domingo, 7 de enero de 2024

Las mejores frases de Internet son verdaderas


Periódicamente, al navegar por Internet, nos topamos con frases profundas, supuestamente escritas por importantes personajes históricos. Son frases que entren perfectamente en un tweet y expresan importantes pensamientos o sentimientos con lo que podemos sentirnos más o menos identificados.

Basta con colocar el nombre de un personaje histórico relevante y aparecerán, asociado a su persona, un incontable número de frases supuestamente escritas o verbalizadas en algún momento de su vida. Ahora bien, si buceamos un poco en las biografías de esos personajes comprobaremos que ninguna de ellas es real y, a lo sumo, son elaboraciones actuales con mayor o menor fortuna.

¿Os apetece leer algunas de ellas?


Ladran, Sancho, señal que cabalgamos


Esta sentencia suele ser utilizada frecuentemente para indicar que una persona es capaz de avanzar en su camino a pesar de los impedimentos y las críticas que reciba por ello. Y es más, cuanto más feroces son las críticas, más acertado es el objetivo a conseguir.

Esta frase se atribuyó a Cervantes y a su obra El Quijote de una manera bastante aceptada cuando, en verdad, lo único que podemos asociar a la genial obra de caballería del siglo XVI es el nombre de Sancho. En efecto, si estudiamos detenidamente la obra de Cervantes no descubriremos tal sentencia.

La frase en cuestión parece haber aparecido por primera vez en un poema del alemán Johann Wolfgang von Goethe, titulado Kläffer (Ladran):

    En busca de fortuna y de  placeres
    Más siempre atrás nos  ladran,
    Ladran con fuerza…
    Quisieran los perros del potrero
    Por siempre acompañarnos
    Pero sus estridentes ladridos
    Sólo son señal de que cabalgamos


No estoy de acuerdo con lo que decís, pero defenderé hasta la muerte vuestro derecho a decirlo



Sentencia atribuida a Voltarie, seudónimo de François-Marie Arouet (1694-1778). Siempre de actualidad, pretende defender la libertad de expresión, una de las bases de las democracias occidentales.

Esta frase, en verdad, no apareció hasta el año 1906, cuando Evelyn Beatrice Hall la incluyó en el libro titulado Los amigos de Voltaire (1906), escrito bajo el seudónimo masculino de Stephen G. Tallentyre.

La autora recreó una falsa conversación en la que pretendía mostrar las ideas progresistas y liberales del ilustrado francés, pero en ningún momento se basó en fuentes originales de Voltaire.

En el pasaje, Voltaire defiende a Claude-Adrien Helvétius o Helvecio (de apellido real Schweitzer, es decir, suizo, que traducido al latín queda como helvecio), un filósofo contemporáneo perseguido por masón. Voltaire no comulgaba con sus pensamientos y ello lo podemos comprobar en el siguiente párrafo extraído de Cuestiones sobre la Enciclopedia (1771): “Este hombre [Helvecio] valía más que todos sus enemigos juntos, pero no aprobé nunca ni los errores de su libro ni las triviales verdades que vierte con énfasis. Tomé parte decidida por él cuando hombres absurdos lo condenaron por esas mismas verdades”.

Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo y puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo



Esta genial frase repetida hasta la saciedad se ha relacionado con el 16ª presidente de los EEUU, Abraham Lincoln. No obstante, no existe ningún documento de la época que refiera la veracidad de la misma.

Otro punto a favor de que se trata de un mito es el hecho de que también se atribuye a otro mítico presidente estadounidense, John Fitzgerald Kennedy, de nuevo sin prueba alguna de ello.

Prefiero morir de pie a vivir de rodillas



Esta sentencia suele asociarse al revolucionario Ernesto 'Che' Guevara, pues cuadra perfectamente con su carácter indómito y su temprana muerte defendiendo sus ideales. Ahora bien, en ningún lugar podemos rastrear históricamente que este personaje la escribiera y verbalizara nunca.

También se ha asociado al revolucionario Emiliano Zapata a partir del libro Zapata y la revolución mexicana, escrito por el historiador estadounidense John Womack en 1969. El pasaje de donde se deduce esto es el siguiente: “un vándalo anónimo grabó en un poste de los jardines Borda de Cuernavaca, al día siguiente del asesinato [de Zapata], rebeldes del sur, es mejor morir de pie que vivir de rodillas”.

No obstante, la única certeza que tenemos sobre esta frase es que fue pronunciada, en una versión similar, por Dolores Ibárruri, la Pasionaria, en un discurso celebrado en el velódromo de invierno de París el 8 de septiembre de 1936. La frase exacta que utilizó fue: “El pueblo español prefiere morir de pie a vivir de rodillas”.

