La pandemia de coronavirus que azotó a nuestra
sociedad en este año 2020 ha provocado numerosos cambios en nuestro día a día,
siendo uno de los más evidentes el uso continuado de mascarillas o los
confinamientos continuados, más o menos rigurosos, de una parte importante de
la población.
Sin negar la evidente necesidad del uso de mascarillas,
si debemos considerar diferentes problemas oculares que nos puede provocar su
utilización continua. Igualmente, resulta importante conocer tanto las ventajas
como los inconvenientes de usar gafas o lentillas a la hora de protegernos ante
el coronavirus.
En este primer post voy a tratar las dos cuestiones
anteriores, dejando para otro artículo los problemas que ha provocado el
confinamiento riguroso de la población. ¿Os animáis a descubrir un poco más de
este tema?
Problemas derivados del uso de mascarillas
Las mascarillas se han convertido en un nuevo
complemento de nuestro vestuario cada vez que salimos a la calle.
Imprescindibles para proteger a los demás de posibles contagios, también tienen
una evidente (aunque menor) capacidad protectora para las personas que la utilizan.
Pero su uso continuado durante largas horas, tanto en
nuestro horario laboral como, luego, en nuestro tiempo libre (ir a comprar,
durante cualquier paseo…) ha supuesto, para muchas personas, un efecto
contraproducente en sus ojos.
El más evidente y que más consultas remiten los
oftalmólogos es el inicio o empeoramiento (si ya se sufría) del síndrome de
ojo seco1. En efecto, muchos pacientes refieren sentir en sus
ojos la sensación de tener un cuerpo extraño, lo que les genera picor, escozor,
lagrimeo, fatiga ocular e, incluso, visión borrosa intermitente.
La explicación de este problema es muy sencilla.
Cuando respiramos con una mascarilla, gran parte del aire que exhalamos se
dirige hacia la parte superior de la mascarilla y sale con dirección a los
ojos. Este efecto molesto lo conocen muy bien los usuarios de gafas, pues
sufren el empañamiento incómodo de sus lentes oftálmicas.
Además de lo anterior, ese movimiento de aire
ascendente incide sobre la superficie ocular, provocando la evaporación de la
lágrima y, por consiguiente, la sensación de cuerpo extraño debido a la
sequedad de la parte externa de nuestros ojos. El efecto es muy similar al que
provoca un aire acondicionado o un día con mucho viento.
Las soluciones para mitigar este molesto efecto
consisten, en primer lugar, en ajustar la parte superior de la mascarilla lo
máximo posible. Esto resulta complicado en las mascarillas de tela, por lo
que muchos optan por fijar ese borde superior con algún tipo de adhesivo o
grapar los laterales de la mascarilla, a la altura de los mofletes, para crear
un conducto de salida para el aire que exhalamos.
Complementariamente, resulta muy importante limitar
el uso de dispositivos electrónicos con mascarilla (parpadeamos menos ante
ello y favorecemos la rotura de la película lagrimal) y no abusar del aire
acondicionado en entornos cerrados durante largos periodos de tiempo.
Además de lo anterior, si los síntomas aparecen o persisten
es recomendable utilizar lágrima artificial de manera puntual para tener
hidratada en lo posible la superficie ocular y evitar los molestos efectos del
ojo seco.
Si deseáis conocer más información sobre ojo seco
tengo publicado un artículo en este blog (aquí).
¿Son las lentes de contacto seguras?
Una duda que provocó la pandemia de coronavirus a los
usuarios de lentes de contacto fue el peligro que podían tener al usar sus
lentillas en la nueva normalidad.
Dado que el coronavirus se propagaba por el aire aprovechando
los aerosoles que exhalamos con nuestra respiración, en algunas ocasiones el
virus infectaba a los pacientes a través de los ojos, adentrándose en el cuerpo
a través de los ojos.
Diversos estudios2 confirmaron
la relación entre la conjuntivitis y el SARS-CoV-2,
confirmando tanto que puede considerarse un síntoma del coronavirus como que “los
ojos no son solo una de las puertas de entrada para que el virus ingrese al
cuerpo, sino también una fuente potencial de contagio”.
