domingo, 15 de junio de 2025

Villa romana La Dehesa (Soria)

 

Entre las escapadas que podéis hacer desde Soria capital hay una, mucho menos conocida que el Yacimiento de Numancia, que merece la pena visitar por los espléndidos mosaicos geométricos que atesoran sus pavimentos.

 


Me refiero a la Villa romana La Dehesa. ¿Os interesa descubrirla?

 

¿Dónde se encuentra la Villa romana La Dehesa?

La Villa romana La Dehesa se encuentra en la localidad de Cuevas de Soria, a escasos 25 minutos de Soria capital.

El lugar posee un amplio aparcamiento.

 

¿Qué vamos a encontrarnos en la Villa romana de La Dehesa?

 

Nada más entrar en el edificio podremos sacar las entradas (la visita puede ser libre o con audioguía). Lo primero que podremos visitar es una sala donde suelen tener exposiciones temporales. En mi caso versó sobre la ciudad celtíbera de Las Eras, en la actual Ciadueña.

 


A continuación, pasaremos a una sala donde mediante un vídeo explicativo nos pondrán en contexto sobre lo que vamos a visitar. En verdad existen tres vídeos disponibles: uno enfocado a niños, otro que nos habla de la romanización en Soria y, otro más, que describe la villa y la figura de la diosa Magna Mater, una deidad adorada, en distintas formas, desde la prehistoria.

 

Lo que visitaremos a continuación será una gran sala donde nos explicarán la importancia de la diosa Magna Mater en las diferentes culturas y, en especial, en Roma. Una muestra muy interesante donde empaparnos de diversos aspectos de la romanización de los territorios.

 


La villa “La Dehesa” de Cuevas de Soria fue descubierta y excavada en 1928 por Blas Taracena y José Tudela. En su momento se consideró como una de las más importantes de España en su género, lo que conllevó su excavación intensiva y su transformación en un espacio expositivo.

 

El yacimiento se encuentra junto al río Izana y revela una amplia mansión de casi cuatro mil metros cuadrados de superficie, levantada en su totalidad de nueva planta hacia la mitad del siglo IV, sobre una construcción anterior de la que apenas tenemos conocimiento.

 

El edificio se dispuso en la parte más protegida del valle, adaptándose a un terreno suavemente inclinado hacia el sur, que realza la crujía septentrional de la casa, centrada por la estancia de mayores dimensiones del conjunto.


 

La estructura del edificio es sencilla, presentando una planta rectangular organizada en torno a un amplio espacio central ajardinado, con numerosas estancias a su alrededor magníficamente decoradas con materiales de gran calidad. Se construyó con fuertes cimientos de mortero de piedra y cemento, sobre los que se elevaron los muros, cuya solidez ha permitido la conservación de los pavimentos de las habitaciones, a pesar de las duras condiciones de erosión que sufre el yacimiento desde la antigüedad.

 

La visita se realiza por pasarelas en un edificio cubierto que permite conservar mejor los restos existentes.


 

La entrada a la villa se realiza por la entrada situada junto al conjunto termal, en su lado suroriental. Aquí vamos a poder identificar una serie de habitaciones termales, con hornos exteriores para su calentamiento, asociándolas a los conocidos frigidarium, tepidarium y caldarium; asimismo existe una bañera larga y estrecha, decorada interiormente con mosaico teselado.


 

Las excavaciones realizadas hasta este momento han descubierto más de treinta habitaciones de distintos tamaños y estructuras, muchas de ellas con cabecera semicircular, de las que no se conoce su uso con exactitud. Dos grandes salas centraban los ejes del edificio y debieron ser las únicas estancias de la villa que no dispusieron de una segunda planta. El aula magna de la crujía norte cuenta con casi doscientos metros cuadrados de superficie; su entrada tuvo un portón central de doble hoja y dos pequeñas puertas a los lados, al igual que la otra gran habitación del lado oriental. El edificio presenta varias habitaciones estrechas que servirían para acceder indirectamente a los espacios contiguos de mayores dimensiones, evitando su comunicación directa con el frío del jardín exterior.

 


Por el arranque de los muros se piensa que la villa tuvo dos plantas, aunque sólo se conserva la inferior actualmente.

 

La mayoría de las habitaciones de la villa presentan sus suelos magníficamente pavimentados con mosaicos teselados decorados con múltiples motivos geométricos realizados con piezas de diversos colores, que muestran la suntuosidad con la que se construyó el edificio. Sin duda, estos mosaicos son lo que más os sorprenderá de la visita.


 

Alrededor del jardín se alza el peristilo sobre una hilera de columnas de piedra caliza que sostenían el pórtico, como demuestran las basas que aún se conservan in situ. Los pasillos del peristilo ponían en comunicación las diferentes estancias del edificio. En este jardín se cultivaron especies aromáticas, medicinales y de uso culinario.

 


Como curiosidad indicar que no es frecuente conocer el nombre del propietario de una villa romana. Sin embargo, en la villa de Cuevas aparece un monograma que se repite sistemáticamente en sus mosaicos. Desde su descubrimiento se conocían estos monogramas, aunque no habían podido ser descifrados hasta que, nuevos descubrimientos y estudios epigráficos, han permitido conocer que la villa pertenecía los “Irrico” o “Irricos”. Se trata de un nombre gentilicio de origen celtibérico de la familia de más relieve en la zona, que mantuvieron el orgullo de sus antepasados, a pesar de su plena romanización.

 


En definitiva, una visita muy interesante para conocer este tipo de edificaciones de la última época romana.

 

Para más información del lugar os dejo su web: https://www.villaromanaladehesa.es/

 

Hasta la próxima

 

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