miércoles, 25 de marzo de 2020

Museos originales


Cuando visitamos una ciudad por turismo, una parte importante de nuestro tiempo lo dedicamos a la contemplación de los tesoros artísticos que poseen sus museos y pinacotecas. En todas las grandes ciudades existen este tipo de museos tan famosos como colosales. El Louvre en París, la National Gallery o el Museo Británico en Londres, o el Museo del Prado en Madrid son ejemplos señeros de ello.

Ahora bien, escondidos en diferentes ciudades existen museos, mucho menos conocidos, que sorprenden al visitante por la original propuesta de su colección. A lo largo de los viajes que he realizado me encontré con muchos de estos originales museos. Y hoy quiero daros a conocer algunos de los que me causaron mayor impresión. ¿Os apetece sorprenderos?


El Museo del Cómic (Bruselas, Bélgica)

Todos los que fueron niños en los años ochenta del siglo pasado conocían las aventuras de cómic de personajes como Tintín, Los Pitufos, Lucky Luke, Spirou o Asterix y Obelix. Y yo intento que mi hijo del siglo XXI vuelva a disfrutar con sus historias y a encariñarse con sus entrañables personajes.

¿Qué tienen en común todas aquellas historias gráficas? Pues que tienen una tradición belga y, como forma de honrar esa memoria, en Bruselas existe un Museo del Cómic  dedicado por entero a estos personajes inmortales.

El museo se encuentra muy cerca del centro de Bruselas, en la calle Rue des Sables 20, razón por la cual todos los que visiten la ciudad pueden realizar una parada técnica en este precioso y pintoresco lugar.

La manera de encontrarlo es muy sencilla. Tan solo debéis buscar la gran estatua de Tomás el gafe (Gastón).

El edificio en el que se ubica fue diseñado por Víctor Horta a principios del siglo pasado y es un bello ejemplo del Art Nouveau que existe en la capital belga. La fachada exterior, con amplios ventanales, y el interior, lleno de elementos que evocan a la naturaleza (como las barandillas de las escaleras) e iluminado con una cúpula de cristal, dan un contexto magnífico a la colección.



El patio interior del edificio sirve de distribuidor y nos dará la bienvenida el famoso cohete de Tintín y una gran farola que simula un precioso árbol.



La visita consta de diferentes partes diferenciadas. Comenzaremos descubriendo el origen del cómic, la más literaria de las artes plásticas.

Descubriremos, entre otras muchas cosas, que fueron los copistas medievales los que con sus miniaturas de textos sagrados inventaron las bases del cómic moderno (división del relato en cuadros, movimiento, primer plano, diálogos en filacterias…). Más tarde, la invención de la imprenta y la difusión del periódico permitirían que las historietas gráficas tuvieran una amplia y exitosa expansión.

Definiremos la palabra cómic: una sucesión de imágenes que forman un relato y cuyo guion está integrado en las imágenes. Y descubriremos su proceso creativo, desde que surge la idea hasta que el editor logra llevarla a la práctica. En las diferentes salas podremos admirar este proceso con objetos de trabajo originales, tales como el puesto del dibujante o el proceso de coloreado.

En la segunda planta vamos a poder observar maquetas y elementos pertenecientes a los diferentes cómics belgas más famosos. Por supuesto, una de las muestras más importantes es la dedicada a Tintín. No en vano, las historias de este reportero han sido traducidas a cuarenta idiomas y han vendido más de 140 millones de copias de sus cómics en todo el mundo.



Sobre Tintín aprendí un montón de cosas que no sabía. Por ejemplo, su personalidad neutral hace que cualquier espectador pueda conectar con él. Los rasgos de su cara son tan sencillos como inexpresivos, siendo el contenedor perfecto para las emociones de los lectores. Otra de las cualidades de Tintín para adquirir tal fama mundial es su capacidad para ser un personaje universal. Tintín puede ser cualquiera que lo lea.


También es el arquetipo de héroe que todos quisiéramos ser. En sus aventuras, llenas de persecuciones, intrigas, suspense y malvados, siempre está auxiliado por unos compañeros que le complementan a la perfección: el impulsivo y visceral capitán Haddock, el despistado profesor Tornasol, el avispado perro Milú, o los policías Hernández y  Fernández.

