Hace unos meses publiqué un artículo sobre
cómo había variado la opinión sobre los beneficios de los filtros de luz azul
para proteger nuestras retinas, concluyendo que aquel miedo a un exceso de luz
azul era infundado.
Ahora bien, creo que es bueno
complementarlo con el estado de la cuestión de los filtros para la luz azul,
pues existen muchos detractores acérrimos y defensores a ultranza de unos
filtros que no son la panacea, no tienen ninguna contraindicación y, en muchos
casos, proporcionan ventajas incuestionables.
Yo no voy a tomar partido ni por el bando
de los defensores ni por el de los detractores. Os pondré la información y cada
cual podrá hacerse una idea.
¿Os interesa el tema?
¿Qué es lo que se suele llamar luz azul?
De todas las ondas del espectro
electromagnético que llegan a la Tierra desde el espacio, sólo una parte muy
pequeña pertenece al espectro visible (380-780nm). Toda la radiación es luz,
pero muchas no podemos verlas: microondas, Rayos X, Rayos Gamma (matan), ondas
TV, Radio…
En las siguientes imágenes podéis ver un
par de gráficos donde se muestran las longitudes de onda de cada radiación.
De manera general se suele llamar luz azul
a la parte más próxima al ultravioleta, limitando entre 415-455nm la zona más
energética.
En la siguiente imagen tenéis una tabla
donde se aprecian las diferencias de energía de cada longitud de onda del
espectro electromagnético.
Tal como podéis observar, tenemos veinte
órdenes de magnitud entre un extremo y otro. Por ello la radiación Gamma nos
puede matar y las ondas de radio son inocuas. Respecto a la luz visible, la luz
azul es casi el doble respecto a la luz roja. Pero estamos dentro de una escala
de magnitud de las unidades. Para llegar a las centenas tenemos que irnos al
UV-C, filtrado por la atmósfera.
Por tanto, es cierto que la luz azul es la
más energética de todo el espectro visible. Ahora bien, tampoco debemos
volvernos locos con un posible peligro en nuestros ojos, pues la diferencia de
magnitudes no es exagerada.
¿Cuál es la razón de utilizar este
tipo de luz en los dispositivos electrónicos?
Muchas personas se preguntan la razón por
la cual los ordenadores, móviles, tablets… utilizan este tipo de luz y no otra.
La razón está en la tabla anterior, donde se mostraba la energía de cada onda.
La luz azul es muy energética respecto a las demás del espectro visible, por lo
que resulta muy adecuada por eficiencia energética en estos dispositivos.
Ahora bien, el ser humano tiene una
sensibilidad espectral que tiende a colocarse alrededor de los 555nm, es decir,
en el ámbito de los verdes. Esto provoca que la luz azul no sea la más conveniente a la hora de definir nuestras imágenes en retina.
¿Puede hacernos daño la luz azul?
Necesitamos la luz para poder ver y
regular nuestros ritmos circadianos. Ahora bien, también sabemos que la luz
interacciona con nuestros tejidos de una manera perniciosa, generando un
envejecimiento por foto-oxidación. Y este efecto es acumulativo en el tiempo. Es
una dualidad inamovible.
Por tanto, la luz no es buena ni mala,
depende de la dosis recibida. La dosis con la luz es acumulativa, es decir, una
dosis muy alta en poco tiempo puede provocar daños, pero también una dosis baja
aplicada durante mucho tiempo.
De manera general, con la luz podemos matar
virus y bacterias. O incluso, en casos más graves, dañar ADN celular para
provocar tumores. En este caso tendríamos efectos agudos de la luz. Un ejemplo
claro es la oftalmía de la nieve por no protegerse con gafas en ambientes muy
luminosos de alta montaña.
Respecto a los daños por efecto
acumulativo tenemos problemas como el Pterigión en la conjuntiva, las cataratas
en el cristalino o la Degeneración Macular en la retina. En estos casos el daño
proviene de la luz ultravioleta (menor a 400nm) y la solución es utilizar gafas
de sol que filtren esa radiación.
Concretando en la luz azul, debemos
indicar que la emisión de este tipo de luz por bombillas o dispositivos
electrónicos se ha demostrado como bastante inocua debido a su baja intensidad.
Además, el daño retiniano de esta luz no ha podido demostrarse, debido a que
llega una parte muy pequeña a la retina tras ser filtrada por el resto de
estructuras oculares. Aunque siempre debemos tener en cuenta el efecto
acumulativo, como estamos en las magnitudes de las unidades, el peligro es muy
relativo.
¿Sirven para algo los filtros de luz
azul?
Aunque su posible protección ante daños
retinianos en nuestro ojo, hoy en día, no está comprobado científicamente, sí
podemos destacar algunas ventajas de estos filtros que hacen que sean útiles a
ciertas personas o en algunas circunstancias. Y para que no quede duda alguna
de ello voy a utilizar criterios físicos para sostener estas afirmaciones.
