domingo, 2 de enero de 2022

Mis otras 5 visitas imprescindibles en Sevilla

Como continuación de un artículo anterior os voy a describir otros cinco puntos que considero imprescindibles a visitar cuando nos acercamos a Sevilla. Espero que os guste mi selección.


1.     Iglesia Colegial del Divino Salvador

 

Dentro de los numerosos templos religiosos que contiene Sevilla creo que, tras la Catedral, la Iglesia del Salvador es una de las más importantes y deslumbrantes que podemos visitar, pues se trata de una joya del barroco español y el segundo mayor templo de la ciudad.

Su exterior no permite hacernos una idea de la exageración decorativa que nos espera en el interior, aunque conviene rodear el templo para apreciar toda su belleza exterior, destacando su fachada barroca en rojo y blanco, el cristo de azulejos en un lateral (algo muy típico de Sevilla) o la parte posterior, con las casas integradas en los muros del ábside.


De su interior merece la pena destacar varios puntos. Si iniciamos nuestra visita por la izquierda según miramos al altar vamos a destacar la escultura de Santa Justa y Santa Rufina o el precioso San Cristóbal de Montañés. Algo más adelante se encuentra el magnífico retablo de la Virgen de las Aguas y el retablo del Cristo del Amor.


El retablo mayor está dedicado a la Transfiguración de Jesús, cuya imagen está rodeada de numerosos ángeles y arcángeles.


Una vez atravesado el altar mayor os recomiendo salir al Patio de los naranjos y recorrer la sacristía menor y las salas posteriores al altar, configuradas como un pequeño museo sacro.


Por último, conviene detenerse en la parte derecha del templo según miramos al altar, donde se encuentra el impresionante Retablo Portada Sacramental, ejemplo de decoración rococó en cuya capilla interior se encuentra el Cristo de la Pasión.


Los dos últimos retablos que merece la pena destacar son los de la Virgen del Rocío y el de Santa Ana, con bellas figuras escultóricas.


Un templo con una decoración deslumbrante que seguro no os va a decepcionar.

 

2.     Palacio Casa de Pilatos

 

La Casa de Pilatos es, en mi opinión, tras la Casa Lebrija, uno de los palacios más bonitos que vamos a poder visitar en Sevilla. Y ello se debe a la rica decoración mudéjar en azulejos que posee este palacio, una de las más deslumbrantes de la ciudad, la cual se combina con el estilo renacentista.

 

El nombre no proviene, como se suele pensar, por ser una copia de la casa de Pilatos en Tierra Santa. Al contrario, proviene de un viaje que realizó Fadrique Enríquez de Ribera, hijo de Pedro Enríquez de Quiñones y auténtico constructor de la casa, a Jerusalén en 1519. Allí descubrió que a distancia que había entre la casa de Poncio Pilatos y el Gólgota era la misma que había entre su palacio y la Cruz del Campo. Por ello decidió colocarle este nombre a la vivienda de la familia que amplió y decoró.

 

Originalmente se accedía a través de un monumental arco triunfal renacentista de mármol que daba paso a un patio, pero hoy en día entraremos a través de la fachada anexa donde destaca la logia superior con cuatro arcos.

 


El patio principal cuadrangular es la primera joya que vamos a poder admirar una vez dentro. Los arcos de medio punto con columnas de mármol, así como los zócalos de azulejos de los muros, de 3 metros de altura, proporcionan un magnífico fondo decorativo al lugar. 24 hornacinas representan a diferentes emperadores romanos o personajes históricos importantes en lo alto de los muros, mientras que cuatro figuras clásicas se sitúan en cada esquina del patio, destacando Palas Atenea o Diana cazadora.

 


Este patio da acceso a las diferentes estancias del palacio, donde vamos a poder admirar el lujo que derrocharon los dueños de esta vivienda. Además de los clásicos zócalos de azulejos, la decoración en estuco o los delicados artesonados, merece la pena descubrir las joyas artísticas que contiene, como los frescos de la apoteosis de Hércules realizados por Francisco Pacheco o una serie de pinturas de tauromaquia de Francisco de Goya.


 

En los dos jardines que posee el palacio descubriremos valiosas piezas arqueológicas e interesantes y acogedores rincones donde descansar.

 



Existe una planta superior dedicada a las estancias privadas de la familia que, cuando yo visité el palacio, estaba en reformas, sólo dejando acceder a la escalera y su preciosa bóveda.

 

En definitiva, una visita imprescindible que os dejará un gran sabor de boca.

  

3.     Torre del Oro y paseo por el río

 

La Torre del Oro se sitúa junto al río Guadalquivir y con sus 36 metros de altura es uno de los iconos de la ciudad. Su nombre en árabe, Bury al-dahab, hacía referencia al brillo dorado que reflejaba sobre el río. El cual, por cierto, no era otorgado por azulejos, como se pensaba en el pasado, sino por una mezcla de mortero de cal y paja prensada.

 

Esta torre, formada por tres cuerpos, fue construida entre 1220 y 1221 por orden del gobernador almohade de Sevilla, Abù l-Ulà. Originalmente tenía sólo el cuerpo inferior, añadiéndosele el resto en años posteriores. El último, por ejemplo, data de mitad del siglo XVIII. Su misión era proteger la ciudad de los ataques fluviales y las crónicas cristianas indican la existencia de una cadena entre esta torre y un muro situado al otro lado del río.

 


Como muchos edificios históricos, su función fue variando con el tiempo. Los cristianos, tras la conquista, la utilizaron como capilla primero y prisión después. Hoy en día contiene un recoleto museo naval que resulta interesante para aquellos aficionados al mundo de la navegación.

