Hoy os voy a mostrar dos avances del mundo de la
óptica que, hoy en día, parecen sacados de una película de ciencia ficción.
El primero es un producto de invención española que
pretende otorgar más autonomía a las personas ciegas, proporcionándoles unas
gafas con las que pueden reconocer objetos en el espacio próximo que les rodea.
Sí, habéis leído bien, unas gafas para ciegos.
El segundo producto es un proyecto que lleva años de
investigación y que, de poder desarrollarse, cambiará por completo la visión de
las personas présbitas que necesitan progresivos.
¿Os animáis a conocer estos avances?
GAFAS NIIRA
¿Qué son?
Las gafas NIIRA (Non Invasive Image Reconstruction
into Audio) son un producto desarrollado por la empresa tecnológica Eyesynth,
con sede en Castellón.
Consisten en unas gafas capaces de registrar, mediante
cámaras, el espacio que rodea al portador en tres dimensiones. Luego, procesan
esa información y la traducen a sonidos comprensibles para la persona
invidente. El cerebro del usuario es entrenado para interpretar esos sonidos y
otorgar al invidente una información de lo que le rodea.
Con un leve entrenamiento, el invidente es capaz de
percibir los obstáculos que le rodean, así como multitud de detalles que, según
los usuarios, son increíbles e inimaginables antes de probar estas gafas.
¿Cómo surgió la idea?
Su CEO, Antonio Quesada, explica que se comenzó a
desarrollar este proyecto a raíz de estudiar una característica muy especial de
nuestro cerebro, la sinestesia.
Al nacer, todos los seres humanos tenemos los sentidos
en proceso de formación y desarrollo. La sinestesia se define como la “imagen
o sensación subjetiva, propia de un sentido, determinada por otra sensación que
afecta a un sentido diferente”. Es decir, una bebé es capaz de oler colores
o saborear sonidos.
Más tarde, al desarrollarnos, el cerebro aprende a
descartar estas combinaciones, pues no las necesita para adaptarse al medio que
le rodea. Ahora bien, se calcula que un 20% de las personas adultas mantienen
algún grado leve de sinestesia. Esto hizo plantearse a Quesada la idea de
realizar el proceso al revés, es decir, tomar una forma geométrica y tratar de
traducirla a un sonido.
¿Cómo funcionan?
Tal como indiqué antes, estas gafas funcionan grabando
el entorno mediante unas cámaras. Esa información viaja a una unidad de
procesado de imagen, similar en tamaño a un smartphone, que traduce esos datos
espaciales en sonidos. Los mismos llegan al usuario por medio de un sistema de
audio por conducción ósea, integrado en la montura, por lo que transmite el
sonido a través del cráneo sin tapar el canal auditivo (lo que libera el
tímpano para el resto de sonidos del ambiente y evita el estrés auditivo).
Al ser una experiencia sensorial es complicado
explicar con palabras cómo el cerebro del usuario es capaz de traducir esos
sonidos, similares al rumor del mar, en información útil de los objetos que le
rodean. Pero si vemos los vídeos de los usuarios que han probado las gafas
descubrimos que el invento funciona a nada que se prueba unos pocos días. Y
todo, gracias, a que nuestro cerebro es sumamente plástico y adaptable.
¿Qué aplicaciones tienen estas gafas?
Lo primero que debo advertir es que estas gafas no son
un sustituto del bastón o el perro guía para personas invidentes, sino un
complemento más que le proporciona mayor independencia.
Por ejemplo, respecto a un bastón, esta tecnología permite
detectar objetos que no están en el suelo, como extintores o salientes en las
paredes, y no solo permite identificar formas y espacios, también medir la
profundidad a una distancia más grande de la obtenida con el bastón.
Los usuarios que han probado estas gafas admiten que
le otorgan mayor seguridad y que son un complemento más para orientarse en
exteriores y percibir el entorno que les rodea.
¿Desde cuándo existen estas gafas?
Este producto, aunque parezca de ciencia ficción, ya
está disponible en el mercado desde hace unos cuantos años.
La idea original surgió en el año 2014, existiendo un
primer prototipo, llamado Frankenstein, dos años más tarde. Desde entonces el
desarrollo consistió en mejorar la captación de imágenes, la traducción a
sonidos y realizar modelos ergonómicos.
No será hasta finales del año 2023 cuando estén listas
las primeras unidades para los clientes. Y para el año 2025 las gafas NIIRA incorporan
un micrófono que permite al usuario interactuar con el sistema a través de la
voz, así como sistemas Bluetooth para interactuar con teléfonos móviles.
¿Dónde puedo adquirir estas gafas?
