domingo, 21 de enero de 2024

Yo limpio correctamente mi estuche porta-lentillas

 

En el año 2010 Bui, Cavanagh y Robertson publicaron un curioso estudio1 sobre lentes de contacto. En el mismo investigaban sobre la percepción que tenían sobre sí mismos los usuarios de lentes de contacto. Y en sus conclusiones nos informaron que “el 86% de los usuarios creían seguir buenas prácticas de uso y cuidado de sus LC, pero los resultados reales de cumplimiento revelaron que solo el 32% de los mismos realizaba un cuidado correcto”.

 

Lamentablemente, la situación desde entonces no parece haber mejorado por lo que considero interesante realizar un recordatorio a un post que publiqué sobre el tema en el año 2015 (aquí), aunque centrándome exclusivamente en la limpieza del estuche donde guardamos las lentes de contacto, ese gran olvidado.

 

¿Te interesa el tema?

 

En España, los diferentes estudios sobre lentes de contacto muestran que, en torno a un tercio de todas las adaptadas son lentes blandas mensuales2. Ello significa que se trata de lentes que requieren de una limpieza y mantenimiento diario para poder utilizarlas con todas las garantías y seguridades posibles.

 

Aunque la limpieza de las lentes de contacto blandas se ha simplificado notablemente en los últimos años, siendo habitual el uso exclusivo de una simple solución única, el cumplimiento de limpieza también incluye el estuche donde guardamos las mismas. Y aquí, los pacientes suelen realizar una mala limpieza debido, tanto a la falta de conocimiento, como a la poca información recibida por parte de los contactólogos.

 

¿Se ensucia mucho el estuche porta-lentillas?

 

Aunque nos parezca increíble a primera vista, un estuche porta-lentillas tiene múltiples momentos en los que sufre una importante contaminación.

 

De forma general, los estuches suelen reposar en la repisa del lavabo, un lugar con humedad y en la que múltiples microrganismos presentes en la orina o las heces pueden pulular una vez que descargamos la cisterna. Aunque nos cueste imaginarlo, nuestros baños son un importante foco de infección.

 

Además de lo anterior, muchas personas suelen transportar sus estuches durante el día por si sienten la necesidad de quitarse las lentillas en algún momento. Y como podemos imaginar, el interior de un bolso o un bolsillo del pantalón no son los lugares más asépticos del mundo.

 

Ejemplo de estuche contaminado.

Añadamos a lo anterior que muchas personas manejan el estuche porta-lentes antes de lavarse las manos o que, al no ser conscientes de la necesidad de su limpieza, lo utilizan contaminado antes de colocarse sus lentillas.

 

¿Qué peligros tiene no limpiar y reemplazar periódicamente nuestro estuche porta-lentillas?

 

Un estuche contaminado puede comprometer el uso de las lentes de contacto y provocar diversas infecciones en la superficie ocular. Ello se debe a que actúa como un reservorio de microorganismos capaces de contaminar las lentillas y, de ahí, pasar fácilmente a nuestros ojos.

 

Existen varios estudios que han relacionado directamente un estuche porta-lentillas que posee una deficiente higiene con la aparición de diversas complicaciones oculares. Por ejemplo, Hall y Jones3 concluyeron que “un estuche contaminado puede contribuir significativamente al desarrollo de queratitis microbiana (QM)”.

 

Igualmente, Keay y Stapleton4 demostraron que “la combinación de un poco frecuencia de reemplazo del estuche portalentes con una higiene incorrecta de manos aumentaba el riesgo de QM en un 33%”.

 

La QM es una infección ocular corneal seria que puede producir, en los casos graves, una discapacidad visual severa al provocar la perforación corneal. El uso o porte de lentillas es el factor de riesgo más importante debido a que las mismas alteran los mecanismos defensivos de la córnea frente a esos microorganismos y son el principal vehículo de transmisión de los patógenos al ojo.

 

¿Cómo puedo limpiar correctamente el estuche porta-lentillas?

