En la Comunidad de Madrid existe una
ciudad que posee un importante pasado histórico y cuya visita nos permitirá
descubrir los diferentes poblamientos que tuvo este notable asentamiento
urbano.
En un relajado paseo podremos viajar a la
antigua Roma, a la época medieval y al tiempo de Cervantes. Y todo ello, sin
salir de una localidad con un atractivo turístico cultural inigualable. ¿Ya
sabes de qué ciudad estoy hablando? Sí, hoy nos vamos a Alcalá de Henares.
Alcalá de Henares significa castillo sobre
el río Henares, algo que aparece perfectamente representado en su escudo. Este
nombre proviene de la castellanización de la denominación que le dieron los
árabes: Al-qal'a Nahar. Pero a la
hora de visitar la ciudad vamos a comenzar remontándonos unos siglos más hacia
el pasado.
Nada más llegar a Alcalá de Henares a
través de la carretera A-2 tenemos el desvío hacia la Casa de Hippolytus, primera parada en nuestra visita turística.
Se trata de una de las mejores ruinas romanas que vamos a poder encontrar en la
ciudad y que bien merecen una visita detenida.
Este edificio es uno de los pocos ejemplos
que tenemos de un collegium iuvenum,
un centro educativo de carácter lúdico en el que los hijos de las familias
ricas de la ciudad romana recibían una instrucción adecuada a su categoría
social.
La visita al yacimiento se realiza a
través de una rampa elevada y, a través de carteles explicativos, vamos a
conocer las diferentes estancias de la que se componía. Para hacer más amena la
visita a los niños existen carteles adecuados para ellos en las que un alumno
de este centro, llamado Gayo, les muestra también las diferentes salas.
Maqueta de la Casa de Hippolytus. Alcalá de Henares.
Del edificio merece la pena destacar la
sala abovedada, cuyo interés radica en el revestimiento utilizado para
cubrirla. Se realizó mediante los tubuli
fictile, unas piezas cerámicas en forma de botella ensambladas entre sí
para formar una bóveda aislante y ligera. La función de este lugar no se conoce
con exactitud.
Casa de Hippolytus. Alcalá de Henares.
El patio central era una sala que servía
de distribuidor y, a la vez, era la parte del frigidarium de las termas. Sin duda, la mayor atracción de esta
habitación, y de todo el conjunto del yacimiento es el mosaico con una escena
de pesca realizado por el maestro musivario Hippolytus, el cual da nombre al
yacimiento. En este mosaico vamos a poder observar todo tipo de animales
marinos, desde un pulpo a un calamar, pasando por un delfín o una langosta. Sin
duda, la exactitud de los animales debía obedecer a una cuestión didáctica.
Del resto del edificio resulta interesante
descubrir la piscina trilobulada de las termas, el clásico sistema de hipocaustum con el que se calentaba la
zona del caldarium, las letrinas
comunitarias, el jardín oriental donde hubo plantas exóticas como el jazmín y
animales como el pelícano o la capilla donde se rendía culto a Diana cazadora y
a Hércules.
Casa de Hippolytus. Alcalá de Henares.
La visita apenas llevará 30-45 minutos y
resulta muy entretenida.
Este edificio estaba en las afueras de la
antigua ciudad romana de Complutum.
Las ruinas de este yacimiento están muy próximas pero os recomiendo volver a
coger el coche y aparcar junto a la entrada.
Para todos aquellos que son aficionados a
las ruinas romanas los restos de Complutum puede que les decepcionen un poco. Lo
primero que vamos a ver son un par de enormes casas clásicas con atrio de las
que apenas quedan los cimientos de los muros. Ningún mosaico vamos a poder ver
pro aquí, pero si nos servirá para conocer el nombre romano de las diferentes
estancias.
Complutum romana. La casa de Hippolytus está señalada con un círculo extramuros.
Si avanzamos hacia el foro de la ciudad
nos encontraremos con la fachada reconstruida del Auguraculum, un edificio público dedicado a la adivinación
practicada por los Augures y en el que se encontraron un par de pozos de
ofrendas. Las termas, de las que quedan las columnas de ladrillo del hipocaustum, y la basílica, reconocible
por algunas columnas reconstruidas, son el resto de puntos clave de la visita.
