograron midiendo tales velocidades sin compensación de cerca alguna. En ningún
lugar comparan este resultado con la velocidad de lectura de los présbitas con
su graduación de cerca colocada. Ese sería un dato interesante, pero creo poder
afirmar que la velocidad de lectura de un présbita con gafas debe ser mayor que
la de un présbita sin compensación y entrenado con este sistema.
La conclusión final debería
ser algo así: podrá leer sin gafas más rápido que antes de entrenarse, pero
peor que con su compensación óptica correcta para cerca. Y claro, esto vende
más bien poco, ¿verdad?
En cambio, su conclusión
final, tras tantos datos positivos que nos muestran, me deja un poso de duda.
Según los investigadores: “nuestro
estudio proporciona evidencia de que mientras que una pérdida de la acomodación
es una consecuencia inevitable del envejecimiento, puede ser posible superar y
/ o retrasar los efectos no deseados de la presbicia”.
La clave está en el “superar
y/o retrasar”. Si los superamos no es necesario retrasarlos. Si los retrasamos
no los superamos. Si los datos son tan positivos, ¿porqué colocar esta
coletilla en las conclusiones?
·
Quinta duda. En
la página del producto nos informan sobre el deterioro visual inevitable que se
produce a cierta edad en la visión de todas las personas. Aunque obvian poner
la palabra técnica en cuestión. Yo os la digo: presbicia.
La presbicia, como toda
persona mínimamente informada sabe, es un problema visual que afecta a nuestra
capacidad de enfoque en distancias cortas. El ojo humano, para poder ver
objetos cercanos debe modificar su potencia dióptrica total (pues de manera
natural está enfocando distancias lejanas). Para ello modifica las dioptrías de
una de sus lentes, el cristalino. Es lo que se conoce como proceso de
acomodación. Esto lo consigue mediante una modificación de su forma, lo que
repercute en el radio de curvatura de las caras de la lente y, finalmente, en
el cambio de la potencia dióptrica. La manera de lograr ese cambio en la forma
del cristalino es a través de los llamados músculos ciliares, que estiran y
relajan el cristalino según nuestra necesidad visual de enfoque.
Con la edad, los músculos
ciliares van perdiendo su flexibilidad y la lente del cristalino se vuelve cada
vez más rígida, lo que repercute en dificultades para variar su curvatura y
potencia dióptrica. El resultado es que cada vez nos cuesta más ver objetos
cercanos.
La presbicia es un proceso
que se manifiesta entre los 40-60 años, tiempo en el que nuestra acomodación se
deteriora hasta el mínimo. A partir de los 60 años nuestra flexibilidad
acomodativa es prácticamente nula y el cristalino se vuelve una lente de
potencia dióptrica casi fija.
La única manera de compensar
la presbicia es ayudando al ojo a enfocar mediante la adición de lentes
positivas. Con ello sumamos al ojo la potencia dióptrica que hemos perdido. El
cambio de gafas con el tiempo se debe al avance de nuestra pérdida y no al
hecho de usar o no usar gafas.
Dicho todo lo anterior, la
aplicación no soluciona nuestro problema, la pérdida de flexibilidad
acomodativa. Tan sólo nos intenta ayudar a vivir con nuestra deficiencia.
Entiendo que para un
invidente es de suma importancia aprender Braille, pero no conozco que eso sea
de utilidad para una persona que no es invidente. Si puedes leer las letras
impresas con tus ojos, ¿qué necesidad tienes en leer mediante el tacto? Del
mismo modo, si puedes ver nítidamente con unas gafas de cerca, ¿para que nos
vamos a molestar en intentar adivinar imágenes borrosas? ¿Por una cuestión
estética? En los adolescentes puede tener un pase. Pero en adultos no lo
entiendo.
Como conclusión final debo
decir que no me ha convencido esta aplicación. No, al menos, con el objetivo
que nos la intenta vender su fabricante. Su uso puede ser interesante para
entrenar nuestro sistema visual. Pero pasar de un simple entrenamiento, de
cuestionables resultados prácticos, a la afirmación de la eliminación de las
gafas para leer, media un abismo.
Para todos aquellos que aún
quieran adquirir el producto debo darles un último consejo. Aunque inicialmente
pueda parecer sencillo realizar tandas de 15 minutos 3 veces a la semana os
aseguro que no es nada sencillo. Requiere gran esfuerzo visual, concentración y
unas medidas de iluminación fijas y concretas, cosa que no he podido leer en
ningún momento en la página del fabricante.
Además, los resultados,
pudieran ser nulos, según nos informan desde este blog.
El producto cuesta inicialmente
en torno a 10 dólares, aunque tienes un periodo de prueba gratuito durante las
primeras tres semanas. Luego, tras los tres meses de entrenamiento necesitarás
un nuevo programa para no perder todo lo aprendido (lo que supondrá aumentar la
inversión en el producto). Seguramente esto último se deba a la mala costumbre
que tiene nuestro cerebro de intentar “ver” de la manera más nítida posible.
¿Alguien ha probado realmente
el producto?
Resultaría muy interesante
saber su opinión personal al respecto.
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