 

Algunos pacientes son conscientes de la necesidad de limpiar sus estuches porta-lentillas periódicamente. Pero la desinformación al respecto provoca que el remedio sea peor que la enfermedad. En una encuesta realizada por Hickson-Curran y colaboradores5 los autores descubrieron que únicamente el 33% de los pacientes realizaban la limpieza del estuche una vez al mes. Y, lo peor de todo, un 72% utilizaba agua del grifo para limpiarlo.

 

Esto último es una auténtica locura pues el agua, aunque sea potable, posee numerosos microorganismos que pueden atacar al ojo. Un estudio llevado a cabo por Tilia et al6 asociaba a un riesgo significativamente mayor de contaminación con bacterias gramnegativas a los pacientes que utilizaban agua del grifo para limpiar sus estuches.

 

A continuación, os voy a enumerar las principales recomendaciones para una correcta limpieza del estuche porta-lentillas:

 

1.     Lavarse con rigurosidad las manos y secarlas con una toalla desechable de papel antes de manipular el estuche y las lentillas es algo fundamental. Afortunadamente, si algo nos dejó de bueno la pandemia de coronavirus fue implantar la costumbre de lavarse frecuentemente las manos.

 

2.     Los estuches deben enjuagarse con solución de mantenimiento y secarse al aire antes de volver a usarlos. Esta limpieza debe ser periódica y más o menos intensa según el uso que demos al estuche. Evitemos usar toallas que dejan pelusas.

 

3.     Nunca se deben enjuagar los estuches con agua u otros líquidos que no sean el de la solución de mantenimiento pues, tal como indican los estudios, el riesgo de QM se multiplica con esta costumbre.

 

4.     Además de la adecuada limpieza es necesario sustituir el estuche regularmente. Dado que cada solución única suele acompañarse con un estuche nuevo el reemplazo es sencillo cada vez que abrimos un nuevo bote.

 

¿Quién tiene la culpa de la deficiente limpieza de los estuches porta-lentes?

 

No quería despedirme sin realizar un toque de atención a los profesionales de la visión. Rueff y colaboradores7 realizaron un estudio sobre cumplimiento en las normas de limpieza de las lentes de contacto por parte de los pacientes y observaron que muchos de ellos no eran conscientes de la necesidad de reemplazar periódicamente su estuche y, lo que es peor, un tercio de ellos aseguró que su profesional de la visión nunca le había informado sobre la higiene y el reemplazo de los estuches.

 

Lo anterior supone la necesidad de ahondar en la comunicación con los pacientes sobre la necesidad tanto de una adecuada limpieza de sus lentes de contacto como de los estuches donde las guardan. No sólo se deben entregar instrucciones claras, precisas y detalladas sobre la limpieza, sino que se debe insistir en las periódicas revisiones como eficaz recordatorio.

 

Espero que con estos consejos podáis utilizar las lentillas sin ningún problema durante muchos años.

 

Hasta la próxima

 

 

Bibliografía:

1.     Bui TH, Cavanagh HD, Robertson DM. Patient compliance during contact lens wear: perceptions, awareness, and behavior. Eye & Contact Lens, 2010; 36(6): 334-9

2.     Santodomingo J, Villa C, Morgan P. Lentes de contacto adaptadas en España en 2020. Gaceta de Optometría y Óptica Oftálmica, 2021; 565: 36-41.

3.     Hall BJ, Jones L. Contact Lens Cases: The Missing link in contact lens safety? Eye & Contact Lens, 2010; 36(2): 101-5

4.     Keay L, Stapleton F. Development and evaluation of evidence-based guidelines on contact lens-related microbial keratitis. Contact Lens and Anterior Eye, 2008; 31(1): 3-12

5.     Hickson-Curran S, Chalmers RL, Riley C. Patient attitudes and behavior regarding hygiene and replacement of soft contact lenses and storage cases. Contact Lens and Anterior Eye, 2011; 34(5): 207-15.

6.     Tilia D, de la Jara PL, Zhu H, Naduvilath TJ, Holden BA. The effect of compliance on contact lens case contamination. Optometry and Vision Science, 2014; 91(3): 262-71

7.     Rueff EM, Wolfe J, Bailey MD. A study of contact lens compliance in a non-clinical setting. Contact Lens and Anterior Eye, 2019; 42(5): 557-61.

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