Por cierto, que resulta muy curiosa la traducción española de este par de cómicos agentes del orden. En francés se llaman Dupond y Dupont, y parece ser que son hermanos pues en Objetivo a la Luna añaden el apellido común Dupondt. Dupond es el que tiene el bigote recto, mientras que el de Dupont se dobla un poco hacia afuera. En cambio, en las traducciones españolas son confundidos sin ningún orden. Probablemente la intención de Hergé con la incursión de estos distraídos e ineficaces personajes fuera caricaturizar a un determinado tipo de funcionario, en todo idéntico al resto de sus colegas.

En el momento de su creación (1929), Tintín no tenía flequillo, una de las características más definitorias del personaje. Y eso nos hace ver que la idea original, si es buena, siempre puede mejorarse.

Otro de las series que voy a destacar es la de los Pitufos. Estos entrañables seres azules comenzaron como secundarios dentro de las historias de Johan y Pirluit, personajes creados por Pierre Culliford, conocido como Peyo. La primera vez que aparecieron fue en La flauta de los seis agujeros (1958). Luego tendrían más apariciones en esta serie, pero pronto se realizó su serie de comic propia. En 1959 se publicaría, dentro del comic de Spirou, la primera historia totalmente protagonizada por los pitufos en un cuadernillo coleccionable: Los pitufos negros relata como una epidemia causada por la mosca Bzz casi acaba con toda la comunidad. Desde entonces su popularidad fue en aumento hasta el día de hoy, en el que gracias a la industria americana se logró llevar a la pantalla de televisión y cine las aventuras de estos pequeños seres azules.



Otros personajes de infancia destacados que logré descubrir fueron, por ejemplo, Lucky Luke o Asterix y Obelix (aunque aquí la producción fue franco-belga). Igualmente existen exposiciones temporales y personajes de cómic invitados, como el caso, cuando yo lo visité, de los de Bola de Dragón. Qué ilusión abrazar a Goku.



Este museo posee también la mayor biblioteca de cómics y un centro de documentación accesible al público. Además, en el hall principal existe una maravillosa tienda en la que adquirir cualquier cómic de los personajes representados en el museo. Una ocasión única para llevarse un grato recuerdo a casa.


El Teatro-Museo Dalí (Figueras, España)

Existen muchos museos que están dedicados a difundir la obra de un artista. Igualmente, existen casas-museo en los que, además de las obras artísticas, podemos contextualizarlas en las viviendas que habitaron sus dueños. A bote pronto se me ocurren los ejemplos del museo de Picasso en Málaga y del Museo Sorolla en Madrid, respectivamente.

Ahora bien, ninguno de ellos os dejará tan sorprendidos y asombrados como el Teatro-Museo de Dalí. Algo lógico, por otra parte, tratándose de uno de los mayores representantes del surrealismo.

Se encuentra en pleno dentro de Figueras, en la plaza Gala-Salvador Dalí, número 5. Y a esta pequeña localidad de Gerona acuden al año más de un millón de visitantes para admirar esta joya artística, tanto en su continente como en su contenido.

El aspecto exterior del edificio no nos engaña lo más mínimo sobre lo que nos espera en su interior, un auténtico aturdimiento de nuestros sentidos. El edificio es característico e inolvidable debido a su aspecto de fortaleza roja en la que unos huevos gigantes semejan almenas, su decoración mural a base de panes de tres picos típicos de la zona, y su cúpula de esfera geodésica. Como dijo una vez Dalí: “Es evidente que existen otros mundos, eso seguro; pero, como ya he dicho muchas veces, esos otros mundos están en el nuestro, residen en la tierra y precisamente en el centro de la cúpula del Museo Dalí, donde está todo el nuevo mundo insospechado y alucinante del surrealismo”.



El edificio se denomina Teatro-Museo por haberse construido sobre las ruinas de un antiguo Teatro Municipal derruido, por un incendio, durante la Guerra Civil. Dalí fue quien supervisó personalmente las obras y decidió aprovechar los restos conservados para conferir a su museo un aspecto tan peculiar como insospechado.

