En el año 2010 Bui, Cavanagh y Robertson publicaron un
curioso estudio1 sobre lentes de contacto. En el mismo investigaban
sobre la percepción que tenían sobre sí mismos los usuarios de lentes de
contacto. Y en sus conclusiones nos informaron que “el 86% de los usuarios
creían seguir buenas prácticas de uso y cuidado de sus LC, pero los resultados reales
de cumplimiento revelaron que solo el 32% de los mismos realizaba un cuidado
correcto”.
Lamentablemente, la situación desde entonces no parece
haber mejorado por lo que considero interesante realizar un recordatorio a un
post que publiqué sobre el tema en el año 2015 (aquí),
aunque centrándome exclusivamente en la limpieza del estuche donde guardamos
las lentes de contacto, ese gran olvidado.
¿Te interesa el tema?
En España, los diferentes estudios sobre lentes de
contacto muestran que, en torno a un tercio de todas las adaptadas son lentes
blandas mensuales2. Ello significa que se trata de lentes que requieren
de una limpieza y mantenimiento diario para poder utilizarlas con todas las
garantías y seguridades posibles.
Aunque la limpieza de las lentes de contacto blandas
se ha simplificado notablemente en los últimos años, siendo habitual el uso exclusivo
de una simple solución única, el cumplimiento de limpieza también incluye el
estuche donde guardamos las mismas. Y aquí, los pacientes suelen realizar
una mala limpieza debido, tanto a la falta de conocimiento, como a la poca
información recibida por parte de los contactólogos.
¿Se ensucia mucho el estuche
porta-lentillas?
Aunque nos parezca increíble a primera vista, un
estuche porta-lentillas tiene múltiples momentos en los que sufre una
importante contaminación.
De forma general, los estuches suelen reposar en la
repisa del lavabo, un lugar con humedad y en la que múltiples microrganismos
presentes en la orina o las heces pueden pulular una vez que descargamos la
cisterna. Aunque nos cueste imaginarlo, nuestros baños son un importante foco
de infección.
Además de lo anterior, muchas personas suelen
transportar sus estuches durante el día por si sienten la necesidad de quitarse
las lentillas en algún momento. Y como podemos imaginar, el interior de un
bolso o un bolsillo del pantalón no son los lugares más asépticos del mundo.
Ejemplo de estuche contaminado.
Añadamos a lo anterior que muchas personas manejan el
estuche porta-lentes antes de lavarse las manos o que, al no ser conscientes de
la necesidad de su limpieza, lo utilizan contaminado antes de colocarse sus
lentillas.
¿Qué peligros tiene no limpiar y
reemplazar periódicamente nuestro estuche porta-lentillas?
Un estuche contaminado puede comprometer el uso de las
lentes de contacto y provocar diversas infecciones en la superficie ocular.
Ello se debe a que actúa como un reservorio de microorganismos capaces de contaminar
las lentillas y, de ahí, pasar fácilmente a nuestros ojos.
Existen varios estudios que han relacionado directamente
un estuche porta-lentillas que posee una deficiente higiene con la aparición de
diversas complicaciones oculares. Por ejemplo, Hall y Jones3
concluyeron que “un estuche contaminado puede contribuir significativamente
al desarrollo de queratitis microbiana (QM)”.
Igualmente, Keay y Stapleton4 demostraron que
“la combinación de un poco frecuencia de reemplazo del estuche portalentes con
una higiene incorrecta de manos aumentaba el riesgo de QM en un 33%”.
La QM es una infección ocular corneal seria
que puede producir, en los casos graves, una discapacidad visual severa al
provocar la perforación corneal. El uso o porte de
lentillas es el factor de riesgo más importante debido a que las mismas alteran
los mecanismos defensivos de la córnea frente a esos microorganismos y son el
principal vehículo de transmisión de los patógenos al ojo.
¿Cómo puedo limpiar correctamente el estuche
porta-lentillas?
