domingo, 26 de septiembre de 2021

Una escapada dominguera cerca de Madrid (XVIII): Alcalá de Henares

 

En la Comunidad de Madrid existe una ciudad que posee un importante pasado histórico y cuya visita nos permitirá descubrir los diferentes poblamientos que tuvo este notable asentamiento urbano.

 

En un relajado paseo podremos viajar a la antigua Roma, a la época medieval y al tiempo de Cervantes. Y todo ello, sin salir de una localidad con un atractivo turístico cultural inigualable. ¿Ya sabes de qué ciudad estoy hablando? Sí, hoy nos vamos a Alcalá de Henares.

 

Alcalá de Henares significa castillo sobre el río Henares, algo que aparece perfectamente representado en su escudo. Este nombre proviene de la castellanización de la denominación que le dieron los árabes: Al-qal'a Nahar. Pero a la hora de visitar la ciudad vamos a comenzar remontándonos unos siglos más hacia el pasado.

 

Nada más llegar a Alcalá de Henares a través de la carretera A-2 tenemos el desvío hacia la Casa de Hippolytus, primera parada en nuestra visita turística. Se trata de una de las mejores ruinas romanas que vamos a poder encontrar en la ciudad y que bien merecen una visita detenida.

 

Este edificio es uno de los pocos ejemplos que tenemos de un collegium iuvenum, un centro educativo de carácter lúdico en el que los hijos de las familias ricas de la ciudad romana recibían una instrucción adecuada a su categoría social.

 

La visita al yacimiento se realiza a través de una rampa elevada y, a través de carteles explicativos, vamos a conocer las diferentes estancias de la que se componía. Para hacer más amena la visita a los niños existen carteles adecuados para ellos en las que un alumno de este centro, llamado Gayo, les muestra también las diferentes salas.

 

Maqueta de la Casa de Hippolytus. Alcalá de Henares.

Del edificio merece la pena destacar la sala abovedada, cuyo interés radica en el revestimiento utilizado para cubrirla. Se realizó mediante los tubuli fictile, unas piezas cerámicas en forma de botella ensambladas entre sí para formar una bóveda aislante y ligera. La función de este lugar no se conoce con exactitud.

 

Casa de Hippolytus. Alcalá de Henares.

El patio central era una sala que servía de distribuidor y, a la vez, era la parte del frigidarium de las termas. Sin duda, la mayor atracción de esta habitación, y de todo el conjunto del yacimiento es el mosaico con una escena de pesca realizado por el maestro musivario Hippolytus, el cual da nombre al yacimiento. En este mosaico vamos a poder observar todo tipo de animales marinos, desde un pulpo a un calamar, pasando por un delfín o una langosta. Sin duda, la exactitud de los animales debía obedecer a una cuestión didáctica.

 

Mosaicos Casa de Hippolytus.

Del resto del edificio resulta interesante descubrir la piscina trilobulada de las termas, el clásico sistema de hipocaustum con el que se calentaba la zona del caldarium, las letrinas comunitarias, el jardín oriental donde hubo plantas exóticas como el jazmín y animales como el pelícano o la capilla donde se rendía culto a Diana cazadora y a Hércules.

 

Casa de Hippolytus. Alcalá de Henares.

La visita apenas llevará 30-45 minutos y resulta muy entretenida.

 

Este edificio estaba en las afueras de la antigua ciudad romana de Complutum. Las ruinas de este yacimiento están muy próximas pero os recomiendo volver a coger el coche y aparcar junto a la entrada.

 

Para todos aquellos que son aficionados a las ruinas romanas los restos de Complutum puede que les decepcionen un poco. Lo primero que vamos a ver son un par de enormes casas clásicas con atrio de las que apenas quedan los cimientos de los muros. Ningún mosaico vamos a poder ver pro aquí, pero si nos servirá para conocer el nombre romano de las diferentes estancias.

 

Complutum romana. La casa de Hippolytus está señalada con un círculo extramuros.

Si avanzamos hacia el foro de la ciudad nos encontraremos con la fachada reconstruida del Auguraculum, un edificio público dedicado a la adivinación practicada por los Augures y en el que se encontraron un par de pozos de ofrendas. Las termas, de las que quedan las columnas de ladrillo del hipocaustum, y la basílica, reconocible por algunas columnas reconstruidas, son el resto de puntos clave de la visita.

