domingo, 9 de agosto de 2020

Una escapada dominguera cerca de Madrid (XII): Las Cuevas del Águila


Hoy, en esta sección que se ha convertido ya en un clásico de este blog, voy a proponeros una divertida y relajante salida en la cercanía de Madrid para esos domingos calurosos en donde no sabemos cómo escapar de la ardiente ciudad.

En esta escapada voy a proponeros disfrutar de Naturaleza, de algo de historia y de un relajante chapuzón. ¿Os interesa el tema?

Vamos a empezar nuestro domingo con una visita a una de las cavidades kársticas más impresionantes y enormes de la Península: las Cuevas del Águila.


 ¿Cómo llegar?

Para llegar a las Cuevas del Águila debemos dirigirnos por la A-5 hasta Talavera de la Reina, momento en el que tomaremos la salida 123 hacia la carretera N-502 dirección Ávila.

Antes de llegar a la población de Ramacastañas existe una glorieta en donde debemos tomar la CL-501 dirección Candeleda y Puerto del Pico. Al poco os encontraréis con una isleta en donde girar 180º para tomar la carretera AV-P-708 que nos llevará a las cuevas.

El aparcamiento (con algo de sombra) está junto a un restaurante y tendremos que subir una pequeña cuesta para acceder a la entrada de la gruta y sacar las entradas (por si no las habéis sacado on-line previamente).

Os dejo el mapa:


¿Qué vamos a encontrarnos?

Se trata de una cavidad kárstica subterránea en donde el agua ha formado numerosas figuras con la disolución de la piedra caliza. Primero, las corrientes de aguas subterráneas formaron la cavidad, y más tarde, la continua filtración del agua de la superficie, cargada de CO2, disolvió el carbonato cálcico de la piedra y formó todo tipo de formas sorprendentes. Eso sí, de manera muy lenta: a razón de 1 cm cada 150 años. Por tanto, todo lo que vemos ha sido formado en millones de años.

Cuevas del Águila (Arenas de San Pedro, Ávila)

Como la visita es guiada, el encargado de conduciros a través de esta enorme cavidad os explicará tanto la historia de la cavidad como todos los espeleotemas (formas de las piedras) que existen en su interior.

Algo que aprecié notablemente fue la posibilidad de realizar fotografías sin flash, pues no es algo que permitan en otras cuevas. En nuestra mano está conservar este hermoso lugar natural fruto de la casualidad.

¿Cuándo fue descubierta la cueva?

Esta cavidad fue descubierta de forma casual, el día de Nochebuena del año 1963, por un grupo de cinco chicos que cazaban por los alrededores. Estos chavales se percataron que salía vapor de agua por un pequeño agujero de unos 60 cm de ancho. Y, ni cortos ni perezosos, excavaron un poco para hacer el agujero accesible y se metieron dentro para averiguar el misterio. Este vapor se producía por la diferencia de temperatura entre el frío exterior de diciembre y la temperatura constante de la cavidad, en torno a los 17ºC todo el año.

Los chicos entraron provistos de dos candiles y, tras gatear unos 50 metros, llegaron a la gran bóveda principal, un espacio de unos 10.000 m2, que es el conjunto de esta cueva. Se quedaron maravillados por lo que encontraron pero, como era esperable, también les entró el pánico cuando se les apagaron las luces y quedaron a oscuras. Apenas se habían adentrado en la cueva unos 15 metros pero a oscuras estaban totalmente perdidos. Tardaron 5 horas en salir y no me puedo imaginar la angustia que pasarían. Eran los primeros seres vivos que visitaban la cueva, pues durante milenios siempre estuvo inaccesible. Tras informar a las autoridades, las cuevas se abrieron al turismo el 18 de julio de 1964.

La salida de la cueva coincide con el agujero que abrieron los cazadores en 1963.

¿Cómo es la visita?

Ya he indicado que la visita es guiada. Los grupos se forman cada media hora y la visita dura unos 40 minutos. Se recorren unos 1000 metros a través de un camino de hormigón con barandillas, realmente cómodo y sencillo.