Complutum. Vista del foro y las termas
Si tenéis ocasión de concertar una visita
guiada podréis entrar en la Casa de los Grifos, auténtica joya de este
yacimiento. Se encuentra en el centro de las ruinas y la estructura moderna de
metal que lo encierra resulta inconfundible. Se trató de una de las mejores domus de la ciudad, la cual tenía un
gran pórtico hacia el cardo de la ciudad, unas dimensiones importantes (900 m2),
un enorme jardín peristilo central y comodidades propias de personajes de alta
alcurnia, como una chimenea o un depósito propio de agua que se distribuía por
toda la casa.
Pero, sin duda, lo mejor de esta casa es
poder admirar su rica decoración pictórica mural. Destacan las pinturas del tablinium, sala en la que el pater familias recibía a los clientes.
En ella se realizó una típica pintura de estilo pompeyano en la que se representaron
unas columnas jónicas sobre un zócalo que imita placas de mármol. En una de
ellas destaca un plinto amarillo que contiene una flor. En otros lugares de la
casa podremos ver otro tipo de pintura mural, con formas vegetales e incluso
animales (como un grifo que da nombre a la casa).
Complutum. Casa de los grifos.
Con el cristianismo la población de Alcalá
se desplazó hacia el llamado barrio de Santiuste, lugar donde fueron
martirizados los niños Justo y Pastor durante la persecución de Diocleciano. Y
hacia allí debemos dirigirnos ahora, adentrándonos en el Alcalá más medieval.
Apenas debemos recorrer un kilómetro desde
la antigua Complutum, aunque podemos acercar nuestro coche hasta las
proximidades de la Puerta de Madrid.
Esta puerta, que sustituía a otra medieval en recodo, favorecía la entrada a la
ciudad desde Madrid capital. Está realizada en estilo neoclásico y parece un
arco del triunfo con frontón y pilastras dóricas. Se construyó en el año 1788,
diez años después de la famosa puerta de Alcalá madrileña.
Puerta de Madrid y murallas de Alcalá.
En esta zona vamos a poder admirar las
antiguas murallas medievales, que datan del siglo XIII-XV. Existen varias
torres y puertas, siendo este lugar ideal para hacernos una idea de su
estructura original.
Siguiendo la calle del Cardenal Cisneros
llegaremos a la Plaza de los Santos Justo y Pastor, lugar en el que se
encuentra la Catedral Magistral de
Alcalá de Henares. Es la única catedral magistral de España, lo que
significaba que todos sus canónigos debían ser doctores en teología.
El exterior del templo es bastante sobrio
y falto de decoración. Solo la portada gótica tiene algunos elementos
decorativos, como el medallón que representa a San Ildefonso. También destaca
la torre, de estilo renacentista y coronada con un chapitel de pizarra
herreriano.
Exterior de la Catedral de Alcalá de Henares
En su amplio interior, de tres naves con
bóvedas de crucería, hay que destacar la ausencia de retablo mayor, estando una
imagen de Jesucristo crucificado elevada sobre el altar y el coro en la parte
posterior.
Interior de la Catedral de Alcalá de Henares
Posee una girola en la que vamos a
encontrar la cripta con la urna de plata que contiene los restos de los Santos
Niños y el trozo de muro en el que fueron martirizados.
En esta girola, así como en una de las naves laterales, muchas capillas se han tapado con una especie de trampantojo pintado. Esto se debe a que muchos de los tesoros de la catedral fueron destruidos durante la Guerra Civil española. Del resto de capillas merece la pena detenerse en la de la Virgen del Val, patrona de la ciudad, o la de San Diego de Alcalá, que contiene el cuerpo incorrupto del santo y que todos los días 13 de noviembre se expone a los fieles.
Una vez visitado el principal templo de la
ciudad vamos a contener nuestro deseo de avanzar por la calle mayor y
dirigirnos hacia el museo más importante de Alcalá de Henares: el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad
de Madrid.
Se trata de un museo muy didáctico y
especialmente enfocado para que los más pequeños puedan aprender historia de
una manera muy divertida. En la sección dedicada a la prehistoria los peques
van a poder tocar con sus manos las reproducciones de los principales útiles
líticos de nuestros antepasados y conocer cómo eran, mediante maquetas,
nuestros antepasados más lejanos.
En la parte dedicada a las sociedades
productoras van a aprender la forma de vida que tenían estas poblaciones, sus
viviendas y sus costumbres funerarias a través de numerosos restos
arqueológicos.
