Como continuación de un artículo anterior os voy a
describir otros cinco puntos que considero imprescindibles a visitar cuando nos
acercamos a Sevilla. Espero que os guste mi selección.
1. Iglesia
Colegial del Divino Salvador
Dentro de los numerosos templos religiosos que
contiene Sevilla creo que, tras la Catedral, la Iglesia del Salvador es una de
las más importantes y deslumbrantes que podemos visitar, pues se trata de una
joya del barroco español y el segundo mayor templo de la ciudad.
Su exterior no permite hacernos una idea de la
exageración decorativa que nos espera en el interior, aunque conviene rodear el
templo para apreciar toda su belleza exterior, destacando su fachada barroca en
rojo y blanco, el cristo de azulejos en un lateral (algo muy típico de Sevilla)
o la parte posterior, con las casas integradas en los muros del ábside.
De su interior merece la pena destacar varios puntos.
Si iniciamos nuestra visita por la izquierda según miramos al altar vamos a
destacar la escultura de Santa Justa y Santa Rufina o el precioso San Cristóbal
de Montañés. Algo más adelante se encuentra el magnífico retablo de la Virgen
de las Aguas y el retablo del Cristo del Amor.
El retablo mayor está dedicado a la Transfiguración de
Jesús, cuya imagen está rodeada de numerosos ángeles y arcángeles.
Una vez atravesado el altar mayor os recomiendo salir
al Patio de los naranjos y recorrer la sacristía menor y las salas posteriores
al altar, configuradas como un pequeño museo sacro.
Por último, conviene detenerse en la parte derecha del
templo según miramos al altar, donde se encuentra el impresionante Retablo
Portada Sacramental, ejemplo de decoración rococó en cuya capilla interior se
encuentra el Cristo de la Pasión.
Los dos últimos retablos que merece la pena destacar
son los de la Virgen del Rocío y el de Santa Ana, con bellas figuras
escultóricas.
Un templo con una decoración deslumbrante que seguro
no os va a decepcionar.
2. Palacio
Casa de Pilatos
La Casa de Pilatos es, en mi opinión, tras la Casa
Lebrija, uno de los palacios más bonitos que vamos a poder visitar en Sevilla.
Y ello se debe a la rica decoración mudéjar en azulejos que posee este palacio,
una de las más deslumbrantes de la ciudad, la cual se combina con el estilo
renacentista.
El nombre no proviene, como se suele pensar, por ser
una copia de la casa de Pilatos en Tierra Santa. Al contrario, proviene de un
viaje que realizó Fadrique Enríquez de Ribera, hijo de Pedro Enríquez de
Quiñones y auténtico constructor de la casa, a Jerusalén en 1519. Allí
descubrió que a distancia que había entre la casa de Poncio Pilatos y el
Gólgota era la misma que había entre su palacio y la Cruz del Campo. Por ello
decidió colocarle este nombre a la vivienda de la familia que amplió y decoró.
Originalmente se accedía a través de un monumental
arco triunfal renacentista de mármol que daba paso a un patio, pero hoy en día
entraremos a través de la fachada anexa donde destaca la logia superior con
cuatro arcos.
El patio principal cuadrangular es la primera joya que
vamos a poder admirar una vez dentro. Los arcos de medio punto con columnas de
mármol, así como los zócalos de azulejos de los muros, de 3 metros de altura, proporcionan
un magnífico fondo decorativo al lugar. 24 hornacinas representan a diferentes emperadores
romanos o personajes históricos importantes en lo alto de los muros, mientras
que cuatro figuras clásicas se sitúan en cada esquina del patio, destacando
Palas Atenea o Diana cazadora.
Este patio da acceso a las diferentes estancias del
palacio, donde vamos a poder admirar el lujo que derrocharon los dueños de esta
vivienda. Además de los clásicos zócalos de azulejos, la decoración en estuco o
los delicados artesonados, merece la pena descubrir las joyas artísticas que
contiene, como los frescos de la apoteosis de Hércules realizados por Francisco
Pacheco o una serie de pinturas de tauromaquia de Francisco de Goya.
En los dos jardines que posee el palacio descubriremos
valiosas piezas arqueológicas e interesantes y acogedores rincones donde
descansar.
Existe una planta superior dedicada a las estancias
privadas de la familia que, cuando yo visité el palacio, estaba en reformas,
sólo dejando acceder a la escalera y su preciosa bóveda.
En definitiva, una visita imprescindible que os dejará
un gran sabor de boca.
3. Torre
del Oro y paseo por el río
La Torre del Oro se sitúa junto al río Guadalquivir y
con sus 36 metros de altura es uno de los iconos de la ciudad. Su nombre en
árabe, Bury al-dahab, hacía referencia al brillo dorado que reflejaba
sobre el río. El cual, por cierto, no era otorgado por azulejos, como se
pensaba en el pasado, sino por una mezcla de mortero de cal y paja prensada.
Esta torre, formada por tres cuerpos, fue construida
entre 1220 y 1221 por orden del gobernador almohade de Sevilla, Abù l-Ulà.
Originalmente tenía sólo el cuerpo inferior, añadiéndosele el resto en años
posteriores. El último, por ejemplo, data de mitad del siglo XVIII. Su misión
era proteger la ciudad de los ataques fluviales y las crónicas cristianas
indican la existencia de una cadena entre esta torre y un muro situado al otro
lado del río.
Como muchos edificios históricos, su función fue
variando con el tiempo. Los cristianos, tras la conquista, la utilizaron como
capilla primero y prisión después. Hoy en día contiene un recoleto museo naval
que resulta interesante para aquellos aficionados al mundo de la navegación.