 

Complutum. Vista del foro y las termas

Si tenéis ocasión de concertar una visita guiada podréis entrar en la Casa de los Grifos, auténtica joya de este yacimiento. Se encuentra en el centro de las ruinas y la estructura moderna de metal que lo encierra resulta inconfundible. Se trató de una de las mejores domus de la ciudad, la cual tenía un gran pórtico hacia el cardo de la ciudad, unas dimensiones importantes (900 m2), un enorme jardín peristilo central y comodidades propias de personajes de alta alcurnia, como una chimenea o un depósito propio de agua que se distribuía por toda la casa.

 

Pero, sin duda, lo mejor de esta casa es poder admirar su rica decoración pictórica mural. Destacan las pinturas del tablinium, sala en la que el pater familias recibía a los clientes. En ella se realizó una típica pintura de estilo pompeyano en la que se representaron unas columnas jónicas sobre un zócalo que imita placas de mármol. En una de ellas destaca un plinto amarillo que contiene una flor. En otros lugares de la casa podremos ver otro tipo de pintura mural, con formas vegetales e incluso animales (como un grifo que da nombre a la casa).

 

Complutum. Casa de los grifos.

Con el cristianismo la población de Alcalá se desplazó hacia el llamado barrio de Santiuste, lugar donde fueron martirizados los niños Justo y Pastor durante la persecución de Diocleciano. Y hacia allí debemos dirigirnos ahora, adentrándonos en el Alcalá más medieval.

 

Apenas debemos recorrer un kilómetro desde la antigua Complutum, aunque podemos acercar nuestro coche hasta las proximidades de la Puerta de Madrid. Esta puerta, que sustituía a otra medieval en recodo, favorecía la entrada a la ciudad desde Madrid capital. Está realizada en estilo neoclásico y parece un arco del triunfo con frontón y pilastras dóricas. Se construyó en el año 1788, diez años después de la famosa puerta de Alcalá madrileña.

 

Puerta de Madrid y murallas de Alcalá.

En esta zona vamos a poder admirar las antiguas murallas medievales, que datan del siglo XIII-XV. Existen varias torres y puertas, siendo este lugar ideal para hacernos una idea de su estructura original.

 

Siguiendo la calle del Cardenal Cisneros llegaremos a la Plaza de los Santos Justo y Pastor, lugar en el que se encuentra la Catedral Magistral de Alcalá de Henares. Es la única catedral magistral de España, lo que significaba que todos sus canónigos debían ser doctores en teología.

 

El exterior del templo es bastante sobrio y falto de decoración. Solo la portada gótica tiene algunos elementos decorativos, como el medallón que representa a San Ildefonso. También destaca la torre, de estilo renacentista y coronada con un chapitel de pizarra herreriano.

 

Exterior de la Catedral de Alcalá de Henares

En su amplio interior, de tres naves con bóvedas de crucería, hay que destacar la ausencia de retablo mayor, estando una imagen de Jesucristo crucificado elevada sobre el altar y el coro en la parte posterior.

 

Interior de la Catedral de Alcalá de Henares 

Posee una girola en la que vamos a encontrar la cripta con la urna de plata que contiene los restos de los Santos Niños y el trozo de muro en el que fueron martirizados.

 

En esta girola, así como en una de las naves laterales, muchas capillas se han tapado con una especie de trampantojo pintado. Esto se debe a que muchos de los tesoros de la catedral fueron destruidos durante la Guerra Civil española. Del resto de capillas merece la pena detenerse en la de la Virgen del Val, patrona de la ciudad, o la de San Diego de Alcalá, que contiene el cuerpo incorrupto del santo y que todos los días 13 de noviembre se expone a los fieles.

 

Una vez visitado el principal templo de la ciudad vamos a contener nuestro deseo de avanzar por la calle mayor y dirigirnos hacia el museo más importante de Alcalá de Henares: el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid.

 

Se trata de un museo muy didáctico y especialmente enfocado para que los más pequeños puedan aprender historia de una manera muy divertida. En la sección dedicada a la prehistoria los peques van a poder tocar con sus manos las reproducciones de los principales útiles líticos de nuestros antepasados y conocer cómo eran, mediante maquetas, nuestros antepasados más lejanos.