El interior se divide en dos partes diferenciadas. Por un lado tenemos el Teatro- Museo propiamente dicho, en el que vamos a descubrir la obra personal del artista.

Nada más entrar, el antiguo patio de butacas del teatro se ha convertido en un patio al aire libre en el que destaca El Cadillac Lluvioso, un coche que perteneció al artista (fue regalo de Gala) y en el que por una moneda podrás ver llover en su interior. Unido a la barca amarilla que utilizaba Gala en Portlligat el conjunto es sorprendente.



Entrando en el museo vamos a quedar impresionados por el gran mural que nos da la bienvenida y por dos obras realmente evocadoras, el torero alucinógeno y Gala desnuda mirando al mar. Esta última composición tiene la particularidad de transformarse en el retrato de Lincoln si la observamos a unos 20 metros de distancia.



No quisiera destriparos los tesoros que guarda el museo por lo que sólo voy a nombrar lo más destacado de su interior. La Sala Mae West es una de las más populares y conocidas del museo. Se trata de una composición realizada a partir de una fotografía de la actriz. Dalí juega con la tridimensionalidad y realiza toda una habitación que cobra sentido al observarse desde un punto determinado. Los rasgos faciales de la actriz son utilizados como muebles de la decoración. De esta forma el pelo es usado como una cortina que se encuentra en la puerta para entrar a la estancia. Cada ojo de la actriz simula un cuadro enmarcado, la nariz toma la forma de una chimenea sobre la cual hay un reloj y, finalmente, la boca se convierte en un sofá. El fondo de la cara es pintado de rojo para la pared y en su parte inferior se simula el piso del cuarto. Sobre la barbilla, Dalí, pinta unas escaleras y decora el exterior del cuarto.



Dentro de las obras artísticas que atesora el museo destacan, según mi criterio personal, Leda Atómica, Galatea de las esferas, Autorretrato blando con bacón asado o Poesía de América-Los atletas cósmicos. También existe una amplia exposición de esculturas surrealistas e, incluso, las habitaciones en las que vivió Dalí durante sus últimos años (este lugar, además de museo, fue su residencia)


Este museo existe gracias a la loca extravagancia de Dalí quién se expresó, respecto a sí mismo, de la siguiente forma: “La única diferencia entre un loco y yo, es que el loco cree que no lo está, mientras yo sé que lo estoy”.

En la cripta que existe en el plano inferior del edificio está enterrado, contra su voluntad (todo sea dicho) el inusual Dalí, fallecido el 23 de enero de 1989.

La segunda parte de la visita requiere salir del edificio principal a la calle. Se trata de la visita a la colección de joyas realizadas por el artista, cuyas formas son tan surrealistas como bellas. Obras preciosas en igual material.



Y, por último, no os olvidéis entrar en la Librería Surrealista, una tienda de venta de recuerdos realmente original y en la que adquirir reproducciones de las mejores obras del artista.


El Museo del Cine (Turín, Italia)

Italia es un país que posee una gran tradición cinematográfica. Durante la primera mitad del siglo XX impusieron el denominado neorrealismo como reacción a la posguerra mundial, siendo  Roberto Rossellini uno de sus grandes artífices. Junto a Fellini y Antonioni fueron los grandes pioneros del despertar moderno del cine. Luego vendrían géneros por todos conocidos como los spaghetti western, cultivados con maestría por Leone. En la actualidad destaca el realismo crudo y desgarrador de metrajes como Gomorra. Y qué decir de la Mostra de Venecia, el festival internacional de cine por excelencia de Italia y con reconocimiento mundial. Todo ello justifica sobradamente la existencia de un museo dedicado a la historia del cine italiano e internacional.

El museo está situado en un edificio histórico icónico de la ciudad de Turín, la Mole Antonelliana. Este proyecto de sinagoga posee una cúpula característica cuya estructura se ha convertido en una referencia urbanística perfectamente visible. Fue erigida por el  arquitecto Alessandro Antonelli, de ahí su nombre. Su altura sobrepasa los 160 metros y ostenta el honor de ser  el edificio de ladrillo más alto del mundo que no está reforzado por una estructura de acero.