En General Óptica comercializan este producto en los
siguientes establecimientos: Astarloa, Francesc Macià, Sierpes, Independencia y
Preciados.
Y si queréis más información sobre el producto os dejo
su página web: Eyesynth.
GAFAS DE ENFOQUE AUTOMÁTICO
Uno de los mayores hándicaps que sufrimos los humanos
al llegar a los 40-45 años es la pérdida progresiva de nuestra capacidad de
acomodación visual.
En el interior de nuestros ojos existe una lente,
llamada cristalino, capaz de cambiar su potencia dióptrica para poder
proporcionar a nuestro cerebro imágenes nítidas independientemente de la
distancia a la que esté situado el objeto que estamos viendo. Para entenderlo fácilmente,
es similar al zoom de una cámara de fotos.
Estos cambios de potencia se producen de manera
automática en segundos, por lo que no somos conscientes de ellos en nuestro día
a día. Pero, al llegar a los 40-45 años, el sistema comienza a fallar. No es
capaz de enfocar objetos cercanos a nuestros ojos (razón por la que empezamos a
alejar los objetos para leerlos, o agrandar las letras en los móviles) y el
cambio de enfoque entre lejos y cerca ya no es automático.
Hasta ahora, la única manera de resolver este problema
era recurrir a las lentes progresivas. Unas lentes oftálmicas con diferentes
graduaciones en cada parte del cristal que permiten suplir el problema de la
acomodación. La graduación necesaria para ver distancias lejanas está en la
zona superior, mientras que para ver distancias cortas debemos enfocar por la
zona inferior del lente. Entre ambos puntos la graduación varia
progresivamente, de ahí su nombre, aumentando potencia o disminuyendo según
tengamos hipermetropía o miopía.
Los progresivos son unas de las lentes más temidas por
los usuarios debido a varias razones.
La primera, mental. Usarlos se asocia a la vejez y a
nadie le gusta asumir esa condición. Esa una asociación artificial, pero muy
poderosa para ciertos grupos sociales.
La segunda, tecnológica. Es un lente que ha sufrido
diversos avances tecnológicos que le han mejorado notablemente las
prestaciones. Los primeros modelos de finales del siglo XX eran muy duros y
difíciles de utilizar. Y ese mal recuerdo de los usuarios ha quedado asentado
en la conciencia general de la población. Hoy en día, los progresivos son mucho
más avanzados y fáciles de utilizar, pero requieren un aprendizaje que no todo
el mundo está dispuesto a asumir.
La tercera, económica. Los progresivos son lentes de
un alto coste monetario que resulta sorprendente para personas que no han
tenido contacto con la óptica hasta la llegada de la presbicia. Si lo
comparamos con otros productos que usamos a diario, como un móvil, no resultan
tan costosos. De nuevo, estamos ante un condicionante artificial creado por
nosotros mismos, pero sumamente poderoso como objeción.
Para intentar solucionar, en parte, los problemas de
adaptación que requieren estas lentes, IXI, una startup tecnológica
finlandesa, ha desarrollado las primeras gafas con enfoque automático de la
historia.
Según indican sus inventores, este dispositivo adapta
el enfoque en tiempo real, otorgando una visión muy similar a la que tenía el
usuario antes de perder su capacidad óptima de enfoque acomodativo.
Su funcionamiento es de la siguiente manera. Las gafas
incorporan un sistema de detección ocular que identifica a qué distancia mira
el usuario y ajusta el enfoque de las lentes mediante una capa de cristal
líquido capaz de modificar su estructura cuando recibe señales eléctricas.
Este mecanismo de enfoque automático representa una
evolución comparable al salto tecnológico que vivieron las cámaras
fotográficas, al pasar del enfoque manual al automático.
La principal ventaja que otorgan estas lentes respecto
a los lentes progresivos tradicionales es la de eliminar las zonas de visión
limitadas y distorsionadas que poseen las gafas progresivas en los laterales,
ofreciendo una visión uniforme en toda la lente sin necesidad de movimientos
rígidos de cabeza.
Actualmente, la tecnología se encuentra en fase de
investigación y desarrollo. Entre los retos pendientes se encuentran la mejora
de la transparencia del lente, la reducción de la posible sensación de neblina
visual y la optimización de la experiencia de uso durante una jornada completa.
Igualmente, se están desarrollando modelos de montura que, a pesar de incluir
sensores y lentes electrónicas, posean un peso y una estética similar a las
gafas actuales.
Según datos de la compañía, las primeras
demostraciones estarán disponibles a partir de finales del año 2025.
Para más información os dejo su web: https://ixieyewear.com/
Hasta la próxima
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