 


En la parte dedicada a las sociedades productoras van a aprender la forma de vida que tenían estas poblaciones, sus viviendas y sus costumbres funerarias a través de numerosos restos arqueológicos.

 


Y de la época romana, una de las mejor representadas, voy a destacar la colección de mosaicos del museo, destacando el mosaico de Baco, el de Leda o el de Aquiles y Pentesilea. Miliarios, objetos cotidianos o esculturas nos servirán para aprender todo lo necesario de los antiguos romanos que vivieron en Complutum.

 



Una visita muy enriquecedora que servirá para hacernos una idea muy precisa de la historia de nuestra comunidad. Además, otro de los atractivos de este museo, es la existencia de periódicas exposiciones temporales que sirven de excusa perfecta para visitarlo de vez en cuando.

 

Toca ya acercarnos a la calle mayor, vía comercial de la ciudad en la que podremos comer algo tras una mañana tan cultural y ajetreada. Esta calle es muy característica por sus soportales a ambos lados de la calle, sostenidos por columnas desparejadas que nos recuerdan el pasado romano de la ciudad. Según su ayuntamiento, se trata de la calle con soportales más larga de toda España. Sin duda, pasear y empaparse de los rincones y fachadas encantadoras de esta calle es una de las mejores cosas que podemos hacer en Alcalá de Henares.

 

Calle Mayor de Alcalá de Henares

En esta calle vamos a encontrar otra de las visitas recomendadas en la ciudad: el Museo Casa Natal de Cervantes.

 

En esta casa nació, un 29 de septiembre de 1547, el famoso escritor de Don Quijote de la Mancha. Su nombre, según la tradición, se debió a que ese día se celebra San Miguel. No obstante, la única fecha segura es la de su bautismo el 9 de octubre de aquel año.

 

La casa fue reconstruida en el año 1956 según el estándar de la típica casa acomodada castellana del siglo XVI-XVII, pues la original había sido destruida con el paso del tiempo. Y su localización se debe a los estudios del biógrafo Luis Astrana Marín. En esta casa Cervantes pasó su primera niñez, hasta que en 1551 se trasladó a Valladolid, lugar en el que también es posible visitar su vivienda musealizada.

 

Su situación no pasa desapercibida. En la esquina entre la calle Imagen y la calle Mayor, los numerosos turistas que se fotografían delante de las esculturas de Don Quijote y Sancho Panza os mostrarán la entrada.

 

Casa de Cervantes. Alcalá de Henares

La visita la comenzaremos atravesando un pequeño jardín delante de la casa y accediendo al patio central distribuidor. Este patio con columnas de granito es el espacio central al que se abren las dos plantas del edificio. Mientras que en la planta baja vamos a poder recorrer las salas destinadas a la vida social de la familia, en la planta superior se ubican las alcobas y habitaciones utilizadas para la vida privada. Indicar que no se trata de una visita a la casa en la que vivió Cervantes, sino una especie de espacio que nos va a permitir conocer la vida de una familia acomodada de esa época.

 

En la planta baja vamos a recorrer, por ejemplo, la sala de recibir a las visitas, con las típicas sillas de fraileros y el bonito brasero decorado que era la calefacción de la época. En otra sala veremos cómo trabajaba el padre de Cervantes, que era cirujano barbero, exponiéndose en esta sala todos los instrumentos médicos de la época. En el comedor, veremos una gran mesa de madera y una magnífica alacena, mueble que guardaba la vajilla de cerámica de la familia. En la cocina, se exponen tanto instrumentos propios del lugar como alimentos de la época.

 

Planta baja de la Casa de Cervantes. Alcalá de Henares.

En la planta alta vamos a poder visitar los dormitorios, donde hombres y mujeres dormían separados. Destacar las espléndidas camas con dosel, y los escritorios transportables donde se guardaban los documentos (incluso en cajones secretos) en las masculinas o las cunas en las femeninas, pues eran ellas las encargadas de cuidar a los más pequeños. Los enormes braseros de cama también son bastante curiosos. En otra sala vamos a poder ver una bañera o un rudimentario urinario consistente en una silla con agujero y orinal debajo.

 

Planta superior de la Casa de Cervantes. Alcalá de Henares.

