domingo, 16 de marzo de 2014

Gracias a una aplicación móvil (GlassesOff) ya no necesitaremos gafas de cerca



Navegando por la red encontré una curiosa aplicación para Iphone cuyo eslogan para captar la atención de posibles compradores era el siguiente: ¡Libérate de la dependencia de las lentes para leer!

Según los fabricantes de este producto novedoso, el uso de esta aplicación durante un tiempo concreto ayudará a compensar la presbicia, según sus palabras, “utilizando el cerebro como gafas”. Y no solo eso, sino que además, para no tener que limitarse a un target de compradores situados entre los 40-60 años (los cuales no son los consumidores preferentes de aplicaciones móviles), comentan que el uso de esta aplicación por personas no présbitas (menores de 40 años) redundará en un mejor sistema visual y en un retraso de la presbicia.

Cualquier profano en la materia estaría encantado con tal producto. Libre de las molestas gafas para cerca dedicando sólo quince minutos 15 minutos al día. Algunos precavidos sospecharían de tal cosa y visitarían su página. Allí, abrumados por la cantidad de estudios científicos en los que se basa y tras las pruebas que muestran, realizadas en pacientes reales, no tendrían dudas respecto a las bondades de la aplicación.

Por ello, creo que resulta necesaria una explicación optométrica sobre el asunto. Más que nada, porque los consumidores deben tener sobre la mesa todas las cartas de la baraja o su elección estará condicionada.

¿Os interesa la opinión de un profesional de la visión sobre este producto?


Muchos de vosotros sabéis que soy óptico optometrista. Este hecho me presupondría a negar cualquier validez a esta aplicación, por la teórica causa de que influiría en mis ventas. Aunque es un pensamiento lógico resulta del todo erróneo. Al menos en lo que a mí se refiere.

Yo soy un óptico optometrista asalariado, que nada gana ni pierde por vender más o menos gafas. Eso influirá en mi empresa y en sus dueños, pero en lo que a mi respecta no me influye. Si la empresa no es rentable que la cierren y a otra cosa, que yo ya me buscaré la vida. Mi ocupación es compensar los problemas visuales de mis pacientes. Eso lo hago a través de unos productos (gafas, lentes de contacto…) que tienen un coste monetario. Pero mi trabajo principal es graduar la vista y compensar sus deficiencias.

En este sentido, cualquier mejora que sirva para compensar de manera más eficiente la visión de mis pacientes la acogeré con gran satisfacción, incluso si eso va en detrimento de la parte comercial de mi profesión. ¡Ojala alguien inventara un producto mágico que sirviera para eliminar las gafas de nuestra vida! Debo deciros que aún sigo esperando.

Dicho todo esto vamos a analizar la aplicación Glassesoff. Según nos cuentan sus creadores la aplicación en cuestión se basa en un entrenamiento visual de nuestro cerebro encaminado a mejorar la nitidez de nuestra visión próxima. Ello se consigue con una mejora en el procesamiento de la información que el cerebro recibe de nuestros ojos.



La manera de lograrlo es mediante un programa de entrenamiento del cerebro para procesar imágenes borrosas. Es decir, no elimina la presbicia, causa que nos hace ver las imágenes borrosas en cerca. Las imágenes siguen siendo borrosas. Lo que hace es un entrenamiento de nuestro cerebro para que pueda identificar más fácilmente las imágenes borrosas, y para ello utiliza unos filtros Gabor.

Por tanto, el fundamento final de este producto es entrenar a nuestro cerebro para poder interpretar imágenes borrosas y poder leer sin la necesidad de gafas.

Eso me recuerda a mi etapa de miope adolescente, cuando no quería ponerme gafas. ¡Qué extraño! Como mi miopía no me permitía ver correctamente de lejos, logré entrenar mi visión para detectar a mis amigos por su forma de andar y su vestimenta. No era ningún superhombre con visión especial. Simplemente adaptaba mi visión a un mundo de borrosidad, fijándome en detalles que no necesitan personas que ven nítido de lejos. ¿Si ves la cara de una persona nítidamente a seis metros porqué vas a buscar otros métodos de reconocer a esa persona?

Ahora bien, ¿eso me impidió utilizar gafas de miopía? No. ¿Si tenía que salir de mi barrio o ver el cartel de una calle podía hacerlo tras entrenar mi visión a la borrosidad? No. ¿Tuve situaciones comprometidas por ir sin gafas por la vida? Si. En una ocasión casi doy un beso en la cara a un total desconocido por el simple hecho de parecerse mucho a un familiar. ¿Soy el único? No. Una amiga que seguía la misma táctica se coló, literalmente, en el coche de un desconocido creyendo que era el de su novio.