La luz sufre en el ojo varios procesos:
transmisión, refracción, dispersión (es inevitable al estar formado por
líquidos), absorción e, incluso, emisión (cuando utilizamos fluoresceina en gabinete).
Sabemos que la luz azul posee una mayor
difusión que la luz verde o roja. Esto lo comprobamos al mirar al cielo. El
mismo lo vemos de color azul debido a que esta longitud de onda se dispersa más
que el resto en la atmósfera al interactuar con las moléculas de la misma. No
vemos el cielo azul porque nos llegue más luz de ese tipo o porque seamos más
sensibles a esta, sino porque se dispersa más. Cuando va a anochecer, la luz
incide a través de capas más gruesas de la atmósfera, tornándose el color en
rojizo porque la luz azul ya se dispersó completamente.
La dispersión es un problema a la hora de
formar imágenes nítidas en nuestra retina. Es lo que se llama dispersión cromática
del ojo.
El índice de refracción del agua cambia
según la longitud de onda de la luz incidente. Todos los trabajos están de acuerdo
al afirmar (es una ley natural, no una ley biológica) que la dispersión
cromática tiene una importancia sobre nuestra visión, puesto que el interior de
nuestro ojo lo conforman diferentes líquidos.
Los círculos de confusión para la luz azul
son mucho mayores que para la luz roja, y por ello siempre vamos a ver
peor las luces azules que el resto debido a la aberración cromática. Y, repito,
esto no es una función biológica, es una ley física inevitable. Por tanto, la
luz azul, al sufrir más dispersión va a resultar en una degradación en la
calidad de imagen. Además, al dispersarse más en el interior de los medios
oculares, ese efecto molesto aumenta. Y esto es más evidente en las etapas adultas
del ser humano, cuando los medios no son tan transparentes. Según algunos
estudios, la dispersión se duplica a los 60 años y se triplica a los 70 debido
a los cambios en el cristalino.
Esto es indiscutible. Pura física. No es
discutible que la luz azul altera la calidad óptica de nuestra imagen. La
reducción de la dispersión azul mediante filtros aumenta la claridad visual y
mejora la calidad de la visión en lejos, especialmente en pacientes présbitas.
Un ejemplo de ello lo tenemos en los
filtros amarillos de los tiradores profesionales. Este es un caso extremo donde
se elimina toda la luz azul para mejorar la nitidez de la imagen.
En el caso de la mayoría de los filtros
para gafas no suelen filtrar más allá del 25%, logrando disminuir la dispersión
cromática, los destellos y los halos nocturnos en las luces un porcentaje
similar.
Por tanto, la mejora de la dispersión cromática
de la luz azul mejora la calidad de la imagen en retina. Otra cosa es que
existan pacientes que lo noten más o menos. Es decir, hay pacientes que tienen
una alta sensibilidad en su graduación, notando amplios cambios con variaciones
de cuarto de dioptría, y otros que apenas notan nada con pasos mayores. Respecto
a la luz azul y la disminución de la dispersión con los filtros ocurre lo
mismo. Existen pacientes que notan la mejoría notablemente en diversas
circunstancias y otros que no notarán nada o sufrirán un efecto placebo. No
podemos saberlo a priori.
Por ello, puesto que este tipo de filtros
no tienen ninguna contraindicación, es decir, no se ha demostrado que nos
perjudiquen de ningún modo, es interesante utilizarlos si queremos mejorar
nuestra calidad visual, sobre todo en circunstancias donde existen muchas luces
o por la noche.
¿Qué más beneficios nos aportan estos
filtros?
Por la noche todos los gatos son pardos.
Este dicho popular quiere prevenirnos sobre una condición que ocurre a nuestros
ojos una vez que cae la noche, la curva de sensibilidad espectral se desplaza
hacia la zona de los azules ligeramente.
Por la noche somos algo más sensibles a la
luz azul que durante el día, pero, a la vez, nos volvemos algo miopes, pues la
luz azul enfoca antes de la retina. Para la luz azul somos, en torno a 1 Dioptría
miopes.
Al realizar una toma de agudeza visual con
un test de letras negro sobre blanco estamos haciendo una refracción
policromática, pues buscamos el foco mejor para el centro de nuestro pico de
sensibilidad (luz de alrededor de 550 nm). Para la luz roja nuestro ojo sería
algo hipermétrope y para la luz azul algo miopes, al enfocar algo antes de la
retina.
Por ello, es recomendable graduar con luz
ambiental pues, en oscuridad, la refracción sería algo más miope que en la realidad
del día a día.
Tener más sensibilidad al azul de noche
tiene sus ventajas. La luz azul, por su alta dispersión, se utiliza en las
sirenas de los coches de policía o servicios de emergencias debido a que es
visible desde mucha distancia. Gracias a esta propiedad, podemos estar alerta y
prevenidos con tiempo antes de llegar al foco de la luz.
