En el año 2007, el primer ministro polaco,
Jaroslaw Kaczynski, afirmó lo siguiente: “Estamos
dispuestos a morir por la raíz cuadrada”.
Esta frase debemos contextualizarla en la
polémica existente en aquellas fechas a la hora de fijar los votos que
dispondría cada país en el Consejo Europeo. Polonia rechazaba la propuesta
europea de adopción de acuerdos por mayoría calificada en el consejo (55% de
Estados y 65% de población), pues opinaba que así se beneficiaban países muy
poblados como Alemania. Su propuesta, en cambio, abogaba por atribuir el número
de votos en función de la raíz cuadrada del número (en millones) de habitantes
de cada Estado, lo que supondría restar el peso de decisión de los Estados más
poblados.
La insistencia polaca determinó que, en el
acuerdo cerrado el 23 de junio de 2007
por los jefes de Estado europeos, la propuesta sobre el nuevo sistema de
votación de la Constitución Europea no fuera utilizada antes del año 2014.
Pero no quería aburriros con la
desesperante burocracia europea. Resulta que la frase del primer ministro
polaco, aunque muy grandilocuente no expresada de manera literal, me recordó a
un personaje histórico que si falleció debido a una raíz cuadrada. ¿Conocéis a
este matemático?
Vamos a retroceder a la antigua Grecia. En
concreto al siglo V a.C., momento en
el que vivió un matemático de bastante fama en su época, Hípaso de Metaponto.
Este antiguo italiano, pues nació en
Metaponto, ciudad griega de la Magna Grecia situada en el Golfo de Tarento, al
sur de la Italia, fue un admirador del famoso Pitágoras, el pro muchos
considerado el primer matemático de la historia. Tal fue su admiración por este
personaje que integró el grupo de los
pitagóricos y se destacó como uno de sus mejores miembros.
Para los pitagóricos los números eran el principio
de todo. Todas las cosas existentes en el mundo eran, en esencia, números. Diógenes
Laercio nos dejó la particular cosmología
pitagórica en su obra Vitae philosophorum, VIII, 15: “El principio de todas las cosas es la mónada
o unidad; de esta mónada nace la dualidad indefinida que sirve de sustrato
material a la mónada, que es su causa; de la mónada y la dualidad indefinida
surgen los números; de los números, puntos; de los puntos, líneas; de las
líneas, figuras planas; de las figuras planas, cuerpos sólidos; de los cuerpos
sólidos, cuerpos sensibles, cuyos componentes son cuatro: fuego, agua, tierra y
aire; estos cuatro elementos se intercambian y se transforman totalmente el uno
en el otro, combinándose para producir un universo animado, inteligente,
esférico, con la tierra como su centro, y la tierra misma también es esférica y
está habitada en su interior. También hay antípodas, y nuestro ‘abajo' es su
‘arriba'”.
Los pitagóricos explicaban todo el
Universo con números. Pero con unos números muy concretos: los números
naturales (esos que se utilizan para contar elementos: 1, 2, 3…). Y, por
supuesto, también con las fracciones de los mismos. Es decir, concebían
únicamente la existencia de números racionales.
Todo parecía tener sentido en esta teoría
hasta que Hípaso de Metaponto se propuso descubrir el siguiente problema
matemático: medir la diagonal de un
cuadrado utilizando el lado como unidad de medida.
Hoy en día sabemos que la solución a este
problema es √2. Para aquellos que olvidaron los conceptos matemáticos más
elementales de la educación primaria recordaré que la raíz cuadrada de un
número X es aquel número Y
que al ser multiplicado por sí mismo da como resultado el valor X.
Un ejemplo de ello sería que la √9 sería 3
(3x3=9).
Como escribía antes, Hípaso de Metaponto
no sólo descubrió que la solución a su
problema era la √2. Sino que, y esto era lo más importante, el resultado de
esta operación no es periódico, pues no aparece en ningún caso un periodo como
en los números racionales.
Ignoro el número de decimales que logró
averiguar Hípaso de Metaponto pero aquí os dejo la aproximación con 65
decimales: 1,41421356237309504880168872420969807856967187537694807317667973799.
El descubrimiento
de los números irracionales, aquellos que no pueden ser expresados como una
fracción y su expresión decimal no es ni exacta ni periódica, ponía en duda toda la arquitectura
filosófica pitagórica. La geometría y la aritmética se rompieron en mil
pedazos, pues la pretendida proporcionalidad aritmética no era real.
En la antigua Grecia este tipo de
complejas operaciones matemáticas no eran algo común entre la población, la
mayoría de ella analfabeta. Por lo que los pitagóricos decidieron, en un primer
momento, ocultar la existencia de este tipo de números irracionales al resto
del mundo. Algo a lo que no estaba dispuesto nuestro particular protagonista.
Por tanto, ni corto ni perezoso, Hípaso de Metaponto difundió la existencia
de este tipo de números fuera del grupo pitagórico. Y claro, el escándalo
fue mayúsculo.
A partir de aquí la historia se confunde
con la leyenda. Unos textos dicen que Hípaso de Metaponto murió ahogado en
extrañas circunstancias; otros que fue el mismo Pitágoras el que lo arrojó al
mar ante la frustración de no poder rebatir su descubrimientos; en otros
podemos leer que los pitagóricos lo expulsaron y realizaron un simulacro de
funeral para indicar que para ellos estaba muerto; y, algunos, inciden en que
se suicidó debido a la vergüenza por su descubrimiento.
Sea como fuera, Hípaso de Metaponto fue el
primer matemático que murió debido a sus conocimientos en este ámbito
científico. Y, al contrario que Jaroslaw Kaczynski, este personaje si podemos indicar que murió debido a la raíz cuadrada.
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