Dejando a un lado estas salas etnográficas, el museo también tiene una sala dedicada a las ediciones cervantinas, donde poder observar ejemplares de El Quijote en todos los idiomas y formatos (destacando las primeras ediciones ilustradas, por ejemplo).

 

Una visita imprescindible si queremos hacernos una idea de la vida en el siglo XVI de una familia acomodada con la excusa de Cervantes englobándolo todo.

 

Al final de la calle mayor se abre la Plaza Cervantes, un parque de esparcimiento en donde existe un templete de música y un corral de comedias histórico que data de 1602. Al fondo se encuentra el edificio del Ayuntamiento, la Torre de Santa María (se puede subir de forma gratuita para obtener unas bellas vistas) y la Capilla del Oidor, el único resto que queda de la antigua parroquia de Santa María La Mayor y que hoy alberga un centro de exposiciones temporales. Como curiosidad indicar que conserva la pila bautismal de Miguel de Cervantes.

 

Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares.

En un lateral de esta alargada plaza se abre una calle que desemboca ante la última gran visita que debemos hacer si visitamos Alcalá de Henares: la Universidad.

 

La Universidad Complutense (Complutensis Universitas), llamada así por el origen romano de la ciudad, fue fundada por el Cardenal Cisneros en el año 1499, convirtiéndose en un auténtico referente académico en nuestro país desde entonces. No fueron los primeros estudios superiores que se realizaban en esta ciudad. Anteriormente, en Alcalá, se cursaba un Studium Generale implantado por el rey Sancho IV de Castilla en el año 1293. Y fue Cisneros, antiguo alumno de aquellos estudios más modestos el que otorgó la universidad a la ciudad por medio de tres bulas papales concedidas por Alejandro VI.

 

El original plan de estudios de esta universidad estaba muy influido por la religión católica, como no podía ser de otro modo en aquella época. La Teología era la disciplina principal, cursándose también Derecho canónico, Filosofía, Medicina, Gramática, Retórica y las lenguas bíblicas.

 

Esta universidad fue trasladada a Madrid en el año 1836, y habría que esperar hasta el año 1977 para que se restituyera su función docente nuevamente en la que hoy en día es la Universidad de Alcalá (UAH).

 

Convertida en símbolo e icono de la ciudad, la fachada de la Universidad donde estudiaron personajes tan insignes como Quevedo, Lope de Vega o Tirso de molina, es el principal centro de atención de toda la edificación. Fue construida en 1553 por Rodrigo Gil de Hontañón, siguiendo el estilo renacentista plateresco. Posee una portada monumental en la que se superponen los órdenes arquitectónicos en tres pisos o cuerpos. Dada su importancia alegórica voy a detenerme en explicarla.

 

Fachada de la Universidad de Alcalá de Henares

En el piso inferior está la puerta con arco escarzano, y como decoración alegórica el cordón franciscano que nos recuerda a Cisneros (con sus tres nudos símbolo de la pobreza, obediencia y castidad) y un conjunto de ángeles y figuras de viejos que nos recuerda la brevedad de nuestra existencia. En las cuatro ventanas de este cuerpo, en sendos medallones colocados en los frontones triangulares, encontramos los retratos de los padres de la iglesia (de izquierda a derecha según miramos la fachada: San Ambrosio de Milán, San Gregorio Magno, San Jerónimo de Estridón y  San Agustín de Hipona). Y en los extremos dos ventanucos con decoración de columnas y grutescos. Mientras uno daba luz a una escalera interior (razón por la cual una de las ventanas anteriores, la de San Agustín, está cegada, al coincidir con la escalera), el otro e construyó para respetar la simetría y está cegado, encontrándose en su decoración un relieve del escudo de Cisneros y de dos trabajos de Hércules (lucha contra el dragón en el Jardín de las Hespérides y el León de Nemea) que simbolizan la lucha interior del Cardenal, dividido entre el estado religioso y el civil. La última parte decorada de este cuerpo está en las pilastras, en las que es posible encontrar una figura de una mujer desnuda o la cabeza de un mongol, con su barba y pelo largo.