La visita a la cueva es muy cómoda y totalmente accesible

En ese camino vamos a recorrer, en un camino circular, la gran cueva de 10.000 m2, pues no se trata de una gruta con diversas cavidades, sino de una gran cavidad gigante.

Se trata de una gran bóveda de 10.000 m2

Sorprenden las numerosas estalagmitas (en el suelo) y estalactitas (en el techo) que podemos encontrar, cada una con su encanto particular. Dentro de las estalactitas, algunas son tan finas que se denominan macarrones.

Ejemplos de estalagmitas y estalactitas de la Cueva del Águila. Las áreas marrones son arcilla.

A la unión de una estalactita y una estalagmita se la denomina columna. Vamos a poder ver varias en el trayecto, teniendo algunas un grosor impresionante. Y el guía nos indicará que algunas presentan un corte limpio plano. Esto se debe a que, en algún momento del pasado, el suelo se movió unos centímetros y se rompieron algunas columnas (la unión de una estalagmita y una estalactita). En las que siguieron vivas el agua volvió a unir las columnas, creando unos engrosamientos que se denominan escudos.

Columnas de la Cueva del Águila: fracturadas y con escudos


El guía os va a ir mostrando diversas formaciones que nuestro cerebro identifica con objetos concretos de nuestro día a día. A los niños les encantará descubrir, una mano por aquí, una virgen por allá, y diversos animales (un rinoceronte, una tortuga, un águila, la cabeza de un toro…).

Arriba formación con forma de perro y abajo de rinoceronte

Dentro de las formaciones más bonitas de esta cueva destacar una que llaman la mazorca de maíz, por su evidente parecido, y una cortina casi translúcida que se encuentra cerca. Las fotos no hacen justicia a su belleza al natural.

Formación llamada mazorca de maíz y una cortina de las Cuevas del Águila

Otra de las formaciones más curiosas de esta cueva son las estalactitas exocéntricas, un espeleotema particular que tiene un crecimiento lateral (los científicos aún no saben la razón ni el mecanismo de ellas).

Ejemplo de estalactitas exocéntricas con crecimiento lateral en las Cuevas del Águila


La cuidada iluminación, el sonido del agua caer, y las preciosas imágenes que nos vamos a encontrar (las fotos no hacen justicia) hacen de esta visita una delicia para todos aquellos aficionados a la geología.

Para ver los horarios y reservar las entradas on-line os recomiendo visitar su web: http://cuevasdelaguila.com/visitas/

De manera general es de 10:30 a 13:00 h y de 15:00 a 19:00 h (18:00h en otoño e invierno). El precio de la entrada: 8€.


Tras visitar las cuevas vamos a dirigirnos a nuestro segundo punto del viaje: el Castillo de Don Álvaro de Luna.

Castillo de don Álvaro de Luna en Arenas de San Pedro


Este castillo se sitúa en la cercana localidad de Arenas de San Pedro y es uno de sus emblemas más conocidos. Llegar desde las Cuevas del Águila apenas nos supondrá un cuarto de hora.

Se trata de una fortificación palaciega construida en el año 1400 por el Condestable Ruy López Dávalos, con el objeto de mostrar su dominio de aquellos territorios. El carácter palaciego ya lo vemos en su disposición en pleno casco urbano y en un lugar de los más bajos de la localidad.

Su nombre proviene del matrimonio del condestable de Castilla con Doña Juana Pimentel, hija de Rodrigo Alonso Pimentel, quién en 1422 era el dueño del castillo tras el destierro de su original dueño. Álvaro de Luna apenas residió en este castillo, aunque sí lo hizo su esposa, denominada la “triste condesa” tras la decapitación de su marido en Valladolid el 2 de junio de 1453. De hecho, el castillo se suele denominar como el de la triste condesa en recuerdo de ello. Aunque según os explicarán en la visita de triste tenía muy poco.

Principales habitantes del castillo de Arenas de San Pedro

En este castillo nació, en 1461, don Diego Hurtado de Mendoza, III duque del Infantado, quién tuvo una dilatada influencia en la Historia de España de aquella época: se distinguió en la conquista de Loja con los RRCC durante la campaña de Granada y, posteriormente, apoyó a Carlos I de España contra la rebelión de los comuneros.