Algunos pacientes son conscientes de la necesidad de
limpiar sus estuches porta-lentillas periódicamente. Pero la desinformación al
respecto provoca que el remedio sea peor que la enfermedad. En una encuesta
realizada por Hickson-Curran y colaboradores5 los autores
descubrieron que únicamente el 33% de los pacientes realizaban la limpieza del
estuche una vez al mes. Y, lo peor de todo, un 72% utilizaba agua del grifo
para limpiarlo.
Esto último es una auténtica locura pues el agua, aunque
sea potable, posee numerosos microorganismos que pueden atacar al ojo. Un
estudio llevado a cabo por Tilia et al6 asociaba a un riesgo significativamente
mayor de contaminación con bacterias gramnegativas a los pacientes que
utilizaban agua del grifo para limpiar sus estuches.
A continuación, os voy a enumerar las principales
recomendaciones para una correcta limpieza del estuche porta-lentillas:
1. Lavarse
con rigurosidad las manos y secarlas con una toalla desechable de papel antes de
manipular el estuche y las lentillas es algo fundamental.
Afortunadamente, si algo nos dejó de bueno la pandemia de coronavirus fue
implantar la costumbre de lavarse frecuentemente las manos.
2. Los
estuches deben enjuagarse con solución de mantenimiento y secarse al aire antes
de volver a usarlos. Esta limpieza debe ser periódica y más o
menos intensa según el uso que demos al estuche. Evitemos usar toallas que
dejan pelusas.
3. Nunca
se deben enjuagar los estuches con agua u otros líquidos que no
sean el de la solución de mantenimiento pues, tal como indican los estudios, el
riesgo de QM se multiplica con esta costumbre.
4. Además
de la adecuada limpieza es necesario sustituir el estuche regularmente.
Dado que cada solución única suele acompañarse con un estuche nuevo el reemplazo
es sencillo cada vez que abrimos un nuevo bote.
¿Quién tiene la culpa de la deficiente
limpieza de los estuches porta-lentes?
No quería despedirme sin realizar un toque de atención
a los profesionales de la visión. Rueff y colaboradores7 realizaron
un estudio sobre cumplimiento en las normas de limpieza de las lentes de
contacto por parte de los pacientes y observaron que muchos de ellos no eran
conscientes de la necesidad de reemplazar periódicamente su estuche y, lo que
es peor, un tercio de ellos aseguró que su profesional de la visión nunca le
había informado sobre la higiene y el reemplazo de los estuches.
Lo anterior supone la necesidad de ahondar en la
comunicación con los pacientes sobre la necesidad tanto de una adecuada
limpieza de sus lentes de contacto como de los estuches donde las guardan. No
sólo se deben entregar instrucciones claras, precisas y detalladas sobre la
limpieza, sino que se debe insistir en las periódicas revisiones como eficaz
recordatorio.
Espero que con estos consejos podáis utilizar las
lentillas sin ningún problema durante muchos años.
Hasta la próxima
Bibliografía:
1. Bui
TH, Cavanagh HD, Robertson DM. Patient compliance during contact lens wear:
perceptions, awareness, and behavior. Eye & Contact Lens, 2010; 36(6):
334-9
2. Santodomingo
J, Villa C, Morgan P. Lentes de contacto adaptadas en España en 2020. Gaceta de
Optometría y Óptica Oftálmica, 2021; 565: 36-41.
3. Hall
BJ, Jones L. Contact Lens Cases: The Missing link in contact lens safety? Eye
& Contact Lens, 2010; 36(2): 101-5
4. Keay
L, Stapleton F. Development and evaluation of evidence-based guidelines on
contact lens-related microbial keratitis. Contact Lens and Anterior Eye, 2008;
31(1): 3-12
5. Hickson-Curran
S, Chalmers RL, Riley C. Patient attitudes and behavior regarding hygiene and
replacement of soft contact lenses and storage cases. Contact Lens and Anterior
Eye, 2011; 34(5): 207-15.
6. Tilia
D, de la Jara PL, Zhu H, Naduvilath TJ, Holden BA. The effect of compliance on
contact lens case contamination. Optometry and Vision Science, 2014; 91(3): 262-71
7. Rueff
EM, Wolfe J, Bailey MD. A study of contact lens compliance in a non-clinical
setting. Contact Lens and Anterior Eye, 2019; 42(5): 557-61.
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