 

En el piso intermedio destaca la ventana sobre la puerta de acceso, la cual daba a la Biblioteca. Como este lugar era un centro del saber la biblioteca se consideraba el corazón del mismo y, por ello, recibió la mayor de las decoraciones. Un medallón con la imagen de San Ildefonso de Toledo preside y protege a la ventana por el lado superior, enmarcándose en dos escudos de Cisneros. En los laterales, apoyados en los quicios de la ventana se sitúan dos soldados de los tercios españoles; y, más exteriormente, dos excelentes figuras de un par de gigantes agarrados a las columnas para mantener el edificio en pie. La alegoría a las columnas de Hércules y a que se trate de Hércules parece también bastante plausible. En la parte superior de esas columnas aparecen una serie de calaveras que nos recuerdan la fugacidad de la vida.

 

A la izquierda se encuentra la ventana de San Pedro (inconfundible medallón por portar las llaves del cielo), más sencilla escultóricamente. Destacar aquí los relieves de los plintos de las columnas, en las que vemos a Cupido alado sin venda y a Venus desnuda con un paño, símbolos ambos del amor virtuoso. A la derecha se encuentra la ventana de San Pablo, portando una espada y en los plintos existen relieves de la diosa Minerva, con huso para tejer en uno y con las armas de combate en el otro. Son símbolos de sabiduría lo que relacionado con los ángeles que rodean esta ventana, portando cornucopias, nos sugiere la abundancia que son capaces de proporcionar los estudios universitarios.

 

El piso superior está configurado como una gran galería de ventanas en la que destaca el enorme escudo imperial de Carlos V en la calle central. Varios elementos nos confirman el nombre del dueño, como el águila bicéfala (símbolo del imperio español y el Sacro Imperio Romano Germánico), el Toisón de Oro (Orden presidida por Carlos V), cruces de San Andrés (símbolo de la Casa de Habsburgo) y las columnas de Hércules. A ambos lados del escudo, entre sendas columnas, se disponen dos figuras mitológicas. A la izquierda está Perseo, con la cabeza de Medusa en la mano, mientras que en la derecha se encuentra Andrómeda, su esposa, la cual sostiene un pájaro en la mano. Por último, en el tímpano del frontón sobre el escudo aparece una figura de Dios padre, bendiciendo mientras protege el orbe terrestre con su mano izquierda. La fachada se culmina con una gran cruz sobre la que caen guirnaldas con frutos sostenidas por cuatro figuras, dos masculinas y otras dos femeninas. Simbolizan el paso del tiempo, pues una pareja es joven y la otra anciana, y la cruz representa el final de todo, siendo la vida eterna el premio a los creyentes.

 

Respecto a la galería de ventanas que se abre a ambos lados del escudo imperial indicar que poseen un nudo franciscano cada una de ellas. Se suele interpretar como los diez mandamientos de la Iglesia, y son símbolo de que el rey está obligado a respetar las normas terrenales (aunque sea investido de forma divina).

 


Por último, referirme a las gárgolas, elemento típico del gótico y que aquí aparecen en 14 ocasiones. Sirven de desagüe y simbolizan la separación entre lo terrenal y lo celestial.

 

Existe la posibilidad de realizar una visita guiada en la que nos van a explicar tanto la fachada como los diversos patios existentes en la universidad.

 


De todos ellos el patio mayor, conocido como de Santo Tomás de Villanueva, es el más importante. Su nombre se debe al primer santo que salió de la universidad y se trata de una sucesión de arcadas en tres pisos donde los arcos rebajan su tamaño por motivos de perspectiva, evitando el efecto rascacielos. El patio de los filósofos es citado en la obra el Buscón, de Quevedo, mientras el patio trilingüe, llamado así por acoger a los estudiantes de latín, griego y hebrero, es de estilo renacentista y su aspecto está algo desmejorado al haberse perdido la balaustrada superior.

 

El último punto importante que veremos en la visita es el Paraninfo, la sala en la que todos los días 23 de abril los Reyes entregan el Premio Cervantes de Literatura Española. Aquí os explicarán el complicado ritual por el que debían pasar los alumnos para aprobar los exámenes finales. Además de tener que contestar correctamente a las preguntas que les formulaban debían aguantar la presión del público asistente, el cual se divertía insultándolos y desconcentrándolos.

 


Alcalá de Henares guarda muchas más sorpresas en su interior, pero creo que para una salida dominguera ya os he dado una buena paliza, ¿verdad?

 

Para consultar horarios de los monumentos os dejo la página de turismo de la ciudad: http://www.turismoalcala.es/

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