Tras visitar esta famosa torre es recomendable dar un
agradable paseo junto al río, descubriendo famosos edificios como la Plaza de
Toros de la Maestranza, la reconstrucción de la Nao Victoria, protagonista de
la primera vuelta al mundo, o el famoso Puente de Isabel II, conocido como puente
de Triana que da acceso al famoso barrio y se construyó en hierro a mitad del siglo
XIX.
4. Barrio
de Santa Cruz
Dentro de los muchos barrios encantadores que posee
Sevilla me gustaría destacar el Barrio de Santa Cruz por sus románticos
rincones y recoletas plazuelas en su entramado urbano tan caótico.
El mejor lugar para acceder a él es a través del arco
que se abre en el fondo de la plaza de las banderas, donde vamos a tomar una
bonita imagen de la Giralda.
Este acceso nos lleva a la plaza de la judería un
precioso rincón con su fachada granate tan característica.
Saliendo hacia nuestra derecha recorreremos el
callejón del agua, el cual nos llevará hasta la plaza de Santa Cruz. La otra
plazuela de interés es la Plaza de Doña Elvira, a la cual llegamos si tomamos
el callejón de nuestra izquierda al salir de la judería. Y la recoleta plaza de
las Cruces.
Recorrer este barrio es perderse entre sus
callejuelas, visitar los locales típicos que posee, tomarse algún vino en sus
tabernas o comprar un recuerdo de nuestro viaje. Descubrir el Hospital de los
Venerables, la plaza de las cruces o los conventos.
5. Ruinas
de Itálica (Santiponce)
En las afueras de Sevilla capital se encuentra un
yacimiento arqueológico de gran valor e interés turístico: Itálica. Esta fue la
primera ciudad romana fundada en la Península Ibérica (206 a.C.), aunque lo que
vamos a visitar son los restos de la época alto-imperial, un periodo de
florecimiento donde existían grandes edificios, como el Traianeum, o
importantes domus de ricas familias patricias.
Aunque el recorrido marcado suele comenzar por la
ciudad propiamente dicha, creo acertado iniciar nuestra visita por uno de los
edificios que se quedarán más firmemente en la memoria del visitante, el anfiteatro.
Este edificio de espectáculos fue uno de los más
grandes de todo el imperio romano, con una capacidad para 25.000 personas. En
Itálica se estima que podían vivir un máximo de 15.000 habitantes lo que nos
indica la importancia de este edificio para reunir a romanos de numerosas
poblaciones de los alrededores.
Aquí era el lugar donde se celebraban, principalmente,
los ludi gladiatori, las famosas luchas de gladiadores. El público se
acomodaba según su clase social, situándose los patricios en los asientos más
próximos a la arena. Y si subimos por la rampa exterior situada a la derecha
del anfiteatro podremos adentrarnos en una parte de este graderío e imaginar la
imponente visión.
En el centro de la arena se encuentra la fossa
bestiaria, lugar donde esperaban las jaulas de los animales empleados en
ciertos espectáculos. Debemos imaginarnos una tarima de madera cubriendo este
espacio, con trampillas para liberar a los animales.
También os recomiendo dar una vuelta por el interior
del anfiteatro, paseando por debajo de las gradas y descubriendo placas votivas
o pequeños santuarios.
Tras haber visitado esta maravilla es hora de dirigir
nuestros pasos hacia la ciudad, a la cual accederemos a través de la muralla.
Aquí podemos descubrir, si nos asomamos hacia abajo, la tubería de la cloaca
principal.
El primer edificio importante que vamos a visitar lo
encontramos a nuestra izquierda. Se trata del llamado edificio de la exedra,
una de las construcciones más grandes de la ciudad. Compuesto por un gran
espacio abierto utilizado como palestra y un monumental criptopórtico, su nombre
proviene de la estancia utilizada para banquetes y celebraciones que en otro
tiempo estuvo cubierta por una bóveda. El edificio cuenta con baños y letrinas,
donde empezaremos a descubrir una de las joyas más importantes de este
yacimiento, sus mosaicos.
En la siguiente parcela vamos a encontrar el llamado edificio
de Neptuno, una construcción termal donde destaca el mosaico dedicado al
dios de las aguas, así como otro dedicado a Teseo.
Sin duda, el mejor ejemplo de domus con increíbles
mosaicos es el que se encuentra en la siguiente parcela. La Casa de los
Pájaros es la típica domus romana con peristilo y galería columnada
rodeándola. Accederemos a ella desde la calle principal, donde las estancias
laterales estaban alquiladas a diferentes negocios (tabernae), como una
panadería.
La casa posee magníficos mosaicos, dándole nombre uno
de grandes dimensiones donde podremos admirar más de treinta especies
diferentes realizadas con gran naturalismo.
Además del anterior descubriremos mosaicos de
diferentes tipos decorando el resto de estancias lo que nos da una idea del increíble
lujo que disfrutaron los dueños de esta casa.
La otra gran casa con mosaicos de la ciudad es la
llamada Casa del Planetario, una de las más importantes de la ciudad. El
gran mosaico que le da nombre representa a los siete astros del sistema solar
conocidos en la época romana, cada uno representando a un dios que, a su vez,
simbolizan un día de la semana.
Otro lugar importante son las Termas mayores, un
conjunto balneario con una gran piscina (natatio) y la palestra.
Por último, fuera de este conjunto arqueológico, al
otro lado de la localidad de Santiponce, se sitúa el Teatro romano, uno
de los edificios más antiguos de la ciudad romana y que data de época del
emperador Augusto. Para verlo debemos tomar de nuevo nuestro coche y dirigirnos
al centro de Santiponce.
Y hasta aquí mi selección de visitas en Sevilla.
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