Podría seguir con las bromas si el tema fuera eso, una broma. Pero los fabricantes de esta aplicación no parecen seguir ese camino. Pretenden convencer a la gente de las bondades de su método y para ello, en su página Web nos incluyen numerosos trabajos que parecen avalar tal programa. También nos comentan que realizaron un estudio de campo con la Universidad de Berkeley donde se pudo demostrar el éxito de la aplicación.

Tras observar un poco los datos en los que se basan debo decir que, efectivamente, el ojo se puede entrenar para ver imágenes borrosas e identificarlas. De la misma manera, creo yo, a un niño le enseñamos que ciertos símbolos son letras y otros números. Lógicamente, tras ver muchas veces la letra “A” y decir que eso es una letra “A” el niño terminará reconociendo ese símbolo al igual que lo reconocemos todos los demás. Por tanto, si entrenamos para ver esa “A” borrosa lograremos llegar a identificarla estando borrosa. Pero, ahora bien, ¿eso servirá para poder leer sin gafas? Eso es harina de otro costal.

A continuación os voy a dar mi opinión sobre el producto y los aspectos que no veo muy claros sobre él.

·        Primera duda al respecto. Nos comentan que el cerebro de cada persona es particular, por lo que la aplicación se adapta a cada persona de manera individual, ajustando un entrenamiento personalizado y basándolo en el progreso individual.

Según mi opinión aquí veo una clara vocación comercial. Mi experiencia me dice que la presbicia afecta al 100% de la población, por lo que los mecanismos como se desarrolla deben ser bastante parecidos para todo el mundo, ¿verdad? Dada esta similitud no entiendo la imposibilidad de usar esta aplicación con mi pareja si ambos tenemos misma edad y similar grado de presbicia. No veo la necesidad de entrenarnos con dos versiones diferentes del producto, salvo la monetaria.

·        Segunda duda. Nos comentan que no es necesaria la ayuda de terceras personas. La aplicación tiene un interfaz fácil de usar que le hace utilizable por todo tipo de usuarios, hasta los más retrasados tecnológicamente hablando.

No dudo en la facilidad de uso de la aplicación. Pero me mosquea que una especie de terapia visual no deba estar revisada por algún tipo de profesional sanitario de la visión. Realmente no conozco ninguna que no lo necesite.

·        Tercera duda. Según los diseñadores de la aplicación, mediante tres sesiones a la semana, cada una de las cuales dura 12 minutos, en tres meses ya no necesitaremos gafas para leer.

¡Vaya! Cada cerebro es diferente a la hora de entrenarse pero a los tres meses todos llegan a la misma conclusión. Es algo similar como si un profesor de autoescuela nos dice que sea cual sea la persona que se ponga en sus manos en un plazo fijado obtendrá el carnet de conducir.

·        Cuarta duda. El estudio de campo en el que se basa la eficacia del producto resulta, cuanto menos, curioso.

El estudio fue llevado a cabo en la Universidad de Berkeley y apareció en la Revista Nature en febrero del año 2012. En caso de ser un avance tan significativo en el mundo de la óptica creo que, en más de dos años, alguna noticia tendría que haber recibido de ello por los canales profesionales.

Dejando a un lado lo anterior, leyendo el estudio debo destacar varias cosas. En primer lugar la cantidad de participantes en el proyecto (30), un número realmente exiguo para sacar conclusiones generales alegremente.

Por otro lado, sus conclusiones sobre la velocidad de lectura son bastante ilustrativas de lo que este entrenamiento es capaz de conseguir. Tras tomar medidas de velocidad de lectura antes y después del entrenamiento, los sujetos participantes manifestaron una mayor rapidez de lectura. Los investigadores calcularon que los présbitas ganarían unos 9 minutos en un artículo de periódico de 2000 palabras. No está nada mal.

Pero estos resultados se lograron midiendo tales velocidades sin compensación de cerca alguna. En ningún lugar comparan este resultado con la velocidad de lectura de los présbitas con su graduación de cerca colocada. Ese sería un dato interesante, pero creo poder afirmar que la velocidad de lectura de un présbita con gafas debe ser mayor que la de un présbita sin compensación y entrenado con este sistema.

La conclusión final debería ser algo así: podrá leer sin gafas más rápido que antes de entrenarse, pero peor que con su compensación óptica correcta para cerca. Y claro, esto vende más bien poco, ¿verdad?