Y de la época romana, una de las mejor
representadas, voy a destacar la colección de mosaicos del museo, destacando el
mosaico de Baco, el de Leda o el de Aquiles y Pentesilea. Miliarios, objetos
cotidianos o esculturas nos servirán para aprender todo lo necesario de los
antiguos romanos que vivieron en Complutum.
Una visita muy enriquecedora que servirá
para hacernos una idea muy precisa de la historia de nuestra comunidad. Además,
otro de los atractivos de este museo, es la existencia de periódicas
exposiciones temporales que sirven de excusa perfecta para visitarlo de vez en
cuando.
Toca ya acercarnos a la calle mayor, vía comercial de la ciudad
en la que podremos comer algo tras una mañana tan cultural y ajetreada. Esta
calle es muy característica por sus soportales a ambos lados de la calle,
sostenidos por columnas desparejadas que nos recuerdan el pasado romano de la
ciudad. Según su ayuntamiento, se trata de la calle con soportales más larga de
toda España. Sin duda, pasear y empaparse de los rincones y fachadas
encantadoras de esta calle es una de las mejores cosas que podemos hacer en
Alcalá de Henares.
Calle Mayor de Alcalá de Henares
En esta calle vamos a encontrar otra de
las visitas recomendadas en la ciudad: el Museo
Casa Natal de Cervantes.
En esta casa nació, un 29 de septiembre de
1547, el famoso escritor de Don Quijote de la Mancha. Su nombre, según la
tradición, se debió a que ese día se celebra San Miguel. No obstante, la única
fecha segura es la de su bautismo el 9 de octubre de aquel año.
La casa fue reconstruida en el año 1956
según el estándar de la típica casa acomodada castellana del siglo XVI-XVII,
pues la original había sido destruida con el paso del tiempo. Y su localización
se debe a los estudios del biógrafo Luis Astrana Marín. En esta casa Cervantes
pasó su primera niñez, hasta que en 1551 se trasladó a Valladolid, lugar en el
que también es posible visitar su vivienda
musealizada.
Su situación no pasa desapercibida. En la
esquina entre la calle Imagen y la calle Mayor, los numerosos turistas que se
fotografían delante de las esculturas de Don Quijote y Sancho Panza os
mostrarán la entrada.
Casa de Cervantes. Alcalá de Henares
La visita la comenzaremos atravesando un
pequeño jardín delante de la casa y accediendo al patio central distribuidor.
Este patio con columnas de granito es el espacio central al que se abren las
dos plantas del edificio. Mientras que en la planta baja vamos a poder recorrer
las salas destinadas a la vida social de la familia, en la planta superior se
ubican las alcobas y habitaciones utilizadas para la vida privada. Indicar que
no se trata de una visita a la casa en la que vivió Cervantes, sino una especie
de espacio que nos va a permitir conocer la vida de una familia acomodada de
esa época.
En la planta baja vamos a recorrer, por
ejemplo, la sala de recibir a las visitas, con las típicas sillas de fraileros
y el bonito brasero decorado que era la calefacción de la época. En otra sala
veremos cómo trabajaba el padre de Cervantes, que era cirujano barbero,
exponiéndose en esta sala todos los instrumentos médicos de la época. En el comedor,
veremos una gran mesa de madera y una magnífica alacena, mueble que guardaba la
vajilla de cerámica de la familia. En la cocina, se exponen tanto instrumentos
propios del lugar como alimentos de la época.
Planta baja de la Casa de Cervantes. Alcalá de Henares.
En la planta alta vamos a poder visitar
los dormitorios, donde hombres y mujeres dormían separados. Destacar las
espléndidas camas con dosel, y los escritorios transportables donde se
guardaban los documentos (incluso en cajones secretos) en las masculinas o las
cunas en las femeninas, pues eran ellas las encargadas de cuidar a los más
pequeños. Los enormes braseros de cama también son bastante curiosos. En otra
sala vamos a poder ver una bañera o un rudimentario urinario consistente en una
silla con agujero y orinal debajo.
Planta superior de la Casa de Cervantes. Alcalá de Henares.
Dejando a un lado estas salas
etnográficas, el museo también tiene una sala dedicada a las ediciones
cervantinas, donde poder observar ejemplares de El Quijote en todos los idiomas
y formatos (destacando las primeras ediciones ilustradas, por ejemplo).