Cuando alguien deja de creer en Dios, cree en cualquier otra cosa



Esta sentencia, atribuida  al escritor inglés G.K. Chesterton, suelen utilizarla los católicos proselitistas para combatir el ateísmo y el agnosticismo más radical es la siguiente. La idea que transmite es muy clara: si no creemos en la religión cualquier otra ideología humana puede influirnos lo suficiente como para conducir nuestras vidas. Y visto el ejemplo del nazismo, una ideología que rechazaba a Dios, el resultado no es nada halagüeño. Tampoco el comunismo parece haber arreglado nuestro mundo convenientemente a pesar de sostener que la religión es el opio del pueblo.

Ahora bien, Dale Ahlquist, presidente de la American Chesterton Society, indica que la frase verdadera es la siguiente: “El primer efecto de no creer en Dios es perder el sentido común”.

Sin duda, la frase pierde mucho de su atractivo aunque podamos interpretarla de múltiples maneras. Uno de los que lo hizo, a su manera, fue Umberto Eco, quién en su libro A passo di gambero muestra creencias modernas que sustituyen a la deidad: Teoría del Diseño Inteligente contra el darwinismo; complots universales tipo Protocolo de los sabios de Sión; nacionalismo y/o fundamentalismo religioso…

Perdonen, señores, que no me levante



Esta sentencia se supone que está escrita en la tumba de uno de los cómicos más emblemáticos del siglo XX, Groucho Marx (1890-1977).

Ahora bien, esta mentira es fácilmente rebatida si visitamos el cementerio donde descansan sus restos, el Eden Memorial Park (San Fernando, California). Allí encontraremos una sencilla lápida en la que está grabado su nombre, las fechas de nacimiento y defunción y una estrella de David recordando su origen judío.

No obstante, circula una leyenda urbana que cuenta, con objeto de perpetuar el mito, que fueron los familiares los que se negaron a escribir esta frase a pesar de ser una de las últimas voluntades del humorista.

Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes



Esta es una de las muchas frases atribuidas a Einstein y que nunca llegó a decir. No existe ningún documento que pruebe su veracidad y los expertos han rastreado su origen en la novela Sudden Death [Muerte súbita] de Rita Mae Brown (1983).

No obstante, esta misma frase se ha atribuido a otros personajes como Mark Twain o Benjamin Franklin, lo que es un claro ejemplo de la falsedad de la misma.

Sé el cambio que deseas ver en el mundo



Frase atribuida a Gandhi y que intenta convencernos de que si cambiamos nuestra actitud podremos cambiar el mundo que nos rodea.

No existe ningún documento en el que se pueda leer esta célebre sentencia y el New York Times señaló, en 2011, que podría provenir del siguiente pensamiento del indio más famoso:

Somos el reflejo del mundo. Todas las tendencias actuales en el mundo exterior se encuentran en el mundo de nuestro cuerpo. Si pudiéramos cambiar nosotros mismos, las tendencias en el mundo también cambiarían. Como un hombre cambia su propia naturaleza, también lo hace la actitud del cambio mundial hacia él. Este es el misterio supremo y divino. Es una cosa maravillosa y la fuente de nuestra felicidad. No necesitamos esperar para ver lo que otros hacen”.

Si analizamos estas palabras podremos comprobar que Gandhi indica justo lo contrario, que el cambio personal no es suficiente. La transformación social y personal deben ser parejas, pues únicamente trabajando un grupo de personas juntas podrán luchar contra las injusticias que les rodean. Sin duda, un pensamiento más acorde con lo que Gandhi solía indicar.

Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite



Frase atribuida a Nelson Mandela, figura clave para acabar con el Apartheid de Sudáfrica en el siglo pasado. Según circula por Internet esta frase la dijo en el discurso de Cape Town, en 1994, cuando era presidente electo por el país.

Ahora bien, en realidad esta sentencia aparece realmente en el libro A Return to Love: Reflections on the Principles of A Course in Miracles (1992) el primer libro de autoayuda de  Marianne Williamson.

La Fundación Nelson Mandela confirmó en 2007 que nunca pronunció esas palabras.


Por último, ¿por qué nuestra sociedad crea sentencias nuevas y las atribuye a grandes pensadores o modifica las verdaderas de manera tan poco histórica?

Os contestaré con una conclusión del profesor de literatura Brian Morton: “La nuestra es una era en que se cree que podemos reinventarnos a la manera que queramos. Así que refundimos la sabiduría de los grandes pensadores a la medida de nuestras ilusiones”.

Hasta la próxima

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