En efecto, el coronavirus es capaz de transmitirse a
través de las lágrimas e infecta nuestro organismo internándose en nuestro
sistema circulatorio a través de la conjuntiva ocular.
Según refieren los oftalmólogos, en torno al 20% de
pacientes afectados por coronavirus sufren conjuntivitis en algún momento
de la evolución de la enfermedad. Esta conjuntivitis es similar a cualquier
otra conjuntivitis vírica, siendo bilteral, con enrojecimiento de ojos, pero
sin dolor ni legañas.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, muchos
pacientes de lentillas comenzaron a tener un miedo razonable a usar lentes de
contacto por la mayor posibilidad de contagiarse de coronavirus por la vía
ocular.
Ahora bien, los laboratorios de lentillas se
lanzaron rápidamente a proteger su producto explicando que el uso de lentes de
contacto no favorecía, de ningún modo, los contagios. Para ello esgrimieron
varios razonamientos que podemos resumir en tres puntos3:
Uno de los miedos de los pacientes es la contaminación
de las lentillas con coronavirus y el paso al ojo a través de ellas. Pero este
miedo resulta del todo infundado. En primer lugar, si el contagio se produce
por vía aérea, llevar o no lentillas será indiferente para el contagio, que
se produciría del mismo modo. En segundo lugar, resulta complicado que unas
lentillas contaminadas lleguen al ojo, pues además de la higiene personal
imprescindible para manejar las lentes, los líquidos de limpieza y
mantenimiento de las lentillas han demostrado una gran capacidad para eliminar
el virus de la superficie ocular. En este sentido se ha demostrado que la
limpieza con líquidos de peróxido de oxígeno resulta altamente eficaz contra el
coronavirus, puesto que este virus es capaz de sobrevivir hasta cinco días en
la silicona con la que están fabricadas la mayoría de lentillas actuales.
La limpieza en la manipulación de las lentes de
contacto resulta imprescindible en todo momento y fundamental en la nueva
normalidad en la que nos vemos inmersos. Aunque muchas personas creen que el
lavado de manos con jabón no elimina todos los microbios o virus esto es falso.
En el caso del coronavirus, la parte del virus que contiene el ARN está
rodeado de una membrana lipídica que se puede romper con agua y jabón. Y
para las personas más desconfiadas indicar que el etanol también se ha mostrado
muy eficaz para eliminar el coronavirus. Por tanto, una limpieza totalmente
segura contra el coronavirus consistiría en lavarnos con etanol primero y, a
continuación, hacerlo con agua y jabón para manejar las lentillas.
Un aspecto controvertido fue la
recomendación de utilizar lentillas antes que gafas teniendo en cuenta las
posibilidades de contagio. La razón esgrimida en estos
estudios se basaba en dos supuestos: el mayor número de días que el coronavirus
puede mantenerse en la superficie de una gafa (9 días en metal o plástico)
respecto a una lente de contacto (5 días en siliconas); y el diferente uso que
tenía cada solución óptica. Mientras que las lentes de contacto se manipulaban
una vez al día y con las manos limpias, las gafas se tocaban en numerosas
ocasiones a lo largo del día y no se limpiaban con la misma eficacia, pudiendo
de este modo ser focos de contagio al tocarnos la cara con los dedos infectados
tras tocar las monturas en varias ocasiones.
Sobre este último punto ha existido una
relativa polémica, pues numerosos profesionales alababan la capacidad de las
gafas como barrera contra el coronavirus, evitando la llegada del
mismo al ojo. No sólo ante los aerosoles que circulan por el ambiente, sino
evitando que nos toquemos los ojos involuntariamente, algo que solemos hacer
unas diez veces cada hora de media.
En este sentido cabe la pena destacar un estudio preliminar
realizado en el Hospital de Suizhou Zengdu4, próximo a Wuhan, foco inicial
de la pandemia, donde parecía haberse encontrado una relación causal entre el
uso de gafas y la protección frente al virus. Aunque los resultados debemos
mantenerlos aún como hipótesis de trabajo, dado lo escaso de la muestra
analizada, si nos debe advertir sobre la necesidad de proteger nuestros ojos
adecuadamente.
¿Qué debemos hacer: gafas vs lentes de
contacto?
Mi recomendación al respecto, como profesional de la
visión, y en base a los diferentes estudios mencionados, es la siguiente.