Una visita imprescindible si queremos
hacernos una idea de la vida en el siglo XVI de una familia acomodada con la
excusa de Cervantes englobándolo todo.
Al final de la calle mayor se abre la Plaza Cervantes, un parque de
esparcimiento en donde existe un templete de música y un corral de comedias
histórico que data de 1602. Al fondo se encuentra el edificio del Ayuntamiento, la Torre de Santa María (se puede subir de forma gratuita para obtener
unas bellas vistas) y la Capilla del
Oidor, el único resto que queda de la antigua parroquia de Santa María La
Mayor y que hoy alberga un centro de exposiciones temporales. Como curiosidad
indicar que conserva la pila bautismal de Miguel de Cervantes.
Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares.
En un lateral de esta alargada plaza se
abre una calle que desemboca ante la última gran visita que debemos hacer si
visitamos Alcalá de Henares: la
Universidad.
La Universidad Complutense (Complutensis Universitas), llamada así
por el origen romano de la ciudad, fue fundada por el Cardenal Cisneros en el
año 1499, convirtiéndose en un auténtico referente académico en nuestro país
desde entonces. No fueron los primeros estudios superiores que se realizaban en
esta ciudad. Anteriormente, en Alcalá, se cursaba un Studium Generale implantado por el rey Sancho IV de Castilla en el
año 1293. Y fue Cisneros, antiguo alumno de aquellos estudios más modestos el
que otorgó la universidad a la ciudad por medio de tres bulas papales
concedidas por Alejandro VI.
El original plan de estudios de esta
universidad estaba muy influido por la religión católica, como no podía ser de
otro modo en aquella época. La Teología era la disciplina principal, cursándose
también Derecho canónico, Filosofía, Medicina, Gramática, Retórica y las
lenguas bíblicas.
Esta universidad fue trasladada a Madrid
en el año 1836, y habría que esperar hasta el año 1977 para que se restituyera
su función docente nuevamente en la que hoy en día es la Universidad de Alcalá
(UAH).
Convertida en símbolo e icono de la
ciudad, la fachada de la Universidad
donde estudiaron personajes tan insignes como Quevedo, Lope de Vega o Tirso de
molina, es el principal centro de atención de toda la edificación. Fue
construida en 1553 por Rodrigo Gil de Hontañón, siguiendo el estilo
renacentista plateresco. Posee una portada monumental en la que se superponen
los órdenes arquitectónicos en tres pisos o cuerpos. Dada su importancia
alegórica voy a detenerme en explicarla.
Fachada de la Universidad de Alcalá de Henares
En el piso
inferior está la puerta con arco escarzano, y como decoración alegórica el
cordón franciscano que nos recuerda a Cisneros (con sus tres nudos símbolo de
la pobreza, obediencia y castidad) y un conjunto de ángeles y figuras de viejos
que nos recuerda la brevedad de nuestra existencia. En las cuatro ventanas de
este cuerpo, en sendos medallones colocados en los frontones triangulares,
encontramos los retratos de los padres de la iglesia (de izquierda a derecha
según miramos la fachada: San Ambrosio de Milán, San Gregorio Magno, San
Jerónimo de Estridón y San Agustín de
Hipona). Y en los extremos dos ventanucos con decoración de columnas y
grutescos. Mientras uno daba luz a una escalera interior (razón por la cual una
de las ventanas anteriores, la de San Agustín, está cegada, al coincidir con la
escalera), el otro e construyó para respetar la simetría y está cegado,
encontrándose en su decoración un relieve del escudo de Cisneros y de dos
trabajos de Hércules (lucha contra el dragón en el Jardín de las Hespérides y
el León de Nemea) que simbolizan la lucha interior del Cardenal, dividido entre
el estado religioso y el civil. La última parte decorada de este cuerpo está en
las pilastras, en las que es posible encontrar una figura de una mujer desnuda
o la cabeza de un mongol, con su barba y pelo largo.