En cambio, su conclusión final, tras tantos datos positivos que nos muestran, me deja un poso de duda. Según los investigadores: “nuestro estudio proporciona evidencia de que mientras que una pérdida de la acomodación es una consecuencia inevitable del envejecimiento, puede ser posible superar y / o retrasar los efectos no deseados de la presbicia”.

La clave está en el “superar y/o retrasar”. Si los superamos no es necesario retrasarlos. Si los retrasamos no los superamos. Si los datos son tan positivos, ¿porqué colocar esta coletilla en las conclusiones?

·        Quinta duda. En la página del producto nos informan sobre el deterioro visual inevitable que se produce a cierta edad en la visión de todas las personas. Aunque obvian poner la palabra técnica en cuestión. Yo os la digo: presbicia.

La presbicia, como toda persona mínimamente informada sabe, es un problema visual que afecta a nuestra capacidad de enfoque en distancias cortas. El ojo humano, para poder ver objetos cercanos debe modificar su potencia dióptrica total (pues de manera natural está enfocando distancias lejanas). Para ello modifica las dioptrías de una de sus lentes, el cristalino. Es lo que se conoce como proceso de acomodación. Esto lo consigue mediante una modificación de su forma, lo que repercute en el radio de curvatura de las caras de la lente y, finalmente, en el cambio de la potencia dióptrica. La manera de lograr ese cambio en la forma del cristalino es a través de los llamados músculos ciliares, que estiran y relajan el cristalino según nuestra necesidad visual de enfoque.

Con la edad, los músculos ciliares van perdiendo su flexibilidad y la lente del cristalino se vuelve cada vez más rígida, lo que repercute en dificultades para variar su curvatura y potencia dióptrica. El resultado es que cada vez nos cuesta más ver objetos cercanos.

La presbicia es un proceso que se manifiesta entre los 40-60 años, tiempo en el que nuestra acomodación se deteriora hasta el mínimo. A partir de los 60 años nuestra flexibilidad acomodativa es prácticamente nula y el cristalino se vuelve una lente de potencia dióptrica casi fija.

La única manera de compensar la presbicia es ayudando al ojo a enfocar mediante la adición de lentes positivas. Con ello sumamos al ojo la potencia dióptrica que hemos perdido. El cambio de gafas con el tiempo se debe al avance de nuestra pérdida y no al hecho de usar o no usar gafas.

Dicho todo lo anterior, la aplicación no soluciona nuestro problema, la pérdida de flexibilidad acomodativa. Tan sólo nos intenta ayudar a vivir con nuestra deficiencia.

Entiendo que para un invidente es de suma importancia aprender Braille, pero no conozco que eso sea de utilidad para una persona que no es invidente. Si puedes leer las letras impresas con tus ojos, ¿qué necesidad tienes en leer mediante el tacto? Del mismo modo, si puedes ver nítidamente con unas gafas de cerca, ¿para que nos vamos a molestar en intentar adivinar imágenes borrosas? ¿Por una cuestión estética? En los adolescentes puede tener un pase. Pero en adultos no lo entiendo.

Como conclusión final debo decir que no me ha convencido esta aplicación. No, al menos, con el objetivo que nos la intenta vender su fabricante. Su uso puede ser interesante para entrenar nuestro sistema visual. Pero pasar de un simple entrenamiento, de cuestionables resultados prácticos, a la afirmación de la eliminación de las gafas para leer, media un abismo.

Para todos aquellos que aún quieran adquirir el producto debo darles un último consejo. Aunque inicialmente pueda parecer sencillo realizar tandas de 15 minutos 3 veces a la semana os aseguro que no es nada sencillo. Requiere gran esfuerzo visual, concentración y unas medidas de iluminación fijas y concretas, cosa que no he podido leer en ningún momento en la página del fabricante.
Además, los resultados, pudieran ser nulos, según nos informan desde este blog.

El producto cuesta inicialmente en torno a 10 dólares, aunque tienes un periodo de prueba gratuito durante las primeras tres semanas. Luego, tras los tres meses de entrenamiento necesitarás un nuevo programa para no perder todo lo aprendido (lo que supondrá aumentar la inversión en el producto). Seguramente esto último se deba a la mala costumbre que tiene nuestro cerebro de intentar “ver” de la manera más nítida posible.

¿Alguien ha probado realmente el producto?

Resultaría muy interesante saber su opinión personal al respecto.

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