En primer lugar, todo el mundo puede utilizar tanto
gafas como lentes de contacto en su vida diaria. Las gafas, a pesar de su mayor
efecto barrera, no vamos a aconsejarlas como medio de protección ni como
obligación a la hora de utilizarlas en la calle.
Resulta adecuado utilizar gafas antes que
lentillas en situaciones en las que exista riesgo de entrar en contacto con una
persona que podría estar infectada de la Covid-19,
siendo los ejemplos más evidentes el personal sanitario o personas que trabajan
de cara al público y en estrecho contacto con el cliente o paciente. En el caso
de los óptico optometristas creo que resulta imprescindible la utilización de
gafas antes que lentillas dado el trato cercano que tenemos con un gran número
de personas.
El uso de gafas tiene como necesidad complementaria la
adecuada limpieza de las mismas, pues las partículas adheridas a ellas pueden
suponer un foco de contagio añadido si no se realiza una limpieza adecuada con
agua y jabón.
Dicho lo anterior, las lentillas también pueden
utilizarse por los sanitarios siempre y cuando se tomen medidas complementarias
de protección, como utilizar máscaras o gafas de protección.
Para el resto de personas que no tienen una relación
estrecha con muchas personas o pacientes, el uso de lentes de contacto no tiene
porqué estar desaconsejado. Ahora bien, vamos a tener en cuenta estos tres
consejos:
-
A la limpieza habitual de las manos con
agua y jabón antes de manipularlas, yo añadiría un lavado desinfectante previo
con etanol.
-
Además de lo anterior, en el caso de
lentes de contacto quincenales, mensuales, trimestrales o anuales (es decir,
que necesitan un mantenimiento de limpieza), cambiaría la solución de limpieza
habitual por una que contenga peróxido de hidrógeno, pues es la manera más
eficaz de eliminar una posible infección de la lentilla por coronavirus.
-
Y como mejor alternativa está el cambio al
uso de lentes de contacto desechables diarias, las cuales tienen como principal
ventaja para el usuario poder estrenar una lente nueva todos los días y evitar
tener que esterilizarla durante la noche para poder usarla al día siguiente.
Por último, un consejo final para evitar en lo
posible los contagios de coronavirus. Las medidas más eficaces que podemos
tener frente al coronavirus son, por orden de efectividad:
-
Mantener el distanciamiento social
con el resto de personas ajenas a nuestro entorno familiar más estrecho.
-
Protegerse adecuadamente
con el uso de mascarillas y gafas cuando el distanciamiento es imposible.
-
Mantener una cuidada higiene
con jabón y geles hidroalcohólicos, evitando tocarnos la cara o las mucosas con
las manos contaminadas.
¡¡¡¡¡¡¡Esta batalla la vamos a ganar!!!!!
Bibliografía:
1. Moshirfar
M, West WB Jr, Marx DP. Face Mask-Associated Ocular Irritation and Dryness.
Ophthalmol Ther. 2020;9(3):397-400. doi:10.1007/s40123-020-00282-6
2. Diversos
estudios han confirmado la relación entre coronavirus y conjuntivitis, siendo algunos
de ellos los siguientes:
-
Xie, H., Jiang, S., Xu, K. et al.
SARS-CoV-2 in the ocular surface of COVID-19 patients. Eye and Vis 7, 23
(2020). https://doi.org/10.1186/s40662-020-00189-0
-
Francesca Colavita, Daniele Lapa, et al. SARS-CoV-2
Isolation From Ocular Secretions of a Patient With COVID-19 in Italy With
Prolonged Viral RNA Detection. Annals of Internal Medicine, August (2020). https://doi.org/10.7326/M20-1176
3. Fadel,
Daddi. Cuatro razones por las cuales el uso de lentes de contacto no es un
problema con COVID-19. Review of cornea and Contact Lens. April, 2020. En la Gaceta
Óptica, Nº558, mayo, 2020.
4. Zeng
W, Wang X, Li J, et al. Association of Daily Wear of Eyeglasses With
Susceptibility to Coronavirus Disease 2019 Infection. JAMA Ophthalmol.
Published online September 16, 2020. doi:10.1001/jamaophthalmol.2020.3906
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