Tuvo la suerte de no verse destruido por completo ni por la ruina por abandono en el siglo XVII, ni por los incendios de la Guerra de Independencia o de la Guerra Carlista, en el siglo XIX. El escudo de armas de esta población es un castillo en llamas y posee la leyenda “Siempre incendiada y siempre fiel”. Como os contarán en la visita, este escudo se eligió a principios del siglo XX, pues el original era una casa en llamas, símbolo de los numerosos saqueos a los que se vio sometida la localidad en las guerras anteriormente indicadas. Pero una casa no atrae tanto como un castillo, ¿verdad?

En su historia de decadencia fue convertirlo en cárcel, cementerio durante el siglo XIX (lo que indirectamente logró que los propietarios lo cedieran al Ayuntamiento cuando se percataron de la ocupación muchos años después), e incluso se planeó construir aquí un Parador de turismo. Pero al final se ha convertido en sala de exposiciones y gracias al turismo aún puede verse en un estado muy decente.

Aunque de aspecto palaciego, conserva elementos propios de los castillos castellanos fortificados, como los paramentos de piedra de granito, las almenas, las torres circulares de 16 metros de altura en las esquinas, los matacanes o la típica torre de homenaje de planta cuadrada con entrada por la antigua primera planta.

Pero el alma palaciega la adivinamos en sus ventanas geminadas góticas, o en la posición de la torre de homenaje, con más de la mitad del cuerpo sobresaliendo del recinto amurallado. Fijaros al pasar en las bóvedas y arcos, que se sitúan en la transición del románico al gótico.

Hoy en día se puede visitar la plaza de armas: donde en otro tiempo se situaban diversas dependencias a su alrededor (cuadras, almacenes…), en diversos niveles, hoy se habilitó como escenario. Aunque el grueso de la visita es la torre de homenaje, donde la guía os explicará detalles del castillo y su historia. Y si lo visitáis con niños les tendrán una sorpresa que les va a encantar. La Torre de Homenaje se compone de una primera planta habilitada como sala de conferencias, otra superior con figuras de las personas que vivieron en este castillo y una última dedicada a un artista local.

Imágenes del Castillo de Arenas de San Pedro

La visita es guiada y tiene pases cada horas entre las 11 y las 14 horas. El precio es muy módico (3€) para la información que proporcionan y el placer de poder recorrer el castillo.

En la visita también se incluye un breve paseo por el Adarve, el camino sobre las murallas, desde donde poder ver unas vistas excepcionales de los alrededores, destacando la Sierra de Gredos.

El paseo por el adarve te proporciona vistas muy bonitas.

El gran monumento religioso de Arenas de San Pedro es la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Se trata de una iglesia del siglo XIV construida en estilo gótico, tal como delata su bóveda de crucería interior. La torre exterior es renacentista.

Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción en Arenas de San Pedro

Se trata de un templo pequeño pero muy agradable y espacioso, con tres naves donde la central es más ancha. De su interior destacar los frescos del ábside central o los altares dedicados a los patronos de la ciudad: San Pedro de Alcántara y la Virgen del Pilar de Arenas.

Arenas de San Pedro tiene muchos otros encantos históricos, como el Palacio neoclásico del infante de Borbón y Farnesio (hoy habilitado como sala de exposiciones), el Puente medieval de Aquelcabo, la Cruz del mentidero o el Santuario de San Pedro de Alcántara (visitable tanto el claustro como el museo sacro), pero los vamos a dejar para otra visita más pormenorizada.

Una vez realizadas nuestras visitas culturales principales toca descansar. Y nada mejor como disfrutar del agradable ambiente que existe en las piscinas naturales que existen en las afueras de Arenas de San Pedro.

Piscinas naturales de Arenas de San Pedro.

Se trata de un lugar de recreo con numerosas sombras en las que poder bañarnos (atención: agua muy fresquita) y comer en plena naturaleza o en el restaurante cercano. Hay un merendero enorme con sombra en donde permiten llevar tu propia comida y numerosas zonas verdes donde descansar y estar fresquito.

Como podéis comprobar, un plan muy variado y del gusto de toda la familia a menos de 2 horas de Madrid.

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