domingo, 6 de julio de 2025

Leyendas urbanas (V): El hombre en la Luna

 

Parece ser que el hombre va a volver a la Luna en una pronta misión espacial. Tal vez, en este momento, las leyendas sobre que el hombre no logró viajar a la Luna en los años sesenta del siglo pasado dejen por fin de expandirse. O, tal vez, se refuercen aún con más fuerza. Es posible que aquellos que las defiendan entiendan que sólo la tecnología actual ha podido lograr esta proeza. Algo impensable en el pasado.

 


¿Queréis saber algo más sobre esta leyenda?

 

¿Qué nos dice esta leyenda urbana?

 

En numerosas páginas de Internet podéis encontrar el relato fantástico sobre que el hombre nunca llegó a la Luna. Y, para demostrarlo, los conspiranoicos ofrecen multitud de explicaciones.

 

Es indiferente que la ciencia explicara uno por uno los supuestos puntos oscuros donde se centran las conspiraciones. Siempre es más atractivo creer que nos están mintiendo antes que asumir nuestro error inicial.

 

Si deseáis profundizar en el tema os dejo una entrada que dediqué al mismo hace un tiempo (aquí).

 

¿De dónde surgió esta leyenda urbana?

 

En este caso la leyenda surge del mismo suceso, tan increíble que muchos no pueden asumirlo como real y prefieren inventar una teoría de conspiración alternativa.

 

A finales de los años sesenta, por ejemplo, en España, pocas personas habían montado en avión. Se trataba de un medio de transporte utilizado preferentemente por personas adineradas. Por ello, en muchos lugares resultaba incomprensible entender que el hombre hubiera sido capaz de desarrollar una tecnología capaz de viajar a la Luna.

 

En general, podemos catalogar a los conspiranoicos en tres grupos: los que buscan distinguirse para sacar provecho mediático o económico, aquellos que no tienen cultura, y unos últimos afines a todo tipo de ideas extrañas en contra de la norma porque así́ se sienten un paso por delante de gobiernos e instituciones.

 

Toda leyenda urbana tiene un sustrato real

 

Está claro que, en ocasiones, los gobiernos ocultan información a sus ciudadanos en aras de una mayor seguridad militar y ciudadana. Y este tipo de ocultamientos, una vez que salen a la luz, generan una desconfianza en muchas personas, las cuales comienzan a creer que siempre se les miente por sistema desde los organismos estatales.

 

Un ejemplo patrio, ocurrido en el año 2019, fue cuando el gobierno de Pedro Sánchez decidió ocultar el número de viajes oficiales realizado en lo que va de legislatura, así como los gastos de los desplazamientos del presidente en el Falcon, el avión presidencial, bajo el amparo del secreto oficial. En verdad, las razones prácticas eran evitar una sangría de críticas por usar de manera inconsciente y excesiva este medio de transporte.

 

Y en clave internacional tenemos los señeros casos de los engaños que el gobierno de los EEUU profirió a su ciudadanía para ocultar oscuros intereses económicos disfrazados de operaciones militares. A la cabeza me vienen los papeles del Pentágono, cuya filtración a la prensa sirvió para descubrir las mentiras sobre la Guerra de Vietnam, o las supuestas armas de destrucción masiva que sirvieron como excusa para invadir Irak y que, a la postre, se demostraron inexistentes.

 

Toda leyenda urbana tiene su teoría de la conspiración

 

Este relato hunde sus raíces en la desconfianza hacia las autoridades establecidas, la sospecha de grupos de control con maquiavélicas intenciones y, por qué negarlo, en el placer que otorga creerse en posesión de una verdad que los demás ignoran. Por tanto, no deja de tener el mismo trasfondo común a otras leyendas que intentan advertirnos sobre las mentiras que ofrecen al gran público los Estados gubernamentales.

 

Toda leyenda urbana se centra en algún miedo irracional

 

El miedo al avance de la tecnología y las consecuencias que de ello pudieran derivarse es algo que tenemos muy presente con todo lo relacionado con la Inteligencia Artificial (IA). Es un miedo irracional hacia lo desconocido que ataca a lo más profundo de nuestro ser, la misma existencia como especie sobre la Tierra.

 

En el caso del viaje a la Luna tenemos en su base un miedo hacia lo que una tecnología de ese tipo podría suponer para el resto de humanos que no la tienen. Si el hombre era capaz de viajar a la Luna, las posibilidades para que los ricos mejoraran a costa de los pobres eran inmensas.

 

¿Existen precedentes de esta leyenda urbana en la antigüedad?

 

Lógicamente, no existe un relato en la antigüedad sobre viajes a la Luna, pero sí existen sobre viajes fantásticos difíciles de creer. Es el caso de la historia de Marco Polo por Asia. En su vejez, Marco Polo fue apodado Marco Millones, porque en Venecia todo el mundo creía que la historia de sus viajes era mentira. Y no les faltaba razón, pues el aventurero habría introducido varias mentiras en su relato para hacerlo más interesante.

 

No obstante, pasados los siglos, sus viajes se creyeron a pies juntillas y dicen que pudo servir de inspiración al mismo Cristóbal Colón, que tenía una edición con anotaciones.

 

Hoy en día los expertos parecen estar de acuerdo que Marco Polo viajó hasta Mongolia y que de su relato se extraen comentarios que sólo alguien que estuvo allí podría hacer (el papel para dinero era extraído de la corteza de la morera). Su viaje no fue tan sorprendente como imaginamos, pues la Ruta de la Seda ya se había recorrido en época romana. No obstante, la convulsa política de la zona, la lejanía y la dificultad de la ruta hizo que se terminara cortando ese nexo de unión entre Oriente y Occidente durante siglos. Por ello, cuando Marco Polo transitó las viejas rutas comerciales, para sus contemporáneos aquello parecía ser un relato fantástico.

 

Conclusión

 

No siempre somos engañados por las autoridades gubernamentales y, en casos como este, existen numerosas pruebas que muestran la llegada del hombre a la Luna. Y no sólo en una ocasión. Tampoco de una manera sorprendente, pues la carrera espacial fue quemando etapas sucesivas necesarias para el éxito.

 

Dentro de poco el hombre volverá a la Luna y, entonces, ya no tendrán sentido este tipo de leyendas. O, tal vez, jamás desaparezcan. Tal vez se transformen con otro planeta o satélite como protagonista. ¿Será marte? Estaremos atentos.

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