En el interior de tan bello edificio vamos a descubrir un museo realmente mágico para todos aquellos aficionados al séptimo arte. Lo original de la exposición es su peculiar disposición en espiral, articulándose en diferentes niveles expositivos que ofrecen continuos estímulos visuales.

La planta inferior está dedicada a la taquilla, a la cafetería-restaurante, a la librería, los baños y aquí está la entrada al ascensor panorámico. Se trata de un elevador transparente que atraviesa en vertical el centro del museo, llevándonos hasta la terraza panorámica, situada a 85 metros de altura, en tan solo 59 segundos. Si tenéis la suerte de que el tiempo os respete tendréis unas magníficas vistas de la ciudad y los Alpes.




Lo primero que visitaremos en el museo propiamente dicho es la llamada Arqueología del cine. Se trata de todos aquellos inventos que precedieron al cine, tales como los engaños ópticos, las sombras chinescas, cajas ópticas, linternas mágicas y dispositivos varios con las que crear la ilusión del movimiento. En todo momento vamos a encontrar tanto piezas originales como reproducciones con las que experimentar en primera persona. La interactividad de esta parte del museo es lo que más les gustará a grandes y pequeños.

A continuación, nos recomendaron ascender hasta la planta superior, en la que se muestra una original Galería de carteles cinematográficos. Para los muy cinéfilos será un placer encontrarse con esta sucesión de películas que muestra la evolución del cine y el gusto por las composiciones figurativas. El recorrido, en parte histórico, nos permitirá reconocer los diferentes estilos mundiales.

En la planta inferior vamos a descubrir otra de las zonas más divertidas. Se trata de la denominada Máquina del Cine, un lugar en el que nos mostrarán las diversas fases de la industria del cine: estudios de producción, la dirección, el guión, los actores, el vestuario, la escenografía… Organizado en pequeños sets o cubículos, en el recorrido se mostrarán diversos objetos originales de famosos personajes cinematográficos. Además, como actividades interactivas, vamos a poder experimentar la realización de diversos efectos especiales. Desde los más antiguos, como el efecto caída de George Méliès, hasta los modernos efectos digitales.

El corazón del museo es la denominada Aula del Templo. En ella destaca la Estatua del dios Moloch, proveniente de la película Cabiria, un péplum de 1914 obra de Giovanni Pastrone. Este espacio está concebido como como un área de exposición de los grandes géneros cinematográficos. Por ello, podremos pasear por decorados que reproducen un típico salón Western, una cueva llena de monstruos de terror clásicos, un típico café turinés, el interior de una casa que aquí definiríamos como “de cuéntame”, un laboratorio siniestro, una zona de ciencia ficción, una puerta con la huella dejada por el coyote al atravesarla cerrada… Todo os sorprenderá y os maravillará.

En el centro de esta sala existen una serie de butacones (chaise longues) desde la que poder relajarnos y asistir a la proyección de películas de montaje proyectadas en maxi pantallas: la primera es una selección de imágenes dedicadas a la época dorada del cine mudo turinés, mientras que la otra reproduce una de las mejores secuencias de baile del cine italiano, creada por Gianni Amelio. Y, de vez en cuando, las proyecciones se interrumpen para mostrarnos un sugestivo espectáculo de son et lumière sobre las paredes de la cúpula.


Por último, desde este hall principal podemos acceder a la denominada Rampa, un lugar dedicado a las exposiciones temporales. Como si de una película cinematográfica se tratara, la rampa se va desenrollando mientras ascendemos por la pared del edificio, teniendo como premio unas vistas impresionantes del museo.


Sin lugar a dudas una visita imprescindible en Turín y llena de encanto tanto para pequeños como mayores.

http://www.museocinema.it/en

¿Conocéis algún museo tan original como los anteriores?

P.D.: Mucho ánimo para todos los habitantes de Torino en esta crisis del COVID-19 y para el resto de personas afectadas por esta crisis sanitaria de consecuencias trágicas, especialmente en China, Italia y España.



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