En el piso
intermedio destaca la ventana sobre la puerta de acceso, la cual daba a la
Biblioteca. Como este lugar era un centro del saber la biblioteca se
consideraba el corazón del mismo y, por ello, recibió la mayor de las
decoraciones. Un medallón con la imagen de San Ildefonso de Toledo preside y
protege a la ventana por el lado superior, enmarcándose en dos escudos de
Cisneros. En los laterales, apoyados en los quicios de la ventana se sitúan dos
soldados de los tercios españoles; y, más exteriormente, dos excelentes figuras
de un par de gigantes agarrados a las columnas para mantener el edificio en
pie. La alegoría a las columnas de Hércules y a que se trate de Hércules parece
también bastante plausible. En la parte superior de esas columnas aparecen una
serie de calaveras que nos recuerdan la fugacidad de la vida.
A la izquierda se encuentra la ventana de
San Pedro (inconfundible medallón por portar las llaves del cielo), más
sencilla escultóricamente. Destacar aquí los relieves de los plintos de las
columnas, en las que vemos a Cupido alado sin venda y a Venus desnuda con un
paño, símbolos ambos del amor virtuoso. A la derecha se encuentra la ventana de
San Pablo, portando una espada y en los plintos existen relieves de la diosa
Minerva, con huso para tejer en uno y con las armas de combate en el otro. Son
símbolos de sabiduría lo que relacionado con los ángeles que rodean esta
ventana, portando cornucopias, nos sugiere la abundancia que son capaces de
proporcionar los estudios universitarios.
El piso
superior está configurado como una gran galería de ventanas en la que
destaca el enorme escudo imperial de Carlos V en la calle central. Varios
elementos nos confirman el nombre del dueño, como el águila bicéfala (símbolo
del imperio español y el Sacro Imperio Romano Germánico), el Toisón de Oro
(Orden presidida por Carlos V), cruces de San Andrés (símbolo de la Casa de
Habsburgo) y las columnas de Hércules. A ambos lados del escudo, entre sendas
columnas, se disponen dos figuras mitológicas. A la izquierda está Perseo, con
la cabeza de Medusa en la mano, mientras que en la derecha se encuentra
Andrómeda, su esposa, la cual sostiene un pájaro en la mano. Por último, en el
tímpano del frontón sobre el escudo aparece una figura de Dios padre,
bendiciendo mientras protege el orbe terrestre con su mano izquierda. La
fachada se culmina con una gran cruz sobre la que caen guirnaldas con frutos
sostenidas por cuatro figuras, dos masculinas y otras dos femeninas. Simbolizan
el paso del tiempo, pues una pareja es joven y la otra anciana, y la cruz
representa el final de todo, siendo la vida eterna el premio a los creyentes.
Respecto a la galería de ventanas que se
abre a ambos lados del escudo imperial indicar que poseen un nudo franciscano
cada una de ellas. Se suele interpretar como los diez mandamientos de la
Iglesia, y son símbolo de que el rey está obligado a respetar las normas
terrenales (aunque sea investido de forma divina).
Por último, referirme a las gárgolas,
elemento típico del gótico y que aquí aparecen en 14 ocasiones. Sirven de
desagüe y simbolizan la separación entre lo terrenal y lo celestial.
Existe la posibilidad de realizar una
visita guiada en la que nos van a explicar tanto la fachada como los diversos patios existentes en la
universidad.
De todos ellos el patio mayor, conocido
como de Santo Tomás de Villanueva, es el más importante. Su nombre se debe al
primer santo que salió de la universidad y se trata de una sucesión de arcadas
en tres pisos donde los arcos rebajan su tamaño por motivos de perspectiva,
evitando el efecto rascacielos. El patio de los filósofos es citado en la obra
el Buscón, de Quevedo, mientras el patio trilingüe, llamado así por acoger a
los estudiantes de latín, griego y hebrero, es de estilo renacentista y su
aspecto está algo desmejorado al haberse perdido la balaustrada superior.
El último punto importante que veremos en
la visita es el Paraninfo, la sala
en la que todos los días 23 de abril los Reyes entregan el Premio Cervantes de
Literatura Española. Aquí os explicarán el complicado ritual por el que debían
pasar los alumnos para aprobar los exámenes finales. Además de tener que
contestar correctamente a las preguntas que les formulaban debían aguantar la
presión del público asistente, el cual se divertía insultándolos y
desconcentrándolos.
Alcalá de Henares guarda muchas más
sorpresas en su interior, pero creo que para una salida dominguera ya os he
dado una buena paliza, ¿verdad?
Para consultar horarios de los monumentos
os dejo la página de turismo de la ciudad: http://www.turismoalcala.es/
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