 

Tras visitar esta famosa torre es recomendable dar un agradable paseo junto al río, descubriendo famosos edificios como la Plaza de Toros de la Maestranza, la reconstrucción de la Nao Victoria, protagonista de la primera vuelta al mundo, o el famoso Puente de Isabel II, conocido como puente de Triana que da acceso al famoso barrio y se construyó en hierro a mitad del siglo XIX.

 

4.     Barrio de Santa Cruz

 

Dentro de los muchos barrios encantadores que posee Sevilla me gustaría destacar el Barrio de Santa Cruz por sus románticos rincones y recoletas plazuelas en su entramado urbano tan caótico.

 


El mejor lugar para acceder a él es a través del arco que se abre en el fondo de la plaza de las banderas, donde vamos a tomar una bonita imagen de la Giralda.

 


Este acceso nos lleva a la plaza de la judería un precioso rincón con su fachada granate tan característica.

 


Saliendo hacia nuestra derecha recorreremos el callejón del agua, el cual nos llevará hasta la plaza de Santa Cruz. La otra plazuela de interés es la Plaza de Doña Elvira, a la cual llegamos si tomamos el callejón de nuestra izquierda al salir de la judería. Y la recoleta plaza de las Cruces.

 


Recorrer este barrio es perderse entre sus callejuelas, visitar los locales típicos que posee, tomarse algún vino en sus tabernas o comprar un recuerdo de nuestro viaje. Descubrir el Hospital de los Venerables, la plaza de las cruces o los conventos.

 


 

5.     Ruinas de Itálica (Santiponce)

 

En las afueras de Sevilla capital se encuentra un yacimiento arqueológico de gran valor e interés turístico: Itálica. Esta fue la primera ciudad romana fundada en la Península Ibérica (206 a.C.), aunque lo que vamos a visitar son los restos de la época alto-imperial, un periodo de florecimiento donde existían grandes edificios, como el Traianeum, o importantes domus de ricas familias patricias.

 

Aunque el recorrido marcado suele comenzar por la ciudad propiamente dicha, creo acertado iniciar nuestra visita por uno de los edificios que se quedarán más firmemente en la memoria del visitante, el anfiteatro.

 

Este edificio de espectáculos fue uno de los más grandes de todo el imperio romano, con una capacidad para 25.000 personas. En Itálica se estima que podían vivir un máximo de 15.000 habitantes lo que nos indica la importancia de este edificio para reunir a romanos de numerosas poblaciones de los alrededores.

 

Aquí era el lugar donde se celebraban, principalmente, los ludi gladiatori, las famosas luchas de gladiadores. El público se acomodaba según su clase social, situándose los patricios en los asientos más próximos a la arena. Y si subimos por la rampa exterior situada a la derecha del anfiteatro podremos adentrarnos en una parte de este graderío e imaginar la imponente visión.

 


En el centro de la arena se encuentra la fossa bestiaria, lugar donde esperaban las jaulas de los animales empleados en ciertos espectáculos. Debemos imaginarnos una tarima de madera cubriendo este espacio, con trampillas para liberar a los animales.

 

También os recomiendo dar una vuelta por el interior del anfiteatro, paseando por debajo de las gradas y descubriendo placas votivas o pequeños santuarios.


 

Tras haber visitado esta maravilla es hora de dirigir nuestros pasos hacia la ciudad, a la cual accederemos a través de la muralla. Aquí podemos descubrir, si nos asomamos hacia abajo, la tubería de la cloaca principal.

 


El primer edificio importante que vamos a visitar lo encontramos a nuestra izquierda. Se trata del llamado edificio de la exedra, una de las construcciones más grandes de la ciudad. Compuesto por un gran espacio abierto utilizado como palestra y un monumental criptopórtico, su nombre proviene de la estancia utilizada para banquetes y celebraciones que en otro tiempo estuvo cubierta por una bóveda. El edificio cuenta con baños y letrinas, donde empezaremos a descubrir una de las joyas más importantes de este yacimiento, sus mosaicos.

 


En la siguiente parcela vamos a encontrar el llamado edificio de Neptuno, una construcción termal donde destaca el mosaico dedicado al dios de las aguas, así como otro dedicado a Teseo.

 


Sin duda, el mejor ejemplo de domus con increíbles mosaicos es el que se encuentra en la siguiente parcela. La Casa de los Pájaros es la típica domus romana con peristilo y galería columnada rodeándola. Accederemos a ella desde la calle principal, donde las estancias laterales estaban alquiladas a diferentes negocios (tabernae), como una panadería.


 

La casa posee magníficos mosaicos, dándole nombre uno de grandes dimensiones donde podremos admirar más de treinta especies diferentes realizadas con gran naturalismo.

 


Además del anterior descubriremos mosaicos de diferentes tipos decorando el resto de estancias lo que nos da una idea del increíble lujo que disfrutaron los dueños de esta casa.

 


La otra gran casa con mosaicos de la ciudad es la llamada Casa del Planetario, una de las más importantes de la ciudad. El gran mosaico que le da nombre representa a los siete astros del sistema solar conocidos en la época romana, cada uno representando a un dios que, a su vez, simbolizan un día de la semana.

 


Otro lugar importante son las Termas mayores, un conjunto balneario con una gran piscina (natatio) y la palestra.

 


Por último, fuera de este conjunto arqueológico, al otro lado de la localidad de Santiponce, se sitúa el Teatro romano, uno de los edificios más antiguos de la ciudad romana y que data de época del emperador Augusto. Para verlo debemos tomar de nuevo nuestro coche y dirigirnos al centro de Santiponce.

 


Y hasta aquí mi selección de visitas en Sevilla.

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