Ahora bien, esta luz azul provoca que
veamos peor. Por ello, pocos carteles de publicidad se realizan con estas
luces, pues generan una visión borrosa en nuestra retina. Las luces provocan
los indeseados halos y muchas luces nocturnas generan molestos destellos. Por
ello, el uso de este tipo de filtros de la luz azul logra mitigar estos
problemas y son altamente recomendables a personas que conducen por la noche o
que sienten molestias con la luz artificial.
¿Es recomendable prescribir filtro
azul? ¿Tiene alguna contraindicación?
Lo que no debemos hacer es recomendarlo
con el argumento de la protección ocular, pues a día de hoy no está demostrado
que este filtro nos proteja.
Ahora bien, sabemos que estas luces de
onda corta son las más energéticas y que su efecto es acumulativo a lo largo de
toda nuestra vida, por lo que tampoco tenemos una razón poderosa para no
protegernos de ella. Se trata de una posibilidad.
Podemos prescribirlos con tranquilidad
porque sabemos que colocar un filtro para la luz azul no tiene ningún efecto
negativo. Incluso la tan comentada variación de los colores no resulta evidente
en el día a día salvo si colocamos la lente sobre fondo blanco. La única
precaución que debemos tener en este caso es evitar colocarlo a personas que
necesitan trabajar con códigos de colores muy precisos, tales como fotógrafos,
taller de pinturas, modistas. E incluso en estos casos habría que probarlos,
pues su mejor percepción cromática hace que no les afecta. Hay que tener en
cuenta que estos filtros dejan pasar mucha luz azul (suelen eliminar en torno a
un 20%). Respecto al efecto estético, hoy en día tenemos filtros que mitigan la
apariencia de reflejo morado por ser de absorción en vez de reflexión.
Otra duda que ha surgido ahora es si el
filtro de luz azul puede influir en el proceso de emetropización de los niños.
Actualmente no está demostrado. Que en animales la luz de onda corta favorezca
la emetropización no pueden trasladarse al ser humano de manera directa. Es
mayor la evidencia actual de que la luz roja promueve un menor crecimiento de
la longitud axial que la luz azul.
Que las actividades al aire libre
favorezcan que no surja la miopía puede ser que se refiera a intensidad más que
por una franja concreta del espectro (ojo con las gafas de sol). Ahora bien, en
niños, sin opacidades oculares y sin conducir de noche su utilidad es más que
cuestionable. No obstante, colocarlos no les producirá ningún daño.
Ahora bien, llevar estos filtros tiene sus
ventajas, siendo las más evidentes la de mejorar la calidad de nuestra visión
al mitigar la dispersión cromática que produce la luz de onda corta en nuestro
ojo. Y esto, al ser una ley física, no es discutible o cuestionable. La luz
azul, por la ley física de la dispersión, degrada la calidad de la imagen en
nuestra retina.
La cuestión es si al paciente le va a
producir un efecto cuantitativo en su día a día. Y no vamos a poder saberlo
salvo preguntando al paciente una vez prescritos.
La mejora en la calidad de la imagen
retiniana se aprecia de manera más evidente en ambientes difíciles, como por la
noche (conducción nocturna). También es recomendable en personas que trabajan
en interiores oscuros con muchas luces y que noten cierta molestia por la
dispersión de estas luces. Y, por supuesto, en personas adultas donde los
medios oculares no son tan transparentes y la dispersión cromática se magnifica
debido a esas incipientes opacidades.
CONCLUSIONES
No hay pruebas, ahora mismo, que con
la densidad de luz azul/violeta del espectro visible que recibimos de los
dispositivos elctrónicos (mucho menor que la que nos llega por el sol)
produzcan daño celular. O que protegernos de
esa luz nos evite problemas como la degeneración macular. La luz azul o violeta
dentro del espectro visible no produce daños directos al ojo. Al menos, hoy en
día, no existe evidencia de lo contrario.
Es cierto que la luz de onda corta nos
produce daños de diversa índole, como térmicos, genéticos… pero no está
probado que los dispositivos emitan cantidad suficiente para producir ese daño.
Aunque no tengamos la preocupación sobre
el daño celular, si sabemos que la protección frente a esta luz de onda
corta del espectro visible tiene un efecto beneficioso respecto a nuestra
calidad de imagen, mitigando los problemas de la dispersión cromática.
Estos filtros deberían recomendarse a
personas que conducen por la noche, que tienen entornos de trabajo con mala
iluminación y que manifiesten problemas con la dispersión cromática.
Igualmente, para personas que pasan muchas horas delante de dispositivos
electrónicos, estos filtros mejoran el confort al disminuir el brillo, aumentar
el contraste y mitigar la dispersión cromática de la luz azul.
Espero que con estas pinceladas quede
claro el asunto de los filtros de luz azul.
Hasta la próxima.
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